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RELACION DE LA APERTURA Y SOLEMNE BENDICION DEL NUEVO CAMPO-SANTO DE ESTA CIUDAD DE LIMA, QUE SE VERIFICÓ EL DIA 31 DE MAYO DE 1808.

Parece, que la Divina Providencia habia reservado la ereccion del nuevo Campo Santo en esta ciudad para una época, en que felizmente lograse, sin contradiccion, ni obstáculos su mas pronta ejecucion.

La Real Cédula de 27 de Marzo de 1789, dirigida á este fin; el expediente formado sobre ella, otras Reales Cédulas de 30 de Julio de 1803, y 15 de Mayo de 1804, reproduciendo nuevamente el mismo encargo, no habian hecho otra cosa en la diuturnidad de diez y ocho años, sino acumular un fárrago abultado de papeles sin decision: todo se hallaba suspenso, y casi olvidado, hasta que llegó el ínclito jefe, que tan gloriosamente nos gobierna, el Excmo. señor D. José Fernando Abascal y Sousa.

Esta es en realidad la época feliz de Lima: el principio sólido del buen órden político y económico, para la salud y beneficio público de todos su ramos: (1) el tiempo favorable de poner en accion y energia los medios mas eficaces y oportunos, para la defensa contra nuestros orgullosos y fieros enemigos, perturvadores de todo el glovo: (2) y últimamente, el dia claro, para desvanecer esas tiebias y vapores, que exita el

infeliz entusiasmo, y aquella opinion, que por falsos principios se atreve á combatirlo todo, por ignorarlo todo. Desgraciada suerte, que suelen sufrir varios expedientes, que sugeridos por el buen celo, y el mejor patriotismo, los llega á sofocar el enorme peso de una sustanciacion importuna, que los desvia de su punto céntrico.

Alguna dolencia de estas padeceria, á caso, el expediente del Cementerio general de esta ciudad, pues tardó tanto tiempo en resolverse la ejecucion de tan repetidas disposiciones de S. M. á beneficio de aquel eficaz recurso, que han adoptado ya todas las naciones cultas de la Europa para la salud y precaucion de los pueblos. Pero á un gobernador sábio y político, nada le ofusca; pues distingue el bien del mal; da pronto y eficaz cumplimiento á las órdenes del soberano; y no se detiene por algun obstáculo, cuando trata de llevar á su fin un establecimiento benéfico.

A pocos dias de haber tomado S. E. este mando: en el mismo momento y circunstancias que le agitaban los mayores cuidados del Estado, y le rodeaban tantos objetos de entidad, relativos al mejor órden económico de la ciudad y gobierno basto del Perú, reparó que faltaba un Campo Santo en esta metrópoli: averiguó que habia corrido un expediente; y sin embarazarse, á examinar en él, otra cosa, que la voluntad del soberano, dirigida al arreglo de una policía religiosa, determinó al punto su ereccion; formó el plan; facilitó arbitrios con que empezar sin gravámen público, ni del erario: proporcionó terreno espacioso y adecuado; se le ofreció con aquella franqueza que le es característica un hábil arquitecto, cuyo mérito es bien conocido en la ciudad, por su ilustracion y virtudes evangélicas: y finalmente, se vió el principio y término de esta grande obra sin una tira de papel, ni expediente, que anunciase esta resolucion.

Todo esto nos hace ver, que solo la buena direccion y espíritu esclarido de un grande hombre puede dar nuevo ser á una república y un reyno, cuando es dotado del difícil y glorioso arte de gobernar. Asi hemos visto, que desde que principió esta obra, no cesó la vigilancia del Excmo. señor Virey, en atenderla, y que siguiese su curso sin escasez ni interrupcion. Sus continuos cuidados en este basto gobierno, no le han impedido destinar varios dias de la semana para presenciar los trabajos, é influir del modo mas activo á su mejor decoracion. De este modo el nuevo Cementerio, descripto exactamente en otro papel impreso, y que puede acaso, aventajar á los mejores de Europa, ha podido concluirse en el corto espacio de un año; lo que dá una prueba constante del empeño HISTORIA-23

y sumo exfuerzo que ha obrado en ello, para mayor admiracion de todos.

