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engañosas declaraciones, la considera un verdadero delito, i al fin esclama, por boca de uno de los personajes:

«¡Cuándo, Dios Santo, cuándo vendrá el dia de la sancion social para tal crímen!»

LUIS THAYER OJEDA

Escritor i funcionario de Estado, ha prestado los mas eficaces servicios al pais en los cargos públicos que ha desempeñado.

Jóven aun, ha hecho una hermosa carrera en las labores de gobierno que se le han encomendado, formando la estadística i la base de defensa de las propiedades fiscales. Merced a un perseverante i laborioso trabajo de investigacion en los archivos oficiales, ha logrado formar un cuadro que representa millones de las propiedades del Estado en todo el territorio de la República.

Adicto a las letras, tanto en la historia como en la literatura, ha cultivado con esmero la tradicion, la leyenda, la jenealojia i la cronolojia nacionales.

Ha publicado una série de importantes libros de historia chilena, que lo señalan como un ilustrado investigador, entre los que citaremos los titulados: Familias Chilenas, Diccionario Histórico i Etimolojico de los apellidos radicados en Chile, Orijen de los Vicuñas, Navarros i Vascongados, y otros de la misma índole. Su colaboracion ha sido amena i copiosa en las revistas literarias i en la prensa diaria, como La Tarde, Los Lúnes, La Revista Ilustrada i otras publicaciones acreditadas del pais. Con el pseudónimo de Luis de Bohemia i otros nombres sujestivos, ha publicado numerosas leyendas de la mas delicada sentimentalidad, con esa espresion emocionante de las pajinas de la literatura alemana, llena de ternura esquisita.

Es, así mismo, un artista consumado como dibujante en-heráldica i compositor musical, habiendo editado la Casa de Otto Beker su Ave Maria i su bello valse español Amor Secreto, bajo el pseudónimo de Osprey. Copiamos una de sus leyendas históricas de la independencia.

El Capitan Rafael de Anguita

I

Corria el año de 1802 cuando un gallardo teniente de dragones unia su suerte a la de una hermosa e intelijente dama de la vieja aristocracia penquista, recibiendo la bendicion nupcial en la iglesia Catedral de Concepcion en presencia de una concurrencia compuesta de lo mas selecto de la sociedad de aquel tiempo.

Compacta multitud de curiosos se agolpaba a la puerta principal del templo, en el momento en que los contrayentes bajaban la graderia seguidos de los numerosos asistentes a la ceremonia, una de las mas fastuosas que hasta entónces viera la altiva ciudad

del Bio-Bio.

De pronto un jóven lujosamente vestido de negro, cuyo semblante demacrado revelaba un conjunto de emocion i sufrimiento, avanzó, abriéndose paso por entre la masa de espectadores, llevando fijos sus ojos encendidos en la feliz pareja.—¡Juro vengarme! dice al oido del novio en voz baja i cavernosa, en quien produce esta frase siniestra una impresion terrible que se manifiesta claramente en la palidez súbita que ha cubierto su rostro.

II

Dias despues, hacíanse en la ciudad los mas variados comentarios con motivo de la presencia de un misterioso individuo embozado en larga capa española que, con paso incierto i al parecer con el ánimo ajitado por una preocupacion constante, se

paseaba entrada la noche por la desierta calle de San Agustin, en las inmediaciones de la plaza.

En cierta ocasion en que la atmósfera cargada de densas nubes presajiaba una próxima tormenta, vigorosos i repetidos golpes dados a la puerta del zaguan de la casa del acaudalado vecino don Juan Henríquez, despertaron sobresaltados a sus tranquilos moradores.

Era la ronda de alguaciles que habia encontrado casi exánime, con una profunda herida en la espalda a un jóven militar, en quien reconocieron al teniente de dragones don Rafael de Anguita, deudo de la familia Henríquez.

Al siguiente dia, el individuo de la capa a quien la poblacion entera señalaba como culpable, habia desaparecido sin dejar huellas que pudiera indicar su paradero.

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Sobrevino la revolucion emancipadora con sus alternativas de victorias i derrotas para las armas patrictas, en que tan presto se creia sacudida para siempre la sujecion a la corona de España, como perdidas todas las consoladoras esperanzas de soberania i libertad.

El próximo arribo de un ejército realista a Talcahuano, donde el coronel Ordoñez se habia fortificado eficazmente con los restos del ejército salvado en Chacabuco, tenia, con sobrada razon, consternados a los patriotas i especialmente a los pobladores de las ciudades del sur.

Fué entonces cuando el Director Supremo, don Bernardo O'Higgins, dispuso que todos los habitantes de Concepcion abandonaran sus propiedades i se establecieran aquende del Maule.

«La patria, decia, exije de vosotros este gran sacrificio. El enemigo no debe hallar en su tránsito mas que un desierto, casas sin pobladores, campos en sin sembrados i sin ganados».

Mas de cincuenta mil personas de todas edades i condiciones abandonaron la provincia con lágrimas en los ojos, pero sin dejar sentir una sola palabra de murmuracion al llamado que en nombre de la patria se les hacia, ni aun durante la triste jornada en que, bajo un sol abrasador de Enero, soportaron las mas duras privaciones i las hostilidades de audaces guerrillas realistas que solo retrocedian despues de encarnizados combates.

IV

Una avanzada, cuya mision era llegar a todo trance a Talca, desde su salida de Concepcion habia sido acometida tenazmente por una montonera que le disputaba el terreno con una obstinacion comparable al valor que desplegaban los asaltados para rechazarla.

Próximos ya a Chillan, una inmensa polvareda hizo pensar a los espedicionarios en un nuevo combate que no demoró en presentarse, pues, momentos mas tarde la banda de montoneros, considerablemente reforzada, caia como avalancha sobre los patriotas que inútilmente se defendieron con heroismo i bravura, porque, agobiados por el número, cayeron todos, cubrieron el ensangrentado suelo con sus cadáveres.

En medio de la espantosa refriega en que cada golpe equivalía a un combatiente ménos, una voz siniestra repetia a cada instante:

—No maten a Anguita.

Cuando el valiente oficial vió a los suyos muertos o heridos, se lanzó desesperado en medio de sus enemigos, repartiendo golpes a diestra i siniestra, hasta que, muerto su corcel i rendido por la fatiga, tuvo apénas fuerzas para quebrar su espada ántes de entregarse prisionero.

V

Hasta la tarde que siguió a este sangriento combate, el bravo militar sufrió sin quejarse las mas groseras injurias i los mas atroces martirios de parte del jefe montonero, quien, viéndole ya moribundo, lo hizo arrojar atado de pies i manos al rio Ñuble, cuyas aguas le dieron eterna i piadosa sepultura.

La víctima era el capitan de Dragones de la Patria, don Rafael de Anguita, el mismo que dieciseis años ántes caia herido a traicion en una de las calles de Concepcion, dias despues de su matrimonio con doña Josefa Henríquez; i su verdugo, el del juramento siniestro, el de la puñalada traidora, el tenaz guerrillero era el sanguinario Cuchillero, que recuerdan todavia con horror los campesinos del Ñuble al Bio-Bio.

El juramento estaba cumplido; pero la injusticia de una venganza clamaba al cielo.

Cuatro años mas tarde era fusilado por la espalda en las inmediaciones de Los Anjeles, el tristemente famoso Cuchillero, conocido en un tiempo por la alta sociedad de Concepcion por su verdadero nombre de don Juan de Contreras, hasta el dia en que el odio le lanzó per la senda del crímen.

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