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dados; que usaba de todo jénero de granjerías en daño de la causa pública i de los particulares; que se habia casado con hija de un caballero de los mas principales i poderosos del reino; que estando la guerra viva en la ciudad de Concepcion, i habiendo quebrantado la paz a los indios, habia sacado de aquel presidio quinientos soldados escojidos i llevádolos con su persona a la de Santiago, donde algunos estaban acuartelados, molestando e injuriando a los vecinos. La audiencia de Lima reconocia la verdad de todos estos hechos, i que los excesos de Meneses irian en aumento mientras desempeñase el gobierno. Comprendió, ademas, que aquel estado de cosas no tenia mas que un remedio, la separacion de ese mandatario; pero temiendo que éste se resistiera con las armas a entregar el mando, i convencida de que no habia en el Perú fuerzas con que reducir a Meneses en caso que tomase esta actitud, la audiencia no se atrevió a hacer cosa alguna.

Ántes de mucho recibia noticias de Chile que le parecieron mas alarmantes todavía. Con fecha de 30 de agosto de 1666, el gobernador de Valdivia don Baltasar Mejía avisaba a la audiencia de Lima las jestiones que Meneses hacia para incorporar esa plaza al territorio de su mando. Mejía se habia negado resueltamente a reconocer la autoridad del gobernador de Chile; pero conocido el carácter imperioso i altanero de este último, era de temerse que intentase un ataque a mano armada para apoderarse de Valdivia. En presencia de ește peligro, los hombres que tenian a su cargo el gobierno provisorio del Perú concibieron las sospechas mas temerarias e infundadas. Meneses era, como se sabe, portugues de nacimiento; pero desde su primera juventud habia servido en el ejército español. En diciembre de 1640, cuando estalló la insurreccion de Lisboa contra la dominacion castellana, Meneses, mui jóven todavía, se hallaba en Portugal accidentalmente separado del servicio. En vez de plegarse a la causa de la revolucion de su patria, huyó apresuradamente a Madrid en compañía de otros camaradas, i fué a ofrecer su espada al rei de España. En la corte se le creia tan leal a la causa que habia abrazado, que se le dió de nuevo ocupacion en el ejército, se le confiaron numerosas comisiones, i por último el nombramiento de gobernador de Chile. Los oidores que mandaban en el Perú, sin embargo, temieron que el empeño que Meneses ponia por entrar en posesion de la plaza de Valdivia tenia por objeto entregarla al rei de Portugal, haciendo venir al efecto tropas del Brasil.

Este infundado temor los hizo salir de la estudiada apatía con que

hasta entonces habian mirado los negocios de Chile. Pidieron informes sobre las condiciones militares de este pais a dos letrados que lo conocian personalmente, don Álvaro de Ibarra i don Juan de la Huerta Gutierrez, por haber desempeñado en él importantes cargos públicos (4). En seguida los oidores celebraron el 7 de noviembre de ese mismo año (1666) una aparatosa junta de nueve altos majistrados para acordar la resolucion que debia tomarse. Hubo allí diversidad de pareceres; pero por opinion de la mayoría se determinó "que don Ánjel de Peredo que habia gobernado en ínter aquel reino (Chile), fuese proveido por gobernador de Valdivia, i llevase despachos secretos para el gobierno de Chile, usando de ellos con tal arte que si el gobernador Meneses se hallase en Concepcion, llegase a Valparaiso, i se manifestase en Santiago; i si estuviese en Santiago, fuese a Concepcion i tratase secretamente desde el mar que el ejército le recibiese, i que para ello se le diese instruccion por menor, con las circunstancias que habia de observar en el viaje i entrada (5). En virtud de este acuerdo, Pe

(4) Véanse los sucesos de los años de 1655 i 1656 en el capítulo 14 de esta misma parte de nuestra Historia.

(5) Don Ánjel de Peredo, despues de haber gobernado interinamente en Chile i de haber sufrido la persecucion ordenada por Meneses que conocen nuestros lectores, se hallaba en Lima sin cargo alguno a mediados de 1665. El virrei del Perú, conde de Santisteban, le confió entonces el cargo de correjidor de Puno, en cuyo distrito se habian descubierto ricas minas de plata, pero donde se habian suscitado disturbios entre los andaluces i los vascongados. Peredo se recibió de dicho cargo el 12 de octubre de ese año, i dictó algunas providencias para aquietar los ánimos e impedir las reuniones de jente armada. Todas estas medidas fueron ineficaces, i el mismo Peredo, en un escandaloso motin, en marzo del año siguiente, recibió tres heridas de bala, i despues de complicados accidentes que no tenemos para qué refe- ̈ rir aquí, consiguió regresar a Lima i justificar su conducta ante la audiencia, que habia tomado el gobierno del Perú por muerte del virrei. Se hallaba, pues, desocupado en esa ciudad cuando la audiencia, segun contamos en el testo, le dió el cargo de gobernador de la plaza de Valdivia.