Acordado todo por S. E. desde el principio, con el dignísimo é Illmo, señor Arzobispo Dr. D. Bartolomé de Heras, que tanto vela por el bien espiritual y temporal de los fieles, se penetró al vivo de iguales sentimientos, cooperando propicio y francó á tan recomendable empresa en la parte que le correspondia; y ultimamente se encargó de exortar á su Grey con un discurso pastoral lleno de erudiccion y energía, que tambien corre impreso, para persuadirle que la ereccion de este nuevo Cementerio general es conforme al espíritu y práctica primitiva de la iglesia.

Esta instruccion fervorosa penetró sensiblemente el corazon de todos: desvaneció la preocupacion de los ignorantes, desterró la opinion fomentada por una piedad mal entendida, destruyó las falsas ideas que habia sugerido el parcial interés de la práctica anterior, para desacreditar el Cementerio general: y por último, todo el pueblo se conmovió, adoptó en su corazon las nuevas luces, que disiparon las tinieblas, y conoció el inestimable bien que se preparaba: todos en general bendicen al Dios de las misericordias, y aplauden sin cesar la mano benéfica que las conduce.

Concluido este recomendable edificio, se destinó el 31 de Mayo último, para su apertura y solemne bendicion. El pueblo se puso en movimiento aquel dia, acelerándose á ver un nuevo acto singular en sus circunstancias: los ánimos iban inflamados de aquel anhelo y entusiasmo, que exitan iguales motivos. La curiosidad y el placer se interesaban por la perspectiva ideal de los objetos, que iban á presentarse. Porque efectivamente la suntuosidad y elegancia de este Cementerio general, que se habia de manifestar concluido en aquel dia: el aparato de todas las disposiciones eclesiásticas para su pública y solemne bendicion, preparaban la expectacion y el deseo para gozar un dia agradable y lisongero; todo anunciaba un placer puro sin contradiccion.

Pero ha! ¡que ajenos estaban los espectadores, de que el propio momento de su anhelo presentase otro espectáculo muy diverso! ¡Que se hallase en aquel sitio el contrapeso á su alegría por el impulso de otra sensacion irresistible!

Descubrió este dia deseado el nuevo edificio: se abren todas sus puertas ¿y qué es lo que presenta? Un templo al que su misma simplicidad majestuosa es el mas propio adorno, y en cuyo centro está un altar que sostiene sobre su mesa la imágen del Hombre Dios en el sepulcro. Espectáculo siempre grande, siempre consolador y siempre nuevo: pues aunque el haber pasado por la muerte nuestro redentor Jesu-Christo nos

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prueba la necesidad de morir, el haber triunfado de ella por su resurreccion, nos consuela con la que hemos de tener: y al paso que fijamos la consideracion en nuestra caducidad, se eleva vuestro espíritu por la esperanza de una vida que no

muere.

El interior del edificio po presentó otros objetos en sus departamentos sino el triste recuerdo de la muerte. Sus divisiones solo manifestaban el lecho preparado á cada uno, para que descanse un dia su yerto cuerpo y se convierta en polvo. El acto de consagrar y bendecir este Cementerio; sus humildes pero augustas ceremonias y preces, todo anunció y preparó el indispensable recuerdo de nuestro inmortal destino.

Siguió inmediatamente el aparato fúnebre y religioso con que se trasladaron las cenizas de aquel último prelado ejemplar que lloramos, para que fueran el primer depósito que honrase este Campo Santo en el mausoléo que se les habia preparado; y este espectáculo dió vivamente á conocer el triste fin de las glorias de esta vida.

En los semblantes de los concurrentes se hallaban dibujados os nobles y relijiosos afectos de que estaban tocados sus corazones; y en un mudo, pero elocuente lenguaje, parece que decian: reunidos aquí los despojos de la muerte, producirán en las almas cristianas una mocion poderosa para exitar el recuerdo de nuestro inevitable fin; y mientras exista este monumento subsistirá la memoria del excelso gobernador, que separando á los vivos de los muertos, proveyó á cerca de la salud de los unos, del honor debido á los otros, y restituyó á los templos su esplendor primitivo.

