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P. ¿Todos estos á quántos se pueden reducir?

R. A dos por eleccion, y por sucesion hereditaria.

P. ¿Quál de los dos es el mas antiguo?
R. El de eleccion.

P. ¿ Quál de los dos es el mas conveniente? R. El de la sucesion hereditaria por tres razónes.

P. ¿Quál es la primera razon?

R. Porque es mas natural á la perpetuidad del Reyno.

P. ¿Quál es la segunda?

R. Porque es mas interesante á su conserva

cion.

P. ¿Quál es la tercera?

R. Porque la dignidad de las familias añade gloria y esplendor al Reyno.

P. ¿De quién tiene la potestad el que es Rey por sucesion?

R. De Dios.

P. ¿Y el que lo es por eleccion ó por conquista?

R. De Dios tambien.

P. ¿De dónde consta esto?

R. De la Escritura, que dice, hablando de

todos los Reyes sin distincion : Dios es quien os ha dado vuestra potestad.

LECCION III.

De varios nombres que tienen los Reyes en la Escritura.

La Escritura santa está llena de títulos magníficos, y de nombres misteriosos con que Dios ha honrado á los Reyes, á fin de inspirar á los pueblos la veneracion, el respeto, el temor, el amor, la obediencia, y la fidelidad que deben á sus sagradas personas. Por David los llama Dioses: »Sois "Dioses, y todos vosotros sois hijos del Al"tísimo." "No porque lo sean, ni puedan serlo en la realidad, no habiendo, ni pudiendo haber mas que un solo Dios, sino porque en su Reyno son como unos Vicarios de la divina y eterna Magestad, ó unas imágenes visibles de su poder y soberanía.

1 Psalm. 6. vers. 81.

En el libro primero de los Reyes se llaman Christos ó Ungidos, porque por derecho

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lo son y pueden ser ungidos al tiempo de su coronacion en el hombro ó en el braZO. „El Señor y su Christo son testigos » de que no teneis que exponer queja algu»na contra mí.« 2 Así daba cuenta Samuel de su conducta á todo el pueblo, poniendo por testigo á Dios y á su Christo, que era el Rey Saul.

Por San Pablo los llama potestades, y no como quiera, sino las mas sublimes ó supremas, para distinguirlas de otras inferiores y subalternas, que están y deben estar siempre dependientes de la potestad régia.

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"En el Reyno, dice el Eclesiastes, este "excede á aquel en autoridad; y sobre es"tos hay otros mas excelsos y eminentes; "pero el Rey es quien excede y manda á "todos, y todos deben servir y obedecer al »Rey.« En el libro del Génesis los llama Príncipes, porque tienen y deben tener el primero y principal lugar. 5 „Dios es ́, de

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"cia Ana, madre de Samuel, quien levan"ta del polvo al necesitado, para que se » siente con los Príncipes, y ocupe el sólio "de gloria y de magestad. «En el quarto de los Reyes los llama padres; 2 ya porque tienen el lugar de Dios, que es el verdadero Padre de todos los hombres, y ya porque la primera idea de potestad que hubo entre estos fué la paternal, y los Reyes fuéron hechos sobre aquel modelo por esto es, què la obediencia debida á la potestad pública, se halla en el Decálogo en el mismo precepto, que obliga á honrar á los padres naturales. Los pueblos antiguos de Palestina daban á sus Reyes el nombre de Abimelec; esto es mi padre el Rey: porque si bien no lo son por naturaleza de to dos sus vasallos, pero sí en el cargo y obligacion de asistirlos de cuidarlos y defenderlos.

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Todos estos nombres son generales y comunes: otros tienen particulares y propios con que se distinguen entre sí, y que se los han merecido por hazañas ó servicios he

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chos á la Iglesia ó á la Nacion. Así vemos, que los Reyes de Portugal se llaman Fidelísimos, los de Francia Christianísimos, y los de nuestra España Católicos, título con que los distinguió la Silla Apostólica en el año de mil quatrocientos noventa y nueve; y que, heredado de sus augustos sucesores, lo mantienen con igual dignidad que merecimiento. Es preciso, pues, que el hombre olvide enteramente los sentimientos y obligaciones de buen hijo, de fiel súbdito, de leal vasallo, de perfecto christiano, y aun de verdadero Católico, para no venerar en su Rey á una imágen visible de Dios: para no respetar en su Soberano á un Christo ungido de Dios para no obedecer en su Monarca á una potestad sublime de Dios: para no guardar fidelidad en su persona á un Príncipe jurado en su Reyno; y para no amar tiernamente á un padre que lo defiende de todos sus enemigos, y le asiste en todas sus necesidades. Al buen vasallo jamas se le debia caer de la boca aquella expresion de los Palestinos: Abimelec mi padre el Rey lo quiere así: así lo manda el Rey mi padre. P. ¿Qué nombres da la Escritura á los Reyes?

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