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la caducidad de las concesiones subvencionadas ó rescindiendo los contratos respectivos en cuanta oportunidad se presente, sería excederse del objeto y causar al país serios perjuicios, retardando, sin motivo imperioso, el desarrollo de sus ramos de producción.

>>Debe tenerse en cuenta: que no todas las obras contratadas, ni las concesiones otorgadas para la construcción de ferrocarriles, son de igual interés para la Federación; que tampoco reclama el país con igual urgencia todos los trabajos pendientes de ejecución ó que se piensa emprender; que existe diferencia, y muy grande, entre las consideraciones que merecen las empresas, porque mientras algunas han llenado todas sus obligaciones, otras sólo las han cumplido en parte, y otras, acaso, han puesto de manifiesto su completa impotencia; que influyen á veces en la suerte de algunas sociedades, debilitando ó nulificando sus recursos y sus medios de acción, sin culpa alguna de sus directores, vicisitudes de cierta índole que no constituyen, en la acepción legal de la palabra, casos fortuitos ni de fuerza mayor y que, sin embargo, merecen ser consideradas por el Gobierno; que el conocimiento más exacto del país, así como la variación continua de las condiciones económicas de las localidades, obligan frecuentemente á modificar la dirección ó la proporción de las obras proyectadas; en una palabra, que multitud de circunstancias y consideraciones análogas á las anteriores, no permiten adoptar una norma invariable de conducta en el punto de que se trata, sino que obligan á establecer distinciones para aplicar la regla, en unos casos con todo rigor, suavizarla en otros, y prescindir de ella en algunos.

>>Para proceder con método en esta materia es indispensable, antes de todo, la formación de un plan general de medios de comunicación, en el que se clasifiquen las vías por su importancia, tomando en cuenta principalmente el interés federal y la urgencia de la ejecución.

>Dicho estudio deberá hacerse con la mira de completar de la manera más satisfactoria á la vez que económica, nues

tra red actual ferrocarrilera de interés general, designándose también los puertos que, como puntos terminales de líneas férreas de primera importancia, sean los que deban mejorarse de toda preferencia.

>>En cuanto á las concesiones existentes de líneas en construcción ó todavía no comenzadas, ya sean de las subvencionadas ó de las que no disfrutan ese auxilio, la selección deberá hacerse con idéntico criterio, para calificar cuáles sean las que deban considerarse como de primera importancia.

>> Una vez formado el plan general de las líneas y obras que con preferencia á cualesquiera otras deban ejecutarse en el país, tanto porque lienen fines propiamente federales cuanto porque satisfagan las necesidades más apremiantes de la República en materia de tráfico, la norma de conducta del Gobierno será, por fuerza, lógica, sencilla, equitativa y económica: lógica, porque responderá á una idea de conjunto, bien estudiada y formulada; sencilla, porque ahorrará las dificultades y las vacilaciones que se han producido y siguen produciéndose con motivo de las gestiones de los interesados, para obtener, modificar o prorrogar las concesiones; equitativa, porque al atender á los intereses más trascendentales del país, descartando los personales ó de localidad, se dejan más ampliamente satisfechos los de la comunidad; y, por último, económica, porque es la única que, á la luz de los sanos principios de la ciencia, puede dar buenos resultados con el menor sacrificio posible.

»Habrá, pues, que procurar y favorecer la construcción de las líneas que formen parte de esa red de urgente necesidad, de aplazar las que, si bien sean de importancia general, no impliquen necesidad apremiante y de cancelar por todos los medios legales é inexorablemente, todos los contratos ó concesiones subvencionadas que tengan por objeto la ejecución de obras que no estén comprendidas en el programa general que se adopte. Entre estas últimas se encuentran, evidentemente, algunas concesiones vigentes cuyo fin principal es el desarrollo de los intereses de una

región poco extensa, ó de una localidad, ó de ciertas negociaciones industriales, mineras y agrícolas; y otro tanto podría decirse de algunas líneas cuyo costo para el Erario está fuera de toda proporción con el exiguo tráfico que sean susceptibles de provocar, ya por las condiciones especiales de la región que atraviesan, ó bien porque tengan que competir desventajosamente con tráfico fluvial ó marítimo.

>>En este orden de ideas, y sólo para dar una forma precisa á las conclusiones á que he llegado después de años de estudio y de reflexión, me permito sugerir, sin prejuzgar, se entiende, el resultado de los trabajos, que más bien son de la competencia de la Secretaría de Comunicaciones, que las líneas de primera importancia cuya conclusión reclama urgentemente el desarrollo del país, respondan á los siguientes fines:

>> Unir el centro del país con una línea á Guaymas ó Topolobampo, con otra á Mazatlán, con una tercera á Manzanillo, y con la última á Acapulco ó Zihuatanejo, para que nuestras comunicaciones directas con el mar Pacífico nada dejen que desear.

