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col, á dos leguas, ay muchas casas, y en ellas mucha gente, avrá 80 almas con muchos muchachos y mugeres. Se siguen otras rancherías, que no se anduvieron, y se volvieron los españoles.

Hácia el poniente hallaron las rancherías siguientes. A la vuelta de lo andado una llamada Cache á dos leguas, tendrá treinta ó cuarenta almas. De aquí á cuatro leguas otra ranchería llamada Chicuí, avrá en ella y en contorno dos ó tres caciques llamados Chicayes, Quines, y Tzaques, y mas de cien personas. Volvieron á casa de Martin Petz, y salieron hácia el sur. Llegaron á Tizimique á 8 leguas. Aquí hallaron mucha gente. A otro dia entró el ingles por el rio llamado Tutuilha, y se llevó á los españoles, y algunos indios, otros huyeron.

De la ranchería de Martin Petz para las de los Mopanes y Ahitzaes ay el camino siguiente, segun relacion de este índio, que lo ha andado y mercadeado entre ellos. De su casa á la de Miguel Batena, que está á orilla del rio Ochtun, ay medio dia de camino, y avrá de gente 30 personas. De aquí se sigue la ranchería de Cantelac de los índios Chicuyes, que hablan otra lengua llamada Omon, ay un dia de camino, y avrá 40 personas. A la ranchería llamada Tixayab ay otro dia de camino, y avrá mas de cien índios con mugeres y muchachos. Otros muchos ay en Tixonte, y al rededor muchos mas, que los ocultan. De Tixonte á los Ahitzaes avrá cuatro dias de camino. Todo es sabana, y dicen estos índios no es el camino derecho, sino desde el pueblo de Chocaban, que está antes del Manché..

A los españoles soltaron despues de muchos dias á la orilla del rio Yaxal, y vinieron á esta casa de Martin Petz otra vez. Hicimos parada, mientras hacíamos una piragua para pasar á Bacalar. Ya hecha la echamos á la agua estando el rio Yaxal de avenida, que solo de esa manera se puede navegar. Amarróse con fuertes cordeles. Aquella primera noche bajó el rio, y quedó la canoa colgada en el aire, y con el peso grande rebentaron los cordeles, y fuese la canoa, y pasó á la mar, que está de allí siete leguas la boca. Gastamos un dia en buscar otro palo, para hacer otra canoa, y Dios nos dió un madero de zeyba, con que en diez dias labramos otra hermosa piragua. Yo por informarme y conocer los rios y bocas determiné á pasar con los españoles á Bacalar.

Por la mar ay los rios siguientes. De el rio Yaxal á Zimin ay media legua. De aquí al rio Paliac ay 7 leguas. De aquí al rio Pule

tan ay 3 leguas. De aquí al rio Vacon ay una legua. De aquí al rio Vain ay dos leguas. De aquí al rio Campin aŷ 9 leguas. De aquí al rio Puhuy ay 5 leguas. De aquí al rio de Xiote ay 5 leguas. De aquí al rio Texoc ay 2 leguas. De aquí al rio Texach ay 3 leguas. De aquí al rio Xibun ay 4 leguas. De aquí al rio de Balix ay dos leguas. Despues se entra en el rio Tipú. Este rio es distinto del de Tepu, que queda en el distrito de Yucatan, y divide el territorio sudeste hasta la costa, conquistado de órden del capitan Francisco Montejo por Juan de Aguilar en 547, segun refiere Cogolludo lib. 3 cap. 4, poblado de tribus indígenas de la jurisdiccion de Bakalal, que segun relacion del mismo lib. 11 cap. 15, se alzaron corriendo el año de 639, y es mencionado de Villagutierre en la conquista del Peten. Todos estos rios, prosigue Delgado, por la banda de tierra se vadean, que aunque parece son muy grandes y anchos tienen en las bocas de al mar grandes bancos de arena. En el rio Texach sábado 20 de agosto fué Dios servido, que me aprisionára el enemigo.

