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defendieron uno y otro alcalde de la furia popular. Llegada la noticia á Guatemala, el alcalde mayor antecesor, que se hallaba allí, dispuso con el presidente que enviase despacho para que le trajesen preso á Gaspar Perez, y los índios engañados con que lo llevaban para que fuese castigado, fueron con él muchísimos á entregarlo, y no fué sino para cogerlos á ellos sobre seguro, como cogieron mas de doscientos, y los desterraron, unos á Granada, y otros á Jalpatagua, donde todos perecieron miserablemente, quedando castigados los agraviados, y defendido el malhechor.

No fué tan afortunado, prosigue el propio Ximenez, don Manuel Maisterra, alcalde mayor de la provincia de Chiapa, en el pueblo de Tustla, donde tenia un gobernador, que hacia lo que Perez en Rabinal; sería esto por el año de 695. Ocurrieron á la audiencia, quien por su real provision mandó le quitase el gobierno. Haciéndosele duro al alcalde mayor cumplir el despacho, porque perdia mucha utilidad, los entretuvo con decir, que él iría al pueblo y lo ejecutaría. Aguardaron los índios: él lo dilataba; hasta que le dijeron, que & cómo no se ejecutaba lo que S. M. mandaba, que era el señor supremo, á quien todos deben obedecer? El alcalde mayor se encolerizó, y les tratò mal de palabra, diciendo que eran unos desvergonzados, atrevidos. Los índios ya calientes de ver la maldad que con ellos se usaba, tomaron piedras, y lo empezaron á apedrear, y así lo mataron, con que murió. Tambien mataron y quemaron al-tal gobernador y á un su alguacil. El mal y daño, añade el mismo escritor, les vino despues, ahorcando á treinta de ellos, y descuartizándolos, desterrando á muchos, y vendiendo á otros por esclavos.

En la Nueva España una sublevacion de indígenas por este tiempo atentó contra el virey, segun relacion de Humboldt en el ens. lib. 6 cap. 14. Rara vez, dice, se ha visto perturbada la tranquilidad interior del reyno de México desde el año de 596, en que el poder de los castellanos se vió asegurado desde la península de Yucatan hasta las costas de la Nueva California. En 601, 609, 624, y 692 hubo algunos movimientos de parte de los índios, y en el último los indígenas quemaron el palacio del virey, la casa del ayuntamiento, y las cárceles públicas, no hallando el virey conde de Galve su seguridad, sino protegido por los frailes de San Francisco. Apesar de estos acontecimientos á que dió lugar la falta de víveres, la corte de Madrid no creyó necesario au

mentar las fuerzas militares de la Nueva España. En Guatemala se ha visto que se estimó necesario el año de 697 la formacion de dos compañias para el resguardo de las primeras autoridades, no solamente por recelo de los indígenas, mas principalmente de los pardos.

En aquellos tiempos, prosigue este escritor, en que era mas íntima la union entre los españoles mexicanos y los europeos, la metrópoli no desconfiaba sino de los índios y mestizos; y el número de creollos blancos era tan corto que por lo mismo se inclinaban generalmente á hacer causa comun con los europeos. A esta reunion de circunstancias debe atribuirse la tranquilidad, que reynó en las colonias españolas, cuando á la muerte de Cárlos II se disputaron dos príncipes extrangeros la posesion de la España. Los mexicanos gobernados en aquella época, primero por un descendiente de Montezuma, y luego por un obispo de Mechoacan, fueron espectadores tranquilos de la grande lucha, que se empeñó entre las casas de Francia y Austria.

. Una cédula de 28 de enero de 701, remitida á Guatemala por la reyna gobernadora, dice. Recelándose que ingleses y olandeses envien alguna escuadra de bageles á esos dominios con el fin de perturbarlos, intentando sorprenderlos y aclamar en ellos por rey al archiduque, he resuelto preveniros estén con el cuidado y vigilancia debida para oponeros á lo que se intentare, ejecutándolo con la maña y reserva, que pide la gravedad de la materia. Las colonias, añade Humboldt, siguieron sin réplica la suerte de la metrópoli, y los sucesores de Felipe V, aun no temian el espíritu de independencia, que desde el año de 643 se habia manifestado en la Nueva Inglaterra.

