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Suponed que conseguis ver destruido este sistema que ya está demasiado gravado en los corazones americanos. ¿I qué ventajas sacareis de esto? Yo os lo diré en breves razones. Vuestros hijos acabarian su temprana vida en un suplicio, i los que tuvieran mejor fin, se verian errantes de pueblo en pueblo, ambrientos, desnudos, miserables i maldiciendo a la naturaleza, por haberles dado padres tan crueles. Vuestros hijos serian los traidores, los rebeldes, los insurjentes; aquellos mismos que con otra fortuna hubieran sido los héroes, los virtuosos defensores de su libertad, los beneméritos hijos de la patria. Vuestros hijos serian los que encorbados bajo el yugo pesado de una esclavitud afrentosa i cruel, clamarian al cielo por la venganza de vuestras culpas contra la naturaleza, i el Ser eterno no podria ser injusto.

¿Quereis ahora oponeros a la salud i a la vida de vuestros hijos? ¿Quereis que la historia lleve hasta el fin del mundo la noticia increible de que hubo una época, en que se aparecieron sobre la tierra ciertos monstruos, que con figura humana demostraban un corazon mil veces mas feroz que el de los tigres? No puedo creer que haya una obstinacion tan acérrima que no se doblegue al poder de estos convencimientos.

¿I vosotros americanos, enemigos de vosotros mismos, en que fundais vuestro partido anti-patriótico? Abrid esos labios sellados por la ignorancia i la injusticia: romped ese silencio que os impone la verguenza i el crímen: hablad para correros mas, i para que confundidos con vuestras mismas necedades, aborrescais vuestros errores. ¿No veis que vuestro corto número es la señal mas evidente de vuestros injustos designios? ¿No veis que la ⚫ misma Providencia, dándoos desengaños cada dia, os

advierte el camino que habeis equivocado? ¿No advertis que el camino opuesto al que llevais es por donde van todos los hombres de letras que tiene la Madre América? Pues si nada puede ocultarse a vuestra razon ¿por qué haceis profesion de insensatos? ¿Es acaso, porque bajo un gobierno tiránico pensabais dominar a vuestros hermanos? Advertid que para esto no faltarian pretendientes mas poderosos que vosotros. ¿Será por haceros hombres orijinales, de distintos modos de pensar que vuestros paisanos? Para esto podriais haber tomado otro medio mas laudable: podiais haber cultivado el talento i la virtud; i en la noble emulacion de saber mas que otro, o de ser mas virtuoso, lograriais vuestro empeño con mayor utilidad. ¡Ah...! ¡Quien pudiera borrar de nuestra historia, que hubieron entre nosotros algunos hombres tan injustos, tan necios, o tan egoistas que se opusieron a la felicidad de su patria! ¡Quien pudiera hacer que estos malos americanos leyesen en los papeles europeos los agravios, que sufriendo ellos mismos, no pueden conocer! ¡Quien pudiera hacerlos justos y con esto serian patriotas! Pero que será creible que duren estos hombres sumidos en su error? No lo creo; mas si tal sucediese, era preciso formar con ellos una pequeña república de Caines, para separarlos de sus hermanos, a quienes declararon la guerra mas injusta i mas tirana que vieron los siglos. A la verdad me faltan expresiones para pintar dignamente el agravio a la patria, la traicion a si mismos, i todos los crímenes horrendos que cometen los americanos anti-patriotas: por tanto corramos el velo del silencio sobre un cuadro tan miserable, tan horroroso, tan inmundo.

Concluyamos de una vez diciendo: Que el sistema de ⚫

libertad a la patria es justo i necesario, i que sus enemigos lo son de la justicia, de la naturaleza, de Dios, de los hombres i de si mismos.

Antonio José' Irizarri.

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L que ama la verdad, la busca sin prevencion : Jesto es lo que yo exijo de los que lean este artículo para que no se escandalizen antes de examinar despreocupadamente sus fundamentos. Si ellos son ciertos i sólidos, convencerse: i sino, impugnarlos para enmendar el error, que nunca será de voluntad, como el de los que se obstinan para no ver la luz. Otro ha explicado ántes, que es patria, i yo intento ahora averiguar que es sistema, para que todos seamos conformes en la opinion del que adopta la patria.

