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podrán cargar en la salida para la Tierra firme á cada fragata 50 pesos, á la botija de vino un peso, al cajon de tinta cuatro reales, al zurron de sebo un real, á la petaca de cebadilla un real, al cajon de tabaco un real, al quintal de jarcia un real, y á este respecto los demas géneros; y en la entrada dos pesos al fardo de ropa: lo mismo los géneros que se embarcan en los puertos del Realejo, Sonsonate, Nicoya y la Caldera; y dos reales la mula que pasa á Panamá. Y como la invasion si sucediese sería general, generalmente debe cargarse en las rentas de todas las provincias alguna cantidad por tiempo y de las encomiendas que fueren vacando se encomienden algunas para este efecto; y que en el ínterin que estos efectos dan fruto, se supla de la real caja. Vino con esta representacion el sargento mayor Gonzalo de Noguera Rebolledo, procurador síndico general, y por la ciudad de Nueva-Segovia hizo la misma instancia Luis Marin, procurador del número, en su nombre.

Recibido con cartas de particulares celosos, vistas las cédulas de 5 de diciembre de 649 y 17 de julio de 661, que encargan el cuidado de estos puertos y costas, y otras mas urgentes de 23 y 30 de enero de 63, con otra que trajo el mismo procurador de Granada, pidiendo informe del estado que tienen aquellos puertos y disciplina de la gente de guerra, considerado asimismo el riesgo inminente de que el enemigo se introdujese con gente de la mucha que tenia en Jamaica, y oído el voto del acuerdo, dictó auto el presidente Mencos, para que se viese en junta de hacienda, y en ella sus individuos diesen su parecer por escrito, sobre tres puntos: 1o si se pondrá por obra la fortificacion propuesta por el gobernador de Nicaragua: 2o si para hacerla sin pérdida de tiempo se tomarán dineros de la hacienda de S. M. á reserva de reponerlos del fondo que se destine para ello; y 3o cuales medios deban destinarse para crear dicho fondo.

Se hizo la junta el dia 13 de octubre del propio año de 665, y si bien no ofreció dificultad el primer punto de que se pusiera por obra la fortificacion, sí la ofreció el segundo acerca del suplemento de la hacienda real, oponiéndose el oidor Garate á que se tocase, por estar prohibido, y proponiendo para el presidio, que los encomenderos de la provincia ocurriesen á formarlo, los presentes en ella por sí, y los ausentes en España por medio de sus escuderos, pues con este cargo lo son; y para los 12 mil pesos de la fábrica del castillo y torreon, que se repartan á los ricos de la misma provin

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cia, que los suplan miéntras son reintegrados; pues siendo los aprovechados, no era razon quisiesen estar defendidos á costa agena, mayormente siendo los vecinos de Nicaragua los mas ricos é interesados en el comercio, que hay en todas estas provincias; y que S.M. en casos semejantes puede valerse de la hacienda de sus vasallos mandando dichos empréstitos, especialmente donde los vecinos se hallan tan libres de pechos, gozando de tanta tranquilidad, y lo que faltare se puede sacar de las milpas de soldados mandadas hacer; y así mesmo se puede pedir un donativo voluntario en todas las demas provincias, y así contradecia se tocase la hacienda de S. M. y aun el retardar lo que se debe inviar por los aprietos en que se halla, sin que los vasallos de estas provincias participen de las calamidades que sufren los de España. Este lenguage acaso habria cogido de novedad á los capitulares del año de 603, de que se ha hecho mérito. ¡Tal era el progreso de las ideas! El parecer del presidente fué, que convenia ganar tiempo en poner por obra la fábrica de las dos torres fuertes dictaminadas por el gobernador, pedidas por el cabildo de Granada y aconsejadas por personas celosas, para que tapadas las bocas, y cerrada la puerta, se desvaneciesen los intentos del enemigo, estando como estaba informado, que tanteó, y muy fijo, volver con 1500 hombres, y que convenía librar sobre la caja de aquella provincia 8 mil pesos á órden de dicho gobernador con intervencion de los tenientes de oficiales reales de aquella ciudad para este fin, á reserva de reintegrarlos del fondo que se crie, y si faltasen para la remision á España, suplirlos su señoría de su caudal, obligándose á pagárselos el mismo fondo; y así se determinó, y ordenó hacerse, librándose los despachos necesarios. Se ve aquí la moderacion y entereza del presidente Mencos.