En algunos escritos españoles en que se hace referencia a estos sucesos con mui poco conocimiento de causa, se contó que Peredo habia sido asesinado en aquel motin; i este error ha sido repetido por otros autores a quienes debia suponerse mejor impuestos de las cosas de América, i entre estos por don Dionisio de Alcedo i Herrera en su Aviso histórico, político, jeográfico, con las noticias mas particulares del Perú, Tierra Firme, Chile i Nuevo reino de Granada, Madrid, 1740, en que estos sucesos estan referidos con los mas inesplicables descuidos; i por don Jorje Juan i don Antonio de Ulloa, en la páj. 128 del resúmen biográfico de los gobernantes del Perú que han puesto al fin de la Relacion histórica del viaje a la América Meridional, Madrid, 1748. La repeticion de este error ha hecho creer a algunos escritores TOMO V 13

redo se embarcó para Valdivia en febrero de 1667, llevando consigo el dinero del situado de esa plaza i algunos otros socorros (6).

El nombramiento de Peredo para desempeñar el cargo de gobernador de Valdivia no podia dejar de herir profundamente a don Francisco Meneses, tanto mas cuanto que a pesar de las precauciones de reserva que empleó la audiencia de Lima, el propósito de quitar a este último del gobierno de Chile no pudo dejar de trascenderse. En efecto, los enemigos de Meneses creyeron que un dia u otro seria privado del mando, i se regocijaron con esta espectativa. Éste, por su parte, disimuló cuanto pudo su encono; i aunque estaba dispuesto a rechazar con la fuerza cualquier tentativa de Peredo o de cualquier otro para deponerlo del mando, se empeñó en hacer llegar a Lima informes repetidos de las ventajas que habia alcanzado en la guerra, de la tranquilidad de que gozaba el reino i del contento jeneral con que era respetada su administracion. Meneses habia redoblado sus dilijencias para impedir que llegaran al Perú informes que le fuesen desfavorables; pero en Lima se hallaban algunos habitantes de Chile que ajitaban activamente la caida del gobernador, i uno de ellos, don Ignacio de la Carrera, hacia valer todo su prestijio i todo su influjo para conseguir este resultado. En esas circunstancias llegaba a Lima un nuevo virrei que traia poderes suficientes para poner un término definitivo a tantos desórdenes.

2. En vista de los informes que llegan a España, la reina gobernado

2. Las tropelías cometidas por Meneses debian ser conocidas en España i producir en los consejos del rei una penosa impresion desde que ellas se habian ejercido contra personas que la corte no podia dejar de amparar. En efecto, a fines de 1665, llegaban a Madrid las cartas del obispo de Santiago, de los oidores de la audiencia i de los funcionarios i vecinos, así como los in

ra autoriza al virrei del Perú para separar a Meneses del mando de Chile.

posteriores que don Ánjel de Peredo gobernador de Puno no es el mismo que habia gobernado en Chile i que gobernó mas tarde en el Tucuman.

(6) Este socorro, segun la citada relacion de la real audiencia de Lima, era formado por el situado de esą plaza i „se compuso de 65,000 pesos de a ocho, en ropa i plata, con mas otros pertrechos que se sacaron de los almacenes reales, que montaron a 8,000 pesos con poca diferencia. La impresion que de ese documento se ha hecho en el II tomo, pájs. 201-55 de las Relaciones de los virreyes i audiencias que han gobernado el Perú, adolece de algunos errores de copia. Así, en el pasaje que acabamos de citar, las cifras recordadas estan reducidas a 650 i a 80, por haberse tomado por simple cero el signo que significa mil i que se representaba por una O atravesada por dos barras.

formes del virrei del Perú que referian los sucesos de Chile. Sin embargo, la reina doña Mariana de Austria que desde la muerte del rei (setiembre de 1665) desempeñaba la rejencia por la menor edad de Cárlos II, no acertó a tomar una medida eficaz para remediar los males que se le denunciaban. Esta inercia, orijinada al parecer por el recargo de trabajos i de atenciones del gobierno en esa época, tiene a nuestro entender otra esplicacion. La corte de España estaba dividida en bandos, cuyas competencias i rivalidades se hacian sentir en los consejos de gobierno. Don Juan de Austria, el hijo natural de Felipe IV, que era el protector de Meneses, dirijia la oposicion haciendo. sentir su influencia contra la del famoso jesuita aleman Everardo Nithard, confesor i privado de la reina. En aquella guerra de asechanząs i de intrigas que duró mas de un año, pareció al fin que este último obtenia la victoria. En octubre de 1666 don Juan de Austria, viendo perseguidos a sus parciales i receloso él mismo de que se le redujera a prision, abandonó secretamente la corte i fué a ponerse a la cabeza de un levantamiento armado. La reina, aunque inquieta por estos disturbios, se creyó entónces con mas libertad de accion.

