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APÉNDICE

Concluída ya la impresión de este libro, la infatigable laboriosidad del Ministro de Hacienda, señor licenciado don José Y. Limantour, nos obliga á completar nuestro trabajo, so pena de que al presentarse al público resulte atrasado y sin título alguno para aspirar á conseguir el objeto de información exacta y fidedigna que se propuso su benévolo editor.

En el curso de este año 1904, undécimo de su permanen. cia al frente del departamento de Hacienda, el señor Limantour ha coronado dignamente la obra de regeneración económica de la República con una serie de actos cuya trascendencia á los futuros destinos de esta tierra á nadie puede ocultarse: el rescate-permítasenos la palabra-de nuestras líneas férreas: la contratación, primero de Obligaciones del Tesoro con 42% de interés y por 18.500.000 dólares y luego de un empréstito por 40.000.000 de dólares en condiciones excepcionalmente ventajosas y sin precedente en nuestra historia financiera, y la iniciación-por no decir la consumación á su solo anuncio de la reforma de nuestro sistema monetario, que nos pone prácticamente sobre la base del patrón de oro. ¿Cómo no informar de hechos tan importantes á los lectores de este modesto libro, destinado á dar idea de una parte de nuestra evolución económica?

Demorando, pues, su publicación por algunas semanas, el autor se ha resuelto á agregarle, por vía de apéndice, algunas páginas trazadas al correr de la pluma y omitiendo no sólo interesantes detalles y largos comentarios sobre los asuntos á que están consagradas, sino la mención de otros actos y disposiciones de la Secretaría de Hacienda que, como las reformas á la Ordenanza de Aduanas en el sentido de expurgarla en gran parte de los defectos señalados en el curso de esta obra, merecerían, por muchos conceptos, que se les consagrase atención especial.

Imposible es, sin embargo, hacerlo si este libro no ha de perder toda su oportunidad; y resignándonos con pena á abandonar esa labor á quien, sin las apremiantes circunstancias que por el momento se nos imponen, deseare ó pudiere abordarla, pasemos sin más preámbulo á ocuparnos en dar idea de lo hecho en los asuntos á que hemos aludido, concluyendo con una ojeada sobre el estado en que queda la Hacienda pública mexicana, según las cuentas del último ejercicio fiscal y las iniciativas de los presupuestos para el próximo, presentadas al Congreso en 14 de Diciembre de 1904. Para ello nos valdremos preferentemente de la inserción de los documentos oficiales respectivos, no sólo porque su conjunto revela que se ha procedido conforme á un plan bien meditado, sino porque ellos son tan claros que nos evitan entrar en ulteriores explicaciones.

Los ferrocarriles

Quedó ya dicho en páginas anteriores (1) que hombres públicos tan eminentes y patriotas como el Presidente Lerdo de Tejada, temieron siempre abrir nuestro territorio á

(1) Pág. 198.

capitales norteamericanos que se empleasen en la construcción de ferrocarriles y que el Presidente Díaz, desde su primera administración de 1876 á 1880, rompió valerosamente con estos temores, en medio del asentimiento y aplauso de la nación entera, y confió á dos poderosas compañías organizadas en los Estados Unidos de América la empresa de construir las líneas férreas más importantes de la Ciudad de México á la frontera del Norte, ligándolas con las americanas. También hemos hablado ya de la ley general que, á iniciativa del señor Limantour, fijó en Abril de 1899 las bases para otorgar nuevas concesiones (1). Pero la obra no estaba completa; porque ni esa ley general, ni los pactos consignados en las concesiones alcanzaban á impedir que las diversas empresas formasen entre sí conciertos perjudiciales al bien público y al interés general. Ni era posible que á tanto alcanzaran; el peligro se derivaba fundamentalmente de que las principales vías de comunicación, que hacen la vida del país por la influencia incontrastable que sobre sus industrias todas ejercen, estaban en manos extranjeras, de las que no puede, ni debe esperarse el sacrificio de los intereses de momento ante más altos ideales.

Precisaba, pues, ocurrir á otros medios; y pues que el capital mexicano todavía no se interesa, por muchas razones cuya exposición no cabe en estas breves líneas, en valores ferrocarrileros, era preciso que lo hiciera el Gobierno nacional.

Ya hemos aludido á esta operación (2); pero su importancia es tan grande y hállase tan íntimamente conexa con la del empréstito del 4 % á que habremos de referirnos después, que juzgamos indispensable que nuestros lectores conozcan sus principales detalles, y al efecto nada más breve que hacerles conocer lo que el mismo señor Limantour ha dicho, con la claridad y concisión que le son habituales, en la exposición que dirigió al señor Presidente de la República

(1) Pág. 207.

(2) Pág. 496.

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el 20 de Julio de 1903, de la cual transcribiremos los siguientes pasajes (1):

«En otra exposición que tuve la honra de presentar á usted, con fecha 8 de Septiembre de 1898, y que dió origen pocos meses después á la ley del Congreso de la Unión de 17 de Diciembre de 1898 y á la Ley General de Ferrocarriles expedida por el Ejecutivo en cumplimiento de la que acaba de citarse, toqué varios puntos que se desprendían del conjunto de observaciones hechas hasta entonces, sobre la manera con que se habían trazado, construído y explotado nuestros ferrocarriles, y principalmente sobre las condiciones creadas al Tesoro Público con el otorgamiento de subvenciones pecuniarias. Pero estos primeros esfuerzos encaminados á regularizar la acción del Gobierno, estableciendo principios generales que normaran su conducta, sólo se refirieron, como era natural, á los asuntos que en aquella época se imponían con más apremio á la consideración de los Poderes Públicos. Nada se dijo sobre otros muchos que poco á poco han ido creciendo en importancia y obligando al Ejecutivo á luchar con las dificultades y peligros consiguientes.

>>Por ejemplo, no se han fijado reglas para otorgar ó negar concesiones cuando éstas se solicitan sin subvención pecuniaria, ni tampoco para localización de líneas paralelas; ni menos han podido adoptarse medios que fortalezcan la situación del Gobierno frente á los acuerdos de las Empresas en materia de fletes, ó bien para, impedir combinaciones poderosas de las mismas Empresas, que tengan por objeto usar y aun abusar impunemente de sus elementos, ó ya, por último, frente á la absorción de muchas líneas hecha por grupos de capitalistas, cuyo propósito, oculto ó manifiesto, sea la concentración en pocas manos de los principales medios de transporte en todo el país.

>> Convencido el Gobierno de que debe estar suficiente

(1) Informe presentado al Presidente de la República por el Secretario de Hacienda y Crédito público sobre los estudios y gestiones de la Secretaria de su cargo en asuntos de ferrocarriles.-México.-Tipografía de la Oficina impresora de estampillas.-Palacio Nacional.-1903.

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