La relacion de este suceso es transcrita por Ximenez cap. 31. Pasamos, dice, hasta las orillas del Tipú, como no me dieron entrada, ni á los de Bacalar, volvimos por otro parage, hasta llegar al rio Tezach. En todo el camino no hubo cosa notable. Estando en el rio Tezach, quisimos pasarlo á vado, y no se pudo por ser mui grande. Salimos de aquí para la mar, que ay ocho leguas. Llegamos sobre tarde á la mar, y aquella noche hicimos fuego, para calentarnos, y secar la ropa, y eso nos perdió: porque una legua el rio arriba ay una isleta, donde estaban poblados unos ingleses piratas. Aquella noche no nos cogieron, por haber estado lloviendo.

Yo estaba mui maltratado, y muerto de hambre, y como me mojé toda la noche, lloviendo sobre mí, á las cinco de la mañana salí á la playa, á secar un pañuelo al aire, que ponerme en el estómago, y estando en eso, nos embistieron cinco ingleses, diciendo: date España. Levantéme de una hamaca, donde estaba sentado, y al decir: buen quartel, por espantarme, me tiraron un carabinazo con postas. Como alcé los brazos, pidiendo buen quartel, me pasó una posta el brazo izquierdo, entrando por la muñeca hasta el codo, que hoy dia tengo en medio del brazo.

Así que me vieron herido me alagaron, diciendo: perdon, padre picaron. Un palo de maria y su leche me pusieron en la herida, apretaronme, y eché mucha sangre: el brazo tenia casi muerto, y del susto, ó de la sangre, ó de haber estado sin comer dia У medio

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me daban desmayos, pero no por eso me libré: pues con los cordeles de la hamaca me ataron las manos por detras, dándome dos ligaduras en las muñecas y en los molledos ó gatos de los brazos. Echaron el lazo en la rama de un árbol, y quedé quasi colgado, como lámpara: otro ingles por burlarse, me solia suspender para arriba, y parecia que volvian el cuerpo lo de adentro afuera, segun era el dolor de cuerpo y brazos, y lo que mas me dolia eran los hombros.

Despues llegó á mí otro ingles, y me dijo, ¿unde el pataca? y respondile, que no tenia petaca, sino un cajon, y apurado me decia: pataca, pataca. Yo le decia: no hay petaca. Enfadóse, y me dió con la coz, ó cabeza de la escopeta un golpe entre los dos brazos, que me privó de sentidos. No cay, por estar semicolgado. Al darme el golpe, dí un grito, y mui colérico me volvió á pedir las patacas, diciéndome: por Dios, hijo de puta, hijo de una perra, alzando el gato de la escopeta, como para matarme. En esto me hizo señas, haciendo una O con los dedos, á modo de un peso, diciendo: pataca, pataca. Entendí lo que pedia, y le dije: plata, plata. Sili, me respondió. Llamé al muchacho, que aun no lo avian amarrado. Vino: pedíle la llave de el caxon, recibiéronla, hallaron 60 pesos en reales, calix, y hornamentos, con eso se sosegaron. Pataca llama el diccionario el real 'de á ocho.

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A los de Bacalar, continúa, les quitaron unos tércios de cacao, y á mí toda la ropa. Aquel dia estuvimos todos amarrados, y nos llevaron en su embarcacion á la isleta donde tenian sus ranchos. A los de Bacalar les dieron á cien azotes con cáscara de manati. Fué Dios servido que á mí no me tocasen: lo que hizieron fué, que uno me mandaba sentar bajo de un árbol, diciéndome: siéntate señor: otro venia y decia: ven acá; con que por cansarme y molerme, me traian de aquí para allí. Viendo sus bufonadas, me atreví á pedirles de comer: riéronse, y me dieron de comer.

A los tres dias nos embarcaron, y nos llevaron á los cayos de cocina, donde avia poblazon de ellos, y su capitan era un ingles de buena disposicion, llamado Burte Charpa, quien me examinó, y me dijo: ¿Quanto España, quanto flecha, quanto lanza, quanto índio salvage? Dígéle, que los que allí avíamos éramos no mas. Mándome soltar, y que nos diesen un pasaporte, para si topábamos con otros. Así se hizo, y á los nueve dias nos soltaron en las playas, donde cogen el ambar, que tienen 80 leguas, llamada

la bahia del Espíritu Santo, que pertenece á Bacalar, y la otra de la Ascension, que pertenece á la villa de Valladolid de Yucatan. Murillo, en su Geografía lib. 9 cap. 3, hablando de esta última provincia, escribe. Aquí hay mucho palo colorado para teñir, que llaman brasil y campeche, y por aprovecharse de él, se establecieron algunos ingleses.

