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las pasiones i el espíritu de aquella época, puede utilizarla con ven

taja (65).

II. Don Francis

co Nuñez de Pineda i Bascuñan.

11. Hai, ademas, otros escritos de esos tiempos que, sin ser precisamente históricos, constituyen un auxiliar poderoso para perfeccionar el conocimiento de los hechos. Muchos de ellos son simples informes dirijidos al rei o al consejo de Indias por algunos militares o funcionarios civiles, en que, al paso que se proponen medidas diferentes para modificar la direccion de la guerra o para introducir algunas reformas en el gobierno civil, se agrupan noticias históricas o jeográficas. Entre esos informes, es digno de particular recomendacion uno dado en los últimos años del siglo XVI por el capitan Miguel de Olaverria, que, aunque sumamente rápido i sumario, contiene noticias que nos han sido mui útiles para trazar las primeras pájinas de la historia de Chile. Pero todavía presta un servicio mayor el libro del maestre de campo Alonso Gonzalez de Nájera, de que hemos hablado en muchas ocasiones, i que hemos recordado algunas pájinas mas atras. Otro libro, escrito por uno de los obispos de Concepcion, don frai Rejinaldo de Lizarraga, preparado con un propósito mui diferente i solo para hacer una reseña históricojeográfica de Chile i del Perú, tiene un mérito inmensamente inferior por su forma i por su fondo, pero suministra algunas noticias curiosas que pueden ser útiles en mas de un punto (66).

Pero existe tambien un estenso libro de difícil clasificacion, estraño en su mayor parte a la historia i a la jeografía, sembrado de divagaciones políticas, relijiosas, filosóficas i morales, pero en el cual se pueden recojer importantes noticias i estudiar, sobre todo, la direccion dada en la colonia al cultivo de la intelijencia en el siglo XVII. Nos referimos al Cautiverio feliz i razon de las guerras dilatadas de Chile, por don Francisco Nuñez de Pineda i Bascuñan. Era éste un viejo militar, nacido en Chillan por los años de 1607, que, a imitacion de su padre, que fué un capitan distinguido en la guerra araucana, habia seguido la carrera de las armas desde su primera juventud i prestado

(65) Esta relacion, aunque dedicada al poderoso conde de Lémos, virrei del Perú, con todas las alabanzas de estilo, no mereció los honores de la impresion, i quedó ignorada de los bibliógrafos hasta el año de 1875 en que don José Toribio Medina la dió a luz en Lima en un pequeño volúmen. Mas tarde ha sido reimpresa en las pájinas 29-98 del tomo XI de la Coleccion de historiadores de Chile.

(66) Hemos dado noticia de este libro į de su autor en el tomo III, pájs. 405 i siguientes.

en ella importantes servicios. Prisionero de los indios en la batalla de las Cangrejeras (mayo de 1629), estuvo algunos meses cautivo; pero rescatado por su familia, siguió recorriendo uno a uno los diversos rangos de la milicia. En 1655, con motivo del gran levantamiento de los araucanos, se ilustró, como ya contamos, en la defensa de la plaza de Boroa, i poco mas tarde desbaratando a los indios que amenazaban a Concepcion. Gobernador de Valdivia en 1674, fué promovido despues a un correjimiento en el Perú; pero Bascuñan, que contaba entónces setenta i cinco años, falleció en 1682 sin haber entrado a desempeñar este último cargo. En su vejez, ocupó las horas de descanso en escribir el libro que, mas que sus servicios militares, lo ha hecho conocido para la posteridad.

Bascuñan habia recibido de los jesuitas de Concepcion las lecciones de gramática i de filosofía que éstos acostumbraban dar en esa época. Conoció, seguramente en fragmentos, algunos de los clásicos latinos i muchas obras de historia eclesiástica i de materias teolójicas i ascéticas. Habiendo leido, dice él mismo, algunos de los escritos que acerca de las guerras de Chile corrian impresos i otros que estaban para darse a luz, reconoció que, inspirados por la adulacion o por el interes personal de sus autores, respetaban mui poco la verdad. Eran, sin duda, las relaciones que, segun hemos contado, hacian escribir algunos de los gobernadores para exaltar la importancia de sus servicios. "Esto me ha movido, añade, a cojer la pluma en la mano i escribir los sucesos de este reino con verdaderas esperiencias aunque con humilde i llano estilo." Segun este propósito, Bascuñan habria debido escribir la historia clara i sencilla de los sucesos de su tiempo, tal como un siglo ántes habian escrito Bernal Diaz del Castillo en la Nueva España i Góngora Marmolejo en Chile. Siguiendo este plan, habria legado a la posteridad un libro del mas vivo interes. Pero Bascuñan, estraviado por la instruccion incompleta i mal dirijida que habia recibido, no quiso resignarse a ser un mero cronista, aspiró a trazar un cuadro mas aparatoso i solemne, i escribió un libro mucho mas pretencioso en su propósito i, por desgracia, mucho ménos útil, a la vez que de un interes inmensamente inferior.

