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hasta la fecha, depende de la apreciación que se haga de las ventajas y de los inconvenientes que para la prosperidad del país pueden haber tenido, y tengan en lo sucesivo, el abaratamiento de la plata y las oscilaciones de su valor.

>> La íntima conexión que existe entre las variaciones del valor del metal blanco y las oscilaciones del tipo de los cambios exteriores, en los cuales se hace más visible el poder de adquisición del peso mexicano, es el nudo del problema; porque rota, como está, acaso para siempre, la relación fija que durante siglos se había conservado entre el valor de los dos metales preciosos, no debemos esperar que vuelva por sí sola nuestra moneda á recobrar en los mercados internacionales su antiguo precio, ni cualquier otro que sea estable. ¿Podrá alcanzarse por medios que dependan de la acción del Gobierno esa estabilidad del tipo de los cambios exteriores, cualesquiera que fueren las variaciones del precio del metal blanco? Pregunta es esta que se contestará más adelante.

>> Influencia de la baja de la plata en el desarrollo de la riqueza pública.-El desarrollo de las industrias de exportación y de todas las que se han aprovechado de la protección natural dimanada del aumento de valor de los artículos extranjeros, el auge extraordinario á que han llegado la propiedad rústica y la urbana en la mayor parte de la República y, en general, el rápido acrecentamiento de la riqueza del país, son los fundamentos que aducen aquellos que abogan por la subsistencia de la legislación monetaria vigente. Se alega, sobre todo, como decisiva para oponerse á cualquiera reforma, la consideración de que jamás ha estado el país tan próspero y tan rico como desde que ha sufrido más demérito que nunca el metal blanco. Esta observación, apoyada en hechos que demuestran evidentemente un estado muy bonancible en toda la República durante la última década, es la que ha contribuído á que haya prevalecido en México, hasta tiempos muy recientes, la creencia de que los altos tipos de cambio son beneficiosos para el país. «Aunque parezca paradójico (dicen todavía algunos de los partidarios

del statu quo), el hecho es que la época de mayor prosperidad ha sido precisamente aquella en que ha estado más bajo el precio de la plata.»>

» Bastará un examen rápido, pero sereno y razonado de los hechos, para saber á qué atenerse respecto de las conclusiones que de ellos se pretende deducir.

>>El alza de los cambios constituye, sin duda, un poderoso aliciente para el exportador de productos nacionales, así como para el industrial que necesita, si ha de luchar con ventaja y enseñorearse del mercado interior, que encarezca el articulo extranjero similar del que fabrica. Muy lejos está, sin embargo, de haber producido ese aliciente todo el resultado que de él se aguardaba.

Los productos agrícolas han tenido muy diversa suerte, según los cultivos. Nadie pone en duda que la producción de textiles, y principalmente del henequén, se ha desarrollado con todo vigor, y que ese impulso se debe en gran parte á la elovación del tipo de los cambios. Otro tanto puede decirse de ciertos cereales, como el fríjol y el garbanzo, y de las trutas secas, lo mismo que de las picles no curtidas, aunque no sin que causas extrañas hayan influído también en el aumento. Por lo que toca al ramo de ganadería, difícil es asignar la parte que en su desarrollo corresponde á la depreciación de la plata, porque está demostrado que circunstancias inesperadas en ciertos mercados exteriores favorecieron mucho á nuestros ganaderos; y en igual caso se hallan otros varios ramos de cierta importancia. Por último, el café, el tabaco, la vainilla y muchos artículos que se exportan en pequeñas cantidades, no parecen haber recibido marcados beneficios del fenómeno económico de que se viene hablando.

>Entre los productos mineros cuya exportación ha aumentado, ocupa uno de los primeros lugares la plata misma, cuyas vicisitudes dan lugar á tantas discusiones; y no puede decirse, sin embargo, que la prosperidad de las minas de plata se deba á la diminución del valor de la materia extraída. En cuanto al oro, al plomo y al cobre, que son los otros metales que se producen en México en muy grandes cantida

des, es evidente que si en su explotación influyó el alza de los cambios, esta influencia no puede haber sido muy vigorosa; porque respecto del oro, pocas son las minas cuya explotación se debe exclusivamente al valor que ese metal ha alcanzado con relación á la plata; y en cuanto al plomo y al cobre, bien sabido es que la mayor parte de su producción reconoce por causas principales, el beneficio de los metales preciosos por el procedimiento de hornos, y la explotación de abundantes minerales argentíferos en que el valor del cobre ó del plomo representa un factor de poca importancia relativa. En suma, el desarrollo de la industria minera, aunque facilitado por la elevación de los cambios, no puede atribuirse á ella principalmente, sino más bien á causas distintas, entre las cuales seguramente dominan, el establecimiento de líneas férreas por nuevas regiones, el abaratamiento de los transportes y los procedimientos modernos de beneficio de minerales.

