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COMUNICADO.

Señores Peñores Editores de la Voz de la Religion.=Muy Señores mios: Desde que principió la publicacion de su apreciable periódico soy constante suscritor á fél, adicto á sus doctrinas y muy afecto á las personas de sus autores, cuyos aciertos deseo; y por este motivo he creido deber manifestar á yds, la estrañeza con que veo en la contestación al reciente folleto del señor Ortigosa, cuaderno 5.0, tomo 1.o de la 5. época, folio 231 algunas inexactitudes, en que acaso no han parado vds. la atencion, y que pueden refluir en mengua y desprecio de corporaciones religiosas, lo que si en todos tiempos ha debido evitarse, mucho mas en los presentes, en que es tan comun la prevencion contra ellas.

Dicen vds. que los canonistas y teólogos de que se compone la Academia de san Isidoro son unos cuantos esclaustrados, asi como de 25 á 30 años de edad, Gerónimos ó Cartujos, que ya se sabe lo que estudiaban: de unos cuantos...... y esto no es exacto; pues la Academia se compone ademas de los nombrados por vds., de eclesiásticos seculares y de otros sugetos de mas madura edad, y que prescindiendo de sus opiniones, no carecen de talento é instruccion; resulta pues que hay ea esta reunion otros individuos que no son de aquellas clases, y que hay sugetos de recomendable saber. Pero dónde mas resalta la inexactitud es en las palabras Gerónimos ó Cartujos, que ya se sabe lo que estudiaban; pues esto cuasi equivale á decir que poco ó nada estu. diaban, y por consiguiente que poco ó nada sabian; mas prescindiendo de que á las dos clases se las nombra en plural, cuando de los primeros, solo uno (y no

tan niño, pues no baja de 34 años) solo uno, repito, ha figurado en la Academia, mas bien para ostentar su presuncion é ignorancia que su sabiduria, sin que esta sea razon suficiente para juzgar del mismo modo de todo el orden á que pertenece; pues una golondrina no hace verano, y hasta en el apostolado hubo un Judas: debo advertir á vds., por si lo ignoran, que aunque es cierto que los Gerónimos no todos seguian carrera literaria por ser otro el objeto principal de su instituto, tenian no obstante en Salamanca, Avila, Sigüenza, Benavente y san Lorenzo del Escorial colegios donde cursaban filosofia y teologia los alumnos que para este efecto eran enviados por sus respectivas comunidades, y cuyas cátedras eran regentadas por monges del mismo or den, que habian aprendido lo que enseñaban de otros monges, y estos de otros &c., de lo que se infiere que en el orden de san Gerónimo ha habido siempre quien sepa; pues siempre ha habido quien enseñe, no menos que en los demas órdenes religiosos. Para comprobacion de esta verdad podria citar ejemplares de los muchos sugetos que desde el restablecimiento de este esclarecido orden monástico en España le han honrado por su literatura; mas por no ser difuso solo haré mencion de algunos que hemos alcanzado en nuestros dias, tales como los PP. Ceballos, Castro y Valvidares, á quienes no se les puede negar la honra de haber ilustrado con sus plumas no solo á su orden sino tambien á su patria.

Ni debo omitir el hacer particular mencion del último de los colegios ya nombrados, cuya enseñanza por la circunstancia de gozar de privilegios de universidad, ó por mejor decir, por estar incorporado en todas las del reino, se hacia estensiva á los seglares, de entre los cuales han salido hombres aventajados en varias carreras ademas de la eclesiástica, contándose hoy mismo en esta un señor Obispo, varios canónigos y prebendados,

con muchos párrocos muy recomendables: todo esto prueba á mí entender que no eran á estos monges tan desconocidas las ciencias, especialmente las eclesiásticas, cuando no solo las estudiaban muchos de ellos, sino que las estudiaban para poderlas enseñar con utilidad y aprovechamiento, á pesar de que el objeto principal de su instituto era ocuparse en la tierra en lo que los Angeles ca el cielo, en alabar y bendecir al Señor continuamente, Tampoco se miraba con indiferencia ó abandono en este religioso orden la necesaria instruccion de los que quedaban en los monasterios; pues en estos era nombrado lector de moral un monge de los teólogos con obligacion de esplicar esta facultad á todos los que no tenian veinte años de Religion, en los dias señalados por la ley, que eran los mas del año.

