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¡no tardes mas! inclínate a mi ruego,
i cierra ya a la luz mis tristes ojos!

Alta la frente me hallarás i armado,
cualquiera sea la anhelada hora
en que tus alas hácia mí despliegues;
mas no bendeciré, rebelde al Hado,
la mano que al herirme se colora
en mi sangre inocente,

cual lo acostumbra la menguada jente.

Las vanas esperanzas
a que el mundo engañado,

cual débil niño, sus consuelos fia,
ya léjos he arrojado,

que jamás esperé sino en tí sola;
i aguardo en calma el dia
en que mi faz adormiré sereno
en tu virjíneo seno.

FEDERICO GONZALEZ

Jóven e inspirado poeta, uno de los mas vibrantes i orijinales de la nueva jeneracion literaria del pais. Se distingue por la intensa i vigorosa enerjia de su pensamiento, espresada en sus poesias con estro valiente i frase armoniosa.

A la novedad de la idea que predomina en sus poesias, une la entonacion épica, sonora i atrevida, que comunica a sus estrofas.

No es un lirismo de oropel el que resalta en sus composiciones, sino la música vibradora i emocionante que se desprende del sentimiento que da alma i vida a sus

cantos.

Siendo casi un niño publicó, en 1899, su primer libro de poesias con el modesto título de Ráfagas, en el que fulgura, como hermosísimo diamante en un engaste de

oro, su bellísimo soneto a Cristo, digno de Víctor Hugo. Haciendo una vida silenciosa, retraida, apartada del bullicio social, ha labrado su espíritu i su cultura en el estudio i en el trabajo de sus versos.

Como el lapidario pulimenta en el taller las piedras preciosas que debe engastar en el dorado metal de sus joyas, así él ha labrado en su gabinete de meditacion i de estudio sus poesias, sin otro anhelo que el de dar espansion a su ideal de arte i de amor a la gloria.

En 1904 dió a la publicidad un nuevo libro de poesias con el título de Oleajes, en el que el jóven poeta puso de relieve su entusiasmo por el arte i su predileccion por la poesia del sentimiento i la filosofia del progreso.

El no canta amores ni desengaños, sinó esa soberbia lucha de la vida del alma que aspira a lo infinito. Copiamos su Canto Americano, que define la índolede su inspiracion soberana.

Canto Americano

I

Los siglos continuaban su perennal carrera cuyo principio i término no es dado señalar, i en torno de sí misma, por la azulada esfera, la tierra proseguia su marcha secular.

América inocente, la Atlántida soñada, la hija predilecta del jénio de Colon, oculta entre los mares, tranquila i descuidada, dormia de las ondas al plañidero son.

Perenne primavera de hermosas ilusiones vestia sus bellezas con májico cendal; Natura le ofrecia sus mas preciados dones; el Hacedor Supremo su gracia paternal.

Sentido aun no habia la celestial doncella la emulacion que turba la paz del corazon; era un Eden entonces la vida para Ella, cuando en sus dulces sueños la sorprendió Colon.

II

Su despertar fué amargo. Aventureros rudos la senda prosiguieron del nauta jenoves,

i al verla abandonada, sin armas, sin escudos, ataron de cadenas sus manos i sus pies.

Pensando en los felices i hermosos tiempos idos, la Indiana, bajo el látigo que alzaba su señor, cuán triste sentiría vibrar en sus oídos

de esas cadenas broncas el ruido aterrador!

Mas apiadarse al cielo de su dolor le plugo. Mui pronto en sus entrañas Ella sintió latir el jérmen de la prole que romperia el yugo que en balde, en su abandono, deseaba sacudir.

I un pueblo que recobra su libertad perdida, haciendo en mil combates prodijios de valor, jamas el dia augusto de redención olvida i al Sol de la jornada saluda con amor!

III

Levanta, Patria mia, la tricolor bandera, que, envuelto entre celajes de oro i arrebol, asoma, tras las cumbres de la alta cordillera, de tus eternas glorias el soberano sol!

¡Salud, sol de Setiembre! Inunda en tus fulgores el suelo en que su trono sentó la libertad, en tanto que resuenan clarines i atambores i el grito ¡Viva Chile! sube a la inmensidad!

ANTOLOJIA CHILENA

22

Las épicas proezas traed a la memoria, de que testigo fuiste con muda admiracion, cuando a los pies de Chile postróse la victoria i deslumbró la Estrella a los ojos del Leon.

¡Salud, sol de Setiembre! Tu aliento luminoso mantiene el patriotismo del alma nacional que nunca arrió en la guerra su pabellon glorioso i conquistó en la Historia magnífico sitial!

IV

A América bastaba su propio esfuerzo solo para burlar por siempre la zarpa del Leon! La tierra que se estiende de un polo al otro polo no para ser esclava la descubrió Colon!

Airosa del pasado, feliz de su presente, América camina con paso vencedor, orlada de laureles la majestuosa frente por la brillante senda que le trazó el honor.

¡Loor a los heróicos guerreros de la América, Sucre, Carrera, O'Higgins, Bolivar, San Martin, todos los que lidiaron en la contienda homérica, en Maipo i Ayacucho, Rancagua i en Junin!

Hoi, a la sombra augusta de leyes soberanas, tiene el americano patria, familia, hogar, i el despotismo olvida que en épocas lejanas afrentas i amarguras le hiciera soportar.

V

Disculpa, madre España, si balbució mi labio

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