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suya, escribe: de pocos meses á esta parte se ha reconocido que á ydo entrando en estas provincias mucha moneda falsa de cobre, que no es de la viciada, por haber sabido, que en ellas corria todavia la moneda de moclones, por seis reales de valor. El capitan don Agustin Matute, tesorero juez oficial real, en otra que hace sobre la materia dice: no ay razon, mandato, ni costumbre que haya podido disponer corra la moneda falsa de cobre, y conociendo V. A. ser esto así, acordó y mandó, que en esta ciudad y las demas de su distrito se pregonase que dentro de quince dias la manifestasen, y que pasados se procederia contra los que la tuviesen: en el cual tiempo se á manifestado la cantidad, que tengo certificada con distincion de la falsa, viciada, y mui poca buena.

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Recelándose todavía mayores inconvenientes, se celebraron juntas y se pidieron votos por escrito á prelados, empleados, y particulares que los dieron el dia 21 de junio de 661. Muchos. propusieron la extincion total de los moclones, algunos la resistieron, El contador Ochaita la funda, diciendo: que habiéndose consumido en toda España y parte de las Indias la moneda llamada perulera por el defecto conocido de falso, solo en esta ciudad se alzó la mano, y se suspendió, mandando corriese en el interin, para que ubiese moneda usual; y aunque á corrido por este fin, todavía se a reconocido por los que an entrado de otros reynos, haciendo grangería en traerla, que de pocos dias á esta parte se a aumentado tanta y de tan mala calidad, que si se diera lugar á que corriese, continuasen en traer mas y mas cada dia, y quedase la misma dificultad, y ménos remedio.

El thesorero Bernal del Caño, en el suyo escribe: en razon de la moneda viciada y falsa digo, se debe fundir y consumir toda aquella que no fuere del nuevo sello de columnas: lo primero por ser así la órden de S. M, y no ser conveniente aver dos sellos de moneda: lo segundo, porque del sello de columnas ay bastante moneda, para comerciar en este reyno, y nunca é visto tanta como oy; y lo otro, que cada dia vemos no querer nayde recebir este dinero, por cuya causa en ningunos reynos de S. M. corre, y tampoco es conveniente corra en estas provincias.

Don Alonso Cristóval Calanche Valenzuela, en el suyo, dice: sobre la reprobacion y consumo de la moneda perulera, llamada moclones, me afirmo en que no hallo para reprobar moneda fa

cultad en esta real audiencia: que para remedio de los daños de la consulta divulgada, podia mandar trocar en la real caja sin premio alguno la moneda buena de moclones á moneda de columnas; y proceder conforme á derecho contra los que retuviesen ó comerciasen en moneda falsa.

Pasando al modo de consumir la moneda, dice Nájera: el medio que se me ofrece, es, que todos los que se hallaren con moneda moclona, acudan con ella á la real caja, donde se les dará lo que correspondiere á la que llevaren estando un ensayador y los oficiales reales, para que vean la que es buena. El tesorero Matute dice: que reducida á planchas ensayadas, se truequen por su verdadero valor con la moneda que fuere entrando en la real caja.

Parece que la providencia que se tomó es indicada por Ximenez, que continuando su relacion, dice: hallando convenir, que aquesta moneda se extinguiese, se mandó que no corriese, que es la que llamaron moclones, y los dueños por no perder su plata, la fundieron en barras, y otros hicieron plata labrada. Así es que no se adoptó el parecer de Nágera ni Matute, acaso por la dificultad de dar cumplimiento al contado á los interesados; porque si el año de 51 de 30 mil pesos que se pidieron de Tegucigalpa para rescate de planchas, solo se remitieron 6 mil, ménos se podia en el de 61 atender á ambos objetos.

