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¡Caridad!

¡Anjel de caridad! Tiende tu manto
i préstale una ayuda hospitalaria,
a ese pobre infeliz que, en su quebranto,
la vida cruza como un triste paria,

Ese no tiene hogar: fortuna incierta
auyentó de sus hijos el enjambre;
i como ente fatal, de puerta en puerta,
va recitando la cancion del hambre!

¡Ese no tiene hogar i pide abrigo,
ese no tiene hogar i en vano clama!
¿No le oyes, Caridad? Es un mendigo
que busca proteccion i que te llama.

¡No desoigas su voz! Que tu palabra conmueva el corazon del que es pudiente; i con toda esa dádiva, haz que se abra algun nuevo hospital, para esa jente.

El rico no pretenda ornar sus sienes
con diadema de oro i piedras finas;
cuando Jesus, al pobre dió sus bienes
i coronó su frente con espinas.

Serena, 1908,

DON MARCIAL MARTINEZ

La ilustre personalidad intelectual del señor Marcial Martínez, es una de las mas eminentes de la República. En este pais donde, apesar de sus cortos años de vida independiente i soberana, han descollado notables pen

sadores i hombres públicos, por sus talentos i servicios esclarecidos, el señor Martínez ha culminado por sus altas cualidades de publicista, diplomático, orador, jurisconsulto i estadista, a la vez que como ciudadano de prestijio nacional.

Su nombre ha sido señalado por la opinion pública como un ciudadano digno de ocupar la majistratura suprema de la nacion.

Ha contribuido a la conquista i al desarrollo de los progresos alcanzados por el pais i sus instituciones en las letras, en la política, en la tribuna popular i parlamentaria, en la diplomacia i en el foro, esponiendo un caudal inmenso de ilustracion i cultura universal.

En la Galeria de Hombres Célebres i en el Club de la Reforma, en la prensa diaria i periódica, en el libro i el folleto, ha esparcido sus conocimientos i sus ideales de engrandecimiento nacional, dejando modelos literarios que imitar en la literatura i en la elocuencia.

Como representante del pueblo en el Congreso, diputado i Senador; como Ministro Diplomático en los Estados Unidos i en la Gran Bretaña, ha prestado al pais los servicios mas distinguidos i valiosos, levantando el prestijio de nuestra patria i de nuestra democracia.

Sus obras son diversas i sus escritos, de economia política i finanzas, de ciencia política i derecho público e internacional, le colocan a la altura de los primeros pensadores chilenos i americanos.

Ha dirijido asambleas de ciudadanos, en épocas trascendentales, buscando rumbos de buen gobierno i de correcta administracion, estatuyendo doctrinas i principios de libertad que sirven de norma a la juventud. Publicamos una de sus pájinas mas hermosas i ejemplares de filosofía del derecho i de la libertad.

La Teoría Liberal

I

La palabra libertad pertenece a la filosofía, i ha sido definida de muchas maneras, segun la escuela a que pertenece el filósofo i segun la latitud que cada cual presta al concepto moral de ese estado del espíritu del hombre. Ateniéndome a una de las definiciones corrientes, que mira mas a la política que

a la filosofía pura, libertad es el estado en que el individuo ejercita sus medios i facultades propios, ya físicos, ya morales, con libre albedrío, en su particular beneficio i en el de sus semejantes. La libertad es la antítesis de la esclavitud, del despotismo, de la tiranía, de la imposicion autoritaria de los poderes temporales o espirituales; i no está limitada sino por la libertad de los demas. El eterno principio de moral, de que no se haga a lo demas lo que no queramos que se nos haga a nosotros mismos, es la piedra angular en las aplicaciones de la libertad. Así se concibe que ella no sea un objeto o un fin, sino un medio, para alcanzar el desarrollo armónico de la humanidad, que es la felicidad del individuo, de la familia i de la sociedad.

Los filósofos distinguen la cuestion del libre albedrío de la libertad, que es mucho mas estensa.

No pienso tocar, ni de paso, la primera de esas proposiciones, que me conduciria a consideraciones abstrusas, como la del libre arbitrio. enteramente humano, la de la gracia, la fé relijiosa, el fatalismo, el monismo, que está tan de moda en Europa, i que no es otra cosa que la fé del sabio, basada en parte en la esperimentacion i en parte en las hipótesis racionales.

Esplicando la idea filosófica de la libertad, dicen muchos filósofos o simples espositores de los sistemas filosóficos, como los califica Unamuno, que la libertad consiste en preguntarse uno a sí mismo si todo lo que alcanza a percibir en el universo, i con lo cual tiene alguna relacion, directa o indirecta.sea el hombre, sea fuera del hombre, puede ser abarcado i comprendido en series determinadas. Los partidarios del libre albedrío admiten la existencia jeneral de la libertad, en su mas lata acepcion.

Los que limitan, i aun ponen en duda, el libre albedrío, raciocinan de esta manera: negando al hombre el libre albedrío, cabe, no obstante, admitir que todo no está necesariamente determinado en el universo; que hai algo, no solo continjente, sino aun libre, en el sentido relativo de la palabra, que es verdadero para todos. Lo continjente existe i todos lo sentimos i lo palpamos, sin que ello implique contradiccion con la libertad, ni conduzca al absurdo. Lo libre es mas, porque supone que lo continjente existe i que se pone al servicio de la voluntad del hombre.

La elucidacion de estas doctrinas me conduciria mui léjos; i no es mi ánimo filosofar, sea por cuenta propia o por cuenta ajena. En esta materia pueden hacerse numerosas referencias; pero, si se quiere solo conocer las difencias de las escuelas, bastaria leer, por un lado a Destartes i a Secretan (Filosofia de la Libertad). por otro a Santo Tomas, i por un tercero a Leibnitz.

Lo que nos interesa mas de cerca es la libertad política.

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El problema de esta especie de libertad consiste en conciliar la autonomía individual, con las condiciones de la vida social; que hai que hermanar, hasta donde sea posible, esos dos elementos, no es ni siquiera discutible. Publicistas abundan, que se denominan individualistas, que prefieren el desarrollo del individuo, ántes que todo; pero otros demuestran razonablemente que la independencia completa de dichos elementos implicaria su destruccion. Desde que la libertad del individuo es, en gran parte, el producto de la actividad social, es justo sujetarlo a

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