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XVI.

Otra carta sobre la muerte de Valdivia, sin fecha (1).

Señor :-En el mes de noviembre pasado escribí á vuesa merced largo de lo que pasaba en esta tierra, de como era buena, y agora le hago saber el suceso dello que es, quel el gobernador D. Pedro de Valdivia, que Dios haya, salió de la Concepcion cinco ó seis dias antes de Navidad á sus indios llamados el su estado, en el que dicen que tenia cien mil indios en doce leguas de la costa arriba, para castigar á algunos indios, y como los indios estaban de mal arte, habian hecho gran junta, y el gobernador envió seis de caballo delante, y mataron los cinco, y el uno vino á dar aviso, diciendo al gobernador que no pasasen, que los matarian á todos, y luego tornó á enviar otros diez de á caballo, y matáronlos tambien, y con todo esto no se quiso retraer, y remete con otros treinta hombres de á caballo, tambien los mataron, y al gobernador tomaron preso, y le tuvieron tres dias vivo, queriéndole ya soltar para que se fuese á la Concepcion, y estando en esto, vino un cacique diciendo, que qué hacian con él, y por qué no le habian muerto, y tomó una hacha y matolo con ella, de manera que le mataron á él y á á otros cincuenta hombres, los cuales eran casi todos sus criados, por manera que quedó él y todo su servicio, ansi blancos como negros é indios allí muertos: plega á Dios que él los perdone á él y á todos. Él dejó la tierra en muy gran confusion, especialmente en tener la gente muy desramada: los unos

(1) Sacado del original que se halla en el archivo general de Sevilla entre los documentos traidos de Simancas.-Copia simple del tiempo, sin mas nota que lo copiado.

estaban en el Estrecho: el teniente general Francisco de Villagra en el Lago, que es la costa arriba, haciendo un pueblo, y otros estaban haciendo un pueblo llamado los Confines, y otros estaban en las minas. Fué Dios servido que viniese Francisco de Villagra con toda su gente, y rehízose en la Imperial, y luego fué á la Concepcion, y luego en este instante vinieron los que habia del Estrecho, é como los indios vieron que tan presto se tornaban á juntarse las gentes, estuvieron quedos, y no se quisieron juntar con el estado; y digo en verdad á V. M., si todos los indios se levantaran, no dejaran cristiano á vida.

El general Francisco de Villagra es ido á castigar con trescientos hombres, los doscientos de caballo y cincuenta arcabuceros, y los otros de espada y rodela: plega á Nuestro Señor, que él les quiera dar la victoria, de manera que permanezca la tierra en servicio de Dios y del rey. Séle decir á vuesa merced en verdad, que la tierra de arriba es muy rica de oro, y sacaba á medio peso hasta peso por barca, un oro muy menudo, y sino hubiera acontecido el desastre, que sacaran esta demora mas de 300,000 pesos de oro arriba. Los navíos que fueron al Estrecho los dos entraron dentro mas de treinta leguas por él arriba, y trajeron ciertas presas del Estrecho, y hallaron una cruz puesta así mesmo de Valdivia; hallaron cada legua y cada dos leguas muy buenos puertos, y dicen que desdubrieron cien leguas ácia el Estrecho, que comienzan desde el Cabo, de muy buena tierra y poblada hasta la costa, tierra de muchas obejas; de manera quieren decir hay tanta gente en esta tierra como en Arauco: ansí mesmo hallaron muchas islas, y quieren decir, que es segundo archipiélago, y todas pobladas, y es gente de guerra, y andan en grandes canoas, y traen su fuego dentro. Dicen tambien que estas cien leguas de tierra tienen gran disposicion de minas de oro: bien creo la hay, no tengo duda ninguna si el gobernador viviera, que este año fueran navíos de aquí á Sevilla. Sé decir á vuesa merced, que los que tratasen por el Estrecho á esta tierra serán muy ricos por tres cosas: la una,

DOCUM. I.

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ser buena navegacion, y la tierra muy sana; y la otra, ser la tierra toda muy buena, y muy rica de oro, y de muchos pueblos que tendrá y todos en la costa; y la tercera, que tendrá á Potosí, que no hay mas de doscientas y cincuenta leguas de aquí á Arequipa. - Doy á vuesa merced esta cuenta porque sé que holgará dello, y tambien por hacer lo que vuesa merced me manda.

XVII.

Acuerdo sobre privilegio y armas de la ciudad de Santiago (1).

En Cabildo de 22 de junio de 1555 años, está el acuerdo del tenor siguiente:

En este dia se presentó en este Cabildo el privilegio de las armas que S. M. hizo merced á esta ciudad de Santiago que son: un escudo en campo de plata, y en este escudo un leon pintado de su misma color con una espada desembainada en una mano, ocho veneras del Señor Santiago en la brosla á la redonda. Y al principio del privilegio está pintado Señor Santiago, y arriba del todo el privilegio las armas reales de S. M.

y

Y tambien se presentó en este Cabildo el título que S. M. le da á esta ciudad, para que se titule y llame ciudad: y otra provision para que se titule de noble y leal ciudad. Y así todo visto, se juntó y mandó poner con las demás provisiones y recaudos deste Cabildo y lo firmaron: -RODRIGO DE ARAYA. JUAN FERNANDEZ DE ALDERETE. DIEGO FRANCISCO MINEZ. PEDRO DE MIRANDA.

ALONSO DE ESCOBAR.

GARCIA DE CACERES.

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JUAN DE CUEBAS.

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GARCIA HERNANDEZ. ARNAO ZEGARA

PONCE DE LEON.-Ante DIEGO ORBE, escribano.

(1) Sacado del primer libro becerro del Cabildo de Santiago.

XVIII.

Relacion que envia el señor Garcia de Mendoza, gobernador de Chile, en 24 de enero de 1558, desde la ciudad de Cañete de la Frontera, que nuevamente se ha poblado en Arauco (1).

Yo salí á 1 de noviembre de la ciudad de la Concepcion, llevando conmigo seiscientos hombres, muy escojidos soldados, y cien caballos, y tres ó cuatro amigos de servicio, y con una docena de religiosos con su cruz delante, enviando todos los indios amigos y caciques haciendo amonestaciones á estos indios, y prometiéndoles el perdon y la paz, y el buen tratamiento, y no obstante esto, enviaron muchas veces á decir por otros caciques y los capitanes dellos, que era un Cupulican y Cancomangue, unos indios muy belicosos, desasosegados y crueles con sus indios, que me diese prisa á ir donde ellos estaban, porque me querian comer á mí y á toda la gente que llevaba, y tomarme todo lo que llevaba, y que si me tardaba, que ellos me vendrian á buscar, y la informacion que todos los indios me daban era, que habia mas indios que yerbas en el campo, y así como la mas gente que traia era chapetona, y los baquianos estaban tan amedrentados de las burlas pasadas, sentí que andaba gran miedo en el campo, y por darles á entender lo poco en que los habiamos de tener á estos pobres indios, hice echar una barca en un rio muy grande, que tiene dos leguas de ancho, y metí veinte arcabuceros de mi compañía y cinco caballos, y dejé los arcabuceros en defensa del paso del rio, é yo entré con cinco de á caballo dos leguas la tierra adentro, y la corrí toda, y me volví á mi gente, y con esto parece que tomó la gente

(1) Sacado del original que se halla en el archivo general de Sevilla entre los documentos traidos de Simancas.

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