>> Continuar nuestra red rumbo al Sur, conectando el Ferrocarril Nacional de Tehuantepec con el resto del país, y prolongando con dirección á Guatemala la línea que un día ha de ser continental y unir á nuestra frontera del Norte con la del Sur, atravesando el territorio nacional en toda su longitud.

>>Establecer, por último, una comunicación más directa entre México y Tampico, cosa que, si bien no es indispen-, sable dadas las comunicaciones actuales con aquel puerto, puede servir, sin embargo, para unir por el camino más corto posible el puerto de Acapulco con la capital de la República y la frontera del Norte.

>Precisando algo más las ideas anteriores, creo que sólo deberían considerarse como líneas de primera importancia, entre las concesiones vigentes:

» La línea que debe ligar directamente la parte Centro ó Sur del Estado de Chihuahua con Guaymas ó Topolobampo:

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»La que se está construyendo con dirección á Acapulco: >>La que ponga en conexión el Ferrocarril Mexicano, en su sección de Orizaba á Veracruz, con el Ferrocarril Nacional de Tehuantepec:

» >> La que ligue directamente la ciudad de México con el puerto de Tampico;

» Y además, las que á continuación se expresan, para cuya construcción no hay concesión vigente:

>>De Guadalajara á Tepic y Mazatlán:

»De Guadalajara ú otro punto del Ferrocarril Central, á Colima; y

»De San Jerónimo, en el Ferrocarril Nacional de Tehuantepec, á la frontera de Guatemala.

>> Motivo de vacilación ha sido para mí el incluir, dentro del cuadro de las líneas de primera importancia, una que ligara el Ferrocarril Nacional de Tehuantepec con la red actualmente construída en la península yucateca, atravesando el Estado de Tabasco y la parte necesaria del de Campeche; mas la circunstancia de hallarse toda esa comarca cruzada por numerosos ríos, que dan fácil salida á los productos de esa rica región, me ha inclinado á considerar la expresada línea de un carácter menos urgente que las enumeradas.

>>El conjunto de vías de comunicación que forman las anteriores líneas y las ya construídas hasta la fecha, bastará, seguramente, por muchos años para satisfacer las necesidades que trae consigo el desarrollo del país; y si es verdad que, en otros muchos puntos de la República, la construcción de líneas férreas produciría ventajas muy apreciables, estas líneas sólo deben pretender del Gobierno federal una protección que consista en exenciones de impuestos y en facilidades de diversos géneros, mas no en sacrificios pecuniarios que, en último caso, correspondería más bien hacer al Gobierno de los Estados interesados.

>>El ideal para el Gobierno sería, en mi sentir, verse en la posibilidad de reducir el total monto de las subvenciones á empresas ferroviarias hasta la cantidad que sea necesaria

para subvencionar las líneas que acaban de enumerarse como de primera importancia y declarar la caducidad ú obtener la rescisión de todas las demás concesiones subvencionadas, vigentes en esta fecha. Mas como, por una parte, es inconcuso que seguirán construyéndose líneas de importancia secundaria de las que hoy disfrutan subvención; y por otra parte, es necesario destinar unas sumas, además de las que consagre á este objeto el Presupuesto de egresos, al mejoramiento de los puertos del Pacífico, la reducción no podrá llevarse hasta el máximun expresado y es de creer que, por modestas que sean las subvenciones que se otorguen á las nuevas líneas y por poco que se gaste en los puertos del Pacífico, no llegarán á disminuir en cantidades de mucha importancia las cargas que por el capítulo de subvenciones pesan actualmente sobre el Erario nacional.

>No obstante esta última reflexión, cualquiera que sea el alivio que se obtenga, el Gobierno no debe omitir esfuerzo alguno ni dejar pasar oportunidad para llevar adelante su programa de reducción; que siempre habrá tiempo, si las condiciones generales del país y las especiales de la Hacienda federal lo permiten más tarde, para asumir cargas adicionales en proporción con las ventajas que se esperen de las nuevas obras.>>>

Examinase después si sería conveniente que los bonos del 5 por 100 de la Deuda interior amortizable continuasen emitiéndose, como hasta entonces, unas veces por cuenta del Tesoro público, á fin de procurarse los fondos necesarios para pagar las obras cuyo precio se había contratado en efectivo, y otras entregándolos á las empresas á quienes se había prometido una subvención en estos títulos; y sobre el particular concluye así la exposición:

«La verdad es que, en las circunstancias presentes, el fin que se desea alcanzar no puede obtenerse de una manera completa y que, por lo mismo, mientras no se resuelvan definitivamente las dificultades creadas por el conflicto hispanoamericano y no afluya el dinero confiadamente á los principales mercados europeos y de los Estados Unidos, no

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