En Guatemala el movimiento de indígenas, que mas parece haber ocupado la atencion del gobierno, fué el alzamiento de los zendales en la provincia de Chiapa por el año de 712. Ximenez ofrece hablar de él; pero el tomo 4 donde corresponde no está á la vista de los redactores. En una ante-sala de la antigua audiencia existe un lienzo de dos varas en cuadro con la pintura de los pasages principales, y abajo su explicacion numerada, que dice. 1o En el pueblo de Guistan cercan los índios á don Fernando Monge y sus soldados. 2o Pasa el alcalde mayor don Pedro Gutierrez á socorrer á los de Guistan. 3o Matan los índios al sargento mayor don Bartholomé Tercero de Rosas. 4o Resisten los

índios debajo de una trinchera en San Pedro al alcalde mayor, y le obligan á retirarse. 50 Refriegas de los índios con el gobernador de las armas don Nicolás de Segovia en Oschuc.

60 Entrada de los señores presidente y auditor general en Ciudad Real. 70 Esperan los índios al señor presidente debajo de una trinchera en el camino de San Martin, y son vencidos, perdiendo la eminencia de un cerro. 8° Hace quemar el señor presidente el pueblo de San Martin. 9o Real del señor presidente. Batalla y expugnacion de la trinchera de Cancuc. 10o Halla milagrosamente agua para beber el ejército del señor presidente. 11o Trinchera inexpugnable que tejen los índios en el camino real de Oschuc para Cancuc.

129 Fuerte que hizo luego que se ganó Cancuc. 130 Manda el señor presidente ahorcar en Cancuc à Juan Garcia, capitan general de los alzados, y á un índio. 14° Manda asímismo ahorcar en Yajaton nueve capitanes de los alzados, y una índia bruja. 15o Entra con sus tropas en Guistiupan, y el alcalde mayor de Tabasco don Juan Francisco de Medina Cachen. 169 Trinchera de los índios para impedir la entrada del alcalde mayor de Tabasco por los Moyos. 17° Acometen los alzados, queman y saquean el pueblo de Sinejobel por ser fiel, matando en la Iglesia al padre fray Juan Campero del órden de San Francisco, y lo cuelgan en un naranjo. 180 En Ococingo y Cuira degüellan los alzados las criaturas hijas de españoles y ladinos. 19o Matan en el camino real de Cancuc para Oschuc al padre fray Juan Gomez dominicano. 20° Matan en el camino de Huaquitepeque para Ciuhaco á los pp. fray Nicolás de Colindres, y fray Manuel de Mariscal. 21o En Chilon matan los alzados á los españoles, y arrojan á muchos por la torre de la iglesia. 22o En Tonalá matan los dichos al padre don Francisco de Andrada su cura.

Arriba del lienzo tiene un brevete. En 1712 se sublevaron los pueblos de los partidos de los zendales de la provincia de Chiapa, y en poco mas de tres meses fueron sugetados, castigados y reducidos enteramente á la obediencia del rey N. S. por el señor don Toribio Cosío, caballero de la órden de Calatraba, gobernador y capitan general del reyno de Guatemala, y presidente de su real audiencia. Asistió á toda la empresa el señor licenciado don Diego Antonio de Oviedo y Baños, oidor de dicha real audiencia, y electo del real y supremo consejo de las Indias, como su asesor (21)

Tом. 2.

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y auditor. En actas de cabildo de 5 de octubre de 712, y 7 de abril de 713 se trata de la jornada, y del regreso del presidente Cosío; y mas adelante en 6 de noviembre de 714 se recibe cédula en que le es prorogada la presidencia, gobierno y capitanía general por dos años mas sobre los ocho de su concesion, en premio de este servicio. Juarros agrega que le fué conferido el título de marques de Torre-campo, y así es titulado sucesivamente en las mismas actas y cédulas posteriores.