Para conferir el tercer punto se tuvo junta el dia 17 siguiente: en la cual se resolvió no solamente gravar los frutos y efectos del comercio de la provincia en su salida por ambos mares, mas tambien en la entrada de los que vienen del Perú y Tierra firme por el del sur, pertenecientes sin duda á sus vecinos. Parece se adoptaron otros, segun el contexto de razones que despues se alegaron. Para la recaudacion de ellos se dieron las órdenes necesarias y se nombraron comisionados. El ayuntamiento de Granada habia escrito tambien al de esta capital, encareciéndole emplease su grande autoridad en coadyuvar su solicitud de la fortificacion, segun se

refiere en acta de 23 del propio mes de octubre de 665.

A vuelta del estío llegó á esta capital aviso de Panamá, recibido de Cartagena, de haber parecido á la vista de aquel puerto 14 bageles de enemigos con indicios de encaminarse á la laguna de Granada; y luego carta de Salinas gobernador de Nicaragua con fecha 20 de abril de 666, en que comunica otro de don Juan Lopez de la Flor gobernador de Costa-Rica, de que el enemigo ha echado fuerza de gente en el puerto de Matina, llamado ántes Chirripo, que dista 12 leguas de las bocas del rio de San Juan, dándole á entender que el intento es hacerse de bastimentos, y esperar que crezcan las aguas de dicho rio para subir á la laguna.

Hasta entonces no habia bajado el gobernador Salinas á comenzar las fábricas, y pide 200 hombres para guardar segun parece, el paso de Santa Cruz. Hace presente que 400 hombres que tenian en lista los cabos estaban sin disciplina á 20 y 30 leguas, con quienes no se podia contar por su desidia, y haber algunos de ellos tan bajos, que ayudaron al enemigo en el pillage. Sobre lo cual oído el voto del acuerdo, y hecha junta de hacienda, se resolvió enviar al gobernador Salinas, cuando no toda la gente que pide, á lo ménos parte de ella; y que se tomen prestados 3 mil pesos de la bolsa y fondo de barlovento á reponerse del que se sitúe para esta fortificacion, aviniéndose como se avino el presidente á ser pagado de sus 8 mil pesos, despues de pagados estos 3 mil.

Entre tanto, representa el gobernador de Nicaragua, que ha comenzado los trabajos con solo 700 pesos que habia en aquella caja; y en junta de 29 de mayo se dan órdenes para la remision de dineros á ella. Poco despues el oidor Garate al rey en otra de 12 de agosto, dice: en cuanto á fortificar el rio de S. Juan, se va haciendo lo posible, y se han discurrido los medios para los gastos, no fantásticos ni dudosos, sino en mi sentir ciertos y efectuosos; y su señoría el señor presidente á suplido de su caudal, en el interin producen, no pequeña cantidad para que se pueda logar trabajo tan importante.

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CAPÍTULO 60.

Invasion de Costa-Rica.

El gobernador de Costa-Rica en cartas de 12 de marzo de 666, escritas al acuerdo y presidente comunica que el gobernador de Chi

riquí yelp. La Jos, cura de la tierra que confina con la Talaman

ca, le avisan habia en la costa en varias ensenadas 38 embarca-
ciones enemigas: que en Doype, punta de tierra que sale á la mar,
hacian casas y fortificacion; y que por informaciones que habia se-
guido, tenia averiguado que el intento era invadir la provincia de
Costa-Rica, y ocupar la mar del sur: que ademas el gobernador de
Veragua en carta de 4 de abril le comunica, que dado tormento á
cuatro ingleses, confesaron estaban 14 bageles en la isla del Na-
ranjo con intento de embestir á Portobelo y Panamá. Lo cual mo-
vió á declararse en junta de hacienda de 29 de mayo, que la pro-
vincia de Costa-Rica estaba en el caso de invasion, y su goberna-
dor autorizado para gastar de la hacienda real; y por si en aque-
llas cajas no habia dinero, se enviasen 8 mil pesos de barlovento
á la de Nicaragua de prevencion. Como las comunicaciones se ha-
cian por agua, ésta debió llegar á tiempo á Costa-Rica con la velo-
cidad que la suya vino á Guatemala.

