Imágenes de páginas
PDF
EPUB

dano. Para que los ciudadanos amen la patria, o digamos mejor, para que haya patria i ciudadanos, es preciso que ella sea una madre tierna i solicita de todos: que los bienes de que gozan en su pais se la hagan amable: que todos tengan alguna parte, alguna influencia en la administracion de los negocios públicos, para que no se consideren como extranjeros, i para que las leyes sean a sus ojos los garantes de la libertad civil. Pero lo que es aun mas necesario, lo que es mas difícil de existir fuera de las repúblicas, es una intégridad severa en hacer justicia a todos i en protejer al débil contra la tiranía del rico. Si la debilidad no está siempre protejida por la fuerza pública, resulta un estado sumamente infeliz i que induce la indiferencia por el bien comun; en-. tonces los individuos sufren el peso del estado civil, sin gozar de las ventajas del de la naturaleza, donde podian emplear su fuerza física para defenderse.

En el afecto de los hombres la patria se confunde e identifica con su gobierno. Se ama a la patria, cuando se ama i estima a la suprema majistratura que la preside, porque de la administracion pública emanan los bienes i los males del estado. De aquí es que en hacerse amar ha consistido siempre lo sublime de la política. El jénio superior, el talento de la majistratura posee la majia de dominar las voluntades i de extender su amable imperio sobre los corazones. La autoridad del majistrado, que es amado de los pueblos, es mil veces mas absoluta que toda la tiranía de los déspotas. Pero este arte no consiste en disimular, ni tolerar vicios ni crímenes, sino en promover la prosperidad pública i en usar del poder con justicia. La historia nos presenta a cada pájina majistrados perdidos por la ambicion i la

pusilanimidad, i jamas por la justicia i la moderacion. Pero la moderacion no debe confundirse nunca con la neglijencia, ni la dulzura con la debilidad. Para ser justo, es necesario ser severo: sufrir los atentados, es hacerse culpable: librar a la sociedad de las maquinaciones de los perversos es beneficencia. Sicuti est aliquando misericordia puniens, ita est crudelitas parcens. (*) (Del mismo.)

O

Jueves 13 de Agosto.

UANDO despues de tantos años de dependencia colonial i nulidad política se deja ver la libertad sobre el horizonte americano, ¡que diferentes sensaciones, que diversos pensamientos se exitan en los hombres ! Las al mas abyectas condenadas a la servidumbre o por el vil interes, principio de todos los vicios degradantes, o por la ignorancia i la pusilanimidad, llaman pretendida libertad aquella a que aspiramos. Que! No puede existir la verdadera libertad en este mundo? ¿No ha existido i aun existe en nuestro mismo continente? En el momento en que los pueblos declaran i sostienen su independencia, gozan de la libertad nacional: su libertad civil i política son obra de su constitucion i de sus leyes. I quién puede negarnos la posibilidad de establecer nuestra libertad interior, o lo que es lo mismo, el buen órden i la justicia? Aun nos resentimos de los defectos del antiguo sistema; la ignorancia de tres siglos de barbarie está sobre nosotros; nos ha detenido la irresolucion natural a un pueblo esclavo por tantos años i que jamas tuvo la me (*) S. Aug. Epist. 54.

nor influencia en la lejislacion ni en los negocios públicos: han habido oscilaciones momentáneas, propias de la infancia de las naciones, pero en medio de estos instantes de crisis, en medio de nuestra inexperiencia i oprimidos bajo el peso de nuestros heredados defectos, hemos respetado i ha sido inviolable para nosotros la equidad i la humanidad. Nuestros mismos enemigos deben haber admirado en medio de su ingratitud i obstinacion la lenidad i la mansedumbre propias de los pechos americanos. Esta misericordia ha sido en verdad excesiva, ha entorpecido la marcha de nuestra revolucion; pero a lo menos la sangre humana no ha deslustrado nuestra gloria', ni hemos dado al mundo el espectáculo escandaloso de un pueblo en anarquía. Muchas oscilacio nes i vaivenes preceden al equilibrio de todos los cuerpos políticos. ¿Qué fuera de las cosas humanas, decia Milton, si de cuando en cuando no se conmoviesen? Todo se encamina en el mundo a la corrupcion i aun a la disolucion los cuerpos políticos no están exentos de esta lei de la naturaleza: el movimiento restablece el órden i conserva la vida de los seres. Las revoluciones son en el órden moral lo que son en el órden de la naturaleza los terremotos, las tempestades. Los meteoros son terribles, pero hasta ahora nos han sido saludables. La vida de la patria permanece, su salud es mas robusta i todo promete que saldrá de la infancia con felicidad. Su sistema se consolida i ella se apresura a aparecer con dignidad i consideracion en la jerarquía de las naciones. Entre tanto, nuestra marcha vacilante en sus principios, pero ya majestuosa, es aplaudida por los hombres liberales que nos observan. El nombre de libertad es tan dulce, dice un filósofo, que los que combaten ella deben estar seguros de que