>>En todas las demás categorías de productos de exportación, bien sea que se trate de materias primas ó de artículos manufacturados, la depreciación de la plata no ha producido efectos muy visibles, como lo demuestra la poca importancia relativa que tienen dichos productos, en relación con el tiempo transcurrido desde que se acentuó la depreciación. De ello convencen los interesantes cuadros estadísticos formados por la Comisión Monetaria reunida en esta Capital, y por las oficinas de esta Secretaría, sobre el valor en oro de las exportaciones de los veinte años fiscales desde 1881 hasta 1901.

>>En los diez años de 1881-82 á 1890-91, durante los cuales la depreciación fué pequeña y el valor en oro de nuestro peso fluctuó relativamente poco, pues se mantuvo entre 0.89 y 0.84 de dólar, nuestra exportación total subió de 26 á 53 millones de pesos, oro; esto es, duplicó de valor; mientras que en los diez años siguientes, de 1891-92 hasta 1900-901, en que el valor de nuestro peso bajó de 0.84 á 0.48 de dólar después de haber pasado por precios todavía inferiores á este último, el valor en oro de nuestras exportaciones,

que en 1891-92 fué de $ 63.000,000, sólo alcanzó la cifra de $ 77.000,000 en 1900-901, aumentando apenas en

ó 22 %.

>> Bien se comprende que para acercarse más á la exactitud sería preciso tomar en cuenta otras circunstancias, especialmente las variaciones que hayan sufrido, durante dichos períodos, los precios en oro de nuestros artículos de exportación; mas con eso y todo, si se considera que en estos últimos años, cuando acusó mayor lentitud la progresión del valor de nuestras exportaciones, ha sido precisamente cuando más ha subido el precio del henequén, el principal artículo, no minero, que enviamos al exterior, preciso es admitir que la depreciación de la moneda no ha ejercido una influencia muy trascendental en el desarrollo de nuestras industrias de exportación.

>> Otro tanto puede decirse de los artículos nacionales que se consumen en el interior de la República, respecto de los cuales la falta de datos estadísticos y de informes fidedignos no permite apreciar con bastante claridad la parte que corresponde en el desarrollo de nuestras industrias á la elevación de los cambios; por lo que deben descartarse de la discusión todos los argumentos que descansen sobre datos y números que no merecen entera confianza, y conservar solamente como favorable al factor de que se viene hablando, el razonamiento teórico basado en la protección que proporciona el alza de los cambios al trabajo nacional.

»Principales causas de la prosperidad actual.-Reducida á sus verdaderas proporciones la influencia de la elevación de los cambios en el desarrollo de algunos de nuestros principales elementos de riqueza, falta decir dos palabras sobre el estado de positiva y sólida prosperidad en que se encuentran, no solamente las industrias á que acaba de aludirse, sino todos los ramos de la actividad nacional. La coincidencia de esta prosperidad con las vicisitudes que ha sufrido el valor del peso mexicano, no prueba, en manera alguna, que exista relación exclusiva y determinante de

causa á efecto, pues, sin negar que alguna haya mediado entre ambos fenómenos, también han intervenido otros factores de importancia, unos meramente casuales y otros provocados por la acción del Gobierno.

>>La parte que corresponde á los primeros, se debe no sólo á la elevación de los cambios y de los precios, sino á las condiciones climatológicas que han permitido levantar regulares cosechas durante muchos años seguidos, á partir de 1895. En cuanto al segundo grupo de factores, está en la conciencia de todos los que han profundizado el estudio de nuestra situación económica, que al bienestar nacional han contribuído, de manera preponderante, la completa garantía de que disfrutan á la sombra de la paz las personas y los intereses materiales, la creación de numerosas vías rápidas, cómodas y baratas y, por último, la supresión absoluta de trabas fiscales para la circulación de mercancías en el interior de la República.

>Influencia de la supresión de las alcabalas.-Constantemente se habla de los beneficios producidos por la paz y por el establecimiento de vías férreas y otros medios de comunicación; pero no se ha hecho resaltar bastante, al investigar las causas de nuestra prosperidad, la inmensa transformación económica que produjo la abolición del antiquísimo sistema alcabalatorio, del cual brotaron cuantos gravámenes é impedimentos pudo sugerir á los Estados de la Federación, y aun á los Municipios de los mismos, el deseo de excluir del consumo local, ó de agobiar con impuestos, los efectos nacionales procedentes de cualquier otro punto de la República. No serán superfluas algunas consideraciones apoyadas en cifras, para demostrar la importancia que tuvo como elemento de nuestra prosperidad la reforma constitucional que extinguió las alcabalas.

>>Los ingresos ordinarios del Erario Federal durante el año de 1893-94, último de la terrible crisis económica que atravesó el país, ascendieron á $ 40.211,000, y el aumento que tuvieron en los dos años siguientes, que fué, respectiva

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