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go en que se tomaban numerosos prisioneros que eran repartidos entre los jefes españoles o destinados a la construccion de las obras públicas en que estaba empeñado el gobernador. A fines de 1673, uno de sus tenientes, don Alonso de Córdoba i Figueroa, alcanzó se

noticias sobre estas operaciones militares, i nos seria fácil detallarlas año por año; pero tienen tan escaso interes „que individualizarlas con prolija relacion, fuera importuna molestia," como decia el cronista Córdoba Figueroa al referir estos mismos sucesos. Vamos, sin embargo, a consignar por via de nota algunas indicaciones cronolójicas acerca de las campañas emprendidas en cada verano.

1671—1672. Informado el gobernador de que los indios de guerra tramaban un levantamiento jeneral, salió de Santiago el 17 de octubre, i llegado a Concepcion en los primeros dias de noviembre, halló presos veintidos caciques principales, acusados de, aquel conato de sublevacion. Luego me puse en campaña, escribia él mismo, para que no quedase sin castigo la conspiracion, enviando a cargo del teniente jeneral don Alonso de Córdoba i Figueroa (padre del historiador de este apellido), cuatrocientos españoles con cuatro mil indios amigos, en que se logró la prontitud i la presteza castigando todos los rebeldes con muerte de mas de mil que fueron degollados i otros tantos prisioneros que apliqué a la reedificacion de los templos, conventos i otras obras públicas, del puente que se está haciendo en la ciudad de Santiago sin gasto alguno de la hacienda real. Con este castigo volvieron todos a ratificar la obediencia. (Carta de Henriquez de 30 de abril de 1672). El 13 de marzo de este año, el gobernador llegaba de vuelta a Santiago.

1672-1673. A fines de setiembre sale nuevamente el gobernador para Concepcion, i un mes mas tarde entra en campaña contra los indios. El 23 de noviembre el cabildo de Santiago acuerda hacer una rogativa a la Vírjen del Rosario por el buen resultado de esa campaña. El 6 de febrero del año siguiente (1673), el gobernador estaba en Concepcion de regreso de esa campaña, i satisfecho de su resultado, encargaba al cabildo de Santiago que informase al rei del buen éxito conseguido. Al llegar a la capital, en abril, el gobernador obtuvo del cabildo que se destinaran a la remonta del ejército de la frontera, seiscientos caballos que se habian reunido por vía de donativo, para montar la tropa en caso de una invasion de ingleses.

1673-1674. Durante el invierno de 1673 el teniente jeneral Córdoba i Figueroa, dispuso dos entradas considerables en el territorio enemigo, en que sus tropas batieron i dispersaron a los indios tomándoles un número crecido de prisioneros i de caballos. El gobernador, impuesto de estos sucesos, partió de Santiago a fines de -octubre, i apénas, llegado a Concepcion, despachó a Córdoba i Figueroa con cuatrocientos hombres a desbaratar a un cacique llamado Aillacuriche que acaudillaba la resistencia de los indios apesar de haber dado varias veces la paz a los españoles. Despues de penosas marchas i de un reñido combate, Córdoba i Figueroa derrotó a los indios. El caudillo Aillacuriche, falto de recursos para continuar la resistencia, creyó que podia de nuevo entrar en tratos pacíficos con los españoles, i con este fin se presentó voluntariamente al jefe de éstos. Llevado a Concepcion i juzgado allí como traidor, fué condenado a la pena de horca, que sufrieron igualmente poco despues, otros seis indios de las antiguas reducciones que parecian los mas complicados en aquellos alzamientos. El gobernador daba cuenta de estos hechos al cabil

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ñaladas ventajas contra los indios poniendo en completa derrota a un caudillo de las tierras de Puren llamado Aillacuriche. Queriendo éste renovar las proposiciones de paz, se presentó en el campo de los españoles, pero fué tomado preso i ahorcado como traidor. Los indios de

do de Santiago con fecha de 23 de diciembre de 1673. En estas operaciones Córdoba i Figueroa sacó de las inmediaciones de Puren cerca de mil indios de todas edades i sexos, que fueron llevados a Concepcion. Aquí celebró el gobernador el 1.o de febrero de 1674 una junta de guerra a que asistieron los jefes de mayor graduacion del ejército, i con ellos el obispo doctor don frai Francisco de Loyola i Vergara, i de comun acuerdo determinaron que esos indios se desnaturalizaran de sus tierras, i "para que sean, dice el acta de aquella asamblea, catequizados, bautizados e instruidos en los dogmas de nuestra santa fe católica," se resolvió por unanimidad de votos que fueran distribuidos como indios de repartimientos entre los capitanes españoles, i destinados otros para servir en la construccion de las obras públicas, i en especial de las iglesias i conventos. Cuando se creia que estas medidas iban a asentar la paz, se vió renacer la guerra en los contornos de Puren. Los indios de esta comarca, capitaneados por un español o mestizo llamado Miguel Garrido, quehabia sido sirviente de los jesuitas, i un cacique llamado Rapiman, dieron muerte a cuarenta españoles que encontraron fuera de los fuertes, i se pronunciaron en abierta rebelion. Córdoba i Figueroa logró dispersarlos sin grandes dificultades, i los indios, deseando sustraerse a los castigos que iban a caer sobre ellos, sobre sus casas i sembrados, entregaron a sus dos jefes, Garrido i Rapiman, que fueron condenados a muerte. Contóse entónces entre los españoles, no sabemos si con fundamento, que en esta ocasion las autoridades de la frontera hicieron envenenar a algunos caciques araucanos para libertarse de los mas influyentes entre sus enemigos. El gobernador redujo a los principales cabecillas de éstos a pasar a Concepcion a celebrar un parlamento en marzo de 1674, en que de nuevo hicieron la promesa solemne de vivir en paz. Segun se lee en un acuerdo del cabildo de Santiago de 6 de abril de ese año, aquellas noticias, i sobre todo, la celebracion de esas paces, dieron lugar a fiestas públicas en la ciudad, misa de gracias, iluminaciones, etc. Don Juan Henriquez estuvo de regreso en la capital el 1.o de junio.

