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mas largamente se ha especificado en su oportuno lugar, me dediqué á examinar sin demora los puntos fortificados y fortificables de esta plaza de la del Callao, y alrededores de ambas y costas laterales, El muro que circunda esta capital se hallaba extraordinariamente descuidado, de modo que habia parajes por donde se podia entrar y salir á caballo, sin terraplen las cortinas y baluartes y los parapetos casi arruinados.

Para ponerlo, pues, en el estado de defensa de que es suceptible, se necesitaban grandes gastos; pero estos que parecian ser, y lo eran en efecto el mayor y único inconveniente que se ofrecia á la ejecucion, cedieron por fin al arbitrio de repartir entre los cabildos, tribunales y personas particulares, los treinta y tres baluartes de que consta el recinto de la plaza, menos la parte que baña el rio. Todos admitieron gustosos y con un entusiasmo patriótico digno de la mayor alabanza, la carga que se les imponia, por la sagacidad y prudencia con que se verificó el reparto; teniendo consideracion á sus fondos y á lo que cada uno debia ejecutar y costo que podia tener; con lo cual y mi personal asistencia al trabajo, se logró con extraordinaria celeridad, ver concluidas las obras en poco mas de cuatro meses, desde que se dió principio á ellas hasta su total finalizacion; las cuales han consistido en reparar las brechas, boquetes y parapetos de que vá hecha mencion; en ensanchar el paso de las cortinas de un baluarte á otro; formar terraplenes en las caras y flancos de cada uno de estos, para el uso de mediana artillería; construir plataformas para colocarla á bàrbeta en los tres ángulos salientes, y edificar rampas suaves para subir y bajar con comodidad á ellos la tropa y artillería.

Para que esta pudiese correr libremente de un punto á otro, se practicó un camino espacioso por todo el recinto interior, habiendo necesidad de construir al efecto varios puentesillos ó alcantarillas, y separar crecidos montones de basura y tierra. Así mismo, por la parte exterior se le quitó otra cantidad inmensa de las mismas especies arrojadas por la muralla, que en algunos parajes servian de rampa para subir á ella sin ninguna dificultad; de cuyas resultas quedó toda á una altura, y formando en partes un foso de doce ó catorce varas de ancho. En la parte del rio se construyó una porcion de muralla, continuando la del baluarte de Monserrat; cuya obra no pudiendo repartirse á particulares, se hizo á costa de algunos donativos voluntarios, que ascendieron á siete mil pesos; y se resolvieron los puntos del resto de dicha parte que no tiene muralla, en que se debe colocar artillería, en el caso de que los enemigos intenten pasar el rio para atacar la plaza; á cuyo fin se practicaron tambien algunos escarpes para dificultar en lo posible el acceso.

La plaza solo tenia un almacen endeble y muy deteriorado para repuesto de pólvora, municiones y pertrechos de artillería, fuera de los principales situados á competente distancia de ella; cuyos efectos, en caso, de un próximo ataque debian ser encerrados en el recin

to; y no siendo razonable colocarlos todos en un solo punto, tanto por la dificultad de sus trasportes para proveer los que fueren atacados, como porque en caso de un accidente desgraciado de voladura nos quedariamos destituidos de defensa, ademas de reparar como era indispensable dicho almacen, hice construir otros en las golas de dos baluartes, proporcionando las distancias de un modo que pudiesen surtir con brevedad de municiones á cualquiera de los puntos que fuesen atacados.

Aunque el recinto de esta plaza parece á primera vista que presta poco ó ningun recurso para su defensa, por carecer en lo absoluto de obras exteriores que le cubran, y no tener su muralla una altura proporcionada, por lo que está expuesta á una escalada ó golpe de mano, disfruta sin embargo de algunas propiedades dignas de aprecio, que pueden estimular á un jefe á encerrarse en ella; pues no puede ser bloqueada por la vasta extension de su recinto, y ser casi imposible que ningun enemigo conduzca á esta inmensa distaneia competante número de tropa para efectuarlo; de lo que resulta serle imposible impedir los socorros que le vengan por mar ó por tierra, ni la retirada de la guarnicion en caso de hallarse obligada á evacuarla. Por otra parte, haciendo retirar á la sierra los ganados de toda especie, despues de haber encerrado en la plaza un competente número, lo mismo que todos los víveres que se pueda, alejando los demas, le será indispensable á los enemigos el proveerse de subsistencias desde la mar, y aun cuando les viniesen por ella, cada conduccion nasta su campo les sería muy costosa en pérdidas de hombres por los ataques de nuestra gente, que se debe conservar en campaña, segun se dirá mas adelante. El muro y su parapeto son de adove que es otra ventaja, pues aquel tiene cuatro varas de ancho, y este la mitad; y como la bala de á 24 solo penetra una sin descomponer mas de lo que ocupa su circunferencia, consumirian su pólvora antes de conseguir abrir brecha; en cuyas circunstancias les sería preciso acudir á la mina, que deberian empezar á larga distancia á costa de mucho tiempo y trabajo, por lo deleznable del terreno.