Sin embargo, estas fechas no concuerdan con la del suceso,
que se refiere en informe del gobernador Haya hecho al rey á 15 de
marzo de 1719, en que escribe. Habiendo trasegado los libros an-
tiguos y modernos, que paran en los archivos de cabildo y gobier-
no de esta ciudad de Cartago, é informádome al mismo tiempo de
diferentes personas de crecidas edades, e hallado que el dia diez y
siete de abril del año de mill seiscientos y sesenta y seis el cosario
Manfles hizo desembarco de ochocientos hombres en el valle de
Matina, con los cuales marchó por el camino de tierra hasta llegar
al sitio de Turrialba, que está á ocho leguas de esta ciudad, y ha-Cafe
biendo salido de ella el sargento mayor Alonso de Bonilla con los
ocho hombres con sus armas, por no haber habido mas, ni con
qué provisionarlos, les hizo retroceder en su marcha, desalojando-
los de esta provincia, en cuya ocasion se cogieron dos de los pira-
tas, que por estropeados se hallaron en los caminos, y á quienes
se preguntó qué motivos tuvieron para ejecutar la fuga á tan pe-

queña oposicion, como se les habia hecho, y aseguraron habérseles manifestado á la vista un ejército numeroso, y por lo que despues acaeció se tuvo por milagro cierto, ejecutado por disposicion de la Reyna de los cielos nuestra Señora del pueblo de Ujarraz.

Si semejante evento se refiriese al diez y siete de julio, vendria bien con las fechas del testimonio que está á la vista: pues segun él, el dia doce de agosto con nuevos avisos que tuvo el presidente, convocó junta de guerra á que concurrieron el obispo, oidores, oficiales reales, alcaldes ordinarios, alcaldes mayores y algunos capitanes y vecinos visibles de la ciudad, á la cual manifestó, que con las muchas presas que hacían los ingleses en las costas de Tierra firme y Nueva-España, y sáco que sufrian los lugares marítimos, se habian repetido órdenes para tener la tierra en defensa, y dándole cuidado ver las provincias de su cargo á tanto riesgo de que el ingles con número de gente vuelva á subir el desaguadero como lo prometió; y aunque varió de intento, pareciendole que en los raudales de dicho rio no había agua bastante para subir con embarcaciones de llevar número de gente, como lo ay en casi todo el discurso del invierno, resolvió penetrar las montañas de Costa-Rica, y llegar hasta el pueblo de Turrialba, siete leguas de la ciudad de Cartago, habiendo andado 38 con 700 hombres al mando del coronel Masfled, y cuya retirada, si no fué milagrosa, se debe tener á suma dicha, pues con la noticia que le dió una índia de estar nuestra gente aguardándole en pasos estrechos, sin mas causa resolvió dicho coronel su retirada contra el parecer de sus capitanes, y se embarcó, dejando nuestros prisioneros, con ánimo de volver á ocupar dicha ciudad de Cartago, y puerto de la Caldera del mar del sur con mas grueso de gente, como se verifica en cartas y otros instrumentos, de que resulta haber saqueado y quemado el pueblo de Veragua, y tomado la isla de Sta. Catarina y otras que estan á la mano en la costa de esta provincia y la de Nicaragua, para estar en ellas con ánimo de proseguir en el intento de ocupar una de las dos provincias, por estar mas indefensas, y ser mas importantes para ser dueño de entrambos mares. Como quiera que tiene à su cargo el gobierno y defensa de dichas provincias, há resuelto ir en persona á Granada, sin reparar en sus años, remitiéndose de esta ciudad dos compañias voluntarias pagadas, y si fuere necesario otra de San Salvador, y que los gasTOM. 2.

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