Extinguidos los pesos y tostones de esta clase, advierte el mismo Ximenez, solo corrieron los reales de á dos, hasta que el año de 1663 se mandó, que no corriesen, si no es que se reconociesen los que no estaban adulterados, y aquesos se resellaron, que son los que el dia de oy se hallan con una corona. Sin duda algunos moclones de mejor ley escaparon de la extincion, puesto que se ha habido á la mano uno de á 8 con la figura de un pedazo de tiesto, que tiene por el lado convexo las armas, desde luego de Austria, y el nombre de Felipe IV; y del otro una cruz con las de Castilla y Leon, y el año de 1650. Tambien se ha reconocido uno de á dos con las mismas armas, y el resello de una corona real.

Ximenez añade: porque las rentas reales de S. M. solo se llevaban en pesos de 8 reales, y no se hallaban, por haberles quitado el valor á los que llaman moclones, y de las nuevas fábricas avia todavía pocos, se mandó que se llevasen, aunque fuesen en reales de dos, como se hizo; y así se empezó á experimentar mucha falta de plata para los comercios, y los navios que venian al Golfo,

llevaban de la plata fundida de los moclones, porque no avia otra plata.

La contienda por los reales de á dos, aun no era acabada 15 años despues de resellados, y ademas, se extendió á los reales sencillos. En real provision de 13 de abril de 1678, el presidente y oidores dijeron. Por cuanto en la real caja de esta corte se halla alguna plata en deadoses resellados pertenecientes á S. M. que no se han podido reducir á moneda doble, ni aun á los deadoses y sencillos, que estan mandados remitir al señor virey para su trueque, y habiéndosele dado noticia que el capitan don Isidro de Zepeda llegó á preguntar, si anticipando alguna moneda doble, se le remataría el cacao del tercio de Sant Juan, y habiéndosele enviado recado, para que sirviese á S. M. en reducir á moneda doble 5 mil pesos de la que se halla en la real caja resellada provinciana con cargo de que se le volverá; respondió no hallarse con moneda doble, por cuya razon no habia hecho postura, que á tenerla, sirviera á S. M. mediante lo cual, mandaban y mandaron, sin embargo de lo que respondió, se le notifique, ponga oy en todo el dia en la real caja 5 mil pesos en moneda doble, para que en ella se trueque, con cargo de que dentro de dos meses se le volverá. Notificada la providencia al interesado, apeló á la misma audiencia, y en eso quedó.

Sin embargo que la moneda de columnas se ha visto contrapuesta á la de escudos, no cesó de labrarse esta última lo mismo que la primera, y ya parecen en lo sucesivo cambiadas, esto es: de ley superior una de escudos, que se ha tenido á la vista, del año de 1682; y de inferior, una de columnas de 1683: ambas circulares, y sin labor en el canto: la de columnas con el nombre de Potosí, algun tanto elevada en el centro; y la de escudos sin nombre de lugar, con ambas superficies del todo planas. Alcedo, describiendo Lima, advierte, que fué trasladada á esta ciudad la casa de moneda de Potosí el año de 603; pero hablando de esta villa, supone permanente en ella la casa de moneda, como se ve en 1683; y puede suceder, que en la primera se trabajase con mas perfeccion que en la segunda. Mas sea como fuere, aparecen dos pesos duros, uno de 1688, y otro de 1691, ambos de columnas, con figura del todo irregular en la superficie, y en la circunferencia, sin otro rastro de forma circular, que el que alcanza la marca del punzon en la amplitud de la hoja del metal, mas o ménos prolon

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gada, y contrahecha en todas direcciones. Las monedas inferiores de á cuatro, y de dos reales, aunque son abrigadas por la marca, llevan las columnas tanta imperfeccion, que mas denotan un enrejado. En fin, las armas de la casa de Austria desaparecen en ellas, y en otro duro de 1702, no tornando á aparecer, hasta el año de 1712 en moneda del archiduque, que al entrar militarmente en Madrid, toma el nombre de Cárles III, y se titula rey de las Españas.

CAPÍTULO 75.

Casa de moneda.