Tambien me contraje á cubrir otros puntos igualmente necesarios para la conservacion del pais, y siendo el principal la atencion al puerto del Callao, mandé construir brevemente aquellas obras que habia juzgado de absoluta necesidad para la defensa de su plaza, de las cuales las mas urgentes eran formar á aquella puentes levadizos en ambas puertas que se construyeron sin demora. Se hizo en cada una un semi-exágono con un foso de ocho varas de ancho y tres y un pié de profundidad su muro y contra escarpa, parapeto, bangueta y estacada, con su rastrillo aspillerado; de manera que aun cuando no hubiese tropas para defender la plaza de armas, y flanquear el glasis de los frentes de las caras de los baluartes colaterales, estaba la puerta á cubierto con la tropa encerrada en el

tambor.

La muralla solo tenia diez y ocho pies de altura hasta el cordon,

y para dársela mas regular, mandé construir en el foso, á distancia de tres varas de aquella una cuñeta de diez pies de profundidad paralela á la magistral, y un plano inclinado desde el muro á esta, con el fin de dificultar á los enemigos, en caso de un ataque brusco, la seguridad de las escalas y obligarles á que estas fuesen de mayor longitud. En la misma se colocó una fuerte estacada vertical de tres y media varas de altura en todas las distancias de los tres frentes atacables; la cual dificultaria el arrimo á la muralla, por estar defendida cuando menos por tres cañones de cada flanco de los tres baluartes, y no ser posible romperla sin colocar para el efecto algunas piezas sobre la contraescarpa, cuya detencion ocasionaria una enorme pérdida á los enemigos que lo intentasen. Aunque con esta obra se dificultaba lo bastante un golpe de mano, distaba mucho de las que la plaza necesitaba, y así luego que los ingleses fueron desalojados de este continente por la defensa de Buenos Aires y reconquista de Montevideo, dispuse un realce sólido de diez pies de elevacion y dos de cimiento á todo el recinto; y del conjunto de tierras y cascajo que resultó de esta considerable obra y de la regularizacion del foso, se construyó, delante de las tres cortinas de los fuertes atacables, una tenaza que defiende el camino cubierto y dificulta la bajada del foso, dejando en pié y bien reparada la estacada de que vá hecha mencion. Como la plaza no tenia un edificio competente para parque de artillería, pues la ramada en que se custodiaban los enseres de este ramo, era poco segura por su debilidad y deterioro, mandé construir un grande almacen de considerable capacidad, en que todos los artículos del ramo se hallan colocados con asco y separacion, libres de robos y pudriciones.

Con la rebaja del foso, se ha logrado que la humedad de él no alcance, como antes sucedia, al único almacen á prueba para víveres que tenia la plaza, por cuya razon era totalmente inútil; y como su capacidad no es la suficiente, he mandado construir otro debajo del terraplen, con los cuales queda la plaza surtida de estos dos edificios de primera necesidad para la defensa. Por la misma razon hice construir un algive capaz de contener agua para dos mil hombres en cuatro meses; pues aunque no se puede llenar con la de lluvia en este pais, se puede trasportar á él en tiempo oportuno, cuando la necesidad lo exija, desde la aguada que sirve de provision al pueblo y á las embarcaciones de la bahia, para que no suceda el tenerla que conservar en pipas, expuestas á quebrantos de la pudricion de las basijas, y de los estragos del fuego de los enemigos.

Para que los bajeles de guerra y mercantes hagan con ahorro en los gastos sus aguadas, hice construir un acueducto desde la caja al muelle, en donde cuatro copiosos caños proporcionan llenar las basijas dentro de las mismas lanchas que los deban conducir á sus bordos.

En dos de los baluartes de la plaza encontré construido en el centro de cada uno un torreon circular totolmente inútil para la

fortificacion, por los ridículos remates que le pusieron para adorno, los cuales hice demoler, y en la plaza que quedó libre, construir baterías de costa para seis cañones de á 24 que aumentan la defensa. Ademas de lo dicho,necesita la plaza con la mayor urgencia, para ponerla en el estado de defensa que corresponde, la construccion de dos revellines y una contra-guardia que cubran las cortinas y el baluarte intermedio de los dos frentes atacables. Así mismo necesita realzarse la contra-escarpa para que quede al nivel que debe tener todo el foso, y formarle camino cubierto, regularizando el glasís, como tambien alojamiento á prueba de mil quinientos hombres y pabellones para la oficialidad con la precaucion y seguridad conveniente para el descanso de los que no se hallen de guardia ó reten.

