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apénas basta con mezquinas economías a nuestras necesidades interiores", escribia en esos mismos dias Pueirredon en una carta confidencial. "Acabo de levantar (deberia decir de imponer) un empréstito de 500,000 pesos en este comercio, que dificulto se llene; i puede V. graduar mis aflicciones cuando he recurrido a este arbitrio violento i ruinoso (6)."

Despues de muchas conferencias en que se trató este asunto en las reuniones secretas de los socios de la lojia lautarina, verdaderos directores de estos negocios, la dificultad pareció allanada en una que se celebró a principios de julio en la casa de campo de Pueirredon, en las inmediaciones de Buenos Aires. Proponia éste, que la espedicion que saliese de Chile, compuesta de unos cinco mil hombres, se dirijiese a los puertos del sur del Perú, ya que toda tentativa sobre Lima, ademas de ser mucho mas costosa, estaba sembrada de peligros; miéntras San Martin, sosteniendo que el golpe debia dirijirse sobre la capital, como de efecto mas inmediato i seguro, demostraba que, cual. quiera que fuese el objetivo de la empresa, el equipo de ese cuerpo de tropas i los gastos que debia imponer su trasporte, exijian fondos bien superiores sin duda a los recursos ordinarios de que podian disponer los dos nuevos estados comprometidos a llevarla a cabo. Sin dejar resuelto este punto, cuya solucion debia depender de las circunstancias i del estudio mas cabal de la situacion del Perú, se acordó sin embargo suministrar a San Martin la cantidad de quinientos mil pesos para esta empresa, contando con que seria posible obtenerlos por medio de un empréstito interior, voluntario o forzoso, que se habia decretado poco ántes. Solo Pueirredon, que debia asumir la responsabilidad gubernativa, i que vislumbraba las dificultades que este espediente iba a suscitar, manifestó su desconfianza de verlo realizado. San Mar

(6) Carta del director Pueirredon a don Tomas Guido, Buenos Aires, 16 de junio de 1818. Esta carta dirijida a recomendar a Guido que apremiase al gobierno de Chile para enviar dinero con que completar el equipo de los buques que se esperaban de los Estados Unidos, está publicada en la Vindicacion histórica, otras veces citada, páj. 116-7.—Don Bartolomé Mitre que ha referido este hecho con alguna prolijidad en el cap. XIX de su Historia de San Martin, dice equivocadamente (tomo 11, páj. 210) que la idea de imponer este empréstito nació de la conferencia que tuvo ese jeneral con Pueirredon i con otros miembros de la lojia en los primeros dias de julio. El empréstito, como se ve, habia sido decretado ántes; i lo que se resolvió en esa conferencia, fué destinar su producido a la ejecucion de la proyectada empresa sobre el Perú. Ya veremos que este arbitrio no correspondió a aquellas esperanzas.

tin, por su parte, persuadido de que la accion enérjica del gobierno podria vencer todas las resistencias, se puso inmediatamente en viaje para Mendoza, resuelto a pasar a Chile apesar de las nieves del invierno que cubrian las cordilleras, a fin de activar los aprestos para la proyec tada espedicion al Perú.

2. El interes de mantener la alianza entre Chile i las provincias unidas del Rio de la Plata hace desaparecer cier tas dificultades diplomáticas; el gobierno de Buenos Aires, dirijido por San Mar tin, ofrece socorros para el ejército que no puede hacer efectivos a medida de sus propósitos. Dificultades entre el gobierno de Chile i el representante de Buenos Aires felizmente arregladas; destierro de don Bernardo Monteagudo a las provincias de Cuyo (nota).

2. Para realizar esta empresa, parecia indispensable la estrecha alianza entre Chile i las provincias unidas del Rio de la Plata. Aunque esa alianza existia de hecho, aunque el ejército combinado la habia robustecido con la gloria i el prestijio de una campaña tan bien dirijida como feliz en sus resultados, i aunque ámbos gobiernos estaban empeñados en mantenerla i en afianzarla, cada dia surjian pequeñas dificultades que podian ponerla en peligro. La salida de

San Martin del territorio chileno en abril

de 1818, fué, como lo habia sido el año anterior, causa de diferencias i de lijeras perturbaciones, que con su alta sagacidad habria podido evitar, reprimiendo prudentemente la arrogancia de algunos de los jefes arjentinos que las provocaban.

El jeneral Balcarce, que habia quedado en Chile a la cabeza del ejército de los Andes, hombre serio de carácter i ademas mui cumpli dor de la ordenanza militar, no estaba dotado de una gran penetracion, i era ademas fácilmente influenciable por las sujestiones de algunos de sus subalternos (7). El coronel don Tomas Guido, que desempeñaba las funciones de representante de las provincias unidas cerca del gobierno de Chile, i que en este carácter debia servir de

