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npresas cuya explotación está estrechamente ligada con prosperidad general del país, y cuando asoma un peligro e amenaza seriamente la independencia de los Poderes úblicos y hasta las fuentes vitales de la Nación. Por lo que ca á las dificultades de orden práctico, este informe dará enta de ellas á medida que vaya presentándose la oporunidad.

>>La situación que guardaban las principales líneas férreas n los comienzos del año pasado, debía servir de norma para a elección del camino que habría de seguirse. Esta situación puede condensarse diciendo que las expresadas líneas se hallaban en manos de cuatro grandes grupos de capitalistas: 1.o El Ferrocarril Central con sus nuevas adquisiciones, que le permitían penetrar á los Estados de Nueva León y de Coahuila por la vía de Tampico; hacer de esta última población un puerto exclusivamente suyo, por medio de la compra de la concesión otorgada al señor don Ricardo Honey, y apoderarse asimismo de la región Sur de la República, ó mejor dicho, del Estado de Guerrero, con la línea de México al Río de las Balsas, que acababa de incorporársele. 2.° El Ferrocarril Nacional de México, que juntamente con el control del Ferrocarril Internacional había conseguido todos los elementos necesarios para ensanchar su vía troncal y construir la línea de Monterrey á Matamoros, así como otros pequeños ramales. 3.° El Ferrocarril Interoceánico, que con el acortamiento de la línea directa de México á Veracruz y la construcción de otras pequeñas líneas de interés local, se estaba preparando á dar un gran desarrollo á su tráfico; y 4.° El Ferrocarril Mexicano, que siguiendo su política tradicional, no obstante la posición privilegiada que ha ocupado por ser la línea más antigua y la que ha explotado la región de mayor tráfico del país, parecía haber renunciado, al menos por muchos años, á toda tentativa expansionista.

>>Estudiando á fondo la situación, y teniendo presentes las tendencias manifestadas por los grupos aludidos, parecía indicado buscar la realización de nuestros planes poniendo,

ante todo, al Gobierno en condiciones de intervenir en la lucha, ofreciendo á alguna de las Empresas empeñadas en ella los principales elementos para el mejor desarrollo de sus líneas, sin hostilizar á las demás Empresas, y de perfecto acuerdo con los intereses generales del país.

>> Como al enseñorearse el Ferrocarril Central del Puerto de Tampico, con las tres líneas que allí pueden hacer afluir el tráfico del Norte, del Centro y del Sur de la República, amenazaba seriamente los intereses del Ferrocarril Nacional, era evidente que esta última Empresa tenía que buscar, partiendo del centro de la República, una comunicación directa con el Golfo de México, que contra balancease los poderosos elementos de que puede disponer el Ferrocarril Central en esa dirección. Para lograr ese fin sólo tenía dos medios el Ferrocarril Nacional, á saber: solicitar una concesión del Gobierno para construir una línea que le permitiera realizar el mencionado propósito, ó adquirir el control de alguna de las dos Empresas que hacen actualmente el tráfico entre México y Veracruz. Lo primero no era de aprobarse por el Gobierno, porque á ello se oponen las consideraciones expuestas sobre los inconvenientes del paralelismo de líneas (que en el caso tendrían mayor aplicación por tratarse de un paralelismo de tres vías, cuando las dos existentes se hallan en condiciones financieras nada envidiables). El segundo medio adolecía de menos inconvenientes, siendo asunto de oportunidad y de hábil ejecución. Era, pues, de presumirse que por ahí encaminaran sus pasos los Directores de aquella Empresa, y así lo hicieron en efecto.

>>No faltan razones para asegurar que en condiciones normales, la lucha que se iniciaba entre los dos poderosos sistemas del Central y del Nacional habría acabado á poco tiempo por la consolidación de ambas Empresas. Eso era precisamente lo que debía evitarse á todo trance, y por fortuna, existían circunstancias, aunque transitorias, que entorpecían esa fusión. El Ferrocarril Nacional no estaba dispuesto á entrar en arreglos con el Central, mientras no desapareciesen las condiciones de inferioridad en que se

hallaba para la lucha, por la falta de conexión con un puerto del Golfo y por no haber concluído aún su nueva línea troncal de vía ancha entre México y Laredo. Otras circunstancias menos importantes, por ser de carácter personal, eran también obstáculo para una inteligencia entre las dos grandes Empresas.