:

por

interesan los votos secretos de todos. Su causa es la del jénero humano. Los pueblos se vengan de sus opresores exhalando su ódio contra los opresores extranjeros. Al ruido de las cadenas que se despedazan, se cree que se alijeran las propias. Al saber que el universo cuenta algunos tiranos menos, parece que se respira un aire mas puro. Asi han pensado en todas las revoluciones de América cuantos hombres de luces, cuantos hombres de bien tuvo la Europa. Ellos admiraron nuestra larga paciencia, i en vista de los desórdenes, debilidad, e ignorancia de la nacion dominante i de los progresos de la poblacion i de las luces entre nosotros, predijeron la revolucion de nuestros dias. El sentimiento de la justicia, que se complace en compensar los infortunios pasados con prosperidades futuras, se prometia que esta parte del mundo subyugada con tantas atrocidades, despoblada, abismada en la ignorancia por una tiranía lenta; pobre i sin industria por la codicia de una corte corrompida, absurda i que creia que se arruinaba si nosotros prosperábamos; por todo esto se prometia que habia de venir tiempo en que esta parte del mundo floreciese. Pero lo que parece que no alcanzaron los sábios, lo que excede toda la fuerza del pensamiento i aun de la imajinacion, es que hayan en América almas tan serviles que se horrorizen al aspecto de la libertad que les ofrece la fortuna. Tantos pueblos prefirieron la libertad a todas las calamidades; pero estos hombres se exponen a todos los peligros por la infamia de ser esclavos. Las almas varoniles se envuelven en los horrores de la guerra por sacudir el yugo de los tiranos; estos llaman a los tiranos para que destierren de la patria las dulzuras de la paz. (Del mismo.)

[ocr errors][merged small][merged small][merged small]

A dependencia colonial i la nulidad política son una misma cosa. Un pueblo que depende de una metropoli, no figura entre las naciones; no es mas que una provincia, i si es una colonia, no es mas que un fundo, un patrimonio de la metropoli destinado a enriquecerla. Como el lujo de un propietario crece a proporcion de lo opimo i rico de sus fundos, las profusiones de la corte de España crecieron inmensamente con la posesion del patrimonio americano. Mas este fundo puede considerarse bajo dos aspectos: él consta de dilatados territorios, habitados por pueblos numerosísimos. Es ya una verdad mui palpable, que un pueblo no puede ser despojado del terreno que habita sin violencia e injusticia. Todos los pretextos aparecen vanos i ridículos en presencia de las leyes de la naturaleza. La injusticia es mas execrable, si los primeros habitantes se reducen a la miseria i a la servidumbre. Los primitivos hijos de la América fueron reducidos a este estado con tanta crueldad, tal barbarie, tales atrocidades, que el V. D. Fr. Bartolomé de las Casas anunció que en castigo de ellas habia de ser la España arruinada, destruida de tal modo que habia de perder el nombre de nacion, desapareciendo así de la faz del mundo. (*)

Reducidos a la miseria los indios i casi exterminados

*) El daño e jactura, que a la Corona Real de Castilla i Leon por esta causa ha venido, i a toda España vendrá, despoblando i matando como por ella misma se matará i despoblará todo el resto que de ellas (las naciones americanas) queda, los ciegos lo verán, los sordos lo oyrán, los mudos lo clamarán i los mui prudentes lo juzgarán: i porque nuestra vida no puede ser ya larga, invoco por testigos a todas las hierarquías i coros de los Anjeles, a todos los santos de la corte del cielo i a todos los hombres del mundo, en especial los que fueren vivos,

« AnteriorContinuar »