(7) Balcarce habia tomado el mando del ejército el 6 de abril, el dia siguiente de la batalla de Maipo, por haber espuesto San Martin que su salud, quebrantada por el exceso de trabajo, i los preparativos de su viaje a Buenos Aires, exijian algun descanso. El gobierno de Chile decretó, con fecha de 30 de abril, que mientras Balcarce desempeñara esas funciones, gozase el sueldo de 3,0c › pesos anuales; pero por oficio de 4 de mayo, el jeneral arjentino declaró que no admitia esa asignacion. Aunque este oficio era respetuoso, i aunque en él decia modestamente que sus servicios, prestados por el cumplimiento de un deber, no merecian ese premio, muchas personas creyeron ver en esa negativa un acto de arrogancia i de menosprecio por el gobierno de Chile.-El gobierno de Buenos Aires, por decreto de 18 de mayo, acordó a los hijos del jeneral Balcarce una pension de 300 pesos anuales i otras gracias.

vínculo de union, habia desempeñado sus funciones con intelijencia i con actividad, prestando en ocasiones servicios especiales que hemos recordado mas atras. Pero aunque mientras estuvo cerca de San Martin demostró una gran moderacion, durante la ausencia de éste estuvo a punto de comprometer los intereses de la alianza por actos que tanto O'Higgins como Pueirredon atribuyeron a la arrogancia irreflexiva de la juventud. Por un exceso de celo, Guido solia mezclarse en los asuntos de política i de administracion interior; i cuando vió desatendidas algunas de sus insinuaciones, formuló, entre sus amigos i compatriotas, apasionadas quejas contra O'Higgins i sus ministros. Estos actos, tal vez de escasa importancia en sí mismos i que no habrian debido tener consecuencias, fueron esplotados por pasiones de otro órden. El puesto que ocupaba, era codiciado por otro de sus compatriotas, por don Bernardo Monteagudo, hombre artero i malicioso a quien Guido i sus amigos atribuian, probablemente con razon, el haber preparado las dificultades en que éste se vió envuelto. Así, pues, no faltaron en esas circunstancias quienes por imprudencia o por mal espíritu excitaran a Guido a persistir en esa actitud, al mismo tiempo que hacian llegar a los oidos de O'Higgins i de sus ministros informes exajerados que debieron alarmarlos. En aquella situacion delicada en que el director supremo tenia que armonizar las susceptibilidades nacionales de chilenos i de arjentinos, empleando para ello una prudencia que en ocasiones no contentaba a unos ni a otros, la actitud de Guido, a lo menos segun se la representaba, depresiva para los primeros, comenzaba a producir entre los segundos cierto descontento que habria podido tomar alarmantes proporciones. O'Higgins, moderado i reflexivo por carácter, i sobre todo conciliador ante dificultades de este órden, creyó sin embargo que era contrario a la dignidad de su gobierno i a los intereses de la alianza, el tolerar por mas tiempo la conducta del representante arjentino. "No es conciliable la permanencia de Guido en el puesto que desempeña, con mi cargo de director," escribia O'Higgins a San Martin con fecha de 22 de julio. I dirijiéndose a Pueirredon esos mismos dias para darle cuenta de estas dificultades, le pedia la pronta separacion del ajente que las habia provocado.

Esta jestion, que a no mediar en uno i otro gobierno una absoluta unidad de miras i de propósitos, habria podido exaltar las susceptibilidades del orgullo nacional, i fomentar una ruptura o a lo ménos un debilitamiento de la alianza, encontró una favorable acojida tanto en el director supremo de las provincias unidas del Rio de la Plata como en sus altos consejeros que formaban la lojia lautarina. Guido fué

separado de su puesto por acuerdo gubernativo tomado el mismo dia que llegó a Buenos Aires la noticia de aquellas ocurrencias. La intervencion de San Martin, sirvió, sin embargo, para evitar un acto que, aunque decretado por el gobierno, habria tal vez enconado los ánimos de muchos de los compatriotas del funcionario destituido. Desde su residencia de Mendoza, donde se hallaba detenido por la nieve que cerraba el paso de las cordilleras, San Martin redujo a Guido a cambiar de conducta, i aconsejó a O'Higgins, en nombre de los intereses de la alianza, a disimular esos agravios, aceptando las satisfacciones de aquel i poniendo término al conflicto con un olvido prudente de lo ocurrido. Fué esto lo que se hizo, i ello bastó para hacer cesar esos entorpecimientos (8). Por otra parte, la noticia de que don Miguel Zañartu

(8) No nos es posible, ni tendria objeto, el entrar en el testo en mas amplios detalles acerca de este incidente; pero en esta nota vamos a estractar algunos documentos que lo darán a conocer.

No hemos visto nunca (i aun la creemos destruida o perdida) la comunicacion en que O'Higgins pidió a Pueirredon la separacion de Guido; pero sí conocemos muchas otras piezas que dan bastante luz sobre el particular, i que nos permiten esplicar hechos poco conocidos.