Todas estas obras no alcanzarán á defender la plaza hasta el término de una enérgica resistencia, sin que antes se demuela hasta los fundamentos el pueblo, que la condescendencia é ignorancia permitieron edificar, ocupando por una parte la situacion que debe tener uno de los revellines indicados, y por otra hasta el sitio por donde debe correr el camino cubierto que mira al mar. A mi llega da quise emprender esta demolicion; pero fueron tantos los clamores de aquel vecindario y del comercio de esta plaza, por los costosos almacenes que tienen allí para depósito de sus efectos de introduccion y extraccion, haciéndome presente la enorme pérdida que acababan de sufrir por el apresamiento de las cuatro fragatas de guerra en que remitían ingentes caudales, y que mi providencia los acabaria de arruinar, que tuve que ceder á la necesidad de no aumentar sus conocidos atrasos hasta que las circunstancias me obligasen á poner en práctica dicho proyecto, el cual no deben perder de vista mis sucesores.

El modo de realizarlo sin oposicion, sin quejas, comprendo que será haciendo un canal de suficiente capacidad para que naveguen por él las lanchas cargadas desde el muelle al óvalo de Bellavista, practicando en este una dársena, en donde por medio de cabrias se hiciesen todas las cargas y descargas, prohibiendo en lo absoluto que nadie se embarcase en el muelle, sino precisamente en dicha dársena; por lo cual por conveniencia propia, todo vecino é interesado en las casas y almacenes los trasportarian á Bellavista; de que resultaria fuera de la mayor proximidad á Lima, que aquel pueblo creciese considerablemente en un aire mas puro y sano que el del Callao, libre de las catástrofes que este ha padecido por los temblores, y en un terreno suceptible de establecimiento de jardines y huertas que lo hiciesen delicioso. Se debe igualmente tener presente, que para la comunicacion de Lima con el Callao, siempre que estén amenazados de enemigos ambos puntos ó uno de ellos, convendrá disponer la hospedería de la legua ó la casa inmediata, para contener una guarnicion de cien infantes y veinte caballos que la protejan, aspillando sus paredes de casas y corrales, y haciendo en ellas alguna obra defensable.

En los dos fuertes de San Miguel y San Rafael, colaterales á la plaza, no contemplo necesaria ninguna obra de consideracion, pues tienen sus fuegos á la mar que ayudan á la defensa de la plaza que por aquella parte es bien respetable, con la abundancia que tiene de parrillas para enrojecer las balas, y por la de tierra estar defendidos del modo de que son susceptibles.

Hecho cargo de las obras que para su defensa se necesitaban ejecutar en esta capital y la plaza del Callao, segun vá hecha relacion, verificadas algunas de las mas necesarias, y dispuesto el dar principio á otras sin pérdida de tiempo, pasé con los comandantes de ingenieros, artillería y marina y jefes del Real de Lima á reconocer la costa del Sur del Callao. Á las dos leguas y media de distancia está el puertecito que llaman de la Chira; y considerándole propio para hacer un desembarco, determiné dos baterías, cada una de dos cañones de á 8, en las puntas que le forman avanzadas al mar; que campasen 300 infantes y 50 caballos con 2 cañones de á 4 de batalla en el terreno mas á propósito de la inmediacion,'manteniendo una avanzada de 50 hombres, retrincherada en la arena de aquella playa. La que continúa hácia Lurin, conserva constantemente bastante resaca; pero sin embargo, un enemigo resuelto puede desembarcar en un tiempo, en que la mar esté menos agitada; razon porque siempre que se observe, que se acerca convoy de embarcaciones, debe acudir hácia aquella parte la tropa del campamento, presentando el mayor frente posible para infundirles respeto, interin llegan de la capital los refuerzos que se tengan por conveniente. En los Chorrillos hay otra pequeña playa; pero no es creible que intenten por ahí cosa ninguna los enemigos, por su poca extension y lo demasiado ágria que es su subida, ni en toda la distancia que media hasta el Callao por los bajos que la circundan, y la dificultad de subir el fronton que corre por toda ella.

Concluido este reconocimiento, pasé á practicar el de la costa del Norte con el mismo acompañamiento que llevé á la del Sur. Desde el fuerte de San Rafael, hasta donde desemboca el rio Chillón, son como 3 leguas de distancia de costa de resaca, tan fuerte como la del Sur, pero mas acantilada, y por consiguiente menos dificil para hacer un desembarco, como que presencié el arribo á ella de una canoa. La primera operacion que debe hacerse para contenerle, despues de ocupar los montes de arbustos mas elevados y propios para una resistencia, de los que circundan á corta distancia toda la playa, es soltar el agua de las acequias de las haciendas inmediatas, para que esparcida por toda la campaña, impida el tránsito de la artillería, municiones y tropa de los enemigos, teniendo hechos con anticipacion, caminos estrechos para la retirada de los nuestros en caso de ser forzados, los cuales deben inutilizarse al paso que los vayan dejando; en cuya operacion, practicada en regla, se ganará tiempo para que lleguen tropas de la capital á sostener las que se defiendan.

A cuatro ó cinco leguas de la desembocadura del rio Chillon, do

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