La accion de ese libro es la historia del cautiverio que el autor pasó entre los indios. Despues de recordar sumariamente los primeros sucesos de su vida, cuenta la batalla de las Cangrejeras en que cayó prisionero, i entónces entra propiamente en materia refiriendo con la mayor prolijidad todos los accidentes de su residencia entre los enemigos, hasta que al cabo de seis meses recobró su libertad. Este plan

jeneral le permite describir la vida i costumbres de los indios, sus casas, sus reuniones i sus fiestas, presentándonos un conjunto considerable de noticias útiles, pero envueltas en pesadas e innecesarias digresiones que hacen sumamente fatigosa la lectura de esas pájinas. Bascuñan toca, ademas, en estas digresiones algunos sucesos históricos estraños al asunto mismo de su libro, i da sobre ellos noticias que no siempre son de irreprochable fidelidad, i que ofrecen el inconveniente de estar referidas dispersadamente, sin órden ni encadenamiento i como simples episodios. En medio de largas disertaciones políticas i morales, escritas con mucha difusion de estilo, Bascuñan discurre sobre las causas de la duracion de la guerra i del ningun resultado que se obtenia, i señala entre ellas el desórden administrativo, el favoritismo de los gobernantes, que, para servir a sus adeptos i familiares, dejaban sin premio a los buenos servidores, creando el desaliento entre ellos, la codicia de muchos de los funcionarios, que no se detenia ante ninguna consideracion i que daba oríjen a todo jénero de fraudes, i el mal tratamiento que se daba a los indios provocándolos sin cesar a la resistencia tenaz e incontrastable que oponian. Sobre todos estos puntos, Bascuñan consigna muchas noticias interesantes, pero en un cuerpo jeneral que ofrece dos graves inconvenientes, uno de fondo i otro de forma. Sea por efecto de las doctrinas que habia oido sostener a los jesuitas, sea por resultado de sus propias lecturas, el autor del Cautiverio feliz, que habia visto de cerca a los araucanos i que podia apreciar su barbarie, creia, sin embargo, o a lo ménos sostiene, que su comunicacion con los europeos i las atrocidades de que eran víctimas, los habian arrancado de una vida sencilla 1 patriarcal, semejante a la que han solido pintar los poetas bucólicos, i habian acabado por hacerlos feroces e implacables. Como forma literaria, el libro de Bascuñan está afeado por la estension de esas digresiones, por la vulgaridad de muchas de las observaciones que lo distraen, por las referencias repetidas e inconducentes a la historia sagrada i a los autores que la han escrito o comentado, i por su estilo, que, aunque fácil i corriente de ordinario, sobre todo en los cuadros sencillos i agradables que ha solido trazar, se embaraza cuando pretende remontarse a consideraciones mas elevadas. Así, pues, Bascuñan, que poseia algunas de las dotes de un verdadero escritor, habria podido, contando sencillamente lo que vió i los sucesos de su tiempo, construir un verdadero monumento literario. Pero obedeciendo a las sujestiones del mal gusto de su tiempo i de la sociedad en que le tocó vivir, i estraviado por la imperfecta i errada ilustracion que habia recibido, nos ha dejado 53

TOMO V

un libro pesado i fastidioso en que lo útil está envuelto en divagaciones ociosas i de pésimo efecto. I, sin embargo, fueron éstas, indudablemente, las que le impusieron mayor trabajo, creyendo que formaban la parte mas sobresaliente de su obra (67).

12. El poeta Pedro de Oña i sus obras inéditas.

12. Bascuñan ha sembrado sus libros de versos, orijinales unos i traducidos otros, que, a pesar de ser de escaso mérito, dejan ver que en Chile, como en todos los paises en que se habla la hermosa lengua de Castilla habia, a la vez que gusto por la poesía, facilidad para esa clase de composiciones. Desgraciadamente, casi no conocemos muchas piezas de este jénero escritas en aque

(67) El Cautiverio feliz de don Francisco Nuñez de Pineda i Bascuñan fué terminado en 1673. Seguramente su autor no pensó nunca en publicarlo, lo que habria sido mui difícil i quizá imposible bajo el réjimen de censura impuesto a la imprenta, que no habria tolerado las amargas críticas que contiene en muchas de sus pájinas contra el gobierno de la colonia, por mas que todo él fuera inspirado por una exaltada fidelidad al rei, a quien lo dedicaba, i por una profunda fe relijiosa. Su manuscrito, sin embargo, fué conservado cuidadosamente en un tiempo en que se perdie-ron tantos otros referentes a la historia patria, i existe en la Biblioteca Nacional de Santiago, junto con un estracto o compendio hecho posteriormente. En 1863 lo dí a luz con una biografía del autor en el tomo III de la Coleccion de historiadores de Chile, ocupando completamente sus 540 pájinas.