El presidente Cosio en 20 de setiembre de 1714 dictó el auto siguiente. Debiendo escogitar medios por donde reviva este reyno, para que sus moradores no lo desamparen á urgencias de las necesidades, que se experimentan, por no hallarse un real, viéndose precisados á comerciar á cambios de efectos y con cacao, como en Nicaragua, Costa-rica y Honduras, y este sea la fundacion de la casa de moneda con su cuño en esta ciudad, para lo que brindan sus preciosos minerales, y para que cada uno exprese su sentir en asunto de tanta importancia: pásese copia de este auto al real acuerdo, al señor obispo de esta ciudad, al venerable dean y cabildo, al ayuntamiento de esta ciudad, á los ministros, oficiales reales y contador, y á los reverendos padres de Santo Domingo, San Francisco, la Merced, y prelados de San Agustin, rector de la Compañia de Jesus y Belen.

El real acuerdo reprodujo el auto superior: el obispo y demas prelados lamentan la pobreza de la tierra: los oficiales reales el atraso para realizar los tributos; y el ayuntamiento la falta de dinero, dimanada de que ya no venian de Nueva-España 200 y 250 mil pesos, que se traian ántes, á reportarlos en cacao: ni venian del Perú los 200 mil ducados, que debian traer, para volver con frutos del pais: que al propio tiempo salian cantidades crecidas para España, así de S. M. como de particulares; y que así, una vez que habia en la tierra trece minas de oro, entre ellas la del Corpus que daba oro de 23 quilates, y quince de plata, entre e

Has la de Tegucigalpa, que daba plata copella, cuyas labores habian cesado por falta de dinero, habia necesidad y proporcion de fabricarse en la tierra moneda para su comercio.

La pretension se hizo en España; pero promovido el presidente Cosio, marques de Torre-Campo, para la presidencia y gobierno de Filipinas, decayó su importancia, siguiéndola entonces el ayuntamiento en union de otras que tenia pendientes, y se ve en 13 de abril de 718, que acuerda hacer instancia sobre ella y por las demas encargadas á su agente. Pasados once años, la tomó por principal, y celebrando cabildo abierto en 28 de henero de 729, dispuso, dice el acta, se haga consulta al gobierno superior, impetrando licencia para poner en práctica un molinete, y en él fabricar de duzientos á trescientos mil pesos: para cuyo efecto se solicite informe del ilmo. señor obispo, de su V. D. y cabildo, y sagradas religiones.

La antigua gaceta de Guatemala da alguna idea del estado de la labor de las minas en este tiempo. La del mes de noviembre de 729 en el artículo Honduras, dice: las minas de esta provincia estan paradas la mayor parte por falta de trabajadores. La de henero de 730 refiere haber entrado este mes en esta ciudad de los reales de minas en partidas conocidas, por una parte 12 mil marcos de plata de ley, por otra 104.558 pesos seis reales, que con otras porciones que no se han podido averiguar se discurre llegarán á 20 mil marcos: la de marzo da noticia de 8.500 marcos, y 74072 pesos 4 reales; y la de junio, dice: avisan que el trabajo de las minas de plata anda en toda la provincia muy vivo, y que cada dia se experimenta mas la riqueza de los minerales, aunque la falta de trabajadores, y la general necesidad, que en todo el reyno se padece de moneda, no permite el beneficio de las minas conforme á su riqueza, y deseo de sus dueños.

Entre tanto en España se daba curso á la solicitud de Guatemala por casa de moneda, y se pidió informe al virey de NuevaEspaña, á tiempo que habia vuelto de Filipinas y se hallaba en México el señor Cosío, marques de Torre-Campo, que habia sido predente de Guatemala y dado impulso á la pretension, y mirándola como suya, oficiosamente hizo las explicaciones convenientes. Así es, que este trámite no tuvo el éxito que cupo el siglo anterior al del consulado; porque en la gaceta de agosto del mismo año ya se leé: por cartas de México se sabe que el excelentísimo señor virey

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