Desde el principio de nuestra revolucion han clamado los amantes de la patria por la necesidad de formar la opinion pública: pero sus clamores serán siempre nulos, si ellos mismos no especifican la esencia de la opinion que apetecen. Desear que todos convengan en un sistema, sin explicar cual sea éste, es lo mismo que intentar que los hombres sean adivinos, o que cada uno manifieste sus sentimientos con el valor de que carecen los mismos declamadores, ya que no se atreven a fijar el objeto en que terminan sus instancias por la uniformidad de la opinion.

Si pretenden que ésta consista en que el pueblo entero se contente con haber depositado en muchas manos el gobierno que antes se administraba por una sola, la solicitud me parece extravagante; porque la felicidad jeneral jamas se afianzará en el número de las personas, síno en la beneficencia i virtudes del gobierno, sea de uno o de muchos; i en siendo malos los gobernantes, no habremos hecho otra cosa que separar al tirano para multiplicar la tiranía.

Es verdad que entonces nos quedaria el consuelo de enmendar nuestro error en la eleccion siguiente, i tener siempre la esperanza de un término señalado que no teniamos en el despotismo antiguo. Pero tambien entonces no será la pluralidad de gobernantes, sino su periódica mutacion eso que se llama sistema; i me parece cosa ridícula i mui pequeña apoyar nuestra dicha en las repetidas elecciones, que cuesta tanto acertar, como desprender a los hombres del espíritu de partido, e infundirles aquellas virtudes cívicas que sofocan la faccion i la intriga.

Ademas: ¿de qué podrán servirnos los reglamentos que metodizen este derecho electivo, siempre que no estemos seguros de que él es efectivamente un derecho de que nadie podrá despojarnos? I lograremos esta seguridad, estando dependientes de un estraño que podrá despojarnos de la lei a su arbitrio? Yo creo que me acerco al objeto único i esencial de la opinion pública, si consigo convencer que el sistema consiste en gobernarnos absolutamente por nosotros mismos, i remover los obstáculos que deban influir en la imajinacion de cada uno para dudar de este derecho, que es mejor ejecutarlo en muchos, porque es difícil que todos quieran o logren ser déspotas.

No quiero subir a la conquista i empeñar los argumentos que demuestran, que la fuerza i la violencia nunca autorizaron la usurpacion de lo que era ajeno: cuando todos saben, que el dominio no se adquiere sino por un pacto con que el propietario legalmente lo transfiera; i los pueblos de Chile, no sabemos, que hubiesen celebrado semejante contrato con sus conquistadores. cuyos derechos (si tuviesen algunos) nos corresponderian como a su descendencia; porque habiendo salido libres del seno de la naturaleza, no hemos pertenecido al patrimonio de una casa, ni hai autoridad sobre la tierra que pueda aplicar a cierta familia las jeneraciones que se reproducen, se succeden, i forman pueblos de hombres que nacieron con la misma libertad que un rei, que no ha sido regalado en el vientre de su madre con un diploma celestial para gobernar a sus semejantes, si ellos no lo quieren.

Desde la prision de Fernando VII. se ha repetido mil veces por las plumas españolas, i no era necesario que ellas lo enseñasen, para que fuese cierto, que las naciones no se hicieron para los reyes, sino éstos para las naciones: que ellos son unos oficiales del pueblo, mayordomos de sus intereses, i depositarios de la soberanía popu→ lar. Con solo estos axiomas dogmáticos de la política, i el cautiverio de Fernando, hai sobrada materia para que el derecho de gobernarnos los chilenos por nosotros mismos, sin dependencia alguna de afuera, sea una de aquellas verdades que se entran por los ojos hasta el cerebro.

Fernando VII. fué jurado rei en la forma que se acostumbraba por un alferez real, que habiendo rematado su vara, no compró los poderes invendibles del pueblo, ni la

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