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las bases sobre el plan jeneral de hacienda las había espuesto al ministro del ramo.>>

En la sesión del 13 del mes citado, el presidente del congreso don José Gregorio Argomedo nombró las diversas comisiones que debían informar sobre los asuntos sometidos a la asamblea.

Camilo Henríquez fue incluído, no en la comisión de lejislación, sino en la de hacienda.

La constitución de 1823 era un armatoste que no podía funcionar.

No había resorte que pusiera en movimiento aquella mole heterojénea de principios políticos i morales mal combinados.

«En el congreso de 1824, dice don José Miguel Infante, fue declarada nula la constitución de 1823 por unanimidad de sufrajios. Permítasenos recordar aquí al memorable Camilo Henríquez, miembro de esta lejislatura, el que después de algunas profundas indicaciones sobre los vicios i monstruosidades de aquel código, concluyó que no debía perderse tiempo en discutirlo.»>

Me permito agregar dos observaciones al pasaje que acabo de copiar.

Es la primera que el congreso citado no derogó la constitución por unanimidad: hubo unos pocos

votos en su favor.

Es la segunda que Camilo Henríquez, aun cuando calificaba la constitución de pésima, sostenía que no era propiamente nula por cuanto habia sido dictada por autoridad competente, lo que no obstaba para que fuese suspendida o abrogada.

Esa constitución no podía subsistir.

Ninguna sociedad habría podido dar un paso en

el camino del progreso abrumada por aquella carga de plomo.

Semejaba una pesada armadura de la edad media.

El 12 de julio de 1824, el jeneral don Francisco Antonio Pinto fue nombrado ministro de gobierno i relaciones esteriores.

El sucesor de don Mariano de Egaña tenía mucho talento e ilustración i estaba resuelto a emprender reformas radicales, a las cuales se oponían preocupaciones de siglos.

Deseoso de proporcionarse ausiliares intelijentes en su ardua tarea, buscó i obtuvo la cooperación del redactor de la Aurora.

Le llamó, pues, a su lado, dándole un empleo de importancia, tan luego como pudo.

por

«Santiago, noviembre 30 de 1824.

«A consulta del ministro secretario del departamento de relaciones esteriores, vengo en nombrar oficial mayor del mismo departamento al presbítero don Camilo Henríquez, de cuya probidad i conocimientos me hallo satisfecho. El nombrado será puesto inmediatamente en posesión de este destino, para lo cual se le comunicará el presente decreto, de que se tomará razón donde corresponda. «FREIRE.

«Francisco Antonio Pinto.>>

El nuevo ministro profesaba una grande estimación al fogoso ajitador de la revolución de 1810. Ese alto aprecio de un varón esclarecido, que

después fue amigo íntimo de don José Joaquín de Mora, de don Andrés Bello i de don Ignacio Domeyko, honra sobre manera a Camilo Henríquez.

El jeneral Pinto me ha suministrado varios de los datos que he compajinado en esta biografía.

XVI

Camilo Henríquez otorga su testamento.-Fallece el 16 de marzo de 1825.-Honores fúnebres que se le tributan.-Malquerencia del partido clerical.—Carta del jeneral don Francisco Antonio Pinto en que traza el carácter de Henríquez.-Está dotado de un corazón agradecido i caritativo.-Camilo Henríquez i la mujer de don José Miguel Carrera.-Su aficción a la soledad i el silencio.

Camilo Henríquez se sintió mui desfallecido en enero de 1825.

Sus dolencias se agravaron.

La muerte dejó de asecharle en lontananza. Entró en su aposento, i comenzó a rondar en torno de su lecho.

El 8 de ese mes, el primer periodista chileno otorgó su testamento, ese adiós a la esperanza como lo llama Lamartine.

Hélo aquí:

«En el nombre de Dios, Nuestro Señor Todopoderoso, amén.

«Sea notorio a los que la presente carta de mi testamento vieren cómo yo el señor doctor don Camilo Henríquez, natural de Valdivia, hijo lejítimo de don Félix Henríquez i de doña Rosa González, mis padres finados, que Dios tenga en gloria, estando, aunque con algunas indisposiciones, pero

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