1674-1675. El gobernador sale de Santiago el 9 de octubre de 1674, i despues de cinco meses de residencia en Concepcion, regresa el 23 de abril del año siguiente.. En este período no ocurrieron, segun aparece de los documentos, novedades notables en la guerra.

1675-1676. El gobernador sale de Santiago el 2 de noviembre de 1675, permanece en la frontera otros cinco meses sin que ocurrieran novedades particulares, i regresa a Santiago el 6 de mayo siguiente.

1676-1677. El gobernador no salió a campaña este verano. En el invierno de 1676 estuvo gravemente enfermo; i como a principios de la primavera se sintiese mejor, se preparaba a salir para Concepcion cuando el cabildo de Santiago, por acuerdo de 6 de octubre, pasó a pedirle que se abstuviera de ese viaje que el estado tranquilo de la frontera hacia innecesario.

1677-1678. El gobernador sale para Concepcion el 30 de setiembre de 1677. Desde tiempo atras habia pedido a España rufuerzos de tropa i socorro de armas.

su tribu fueron sacados de aquel territorio i repartidos entre los capitanes españoles. Se creyó que este escarmiento habria cimentado la tranquilidad en la frontera. Ántes de muchos dias, sin embargo, reapareció la resistencia i la lucha bajo el impulso de un mestizo apellidado Garrido, que de desertor de los fuertes españoles, habia pasado a ser primer caudillo de los indios. Los enemigos de esta clase, jene ralmente tan inquietos como astutos, a la vez que bastante conocedores de la táctica de los europeos, eran quienes habian dado siempre mayor trabajo en aquella interminable guerra. Pero Garrido, que segun parece, era un merodeador oscuro i sin intelijencia, se dejó dispersar por los españoles, i luego fué entregado preso por sus propios compañeros, para pagar en la horca la traicion que habia cometido.

Estas ventajas alcanzadas en los primeros meses de 1674, exaltaron la confianza de don Juan Henriquez en el poder de sus armas. Los indios, por su parte, en un aparatoso parlamento celebrado en Concepcion en marzo siguiente, renovaron sus protestas de paz, i volvieron a sus tierras dispuestos al parecer a no pensar en nuevas insurrecciones. Estas paces, que dieron lugar a grandes fiestas en las ciudades españolas, no importaban, en realidad, otra cosa que el dejar a los indios en tranquila posesion de su territorio; i era ademas indispensable mantener en los fuertes de la frontera sólidas guarniciones para impedir las correrías de esos bárbaros. El mismo gobernador consideraba provisoria aquella situacion i esperaba solo el arribo de los refuerzos que habia pedido al rei para emprender operaciones mas decisivas sobre el territorio enemigo, adelantando la línea de ocupacion; pero sus esperanzas se vieron al fin burladas. La España, empobrecida mas que nunca, i colocada al borde de su ruina, no podia socorrer a sus colonias sino con auxilios insignificantes. A principios de 1677 hizo partir por la vía

El rei envió por la vía de Buenos Aires una columna de doscientos hombres, de los cuales solo llegaron a Santiago ciento setenta i seis, el 30 de diciembre de ese año, i marcharon luego al sur. Como este escaso socorro no mejoraba la situacion del reino para adelantar la ocupacion militar del territorio enemigo, el gobernador no pudo acometer empresas militares mas decisivas, i estuvo de vuelta en Santiago el 24 de marzo.

1678-1679. No hallo constancia de que el gobernador saliera a campaña este

verano.

1679-1680. El gobernador sale para Concepcion el 22 de setiembre de 1679 i regresa a Santiago el 25 de mayo del año siguiente sin haber acometido ninguna empresa de mediana importancia.