CAPÍTULO 64.

Galeones.

Solórzano lib. 5 cap. 18 escribe: aunque en tiempos pasados las flotas iban y venian solas, y bastaban menores prevenciones de guerra, en los presentes, como los cosarios y otros enemigos de la corona, que se las envidian y asaltan, son tantos y tan poderosos, es forzoso que las armadas sean mayores, y mas poderosas; y si los enemigos no perdonan gasto ni trabajo, por robarnos estos tesoros, justo es que de nuestra parte nos desvelemos por estorbárselo, y escarmentemos en el que perdimos el año de 1628, de que los rebeldes blasonaron tanto, que lo añadieron por trofeo de sus insignias, pintando la América, como que se le ofrece, y á Olanda, como que la recibe, diciendo, veniste al fin, como parecerá por la estampa que Juan Laet pone al principio de sus navegaciones. Pues cuando este escritor apetece que las flotas de la carrera de Indias lleven mas resguardo, es cuando se retiran los dos galeones que hacen el comercio de Honduras, y si el surtimiento que hacian las flotas con mas custodia era limitado é insuficiente para los reynos y provincias á que se dirijian, ¿cuanto mas insuficiente y limitado debió ser el que se dirijia al reyno y provincias de Guatemala, no con ménos custodia, sino retirado del todo su resguardo? Robertson lib. 8 § 42, citando á Campomanes, dice: á mediados del siglo 17, cuando el comercio exclusivo de Sevilla en América estaba en su mas alto grado de prosperidad, las dos escuadras unidas de galeones y la flota no llevaban mas de 27500 toneladas. Una semejante carga, añade, debia estar bien léjos de poder satisfacer á la demanda de estas vastas y numerosas colonias, que esperaban todas las comodidades y la mayor parte de las necesidaTOM. 2.

(is)

des de la vida.

De aquí es que se repitieron los clamores. En instruccion que dá el ayuntamiento á su procurador en España á 31 de mayo de 647, dice al cap. 6: que su magestad se sirva ordenar que todos los años precisamente vengan dos galeones del armada á recorrer las costas, y puertos de Honduras, donde los enemigos entran y salen sin resistencia robando y saqueándolos en todas ocasiones: y que la contribucion de estas provincias se dé en uno de los puertos de ellas de Trujillo, ó Sto. Tomás á dichos galeones de barlovento para su apresto; y que se pida cédula dello para el señor virey, y en caso que dicho virey no los imbie, que el señor presidente desta real audiencia pueda gastar estos efectos en la defensa de los puertos.

Una cédula de 20 de octubre de 648, impetrada en materia de encomiendas y corregimientos, refiere entre las quejas que dan los vecinos de esta ciudad, la de haber perdido, y tomádoles el enemigo de dos años á aquella parte cuatro millones: no expresa de qué. En instruccion remitida á 27 de mayo de 650, al cap. 1o dice el ayuntamiento: no obstante las paces hechas con los estados de Olanda, se an quedado en las islas cercanas á los puertos destas costas con cantidad de bajeles, que las infestan é impiden el comercio destas provincias.

Mas adelante fué ocupada Jamayca por los ingleses; y como mucha parte del comercio se hacia por el rodeo de Veracruz, en cabildo de 22 de febrero de 669 se refiere, que para la paga de 125 mil pesos, que se repartieron á la Nueva España en el asiento del consulado de Sevilla por cada una de las flotas, se habian rateado á cada cajon de tinta añir diez pesos, á cada carga de cacao dos, á cada tércio de grana silvestre diez, á cada cajon de chocolate diez, y á cada cajon de baynillas otros diez, y esto á instancia y pedimento del prior y cónsules de la universidad de mercaderes de la ciudad de México, y habiéndose tratado sin consulta, ni sabiduría de esta ciudad y cabildo, debia ocurrir ante el señor virey, ó señores del real consejo de las Indias á solicitar la debida moderacion de dicho repartimiento, y no pare perjuicio á esta ciudad y sus vecinos mercaderes que de ella remiten los frutos referidos.

Las vejaciones que sufria por esta parte el comercio de Guatemala, lo obligaban á buscar el paso natural de los puertos del

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