En esta rápida reseña de la literatura colonial durante el siglo XVII no debemos omitir el hacer mencion de un libro publicado con todas las apariencias de documento histórico i que obtuvo gran popularidad por los singulares sucesos que en él se cuentan. Nos referimos a la vida de doña Catalina de Erauso, mas conocida con el nombre de la monja-alférez. Se sabe que una jóven española de este nombre, natural de la ciudad de San Sebastian, en Guipúzcoa, habiendo abandonado el convento de monjas en que su padre la hacia educar, tomó el traje de soldado, pasó a América i sirvió en la guerra de Chile bajo el segundo gobierno de Alonso García Ramon, i despues en tiempo de Alonso de Ribera. Hablan de ella varios escritores que la conocieron personalmente en Europa; i el padre Rosales, que recojió la tradicion en este pais, ha hablado de esa mujer en su Historia de Chile. Pero el libro publicado en Paris en 1829 por don Joaquin María de Ferrer con el título de Historia de la monja-alférez, que tiene la apariencia de una autobiografía escrita por ella misma, que ha sido reimpresa i traducida al frances, i que ha servido de base a numerosos artículos biográficos, es simplemente una superchería literaria, obra de algun escritor español del siglo XVII; es decir, sobre una historia verdadera, i probablemente sobre los informes verbales de la misma doña Catalina de Erauso, se ha formado esa relacion de apariencias autobiográficas, escrita con talento, pero en que un ojo medianamente esperimentado descubre los errores i contradicciones que dejan ver ese procedimiento. El lector puede hallar mas ámplias noticias acerca de ese libro en un artículo especial que sobre esta cuestion i con el título de "La monja-alférez, publicamos en 1872 en la Revista de Santiago, tomo I, pájs. 225-234.

llos tiempos; pero sabemos que mas de una vez circularon algunos versos satíricos cuyo mérito no podemos apreciar sino por ciertas muestras jeneralmente vulgares i desprovistas de valor literario. Consta, ademas, que en muchas solemnidades se representaron comedias, que debian ser autos sacramentales importados de España puesto que a esas representaciones asistian los obispos i canónigos, i que a veces tenian lugar en los conventos de frailes i hasta en los monasterios de las monjas. Pero tambien se sabe, segun contamos en otro lugar, que en el recibimiento que se hizo en Concepcion al presidente Marin de Poveda en 1692, se representaron catorce comedias, una de las cuales, titulada El Hércules chileno, era la obra de dos poetas nacionales. Esta pieza, que debia ser una composicion insípida i descabellada escrita para adular al nuevo mandatario, no ha llegado hasta nosotros.

El mas notable i el mas fecundo de los poetas chilenos de ese siglo i de todo el período colonial, habia pasado casi su vida entera léjos de este reino. Era éste el licenciado Pedro de Oña, natural de los Infantes de Angol, de cuyo poema histórico Arauco domado hemos hablado detenidamente en otra parte (68). Hijo, como sabemos, de un capitan español muerto en 1570 a manos de los indios, araucanos (69), Pedro de Oña habia hecho sus estudios de filosofía, de teolojía i de jurisprudencia en Lima; i cuando apénas salia de la universidad escribió en pocos meses aquel poema destinado a ensalzar a don García Hurtado de Mendoza. Si su preparacion literaria i el poder de su talento eran insuficientes para componer una epopeya mas o ménos regular, Oña habia conseguido trazar algunos pasajes agradables en versos que si no suponen una gran maestría ni una vigorosa imajinacion, son jeneralmente fáciles, i se leen sin disgusto, ya que la accion del poema i su desenvolvimiento, embarazados por digresiones i episodios, no bastan para despertar nuestro interes.

Ese poema, fruto de la juventud, es, sin embargo, la obra ménos defectuosa, por no decir la mas perfecta que produjo este fecundo escritor. Despues de escribir algunas poesías cortas, de que solo conocemos unas cuantas piezas publicadas en diversos libros de esa época o salvadas de la destruccion por algunos coleccionistas de papeles viejos,

(68) En el § 8 del capítulo 22 de la parte II de nuestra Historia, tomo II, pájinas 285-288. Debemos correjir aquí dos errores 'tipográficos que se deslizaron en ese lugar, en la nota 27, al señalar las diversas ediciones de ese poema. Se ha puesto allí 1505 i 1554 por 1605 i 1854.

(69) Véase el tomo II, páj. 417.

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