Los Cartujos, de quienes se puede dudar no solo que asistan á la academia de san Isidoro, sino tambien si podrá hablarse en plural de los que existen en esta corte, teniendo como tenian por principal objeto de su instituto las alabanzas divinas y su propia santificacion, por medio de una vida totalmente abstraida y dada á la oracion para atraernos las bendiciones del cielo, no me admira que careciesen de colegios literarios. Sin embargo no ha dejado de haber entre ellos sábios escritores y hom bres, que ó bien por haberse formado en las ciencias antes de abrazar su religioso instituto, ó bien por su estudio privado junto á algunos conocimientos adquiridos en el siglo pudieran ocupar algun lugar entre los literatos

Estoy muy lejos de creer que vds. hayan querido ajar á los individuos de ambas religiones; mas como puede darse mala inteligencia á las palabras mencionadas, desearia que las esplicasen en aquel sentido que fuese mas a proposito á evitar mas desprecios y ultrages, á los reli giosos, ya harto vilipendiados y afligidos, ó que tuviesen á bien dar cabida en su apreciable periódico á estas pobres reflexiones. Un Suscritor.

ESPOSICION

del Ministro de Gracia y Justicia al Regente del reino, y decreto.

Sermo. Sr.: Los enemigos de las instituciones que felizmente rigen, y de las reformas que anhelan los pueblos, se aprovechan astutamente de cuantos pretestos ellos mismos crean para combatir y atacar las primeras, impedir ó dilatar las segundas. Desesperados al ver gloriosamente terminada la guerra civil, y llegado por lo mismo el tiempo de consolidar el sistema constitucional y de realizar las mejoras importantes que han de elevar esta nacion al alto grado de prosperidad y de gloria á que es llamada, en los últimos esfuerzos de su impotencia tratan de escitar una nueva guerra, una guer. ra muy propia de los siglos medios, pero que es un anacronismo en el XIX.

Invocando el nombre augusto de la Religion sacrosanta de los españoles, quisieran renovar escenas sangrientas que la misma Religion condena. No es que crean los mismos que lo publican que la Religion de Jesucristo esté ofendida ni lastimada en sus dogmas ni en la veneracion y respeto que merece; no es que crean que las reformas escedan de las facultades correspondientes á la suprema autoridad temporal, no: confundiendo voluntaria y malignamente la disciplina esterna con el dogma; desconociendo los límites del sacerdocio y del imperio, la potestad de los Príncipes en todo lo que es terreno, y cubriendose con la máscara hipócrita de Re ТомO IV. Ep. 5.*

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ligion, pretenden suscitar turbaciones y conmover el Estado, no para sostener una Religion que no peligra; no para defender una Religion que no es atacada ni ofendida, sino para renovar abusos contrarios al espíritu de pobreza, de igualdad y de abnegacion que brilla en las sublimes páginas del Evangelio.

Desde que roto el yugo del absolutismo se abrió el camino á las reformas y á las mejoras, conocieron los que hasta entonces habian vivido de abusos que el fin de estos habia llegado, concibieron y tramaron planes subversivos, y en cuanto pudieron hicieron tentativas sacrílegas para ejecutarlos. Obispos que estaban ligados con repetidos juramentos, que sin necesidad de estos por deber y por conciencia estaban obligados á ser leales y sumisos al Gobierno de la escelsa Reina de las Españas, abandonaron sus diócesis, fomentaron la guerra fratricida, y desde el teatro de sus prevaricaciones, abusando de su ministerio y de la influencia que creian tener en los pueblos, escitaron de mil modos la discor dia, y no olvidaron suscitar para esto dudas religiosas que turbasen y pusiesen en ansiedad las conciencias, Crecido número de eclesiásticos siguió el pernicioso ejemplo de aquellos prelados; y en cuanto pudo, secundó sus anti-evangélicas maquinaciones. Mas el pueblo español, siempre leal, ilustrado mas de lo que convenia á los que pretendian abusar de su credulidad, se mantuvo siempre sumiso y obediente; y firme en su creencia, rechazó las sugestiones con que se pretendia hacerlo instrumento de su ruina y de las miras interesadas que trataban de encubrirse con un mentido celo por la Religion.

Incansables en su propósito los que sostienen tales miras, no desistieron aunque se vieron desconcertados. Aliáronse con la curia romana, y con mentidas relacio nes consiguieron alli un apoyo para cimentar nuevas maquinaciones. A sus instancias se debe la célebre alocucion del Santo Padre en el consistorio secreto de 1.0

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