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me ordenase, que hasta entónces no se hará ninguna novedad." En el mismo sitio en que habia existido la Imperial celebró Garro, a principios de noviembre, un aparatoso parlamento con los indios comarcanos. Fué el congreso mui opulento, dice un cronista que escribia medio siglo mas tarde, i quedaron (los indios) tan satisfechos de la. equidad i bondad del presidente, que hasta el dia de hoi la tienen presente, la que practicó todo el tiempo de su gobierno; i puedo testificar que en tres iguales congresos en que me he hallado, les he oido renovar su memoria i gratitud, trasmitida de padres a hijos, no obstante el trascurso de sesenta años" (15). Un mes mas tarde, en los primeros dias de diciembre de 1683, estaba el gobernador de vuelta en Concepcion (16).

4. Plan de Garro para reducir a los indios: es desaprobado por el rei.

4. Mientras los indios se mostraban tan satisfechos de los sentimientos benévolos i pacíficos que habian creido descubrir en el gobernador, éste les preparaba una pérfida celada con que creia poner término a la guerra. En marzo de ese mismo año (1683), cuando estuvo de vuelta de su primera campaña, proponia al virrei del Perú el plan que consideraba "mas a propósito, mas seguro i mas fácil para conseguir este resultado. Consistia éste en hacer una convocacion de las tribus enemigas para una junta jeneral, i en apresar en ella a todos los caciques e indios principales en una plaza o en muchas porque en faltandoles las cabezas se acobardan, i enviando a los españoles a conducir sus familias, ganados i caballos, reduciéndolos con ellos a donde sean mantenidos en política." Pero el duque de la Palata que en noviembre de 1681 habia tomado el gobierno del virreinato, sea que no se atreviese a tomar por sí solo resolucion en tan grave asunto, o mas probablemente porque desaprobase el plan propuesto por Garro, se abstuvo de autorizar a éste para ponerlo en ejecucion.

De vuelta de su segunda campaña, el gobernador se confirmó mas en la excelencia de su plan. En enero de 1684, se dirijió al rei remitiéndole el memorial que un año ántes habia enviado al duque de la Palata, i reforzándolo con nuevas razones. "Lo que comunmente se llama reduccion en este reino, decia, no ha sido otra cosa que una palabra que ellos (los indios) han dado de no tomar las armas, i haber salido algunos de los montes que estan cerca de nuestras estancias i

(15) Córdoba i Figueroa, lib. VI, cap. 13.

(16) Acuerdo del cabildo de Santiago, de 10 de diciembre de 1683, a fojas 306 vuelta.

ganados para estar mas inmediatos i llevárselo todo cuando quieran faltar a la fe prometida, que no tiene ninguna subsistencia. Con la continuacion de la paz han crecido sus familias, i cada dia es mas evidente el riesgo de una continjencia, i en la numeracion mas creible que tengo hecha, se hallan hoi mas de 18,000 indios de tomar armas desde el rio Tolten a esta ciudad, sin otros muchos mas que estan retirados desde dicho rio en adelante hasta la provincia de Chiloé, en los llanos de Osorno, Villarrica, Valdivia i Cunco, i en otros sitios fragosos e impenetrables; i como cada dia se aumenta mas el número de estos bárbaros, porque cada uno tiene diez, doce i veinte mujeres, es mas provechosa para ellos esta que llaman paz, i para nosotros mas perjudicial su duracion i crecimiento. Dicha jente está sin tener poblaciones de consecuencia, sino toda dividida, de forma que no estan en ningun paraje diez juntos, ni nunca se juntan a vivir en cuerpo; i es jente mui labradora (activa) con que para el castigo no tienen cuerpo de union, i sí le tienen para convocarse i unirse con las señas de humo, en que son mui prontos; i estan mui defendidos de montañas i rios caudalosos que hacen dificultosa cualquiera invasion que de nuestra parte se intente; i así el mejor medio de reducirlos es el discurrido en la carta citada." Don José de Garro, que gozó entre sus contemporáneos de la reputacion de hombre de la mas severa virtud, i que mereció el apodo de "santo", segun cuentan los cronistas, refundia en dos los fundamentos en que se apoyaba su plan, el alivio del tesoro real mediante la reduccion de los injentes gastos que imponia aquel estado de cosas, i la mayor gloria de Dios obligando a los indios a abrazar el cristianismo. La comunicacion del gobernador terminaba pidiendo empeñosamente al rei que le enviase un socorro de armas ya fuera para poner en ejecucion este plan, ya para mantener sus tropas en pié de guerra (17).

