XX I en tres jeneraciones Guió a la juventud que estudia i piensa; Con enerjía intensa, I ésta fué su labor, su fama inmensa. XXI ¿Qué más queria el sábio, El Padre de la Historia Americana, Sino que siempre el labio Glorifique su ufana I grandiosa labor republicana? XXII Mentor de la enseñanza, Didáctico, filósofo, diarista, En el progreso avanza! ¡Todo abarca su vista!, ¡Todo reforma el célebre humanista! XXIII Ora en el parlamento, Ora en la diplomacia, el patriotismo A su voz i a su acento Daba aquel grande altruismo Que hace eminente al hombre en el civismo! XXIV Es que Barros Arana Era justo, patriota, verdadero; Del gran Caton severo Habia en él, i en Chile es el primero! XXV Modesto, humilde, afable: Jamás sintió el orgullo que envanece...... ¡I el sabio es siempre amable! ¡Siempre en él reflorece La tierna flor azul que humilde crece! XXVI Por fin, la muerte vino A visitar al sabio en su morada, 1 el hilo del Destino Cortado fué, i llevada Su alma a la mansion tan deseada! XXVII Su ámplia i noble frente Ya cesó de pensar; ya de su mano I duerme ya el anciano El no burlado sueño del humano. XXVIII !Déjale ya tranquilo; No perturbeis su sueño acariciado En el solemne asilo... Su espíritu ha volado Como blanca paloma al cielo amado! XXIX ¡Solo suene en la altura La música triunfante de la Gloria, I en la acerba tristura Alabe su memoria La perínclita Musa de la Historia! XXX No con adusto ceño, Ni con alma abatida i temerosa, Deseando el ensueño De una vida gozosa, Miremos a la muerte cautelosa. XXXI Todo nace i fenece: Es todo igual, i rije una lei misma: Si el cuerpo desfallece I en la tierra se abisma, Busca el alma inmortal un nuevo prisma!... XXXII Sus ojos ha cerrado: Ya no verá a sus nietos; ni a las rosas de su jardin amado; Ni sus obras hermosas, Fulgurando en las mentes estudiosas. XXXIII Su palabra postrera Fué de consejos sanos de enseñanza: Quien trabaja i espera, El triunfo al fin alcanza De la paz i virtud i bienandanza. XXXIV Ya viene resonante Por la azulina, brilladora esfera, La voz acariciante De la Fama sincera, A proclamar la gloria verdadera. XXXV Apoteósis grandiosa Levántate en la tumba esclarecida A la memoria hermosa Del jenio, cuya vida Es reguero de luz que nadie olvida. ANTOLOJIA CHILENA 6 XXXVI ¡Oh, la divina Clio De la rejion olímpica desciende I el triste canto mio En este dia atiende I en sacro fuego el corazon me enciende! XXXVII ¡Pregona Clio, i dile Al mundo de Colon que ya la Gloria I ensalza la memoria Del que narró su jigantesca historia! XXXVIII ¡I lleva a otras naciones El perenne recuerdo de su hazaña, I nobles corazones De gran ternura baña Al pronunciar su nombre en toda España! XXXIX Cuando la Patria un dia Levante a su memoria un monumento De eterna nombradía, ¡Clio excelsa, a tu acento Despierta el adormido pensamiento! |