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DON EUSEBIO LILLO

La evolucion de la sociabilidad chilena, que sacudió las turbulencias del pasado revolucionario de la independencia, propagó los ideales nuevos de la reforma de las instituciones e hizo surjir de su seno al poeta moderno, de inspiracion delicada i tierna, de forma injenua i sencilla, que canta las alegrias de la vida i encuentra fuente de inagotable amor i belleza en la naturaleza.

Eusebio Lillo, que apareció entonando un himno al dolor, por la pérdida de un prócer ilustre, fué el poeta feliz, del arte i de la vida, que cantó las dichas del placer, los encantos de las flores, los paisajes de los campos nativos, los amores deliciosos de las almas, las risueñas esperanzas del vivir.

Rompiendo los antiguos moldes clásicos i marcando nuevos rumbos a la inspiracion i a la poesia, cantó la dicha i el ensueño con estro de ventura i de gloria.

La suprema idealidad, que realza el sentimiento artístico i da vida i espresión al pensamiento, se manifiesta en melodias musicales, de armonia infinita, en el poeta soberano Eusebio Lillo, cuyas poesias brotan de su alma como cautivantes notas de las cuerdas de un laud.

Los aromas de los campos se derraman de su lira como ondas de perfumes que se escapan de un búcaro misterioso.

Es el poeta de las flores, del amor i la libertad, que canta al goce sin fin del ideal de la belleza maravillosa.

Todas sus poesias son flores delicadas, desde el Himno Nacional, que es una violeta esplendorosa, hasta la modesta Resedá que le inspira estrofas de melodía conmovedora.

En la humilde i perfumada Violeta, en la oculta i misteriosa Madreselva, en el dorado Junco, en la Rosa encendida i espléndida, halla tema fecundo para sus poemas de musical ternura.

Las aves i los rios, el mar i la mujer, el amor i la libertad, le brindan fuentes caudalosas para sus cantos de melodia infinita.

Apesar de su existencia juvenil de peregrinaje continuo en el Pacífico, sus poesias no tienen espinas ni dolores punzantes.

Las flores i los amores llenan de encanto su vida de bardo errante i risueño.

Siempre consolado i feliz, jamas conoce el dolor ni el

desengaño en su camino, siendo para él toda la vida alegre el sol i la luz i sonriente el placer i la gloria.

Su pluma es pincel colorista que se deleita en pintar panoramas como el del rio Imperial, en Valdivia, i el del Bio-Bio, en Concepcion, porque sus ojos solo ven prados cubiertos de flores i mariposas, sus oidos solo escuchan cantos de pájaros i rumores de frondas.

El da alma a las flores, las hace sentir, amar i sufrir; sueña con ellas, les comunica atributos de mujer i les confidencia sus ternezas de trovador del amor i la belleza.

Poeta descriptivo, se ha mostrado artista de la naturaleza en sus poesias, i aun que cante a la patria o a los héroes, como San Martin, que eleve himnos al pueblo, como su canto a José Romero, o que rinda tributo de admiracion a los mártires, cual su canto Al Paraguai.

Viajó por América, visitando el Perú, Bolivia i el Plata, sembrando la poesia de su corazon en todas partes i su musa es hija gloriosa de tres nacionalidades que le erijen trofeos en su parnaso como el bardo de su adopcion.

Nacido en Santiago, el 14 de agosto de 1826, en el hogar de don Agustin Lillo i la señora Dolores Robles, se educó en el Instituto Nacional, cursando la carrera de las leyes en la Universidad.

Apareció en la escena pública leyendo una sentida poesia en la tumba del tribuno popular don José Miguel Infante, en 1844, de cuya vida ilustre i esclarecida esclamaba:

«Las pájinas brillantes de su historia Con signos indelebles su memoria

A siglos venideros guardarán».

Siendo oficial supernumerario, en 1847, bajo el gobierno del jeneral Búlnes, compuso el Himno Nacional, por encargo del Ministro del Interior don Manuel Camilo Vial i siendo su jefe inmediato don Andres Bello.

Esta cancion patriótica, que encierra todas las ternezas del poeta i del aima chilena, le ha conquistado fama mundial, pues ha sido traducido al frances, al italiano i al danés.

En nuestro pais los niños la balbucean desde la cuna. Los que hemos escuchado sus estrofas lejos de las fronteras de la patria, sabemos lo que es amar al suelo nativo i la gloria del poeta. En 1878 sirvió un empleo en la Oficina de Estadística.

Poco despues fué corresponsal del Comercio de Valparaiso, haciéndose notar como polemista, debatiendo

cuestiones de principios con la Revista Católica, como escritor liberal.

En 1851 tomó participacion en la revolucion del 20 de abril siendo vencida en causa de soldado ciudadano, que habia defendido en el periodismo como redactor de La Barra i de El Timon.

Desterrado a Chiloé, se trasladó al Perú, por haber sido condenado a la pena de muerte por los tribunales de esa época, por el delito político de reivindicacion republicana.