Generoso Abascal; tu elojio no puede hacerse cumplidamente, porque aun no se han experimentado en toda su estension los bienes, que con tal obra nos ha traido tu mano benéfica, Cada siglo, cada dia, cada hora, cada instante se aumentará tu lustre; porque á medida que corra el tiempo, crecerá tu memoria apoyada en un fundamento tan benéfico á la humanidadad, que respetarán los siglos: asi cuando fenezca el recuerdo de esos hombres, que señalaron el paso de su vida con virtudes mas bulliciosas, que sólidas, mas aparentes, que reales, permanecerá tu nombre no solo ileso, sino venerado; y todas las generaciones irán tegiéndote á competencia una guirnalda de flores inmarcesibles, que cuidará de cultivar la gratitud: y el panteon, depósito de la muerte, será uno de los primeros monumentos de tu inmortalidad merecida.

La vigilancia del Excmo. señor Virey, habia prevenido todas las disposiciones necesarias y oportunas para evitar el desórden del vulgo que ocasionan semejantes concurrencias numerosas. Mandó que desde la madrugada de ese dia se acor

donasen diferentes piquetes de caballería en todo el camino, que corre desde la portada de Maravillas hasta el estremo del frente del Cementerio, para que no consintiesen gente de á caballo, ni que los carruajes se detuviesen en parte alguna de aquel trecho; que tampoco pasára, ni se consintiera á ningun vendedor de comestibles ni licores, para evitar el motivo que ocasionan semejantes alicitivos al desórden y bulla en un lugar y dia, que por todas sus sérias circunstancias debia desterrar estos excesos. El interior de la capila y cementerio, lo guarnecian diferentes piquetes de granaderos y fusileros del rejimiento real de Lima, para que contuviesen el bullicio é incomodidad que podia ocacionarse á las santas y solemnes ceremonias de la bendicion; por lo que no se permitió entrada á ningun plebeyo sino á personas distinguidas.

Como la capilla del comenterio, aunque magnífica en su idea y arquitectura, está reducida á la precisa extension que corresponde á su mero destino en aquel lugar, se procuró colocar asientos bien ordenados en todas sus testeras y ángulos interiores para todas las personas mas caracterizadas, de modo que pudiera quedar libre el tránsito de toda la circunferencia que media hasta las columnas que sostienen la cúpula y separan el presbisterio. En los atrios exteriores de la espalda y los costados de derecha é izquierda se pusieron toldos muy decentes y asientos para mayor desahogo y comodidad de la concurrencia.

A las ocho de la mañana llegó el Excmo. señor Virey, á quien en todo el tiempo de la funcion acompañaron varios señores ministros de la Real Audiencia, Tribunal de Cuentas, el Excmo. Cabildo y otros Tribunales, sin ceremonia ni etiqueta, segun habia dispuesto la prudente consideracion de S. E. para mejor desahogo de aquel estrecho recinto; y solo se colocó su sitial en el atrio de la puerta que sale al panteon del clero.

Desde el momento en que llegó el Excmo. señor Virey, y en todo el curso de esta funcion solemne, se le advirtió en su semblante aquel tierno gozo y contento, que no podia encubrir su jeneroso corazon, viendo tan felizmente realizado el fruto de su celo y continuo esmero en la pronta conclusion de una obra tan grande como tan benéfica á la salud pública.

Inmediatamente llegó el Illmo. señor Arzobispo acompañado de las dignidades eclesiásticas; y habiéndose revestido de pontifical, empezó á celebrar la solemne bendicion. Dió principio por la de la capilla; siguió despues la del cementerio con toda la extension y órden de las sagradas ceremonias dispuestas por el pontifical romano: dirigiéndose primeramente á la cruz colocada á este efecto en el centro; y alternativamente á las otras cuatro situadas á los estremos lineales á la primera.

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