Pero el proyecto del presidente de Chile, aparte de la perfidia in signe que envolvia, era solo una quimera que no parecia nacida en un cerebro sano, i cuyos fundamentos eran, a todas luces, contraproducentes. Si los indios eran tan numerosos como se les suponia, i si, como era efectivo, no estaban sometidos a ningun sistema de gobierno, ni reconocian jefes ni sujecion social o civil de ninguna clase, era tambien evidente que la captura de mil o dos mil hombres que concurriesen a un parlamento no habia de tener la menor influencia para aquietar la tierra, i ántes por el contrario habia de exaltar los odios i hacer

(17) Carta de Garro al rei, de 7 de enero de 1684.

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mas tenaz i encarnizada la resistencia. Estas razones se tuvieron sin duda en cuenta en los consejos de gobierno. "Habiéndose visto en mi junta de guerra de Indias, escribia el rei en 19 de noviembre de 1686 contestando a la proposicion del presidente de Chile, ha parecido deciros que se ha estrañado mucho lo que proponeis acerca de apresar los caciques, porque ningun engaño es medio justo ni relijioso por faltarse en él a la fe pública, i así no hareis novedad en la forma de la buena correspondencia que se tiene con los indios." El rei anunciaba en la misma carta el pronto envío de los socorros que se le pedian, comunicaba que el virrei del Perú, con cuyo acuerdo debia proceder el gobernador de Chile, tenia encargo de despachar para este pais refuerzos de tropa, i recomendaba que se hiciera lo posible para sujetar a los indios "tratándolos bien, i procurando enseñarles la lei evanjélica i las letras, tratando i comunicando con ellos fuera de armas i cosas semejantes" (18). En la corte se creia entonces que las misiones relijiosas confiadas principalmente a los padres jesuitas, i en que se comenzaba a gastar injentes sumas de dinero, segun hemos de verlo mas adelante, debian producir el sometimiento definitivo de las numerosas tribus de salvajes que hasta entónces vivian en América fuera de la dominacion de los conquistadores.

5. Nueva campaña de los filibusteros en el Pacífico bajo el mando de Eduardo Davis.

5. A mediados de febrero de 1684, cuando el gobernador acababa de despachar la correspondencia en que proponia al rei su plan para reducir a los indios, se esparcia una noticia que debió producir en todo el reino la mas viva alarma. Contábase que desde Concepcion se habian visto pasar con rumbo al norte tres naves, "con la duda de si eran cuatro, dice un documento de la época, porque una vela que se descubrió en diferente paraje hacia dudar si era de las tres o diferente. La presencia de esos buques navegando en conserva en los solitarios mares de Chile i sin acercarse a la costa, hacia sospechar que fuesen enemigos. El presidente Garro se apresuró a despachar una embarcacion el 18 de febrero para llevar el aviso al virrei del Perú, a fin de tener prevenida la escuadrilla que allí se habia organizado por cuenta del rei. Aquella noticia, hija del miedo que inspiraban en América los terribles filibusteros, era falsa sin embargo; pero por una rara coincidencia, en esos mismos dias doblaba el cabo de Hornos

(18) Real cédula de 19 de noviembre de 1686, orijinal en el volúmen 717 de documentos del archivo del ministerio del interior de Santiago, i publicada por don Miguel L. Amunátegui en Los Precursores de la independencia, tomo II, cap. 7.

una espedicion pirática que debia sembrar la consternacion en todas las costas del Pacífico (19).

En efecto, a pesar de las providencias dictadas por el gobierno ingles i por sus delegados en las colonias para impedir las correrías de aquellos piratas, el mar de las Antillas seguia siendo el teatro de sus depredaciones. Habiéndose reunido muchos de esos aventureros en las costas de la provincia inglesa de Virjinia, en abril de 1683, para repartirse el botin cojido en sus últimas campañas, acordaron allí emprender una nueva campaña en los mares del sur, que algunos de ellos habian recorrido en 1680 i 1681 bajo las órdenes del capitan Sharp. Equiparon, al efecto, un buque de 18 cañones i se embarcaron en él unos setenta individuos, entre los cuales habia algunos que debian conquistarse un alto renombre como marinos i como esploradores. El 23 de agosto de ese mismo año (1683) zarpaban de la bahía de Chesapeak llevando por jefe a John Cook, criollo ingles de la isla de San Cristóbal, que en otras campañas se habia distinguido por su audacia por sus dotes para el mando.

