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La literatura propiamente chilena ha sido el fruto espontáneo i jenuino de la emancipacion política.

Desde los primeros momentos que ajitaron la opinion, en las clases altas del pais empezaron a producirse trabajos literarios de carácter revolucionario, que nacieron, nó de pensadores estraños a los sucesos del dia, sino de individuos destinados a ejercer considerable influencia en los trastornos públi

COS.

La literatura adquirió entónces todas las cualidades de un organismo lleno de vida, i alcanzó pronto una existencia independiente, sobre todo desde la publicacion de La Aurora de Camilo Henriquez.

El Catecismo Politico-Cristiano, firmado por el seudónimo José Amor de Patria, primera obra de aliento de este período, fué compuesto hace ya cerca de cien años.

Desde la fecha gloriosa en que apareció este escrito venerable las prensas chilenas han dado vida a algunos centenares de libros que no perecerán, a numerosos diarios i revistas que siempre serán leidos con interes, a inspirados versos de armónico ritmo i a piezas dramáticas de arte i de verdad.

Parece, pues, haber llegado el momento de que se piense en escribir la historia literaria de esta segunda época.

Copiosos materiales han sido ya reunidos i solo falta la pluma encargada de dar forma a la obra.

CARLOS A. GUTIERREZ

Poeta de inspiracion vígorosa, ha cantado a la naturaleza i a la vida con tierna vibracion de idealidad. Habiendo cursado la ciencia de la medicina, en la

que se palpan todas las flaquezas de la condicion huinana, no se ha dejado invadir por el materialismo i ha seguido con entusiasmo su hermosa jornada de soñador del arte i la armonia de la belleza. Ha viajado por el Viejo Mundo, en pos de la verdad científica, de la amarga realidad de la esperimentacion, sin olvidar su amor por la poesia consoladora que llena de visiones seductoras su alma. Desde Alemania envió a Chile un bello libro de sus cantos, que editó en Leipzig con el título de Al Pasar, como ofrenda de honda consagracion a la patria literatura.

Ya, años antes, habia publicado su coleccion de poesias. Estancias, que le conquistó nombre distinguido en la intelectualidad de nuestro pais.

Publicamos su hermoso canto A la América.

A la América

Oh, América, mui léjos de tu cielo,
de tus bellas, altísimas montañas,
mui lejos de tu mar i de tu suelo
testigos de perínclitas hazañas,
mi pensamiento su esforzado vuelo
tiende hácia tus idílicas cabañas
i va a decirte con acento rudo
mi vibrante, patriótico saludo.

Ayer no mas te alzabas a la vida
de noble ardor al fulgurante beso
i se unia a tu sangre enardecida
la sávia fecundante del progreso,
hoi por rudos esfuerzos combatida
sufres aun del batallar el peso,
mas adorna tu frente pura i bella
de santa libertad la blanca estrella.

Todo es hermoso en tí, todo engalana

con natural encanto tus confines
recuerdas tú del mundo la mañana

del Eden en los májicos jardines;

te aclama el ancho mar cual soberana,
te ciñen rosas, mirtos i jazmines
i del ardiente trópico en las calmas
te coronan bellísimas las palmas.

Se alza el coloso allá de vida lleno, tú en sacro ardor de actividad le abrazas i en horizonte espléndido. sereno los mas jigantes círculos le trazas; allá en tu grande, majestuoso seno cobran vigor de juventud las razas. i en el trabajo material fecundo pasma de intensa admiracion al mundo.

Al blando halago de tu mar rugiente miro la larga, la angostada tierra, patria del corazon, límpida fuente de cuanto bello la Natura encierra; i bajo el fuego de tu zona ardiente veinte naciones mas de sierra a sierra i en rio como mar cual se retrata la soberana del undoso Plata.

Voz misteriosa dícete: ¡Adelante! un alto fin lo porvenir te muestra i en campo inmenso tu labor jigante te marca del destino la alta diestra. Tú sostendrás como esforzado Atlante grande armadura en colosal palestra i abriendo zanjas i tronchando vallas vencerás del progreso en las batallas.

¡Tuyo es el porvenir! Brillará el Arte bajo tus grandes alas protectoras

i del moderno Ideal el estandarte
la luz reflejará de tus auroras.

En tu seno tendrán firme baluarte
las sublimes ideas redentoras:

nada podrá estrechar tu gran proscenio,
ni dominar las ánsias de tu jénio.

¡Salve, América. Salve! Que sus dones
pródigo vierta Dios en tu regazo
i en tu sereno azul cien pabellones
al vigor se alcen de tu fuerte brazo;
que de tu sol al beso tus naciones
unidas siempre por estrecho lazo
entonen al arrullo de tus mares
de libertad i paz libres cantares.

Berlin, Enero 1.o 1905.

CARLOS SILVA VILDÓSOLA

Diarista i orador de ilustracion estensa, ha marcado un rumbo intelectual sobresaliente a su vida.

Se inició en la literatura, de la que ha hecho su brillante vocacion, como novelista, publicando en la Revista de Artes i Letras, su romance La Montaña, que fué reproducido en los folletines de El Chileno.

Habiendo ingresado en la redaccion de este diario popular, supo imprimirle una tendencia espansiva, i del mas vivaz nacionalismo, poniendo de relieve su personalidad de periodista espiritual i de estilo propio.

En este diario insertó su nueva novela Brisas de Mar. Durante los años de 1894 y 1900, colaboró en El Porvenir, de Santiago, i El Pais, de Concepcion.

En 1900 dió, en una velada de la Asociación de la Prensa, una notable conferencia sobre La Mision de la Prensa en la Sociedad Moderna.

Nombrado, en ese mismo año, segundo secretario de la Legacion de la República en la Gran Bretaña, envió

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