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dicar y enseñar la doctrina del Señor, á pesar de los edictos de los Emperadores y de los tormentos de los tiranos, los tiene muy presentes para que el temor de los males con que se le amenace, no le haga faltar á lo que la Religion exije de él.

El clero actual, sucesor y heredero del que en otros tiempos fue tan celoso de las libertades de la Iglesia española y tan amante de la prosperidad de su patria, no mira con menos aprecio el esplendor de aquella que la grandeza de esta; pero verdadero sucesor del que se le quiere proponer por modelo, constituye su mayor gloria como aquel la constituyó en la mas perfecta y absoluta. sumision á la cátedra de S. Pedro en todo lo que sea de su resorte y en cuanto sobre ello le enseñe y prescriba, porque cuando mas sumiso y obediente ha estado á las inspiraciones de aquel oráculo, tanta mayor y mas perfecta ha sido la libertad que la Iglesia ha gozado y con tanta mayor grandeza y esplendor ha brillado la España entre las demas naciones de Europa: el reinado de los Reyes Católicos es buena prueba ; asi como cuanto mas se ha procurado sustraérsele de aquella dependencia, tanto mas ha ido decayendo la nacion del alto grado de su prosperidad; y si no obsérvese desde cuando data su mayor decadencia, y se verá como progresivamente ha ido descendiendo hasta el estado de tracion en que hoy se halla abismada segun que se le ha ido alejando de aquel centro de su creacion.

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Libertades de la Iglesia española.... ¿cáundo se invocan? Cuando se la tiene mas envilecida de lo que jamás ha estado, y reducida á la mas degradante servidumbre; cuando se desconocen sus inmunidades ; cuan> do aun se la quiere despojar del corto resto del patrimonio de Jesucristo que hasta ahora ha conservado; cuando yace arrojado de sus casas y sumido en la miseria todo el clero regular; cuando las vírgenes consagradas al Señor, desposeidas de cuanto tenian y era suyo, arras

tran su mísera existencia, puede decirse, á espensas de la caridad de los fieles; cuando el resto del clero se ve vilipendiado y vejado en el ejercicio de su ministerio; cuando se cierra la puerta del Santuario á los que aspiran á subir á él; cuando se ata las manos á los Obispos para que no puedan crear nuevos Levitas que sustituyan á los que el tiempo, los padecimientos y la muer te arrebata; cuando se les aprisiona, destierra y` aleja de sus diócesis, y se les impide el que desempeñïen los deberes sagrados á que fueron obligados al constituirlos el mismo Espíritu Santo Obispos; cuando son desatendidas sus justas reclamaciones y hollados todos sus derechos, ¿entonces se invocan las libertades de la Iglesia española? Esto vendria bien, cuando á la Iglesia de España no solo se le hubiese conservado en el goce de todos los derechos en cuya legítima posesion estaba, sino que se la hubiera engrandecido y ensalzado á tal grado, que por un efecto de desvanecimiento, si fuera posible, se olvidára de los justos respetos debidos en todos tiempos á la cátedra de S. Pedro, no ahora.

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El clero de España, pues, que como arriba he dicho, siempre ha cifrado su gloria en acreditar con su conducta la sumision debida á la santa Sede, y que jamás ha dejado de escuchar la voz del supremo Pastor de la Iglesia, no cree que empañará el lustre de aquella, escuchando y obedeciendo lo ahora dice, pues de nada menos habla que de multiplicados hechos que han tenido lugar en la nacion y que no han podido tenerlo sino es desconociéndose, varios puntos del dogma católico; porque dogma católico es que á la Iglesiá toca el arreglo de la disciplina eclesiástica, que tantas y tan graves alteraciones ha sufrido; dogma católico es que la Iglesia puede poseer bienes, y se la ha despojado en España, sin que este despojo haya podido fundarse sino en doctrinas inconciliables con aquel; dogma católico es que á la Iglesia es á quien corresponde juzgar de todo

lo que toca á la doctrina de la fe, y se ha sujetado la censura de los jueces natos de ella á la de quienes ninguna mision recibieron del Señor.

Nada, pues, es de admirar que la Alocucion del santo Padre haya producido tan profunda sensacion en el pueblo español, y que el clero y diocesanos de Toledo hayan comenzado á dar señales que muestren su docilidad á la voz del supremo Pastor. La Religion está muy arraigada en el corazon de los españoles; ésta les ha enseñado á obedecer y reverenciar al sucesor de S. Pedro como á Vicario de Jesucristo; ademas la historia les ha hecho ver que la grandeza, la prosperidad y las glorias de su patria han estado siempre enlazadas con la union á la santa Sede; por tanto han de juzgar que cualquier otro camino por el que se les quiera guiar, no puede ser sino el de la perdicion.