>>No creo necesario incluir aquí, porque son detalles de poca significación ó que usted conoce ya, la narración de todos los hechos que se relacionan con los pasos dados desde un principio por los señores Speyer & Co. de Nueva York, para adquirir el control del Ferrocarril Interoceánico en favor del Ferrocarril Nacional; ni la intervención oportuna y sigilosa que trastornó esa operación, y de la cual resultó que dicho control se adquiriese por el Gobierno mexicano; ni las proposiciones de arreglo que como consecuencia de esa compra de acciones, hizo al Gobierno la mencionada casa tan pronto como vió frustrados sus proyectos; ni, por último, las peripecias de diverso género que poco a poco fueron llevando las cosas al fin que perseguía el Gobierno, que era, en substancia, el de adquirir directa ó indirectamente el suficiente número de acciones de los Ferrocarriles Nacional de México, Internacional é Interoceánico, que le pusiesen en situación de prevenir los gravísimos males que al país ocasionaría de seguro la consolidación de todas las vías férreas en manos extrañas. Sólo hablaré de ciertos hechos y de aquellas consideraciones generales que han tenido una influencia bastante grande en las condiciones estipuladas en los contratos celebrados con los señores Speyer & Co. el 23 de Mayo último, quedando felizmente rematadas, por virtud de esos pactos, las gestiones indicadas.

>>La apremiante necesidad del Ferrocarril Nacional de México, de proporcionarse una conexión directa con el Golfo, nos sirvió de guía segura en nuestros pasos; y como para adquirir una fuerte representación en alguna de las dos

Empresas que actualmente unen la Ciudad de México al Puerto de Veracruz, se sabía cuál de ellas se prestaba mejor á la realización de los deseos del Gobierno, ya no era lícito vacilar, cuando se presentó la oportunidad, excepcionalmente favorable, de que la Compañía del Ferrocarril Interoceánico se mostrara dispuesta á vender en un solo acto debentures por £ 1.000,000, que dan derecho á 500,000 votos; y este fué el motivo por el cual las disputamos tenaz y victoriosamente á la casa de Speyer & Co. adquiriendo en pocas semanas lo que habría sido casi imposible conseguir por medio de compras sucesivas en el mercado. La habilidad y alta posición financiera de la casa que representaba los intereses del Ferrocarril Nacional eran un obstáculo serio para lograr nuestro objeto, y fué preciso obrar, como se hizo, con decisión, rapidez y absoluta reserva.

>> Una vez adquirida la mayoría de votos en el Ferrocarril Interoceánico, no consideré prudente iniciar desde luego negociaciones con el Ferrocarril Nacional. Convenía dejar á los Directores de dicha Empresa todo el tiempo necesario para que reflexionasen sobre las consecuencias de la nueva situación, y sobre las ventajas que así á los accionistas como á ellos podía proporcionarles un arreglo directo con el Gobierno. Me limité, por tanto, á dar á conocer las intenciones conciliadoras de éste, así como su firme propósito de no utilizar la preponderancia adquirida en el Ferrocarril Interoceánico, sino en beneficio de los intereses públicos y obrando, en cuanto fuese posible, en armonía con las demás Empresas ferrocarrileras. La puerta quedaba abierta para un arreglo, y sólo esperaba que en lo que concernía al Ferrocarril Nacional, esta Compañía tomara la iniciativa y manifestase sus pretensiones.

>>No tardó en suceder lo que era natural, dadas las circunstancias creadas por la actitud del Gobierno: las primeras conversaciones con los Representantes del Ferrocarril Nacional, rodaron sobre las bases de un convenio para explotar en común las líneas de las tres Compañías: la del Ferrocarril Nacional, la del Internacional y la del Interoceánico;

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