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Los objetos que llevaba nuestra Corte en la costa Patagónica fueron bien esplicados en las primeras órdenes: ellos son tan importantes que no deben perdonar costo alguno.» (Buenos Aires, 10 de febrero de 1790.)

Los vireyes posteriores en sus relaciones ó informes, se ocuparon siempre con especial interés de las nuevas poblaciones al sud, de las islas Malvinas, Estrecho de Magallanes, Cabo de Hornos y Tierra del Fuego; porque ya los tiempos habian cambiado. No se buscaba simplemente el camino á Potosí por el interior, para lo cual se habian ido escalonando las poblaciones internas, sino que, preocupada la corona con la ambicion de los estrangeros, trataba de tomar efectiva posesion de las costas del vireinato sobre el Atlántico, descuidadas en los tiempos en que la única riqueza en América eran las minas. Cuando se dió al comercio otro desenvolvimiento, el Monarca presta especial cuidado á esas costas, á las pesquerías de sus mares, no solo como un lucrativo ramo de tráfico, sino tambien como medio de impedir que los ingleses, franceses y norte-americanos, continuasen la pesca de la ballena y la caza de los anfibios; evitando por ello la temida internacion al mar del Sud, con posibles puertos de recalada en el Atlántico, si la costa estuviese abandonada. En esta nueva situacion, era al virey de Buenos Aires á quien incumbía la jurisdic

cion privativa de la Patagonia y de los mares adyacentes; por que ese era el territorio de las Provincias del Rio de la Plata, que formaron el nuevo vireinato. No hay un solo acto oficial de la corona que se ocupe de esas poblaciones, que no reconozca esplícitamente la jurisdiccion del virey, á quien se comunican las órdenes y las reales cédulas sobre la materia, para su debido cumplimiento. Desde el gobernador de Mal vinas hasta los comisarios Intendentes de las poblaciones de la costa Patagónica, todos estuvieron sujetos al virey en lo gobernativo, civil y político, y al Intendente general de ejército y real hacienda, en lo referente á este ramo. Las esploraciones anuales á esas costas y al Estrecho y Cabo de Hornos, como á la misma Tierra del Fuego, dependian del virey de Buenos Aires; por su órden y con sujecion á sus instrucciones se realizaron todas, y hasta en el conflicto entre la España y la Inglaterra con motivo de Puerto Egmont, fué Bucareli, gobernador de Buenos Aires, que llevó la iniciativa cumpliendo su juramento de gobernador, de conservar la integridad del territorio confiado á su mando.

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He reproducido in estenso las resoluciones del Rey fuesen cédulas ó reales órdenes, la correspondencia oficial entre los Ministros Españoles y las autoridades del vireinato, para no dar asidero á duda sobre el incontrovertible derecho á la Patagonia y tierras aus

trales, por parte del gobierno de Buenos Aires. Me lisonjeo de haber fundado este derecho de la manera mas concluyente. Tarea en la que me habian precedido con remarcable erudicion don Pedro de Angelis, el doctor don Dalmacio Velez Sarsfield, don Manuel Ricardo Trelles, y últimamente don Félix Frias.

CAPÍTULO IV

CREACION DEL VIREINATO DE BUENOS AIRES

Antecedentes y causas.-Informes.-Nombramiento de Cevallos.-Cédula declarando permanente el nuevo gobierno y nombrando Virey á Vertiz.-Límites del Vireinato.-Intendencias.

Es sabido que los estensos territorios de Potosí, Santa Cruz de la Sierra, Charcas, Tucuman, Para

guay, Buenos Aires y Chile, y los demás que comprendía el vastísimo vireinato del Perú, dependian del virey de Lima, como autoridad suprema, sujeta á su vez al gobierno Español. Esto no impedía que los gobernadores se comunicasen y recibieran órdenes directas de la Corona, pues formaban hasta cierto punto gobiernos distintos, aunque subordinados al virey. Sinembargo, los inconvenientes de este cen

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