Con fecha de 15 de julio, i con el carácter de reservado, O'Higgins escribia a San Martin, que, como sabemos, se hallaba entónces en Mendoza, quejándose duramente de Guido, a quien se suponia excitando a los jefes militares contra el gobierno de Chile, interiorizándose en lo que éste hacia, i dándose por director de la política. "Guido, en una palabra, decia O'Higgins, es objeto de la murmuracion pública, i lo seria yo con él si me dejara llevar de sus sujestiones... Conoce V. a Chile, i podrá inferir el espíritu que enjendrará entre estas jentes el ascendiente que Guido ha querido tomar. Lo cierto es que nos ha puesto a todos en el precipicio, i que yo estoi dispuesto a no sufrirle mas. En carta de 22 de julio era todavia mas terminante en sus cargos, i pedia espresamente la separacion de Guido del cargo de representante del gobierno de las provincias unidas del Rio de la Plata. Estas contrariedades, unidas a los mil afanes i complicaciones a que era necesario atender entónces, causaban a O'Higgins las mas penosas molestias. "Aseguro a V., mi amigo, que los mayores tormentos que he sufrido en la revolucion, son los que esperimento en la presente época, decia con este motivo a San Martin.

En los mismos dias en que llegaban esas cartas a manos de San Martin, recibia éste, uno en pos de otro, dos anónimos escritos en forma respetuosa, pero consignando una noticia que debió alarmarlo. Uno de ellos, que tenemos a la vista en su orijinal, decia testualmente lo que sigue: "Excmo. señor: No es éste el primer aviso que doi a V. E. cuando lo ha exijido el bien de este desgraciado estado. Él se halla en el dia en el mayor peligro por la division que reina entre los sujetos que debian contribuir a salvarlo, los que contentos soplan el fuego de la discordia i se aprovechan sedientamente de estos momentos para arruinar la obra de la libertad.Es ya demasiado público las desavenencias ocurridas entre el director i el diputado de Buenos Aires. El público no puede mirar con indiferencia la intervencion que

habia sido recibido en Buenos Aires el 4 de agosto en su carácter de representante de Chile con un ostentoso ceremonial i con las espresiones de la mas sincera cordialidad, vino a probar que la alianza existia firme i vigorosa, i a recordar que el mantenerla era un deber

el señor Guido quiere tomar en los asuntos de este estado. V. E. conoce el carácter chileno, i cuán celoso es de sus prerrogativas. De aquí resulta un descrédito no solo para el señor O'Higgins, sino la persuasion casi jeneral de que Chile se halla dependiente de las provincias unidas. Esta especie fermenta en términos tales que temo un trastorno si V. E. no se apersona en ésta a la mayor brevedad i corta estos males que nos conducen al sepulcro. Desea a V. E. prosperidad i acierto--El amante del bien... San Martin, alarmado por estas noticias, escribió a Guido con fecha de 31 de julio lo que sigue: "Va la adjunta copia del anónimo que he recibido de esa. Esto prueba que los díscolos quieren difundir sus ideas por todas partes. Dígame V. con franqueza si hai algo con O'Higgins, i en este caso ruego a V. por nuestra amistad corte toda discusion, pues, de lo contrario, todo se lo llevará el diablo." Tres dias despues, en carta de 2 de agosto, le repetía el mismo encargo en los términos siguientes: "Me repiten por segunda vez el anónimo anterior. Si hai algo, ruego a V. por nuestra amistad se corte todo con O'Higgins. Háblele V. con franqueza, no sea que le hayan metido algun chisme. Sobre todo, no tome V. parte alguna en nada que tenga intervencion con Chile. O'Higgins es honrado, i estoi seguro que todo se transará. Como se ve por estas líneas, San Martin, procediendo con la mayor cautela, se guardaba bien de decir que estaba al corriente de esos hechos por las cartas del mismo O'Higgins.

Mientras tanto, al mismo tiempo escribia a este último profundamente apenado por esas ocurrencias. Se manifestaba condolido de que accidentes de esa clase vinieran a comprometer de algun modo la union estrecha que debia existir entre los dos pueblos, i a aumentar las fatigas i preocupaciones de que estaban rodeados sus gobernantes. Contando, sin embargo, con la prudencia de O'Higgins, le rogaba en nombre de la amistad i de los intereses de la patria, que viera modo de cortar esas diferencias sin estrépito ni escándalo.

La noticia de aquellos incidentes llegó a Buenos Aires el 5 de agosto i produjo en el ánimo del director Pueirredon una dolorosa impresion. De acuerdo con la lojia, resolvió el mismo dia separar a Guido del cargo que desempeñaba en Chile. La carta que escribió a O'Higgins con este motivo, revela con la mayor claridad su ardiente deseo de mantener i estrechar la alianza de los dos gobiernos i de los dos pueblos. Héla aquí:

"Reservado. Señor don Bernardo O'Higgins: compañero i amigo mio: despacho este estraordinario por prevenir momentos a la cesacion de los males que ha causado en esa Guido, i que usted me comunica por su reservada última sin fecha, que recibí ayer. Protesto a usted que me ha llenado de amargura la conducta que usted me refiere de ese jóven; i quisiera que volase el conductor de mis órdenes para separar cuanto antes de la inmediacion de V. la causa de sus justos sentimientos. Cuento que V. me avisará cuál sea su comportacion, despnes que reciba el oficio en que le ordeno su inmediata venida, entregando todos los papeles i documentos de su comision a nuestro comun amigo Balcarce. Sobre la pena que me ha causado

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