Despues de este año, i hasta el fin de su gobierno, por las causas que espondremos mas adelante, don Juan Henriquez no volvió a la frontera araucana.

de Buenos Aires un refuerzo de doscientos hombres, i de ellos solo llegaron a Chile, a fines de ese año, ciento setenta i seis soldados mal vestidos, a quienes fué necesario socorrer ántes de incorporarlos al ejército de la frontera. Con auxilios de esta clase, no era posible dilatar las conquistas. Don Juan Henriquez se vió forzado a mantenerse a la defensiva, o a disponer campeadas sin mas fruto que el apresar algunos indios que se vendian como esclavos.

7. El rei, despues de largas tramitaciones, decreta la libertad de los

su traslacion al Perú: revocacion

7. La venta de indios continuaba produciendo mui buenos resultados a los capitanes españoles que mantenian la guerra. Los enemigos del gobernador, i indios de Chile i algunos escritores posteriores, han contado que este ramo le reportó considerables utilidades, porque es de este mandato. preciso no olvidar que don Juan Henriquez, aunque dotado de una laudable i útil actividad administrativa, no descuidó nunca sus intereses particulares, i halló en el gobierno los medios de adquirir una fortuna considerable. Pero bajo su administracion, los denuncios trasmitidos a la corte sobre el tratamiento que se daba a los indios, volvieron a suscitar la vieja i debatida cuestion del servicio personal de indíjenas, sin llegar a solucionarla en la práctica, por mas que la corte pretendiera hacerlo por diferentes i repetidas órdenes.

En efecto, en vista de las noticias trasmitidas bajo el gobierno de Meneses por el obispo de Santiago don frai Diego de Humanzoro, Felipe IV, poco ántes de morir, habia espedido una real cédula que lleva la fecha de 6 de mayo de 1665, en que daba al gobernador de Chile la órden siguiente: "Os mando dispongais (que los dichos indios) sean reducidos a pueblos determinados (en los lugares donde son naturales) i de poca distancia para que se pueda atender a su doctrina i enseñanza, i que cuideis de aplicar para todo lo referido el remedio que mas convenga, segun permitiese el estado de las cosas." Meneses no hizo nada por cumplir esta órden, i el marques de Navamorquende, durante su corto interinato, se limitó a esponer a la reina gobernadora los antecedentes de este negocio, espresándole que cuando se hallase en Santiago, celebraria acuerdo con el obispo, con la audiencia, con los prelados de las órdenes relijiosas i con "otras personas celosas del servicio de Dios," para buscar la solucion de este difícil negocio (36). El marques dejó el gobierno sin haber alcanzado a cumplir esta promesa.

(36) Carta del marques de Navamorquende a la reina gobernadora, escrita en Concepcion el 27 de octubre de 1668.

Mientras tanto, la reina gobernadora que desde setiembre de 1665 tenia a su cargo la administracion de la monarquía, habia recibido otras comunicaciones que venian a complicar la solucion de este negocio. El virrei del Perú, conde de Satistéban, informando a la corte acerca de la condicion de los indios de Chile, habia espuesto en dos largas cartas las razones que habia en pro i en contra de la esclavitud a que se les sometía. Daba cuenta de los malos tratamientos de que eran víctimas; pero manifestaba tambien que todos los esfuerzos hechos hasta entonces para civilizarlos habian sido infructuosos (37). Proponiendo el remedio contra aquel estado de cosas, el virrei pedia que los indios de guerra del reino de Chile fuesen estraidos de su suelo natal i enviados a Lima o a otras provincias del Perú, para ser distribuidos entre los encomenderos de ese pais a fin de que recibiesen mejor trato, se les recocociese su libertad i se morijeraran sus costumbres. El virrei, en apoyo de este plan, presentaba en perspectiva un cuadro que habia de halagar a la devota corte de España. Los indios chilenos trasportados al Perú, vivirian allí en un clima mas benigno i templado que el de Chile, i "con disciplina i relijion cristiana, teniendo congregacion todos los domingos en la Compañía de Jesus, donde aprenderian los misterios de nuestra santa fe i frecuentarian los santos sacramentos." Pero bajo estas piadosas apariencias, se ocultaba un propósito de lucro que no era difícil percibir. En el Perú se hacian cada dia mas escasos los trabajadores; los indios habian disminuido considerablemente en las provincias pobladas por los españoles, i los negros esclavos costaban mui caro. Los encomenderos de ese pais querian proporcionarse sin costo alguno brazos útiles para dar movimiento i vida a sus industrias.

Sin embargo, la reina gobernadora i sus consejeros, segun parece, no vieron en esta proposicion mas que el lado piadoso, que en realidad era solo un pretesto sujerido por la codicia. La reina habia continuado repitiendo sus órdenes para que los indios de Chile fueran restituidos a su libertad, i devueltos a las tierras de que se les habia separado; pero en vista de las representaciones del virrei del Perú, espidió una cédula de 22 de setiembre de 1667, por la cual mandaba

(37) Conozco solo la primera de las cartas del virrei, escrita en Lima el 20 de noviembre de 1662, en que hace detenidamente la esposicion de las razones dadas en un sentido o en otro acerca de la esclavitud de los indios de Chile; pero por los documentos subsiguientes, veo que el virrei reforzó su primera esposicion con nuevas comunicaciones.

TOMO V

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