Permaneció en Lima algun tiempo, consagrándose a la prensa i a las letras, publicando su canto al Proscripto, i mas tarde se trasladó a Bolivia.

En la capital boliviana fundó el Banco de la Paz, que dirijió varios años, i contribuyó al desarrollo de la industria minera i de las empresas de los ferrocarriles de la república andina.

A su regreso a Chile, se consagró a los negocios i redactó el diario La Patria de Valparaiso, preconizando sus ideas liberales.

Su labor de periodista ha sido tan fecunda i hermosa como la de poeta, habiendo dejado esparcidos en los diarios notables artículos de cultura política.

En un período de reconstitucion política desempeñó la Intendencia de la Provincia de Curicó, con sereno espíritu de administracion pública.

Durante la época aciaga de la guerra del Pacífico, sirvió los puestos de Secretario Jeneral de la Escuadra en campaña i de Delegado de Chile en las conferencias de Arica.

En 1884 fué candidato a la Senaturia de la Provincia de Talca i en 1886 Ministro del Interior de la Administracion Balmaceda.

En 1891 recibió del Presidente Balmaceda el honroso encargo de cumplir su Testamento Político al suicidarse en el asilo de la Legacion Arjentina.

Su glorioso i respetado nombre ha sido señalado, en varias ocasiones, por la opinion pública como uno de los ciudadanos mas distinguidos para ocupar la Presidencia de la República.

Desde hace ya varios años vive en el retiro de su hogar, en el que se consagra al arte i a prodigar la caridad, cultivando la poesia con el esmero del poeta que ama con amor sin fin la belleza del ideal.

Por su espíritu de delicadeza i el sentimiento de nacionalismo, se asemeja al poeta americano William Langfellow, cuya poesia exalza i alienta el alma.

Sus poesias son reclamadas por su belleza, i aun

cuando se encuentran dispersas en la América Poética, en La Lira Americana, en los Poemas de la Infancia, en el Parnaso Chileno i en el Parnaso Boliviano, la América ha deseado poseer una coleccion completa, a lo que se ha escusado siempre el poeta, habiendo, en 1861, mandado suspender una edicion, desde Lima, que habia impreso el bibliografo don José Domingo Cortes. Con este motivo, Héctor Florencio Varela, decia, en 1873, en el Almanaque del Americano, «recuerde que el escritor i el poeta se deben a su pátria i a sus conciudadanos».

La edicion de sus poesias no se ha hecho aun, siendo conocidas solamente las mas populares.

Su primera poesia fué su canto a don José Miguel Infante, en 1844.

En 1848 colaboró en la Revista de Santiago, con su leyenda nacional Loco de Amor, en la que describe nuestras rejiones australes.

Poco despues insertó en El Progreso, de Santiago, su drama histórico San Bruno, en el que coloca en escena episodios memorables de la dominacion española en Chile.

Sucesivamente escribió i publicó sus poesias tituladas El Anjel i el Poeta. El Junco, A la Violeta, Mil Ochocientos Diez, Al poeta americano Ricardo J. Bustamante, Deseos, Rosa i Cárlos, El Picaflor i La Libertad, A Matilde, El Poeta i el Vulgo, Mi Horóscopo, A una Guayaquileña, Consejo, A la niña M..., En un Album, Soneto, A la Muerte del Justo (A la memoria de don José Alejo Eyzaguirre), Himno a Chile, Cancion Nacional, El Diputado Orejas, Canto Fúnebre (A José Romero), El Pueblo, A una Madre Selva, El Alba, A una Resedá, El Delirio de la Fiebre, Ausencia, Adios, La Flor del Bio-Bio, Las Flores, Longomilla, Al Picaflor, El Pescador, Aguinaldo, (1849), A San Martin. Al Paraguai, El Imperial, Dos Almas, Lima, Sonetos, La Mujer Limeña i Fragmento del canto al Proscripto.

Cancion Nacional de Chile

CORO

Dulce patria, recibe los votos
Con que Chile en tus aras juró,
Que la tumba será de los libres
O el asilo contra la opresion.

I

Ha cesado la lucha sangrienta
Ya es hermano el que ayer invasor:
De tres siglos lavamos la afrenta
Combatiendo en el campo de honor;
El que ayer doblegábase esclavo
Libre al fin i triunfante se vé;
Libertad es la herencia del bravo,
La victoria se humilla a sus pies

II

Alza, Chile, sin mancha la frente:
Conquistaste tu nombre en la lid
Siempre noble, constante i valiente
Te encontraron los hijos del Cid.
Que tus libres tranquilos coronen
A las artes, la industria i la paz
I de triunfo cantares entonen
Que amedrenten al déspota audaz.

III

Vuestros nombres, valientes soldados, Que habeis sido de Chile el sosten Nuestros pechos los llevan grabados Los sabrán nuestros hijos tambien. Sean ellos el grito de muerte Que lancemos marchando a lidiar, I sonando en la boca del fuerte Hagan siempre al tirano temblar.

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