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Desde los primeros dias de su viaje los espedicionarios ejecutaron aquellos actos de piratería a que estaban acostumbrados. En las costas de África, cerca de Sierra Leona, se apoderaron de un excelente buque danes, i trasbordando a él sus ropas, sus armas i sus víveres,

(19) El duque de la Palata, virrei del Perú, en carta dirijida al rei en 7 de mayo de 1685 le dice lo que sigue: "Tengo dada cuenta a V. M. con carta de 12 de mayo del año pasado de 1684, como el presidente de Chile me habia participado en carta de 18 de febrero que se habian reconocido en aquella costa navíos de enemigos." I en la relacion de su gobierno, páj. 289, repite lo mismo en la forma siguiente: "Entraron los piratas en este mar del sur por el año de 1684, i a 12 de marzo llegó a esta ciudad la primera noticia por carta del presidente de Chile don José Garro." Creemos que este aviso fué dado, como tantos otros, por los falsos informes que solia inspirar el miedo, porque si bien ese mismo año entraron los filibusteros al océano Pacífico, éstos no han podido ser avistados en las costas de Chile a mediados de febrero. Para referir los sucesos que van a ocuparnos en las pájinas siguientes, tenemos a la vista entre otros documentos, las relaciones mui importantes i fidedignas de dos de los capitanes filibusteros, de Guillermo Ambrosio Cowley i de Guillermo Dampier, escritas independientemente la una de la otra, i ámbas cuentan que el 14 de febrero se hallaban a la vista del cabo de Hornos. Mas todavía, el 14 de febrero de los ingleses, era, por la diferencia de calendario, el 24 de los españoles, de manera que los filibusteros no han podido pasar por enfrente de las costas de Chile ántes de mediados de marzo, como en efecto se lee en sus propias relaciones. Por lo demas, las indicaciones que acerca de esta parte del viaje hallamos en las relaciones inglesas, número de las naves, rumbo que seguian, etc., no coinciden con las noticias suministradas por el presidente Garro en la carta citada.

así como lo que pudieron procurarse en aquellos lugares, prendieron fuego a la nave en que habian salido de Virjinia, "para que no pudiese contar cuentos," esto es, hacer revelaciones. Despachados de estos afanes, a mediados de noviembre se hacian de nuevo a la vela para buscar la entrada al océano Pacífico por el estrecho de Magallanes; pero cambiando luego de rumbo, doblaron el cabo de Hornos el 14 de febrero de 1684, i de allí se dirijieron en vía recta a la isla de Juan Fernandez, que muchos de ellos habian visitado tres años ántes i donde esperaban renovar algunas de sus provisiones. En la mañana del 19 de marzo, hallándose en la latitud de 36 grados, fueron alcanzados por otro buque que al principio tomaron por español i al cual quisieron apresar. Era, sin embargo, un navío ingles mandado por el capitan John Eaton que habia salido de Lóndres con el pretesto de comerciar en las costas de América, pero en realidad con el propósito de hacer una espedicion pirática en estos mares. Eaton se avino en seguir en sociedad con los filibusteros, i les informó, ademas, que habia navegado en compañía de otro buque ingles que mandaba el capitan Swan, despachado en Inglaterra con permiso del almirantazgo para comerciar en América; pero que la tempestad los habia separado a la salida del estrecho de Magallanes. El encuentro casual de las dos naves que mandaban los capitanes Eaton i Cook, habia doblado el poder militar de los espedicionarios.

El 23 de marzo esas dos naves fondeaban delante de la isla de Juan Fernandez. Se recordará que tres años ántes, en enero de 1681, los filibusteros mandados por Watling, obligados a abandonar esa isla en presencia de tres buques despachados contra ellos por el gobernador de Chile, dejaron allí un indio mosquito que se habia internado en los bosques. "Imediatamente que llegamos a la isla, dice Dampier, echamos al mar una chalupa i fuimos a tierra a buscar ese indio. Habia quedado allí con su fusil, un cuchillo, una pequeña cantidad de pólvora i un poco de plomo. Cuando hubo consumido sus municiones, encontró medio de cortar con el cuchillo el cañon de su fusil en pequeños pedazos, i de hacer con ellos harpones, lanzas, anzuelos i un cuchillo largo. Calentaba primero las piezas al fuego que encendia con la piedra de su fusil; i estando caldeadas, las batia en seguida con piedras i les daba las formas que queria. Con estos instrumentos tuvo todas las provisiones que produce la isla, esto es, cabras i pescado. Antes que tuviera sus anzuelos, no habia comido mas que lobos marinos, que es un alimento mui ordinario, pero despues no mataba estos animales sino para hacer correas. A media milla del mar tenia una pequeña

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