En esos momentos, doña Mariana de Austria tenia que nombrar un virrei para el Perú. Su eleccion recayó en don Pedro Fernandez de Castro i Andrade, conde de Lémos, "descendiente de San Francisco de Borja, hechura de los jesuitas, i a quien, segun la espresion de uno de los padres de esta órden, solo faltaba la sotana para ser un perfecto jesuita (7). Impuesta de las violencias i excesos que el gobernador de Chile habia hecho así contra la inmunidad eclesiástica como en menosprecio de su dignidad, opresion i desconsuelo de los vasallos de aquellas provincias, queriendo reducir todas las cosas a su dictámen i teniendo a los oidores de la dicha audiencia de Santiago fuera de sus plazas i desterrados de ellas por no querer venir en lo que les proponia, la reina, por cédula de 12 diciembre de 1666, revestia al conde de Lémos de las mas ámplias facultades para entender en aquellos negocios. Encargábale, con este motivo, que al llegar al Perú recojiese los informes convenientes sobre la situacion de Chile; i siendo cierta su comprobacion (de los hechos denunciados) es mi voluntad, agregaba la reina, que para remedio de ellos, se nombre un visitador, escojiéndolo de las personas que en el reino del Perú se hallaren que se tuviesen por mas a propósito, para lo cual os juntareis con el acuer

(7) Don Sebastian Lorente, Historia del Perú bajo la dinastía austriaca, lib. III, cap. 2.

do de aquella audiencia, para que, con su comunicacion podais elejir al que fuere mas conveniente. I porque el dicho visitador ha de llevar órden precisa para que durante el tiempo de la visita, o lo que pareciere conveniente, quite el gobierno a don Francisco Meneses, os ordeno que en su lugar envieis a que gobierne aquel reino en el ínterin la persona de mas esperiencias militares i prudencia que halláredes mas a propósito para ello" (8). El conde de Lémos, provisto ademas de prolijas instrucciones arregladas por el consejo de Indias para proceder en este asunto, partia de Cádiz el 3 de marzo de 1667, i se recibia en Lima del gobierno del virreinato el 21 de noviembre del mismo año. 3. Llega a Chile 3. Por muchos i mui graves que fueran los neel marques de gocios que debian preocupar al nuevo virrei en los Navamorquen de con el título de primeros dias de su gobierno, prestó una atencion gobernador i se preferente a los sucesos de Chile. Ademas de las cohace recibir por el cabildo de municaciones que llegaban de este pais, se hallaban Santiago. entónces en Lima muchas personas que como ei maestre de campo don Ignacio de la Carrera, podian suministrar todo jénero de noticias. Pero en los momentos en que el conde de Lémos recojia estos informes, se divulgaron en Lima las últimas ocurrencias de este pais, la tentativa de asesinato del gobernador, la ejecucion del veedor Mendoza, la prision i destierro de oidores o vecinos de gran consideracion, todo lo cual revelaba que aquel estado de cosas amenazaba traer mayores complicaciones i desgracias. Sin vacilar un instante, el virrei que era hombre de carácter resuelto, adoptó la única determinacion que podia poner término a tamaños males. Nombró vi

(8) Real cédula de 12 de diciembre de 1666, que se halla publicada por don Miguel Luis Amunátegui en La cuestion de límites, tomo III, páj. 57-59.

Esta real cédula sujiere dos observaciones que conviene señalar. En el principio de ella se leen estas palabras: "El obispo de Santiago, en carta de 15 de noviembre del año pasado de 1665, refiere que a los fines de enero de él, entró en aquella ciudad don Francisco Meneses, a quien el rei proveyó por gobernador i capitan jeneral de las dichas provincias." Hai en esto un error de copia i debe leerse 1664, fecha del arribo de Meneses a Chile i de la carta del obispo de Santiago que hemos citado, en vista del orijinal, en el capítulo anterior. Esta rectificacion hará conocer que a pesar de haber llegado a España a fines de 1665 los denuncios contra el gobernador de Chile, se pasó un año entero sin que la corte tomara una resolucion.

Mas adelante, ordena esta real cédula que don Alonso de Solórzano i Velasco, separado por Meneses del cargo de oidor de la audiencia de Santiago, sea repuesto en él. La reina parecia desconocer que cerca de dos años ántes el oidor Solórzano habia sido trasladado por el rei a la audiencia de Buenos Aires i que en diciembre de 1665 habia salido de Chile para tomar posesion de este último puesto.

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