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Su norma literaria es el realismo en el arte i en los episodios que describe, en los tipos i en las costumbres de la sociedad que pinta en sus cuadros i novelas. Damos una de sus poesías mas sentidas.

Confidencias

(A mi madre)

Aquí estoi, madrecita,

al pié de tu sepulcro arrodillado.
¡Bien me parece que tu voz me invita

para no separarme de tu lado!

Aquí estoi. ¿No me ves? ¿Ya no me escuchas?
¿Que no sientes, talvez, como palpita
mi corazon de padecer cansado?

Por Dios, responde! Mira que son muchas
las ansias de escucharte.

Tanto tiempo hace ya que estoi sin verte
que resuelto he venido para hablarte,
aunque sea a escondidas de la muerte.

Vengo a hablarte con la íntima terneza
con que me hablabas tú cuando, ante el lecho,
me hacias repetir la TU PUREZA,

juntándome las manos sobre el pecho.
¡Bendito tiempo aquel, cuando era niño
i en tu regazo amante me dormia
al arrullo feliz de tu cariño,

soñando con tus besos, madre mia!
Bendito tiempo aquel en que podia

jugar sobre tus faldas,

porque eran mis caricias infantiles
para tu frente maternal, guirnaldas.
Bendito tiempo aquel en que yo era
hombre de cinco abriles,

cuando alegre, como una primavera, cansado de correr, ya sin resuello, colgábame a tu cuello

para besarte mucho.

Todavía parece que te escucho......

¡tu voz!... la misma... llena de dulzura, que afanosa insistia

entre risas i abrazos:

-¿Me quieres mucho? Dime, creatura
I, abriendo yo mis diminutos brazos,
-¡Así tanto te quiero! respondia
con palpitante anhelo.

-¿Así no mas? ¡Es poco!

—Mas, mas..

-¿Cuánto?

—¡Ai, mamasita, yo te quiero tanto como de aquí, desde la tierra, al cielo!

¿Quién me dijera entonces que hoi vendria a regar tu sepulcro con mi llanto,

cuando entonces creia

que toda la existencia era un encanto?
¡Vana ilusion de niño! No te asombre,
Vana ilusion que, si perdura un dia,
desvanecer se sienie

en cuanto el niño se convierte en hombre.
¿Qué es la vida? Una terrible caminata
en que todo viajero se equivoca,
pues siempre al fin de la jornada ingrata
con los zarzales del camino toca.
Jornada que se empieza alegremente
i nos deja, a medida que se avanza,
llanto en los ojos, hiel entre la boca
i trémulo, muriéndose en la frente,
el último fulgor de la esperanza.

Aquí estoi. Bajo el peso de mi duelo,
medio muerto de frio i de tristeza,
mientras riego de lágrimas el suelo,
doblego pensativo la cabeza.

¿No me ves? ¿No me escuchas, madre mia?
Sí. Me ves i me escuchas desde el cielo.
Otro ánjel de la Guarda tengo ahora
que habrá de custodiarme noche i dia.
Implora a Dios por mí, que cuando implora
la madre por el hijo, Dios escucha:
díle que sufro, que mi pena es mucha,
i ruega por mi hermana................

¡Si vieras cuánto llora

en esta larga noche sin mañana!

Te pido mas, aun. Ruega por élla,
por la que tú, sin conocer, querias,
solo porque sabías

que la adoraba yo..... Ruega por élla!

Adios, mi madrecita. Mas no sigo turbando de tu sueño la honda calma. Me voi. Pero contigo

aquí se queda la mitad de mi alma.

JAVIER VIAL SOLAR

Publicista, diplomático i abogado, ha actuado en las letras i en la representacion internacional del pais. Ha sido Ministro Diplomático i Enviado Estraordinario de Chile en el Perú.

Ha publicado diversas obras como las Pájinas Diplo máticas, en cuyo libro estudia el plebíscito de Tacna i Arica.

Su notable obra, de historia i comentarios de derecho público internacional Tratados de Chile, lo ha pre

sentado como un tratadista de ámplios conocimientos i de espíritu estudioso, espansivo e investigador.

Analiza en los Tratados de Chile, el período colonial i el de la independencia, esponiendo juicios históricos mui avanzados con relacion a los grandes caudillos de la revolucion americana.

Reproducimos la introduccion de esta obra tan interesante como bien escrita.

La Independencia de América

FACTORES ESTERNOS

Durante tres siglos, el reino de Indias, se pobló, desarrolló i progresó dentro de este órden político, económico i relijioso, gobernado, más que por la autoridad superior del monarca de Castilla, por el respeto que su lejana, sagrada i omnipotente persona inspiraba a la poblacion educada por las enseñanzas de la escuela i de la relijion bajo el sistema de la obediencia pasiva i sin reservas, contra la cual toda falta era crímen de traicion i ofensa i ultraje a la conciencia cristiana.

Pero, andando el tiempo, repartida la instruccion sobre los verdaderos deberes políticos i sociales, hubo de relajarse mas de algun tanto entre las clases superiores de la sociedad aquel respeto ciego a la autoridad del soberano. Desarrollada la riqueza pública i privada, hubo de sentirse contrariada por las enormes cargas que sobre ella pesaban, i ofendida por los monopolios i privilejios que cortaban su vuelo. Pervertido el personal administrativo i reo de abusos i extorsiones, entre sus subordinados hubo de provocar tremendas resistencias. I andando el tiempo, como decíamos, este órden político,

económico i eclesiástico, llegó a excitar en su contra violenta oposicion de parte de los sometidos a él. que habria de preparar un cambio asi en los senti mientos como en las ideas de la sociedad.

Al finalizar el siglo XVIII, la América sentia ya en si misma la conciencia de su fuerza i alentaba los brios de la mocedad para resistir a la injusticia de los procedimientos que detenian su progreso, para reclamar de ellos ante la Corona o demostrar e descontento contra los ajentes de ésta que abusabai de mil maneras de su posicion oficial. Habia ya u jérmen de rebeldia contra el dogma de la soberani absoluta, contra la sumision incondicional en est conciencia de la propia fuerza i en estas manifesta ciones de descontento. I si no se remediaban los males que padecia i si se desoian sus quejas primero i sus protestas en seguida, el principio revolucio nario hacia su camino sordo i misterioso en los espíritus. La lei de la justicia natural que demanda por la fuerza lo que la razon no le concede, hacía ya presentir a los americanos que mas allá de su triste condicion presente, habia un órden de equidad, dentro del cual podian prosperar sus intereses i que dependia de ellos mismos talvez alcanzar. El sentimiento de la independencia i del gobierno de si misma se abria, pues, camino en la sociedad, en la época a que nos referimos, aunque todavia como mera aspiracion i timidamente i como esperando que hechos extraños a su situacion normal vinieran a ayudarlo i encaminarlo hácia su objeto.

Pues bien, estos hechos vinieron, ya de fuera i por influencia lejana, aunque eficaz, ya por sucesos internos que dividieron la sociedad en partidos i bandos, enemigos los unos de los otros i cuya supremacía en la administracion habria de formali

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