Echevers, en su ensayo sobre comercio, hace el elogio de los zendales el año de 742. La grana silvestre, dice, es produccion de Chiapa: en otro tiempo era mucha la cantidad que se sacaba por los zendales, y zoques, quienes la abandonaron por falta de compradores, y cuando entró á gobernar aquellas provincias don Martin de Bustamante no se cogian mas de trescientas arrobas; pero con haber fomentado á cuatro pueblos de los zoques, los puso en estado de que beneficiasen mil y seiscientas: lo mismo harian, y aun con exceso los pueblos de los zendales, si lograsen igual fomento.

Aquí se habla con alabanza de un corregidor; pero Ulloa y Jorge Juan p. 2 se explican ménos lisongeramente de otros en el Perú, estendiéndose en el mismo sentido con respecto á hacendados y curas, y á la manera con que son oidas sus causas por los jueces, y defendidos por los protectores fiscales. Esta conducta para con los índios dicen en el cap. 1, fué el principio que tuvo la sublevacion de los chunchos, quienes se separaron de la obediencia del rey, y ocupando los parages circunvecinos á Tarma y Jauja por la parte del oriente en las montañas de los Andes han hecho guerra contra los españoles, desde el año de 1742, cuya rebelion no se há podido apaciguar hasta el presente; y estas son las tiranías, que su caudillo les decia intentaba reformar, sacándolos del gobierno de los españoles. Si se reflexiona sobre lealtad, afirman en el cap. 3, no se encontrará nacion alguna en el mundo que hable con mas respeto y veneracion de su rey: ellos nunca toman su nombre en la boca, sin anteponer el distintivo de señor, descubriéndose la cabeza, ceremonia que ni los curas ni los corregidores les han enseñado, porque éstos no la practican, ni han visto un ejemplo tal: dicen regularmente el señor rey, y algunas veces el señor nuestro rey.

La guerra que los indígenas hacian en sus alzamientos en

Guatemala y en las demas colonias españolas, no era como la que los mismos hacian en las colonias inglesas del norte: pues en ellas, segun se refiere en el compendio de la historia de aquellos estados, y se ha dicho otra vez, hacian la guerra à los ingleses con armas de fuego y toda especie de arma blanca: porque aliados temprano con los franceses del Canadá, hasta con los vínculos del matrimonio, eran surtidos de ellas, é instruidos en su uso por ellos mismos. Aliados otras veces con los ingleses contra franceses los indígenas del Canadá, recibian igual instruccion y surtimiento de los primeros: con lo que toda especie de arma y pericia militar últramarinas se hicieron comunes entre aquellos naturales, y la guerra con ellos siempre fué y es todavia estragosa y temible.

Ademas, los colonos ingleses abrian campañas con los colonos franceses recíprocamente en sus territorios en tiempo de guerra entre las naciones matrices, y con esta ocasion, empeñada la contienda en materia de límites, se prolongaba fácilmente. Fueron así mismo distintas veces atacados y su territorio invadido el año de 744: con lo que siempre tuvieron que acudir á su defensa; y consultando por sí mismos á su propia conservacion, al fin se hallaron en estado no solamente de repeler á sus invasores, mas tambien en el de auxiliar á la nacion matriz. Así es que por sí solos tomaron el año de 758 á los franceses á Luis Bourg puerto y ciudad fortificada del Canadá, y á los españoles la Habana en el de

762.

A los indígenas de las colonias españolas no permaneció mucho tiempo desconocido el uso del arma de fuego. Alcedo, hablando de los chunchos, dice: estos índios tienen un gefe ó principe, descendiente segun dicen de la estirpe real de los íncas, el cual quiso hacer valer sus derechos á la monarquia del Perú, representando el año de 1744 al virey marques de Villa Garcia, con amenazas de que se haría justicia con las armas: es católico y ha tomado entre los suyos el título y honores de rey del Perú: fué criado en Lima entre los españoles como hijo de cacique, donde se instruyó en el gobierno, la policía y el arte militar, que introdujó en su pais con el uso de las armas blancas Ꭹ de fuego.

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Acaso vendría de aquí, lo que observa Humboldt, donde dice. Todavia crecieron los temores de la corte, cuando pocos años antes de la paz de Versalles, Gabriel Condorcanqui, hijo del cacique de

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