Al acusar el recibo de la espuesta comunicacion de V. E., no he podido prescindir como Obispo y español de hacer estas indicaciones, é interesado bajo ambos conceptos en todo lo que redunde en mayor gloria y felicidad de nuestra Iglesia y nacion, tampoco puedo menos de rogar á V. E. que por su parte coopere é influya á terminar la ansiedad de los fieles del arzobispado de Toledo y demas diócesis que estan en igual caso, dejando en la libertad que de justicia es debida á sus Cabildos para que procedan á la canónica eleccion de los que las hayan de gobernar; que se restituyan á sus diócesis los Prelados que permanecen separados de ellas para que puedan desempeñar el cargo que el Espíritu Santo puso sobre sus hombres; que á todos se nos deje en el libre uso de los derechos pastorales, y á que se zanjen con la santa Sede de un modo armonioso y cual en otros tiempos se ha hecho, las diferencias que haya, socilitando de la misma la sancion de lo que la hubiera menester, y reparando lo que en su juicio sé hubiese de reparar. Propicia se muestra, como siempre, hácia los españoles, nos

escuchará; el lenguaje que respecto de nosotros usa y sus espresiones lo demuestran, y la esperiencia de tantas veces acredita su condescendencia con ellos en cuanto pueda condescender. Si la Regencia del reino asi lo hiciere, las bendiciones de todos los españoles vendrian sobre los que la constituyan, y la Iglesia agradecida, redoblaria sus súplicas al Altísimo para que derramara sus luces y diera acierto á los que gobiernan la nacion para labrar su felicidad. Dios guarde á V. E. muchos años. Pamplona 18 de abril de 1841. Severo, Obispo de Pamplona. Exmo. Sr. Secretario de Estado y del Despacho de Gracia y

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Justicia,

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Señores Redactores de la Voz de la Religion:= May Señores

mios y de todo mi aprecio: Sin otra comunicacion ni conocimiento con Vds. sino el que por sus escritos me he adquirido, paso á darles noticia de las últimas ocurrencias de esta con respecto al clero, ya que el Confesor ilustre no puede de pronto hacerlo acompañándola de las reflexiones importantísimas que con tanta claridad, piedad y solidez adorna sus remitidos, á fin de que Vds. puedan, si gustan, publicarla en el número próximo de su apreciable obra, pues saben que la mayor prontitud en tener estas noticias es del agrado de los suscritores.

Anteayer 4 del corriente fueron citados los Sacerdotes que firmaron el comunicado al Católico, ó sea la manifestacion de su adhesion á todos los puntos que abraza la Alocucion del santo Padre, para que compareciesen en la oficina del Sr. Gefe polí

tico á entregar las licencias de confesar y predicar. No podia por menos que chocar á los eclesiásticos esta nueva ilegal exigencia de la autoridad temporal; asi que mas de cuarenta protestaron la incompetencia de tribunal, y se negaron á dejar aquellos documentos. Dos de los cincuenta y ocho dijeron al Oficial encargado de recogerlos, que habian espirado en ellos aquellas facultades; y unos ocho, sobrecogidos por el temor y el miedo, hicieron la entrega. Oscurecieron la gloria del triunfo obtenido en el primer combate ante el juez de primera instancia, del que ya estan Vds. orientados, al paso que sus esforzados compañeros desean ver el segundo empeñado para luchar y vencer. La gran porcion escogida del clero toledano repite con entereza, que "si bien como « ciudadanos españoles prestarán siempre obediencia á las dispo~ «siciones de las autoridades civiles constituidas en cuanto sea de « su competencia, como cristianos católicos no pueden menos de << acatar, respetar y obedecer á la Iglesia católica, dirigida y go« bernada por su cabeza suprema el romano Pontifice. Que no « dejarán de dar al César lo que es suyo, pero sin negar á Dios « lo que le pertenece." Con esta respuesta quedaria satisfecho cualquiera hombre sensato y amigo de la ley sobre el proceder del clero; pero el Sr. D. Joaquin Gomez, digno representante del otro Sr. Gomez (Becerra) era vencido con ella, y queria hacerse notable tomando la anticonstitucional y despótica medida de arrestar y conducir á la carcel del Vicario á los amantes de la paz y de las leyes, que tranquilos dormian asegurados por su conciencia. Se verificó la prision en toda la noche y mañana de ayer, sin consideracion alguna á la edad, padecimientos y dignidad de los venerables confesores; y ¡ confusion para sus enemigos! los ministros del Escelso disfrutan en la carcel de todo el contento que inspira la conciencia pura, ofrecen un rostro risueño si bien espresivo del cansancio que les ocasiona las incomodidades de aquel estrecho local, con especialidad á los achacosos ancianos, y un gentio inmenso les acompaña presentándoles sus servicios y obscquios, y vertiendo tiernas lágrimas al contemplarles tan serenos, tan irreprensibles, y tan constantes en la confesion de la fe. El mismo dia 5 por la tarde se presentó un escribano para notificarles el auto de su prision, espresado en los términos, de que la causa de estos procedimientos contra sus personas era su desobediencia al Gobierno y á las autoridades por el establecidas. Esta notificacion fue desechada y no recibida al pronto por los ilustres presos, porque decian con verdad, les era en estremo calumniosa, pues desde que dieron el primer paso sobre este negocio han protestado serian obedientes al Gobierno superior y á sus agentes, cuando con sus mandatos no traspasasen los limites de su poder temporal. Que buena prueba de su sumision era su conducta pre

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