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OJE ADA

SOBRE LAS REPUBLICAS SUD-AMERICANAS.*

PERÚ.

Se ha dicho del Perú que es un niño mimado de la fortuna; el hijo pródigo acostumbrado desde la infancia a la disipacion i a la licencia; un mayorazgo botarate, poseedor privilejiado de una inmensa riqueza sin trabajo; heredero repentino de los pájaros que no tienen ni patria ni patrimonio: que es la envidia i codicia de todos los conquistadores; un rico botin abandonado al primer ocupante, como la diadema de los pueblos nómades i pastoriles; reino de desórden i confusion azotado por todos los huracanes de la política; nuevo campo de Agramante, donde luchan todas las pasiones i todas las contrariedades: que el Perú es un pais de fabulosa grandeza i de miseria real, fanático de su propia hermosura, que se quiere, se corteja i se adora a sí mismo; un pueblo incrédulo, alegre, indolente, amigo de la risa i de los placeres; una nacion lijera i juguetona, que duerme tranquila en medio de sus dolores i de sus conflictos, arrullada por el canto de sus sirenas i el grito de sus verdugos: que olvida fäcilmente lo pasado i desprecia el porvenir: que deja el poder a los que quieren tomarlo, la creencia al vulgo i la filosofía a los necios; un pueblo sin partidos pronunciados i sin colores políti cos, sin oposicion sistemada, sin mayorías ni minorías; un pueblo escepcional i único en la historia de las naciones: que el Perú no puede ser comprendido ni estudiado, ni descrito sino por sus propios hijos, porque solo ellos tienen el secreto de su vida política i social, i que solo ellos conocen los resortes de esa máquina intrincada que marcha a la ventura, destruyendo todas las reglas, combatiendo todos los principios i burlándose de todos los cálculos i

Continuacion. - Véase la Revista, tomo 3, páj. 543 y 624.

previsiones de la política. Se ha dicho, en fin, que la historia de este pueblo raro, que se admira, se estima i se compadece al mismo tiempo, será una historia aventurera en sus pasos, incierta en sus juicios, insegura en sus apreciaciones, como el pueblo mismo, cuyo carácter 'se propone bosquejar. Nosotros, sin aceptar ni repudiar esas califica. ciones, vamos a esponer sencillamente los hechos políticos i a buscar en ellos el misterioso secreto de sus principios, de sus tendencias, i aun de sus reales o aparentes contradiciones. Empecemos (1):

El Perú, virtuoso i patriarcal, fundó un imperio, estendió sus conquistas por sur i norte, civilizó i corrijió las costumbres de los bárbaros, amalgamó los pueblos, los unió entre sí por los lazos de una dulce lejislacion i los hizo buenos i afortunados. Adoró al sol i grabó en láminas de oro su imájen sagrada, porque el oro debia ser mas tarde su ídolo i su divisa. En el siglo XVI el imperio de los Incas habia cumplido su mision patriarcal i llenado los destinos que la Providencia le habia confiado: habia hecho lo bastante para el bienestar de los pueblos, pero casi nada para el progreso de las letras, de las ciencias i de las artes. Por lo tanto la civilizacion en pañales debia ceder su puesto a una civilizacion mas avanzada; i el imperio de los Incas cayó bañado en la sangre de sus hijos para rejenerarse, segun se decia, al reflejo de la nueva lei.

La revolucion del siglo XVI, sacudiendo el yugo de la autoridad i rompiendo las cadenas que cautivaban la razon humana, puso en movimiento todos los elementos del antiguo órden social i creó otros nuevos. Entre esos elementos de nueva vida se coloca, con justa razon, el descubrimiento de nuestra América, tan bella, tan rica i tan fecunda, que ella sola podia alimentar una gran parte del jénero humano entonces conocido. El atrevido jenovés surca las aguas del grande océano i viene a tomar posesion, en nombre de la corona de España, de esas rejiones solitarias i pacíficas que dormian hasta entonces el soporífico sueño de la idolatría; pero el valiente i esclarecido marino que habia adivinado la existencia de u: nuevo continente, no previó las cadenas que le esperaban en recompensa de sus servicios, ni la destruccion i esterminio de los pueblos que habia conquistado a la civilizacion i a la fé. La fé que les brindó, como un signo de salud, en lugar de bañarlos en las aguas puras de la relijion i de la virtud, los sumerjió en sangre i corrupcion. Asi el Perú no abrió sus ojos a la luz del evanjelio sino para presenciar

(1) Este cuadro es tomado de los escritos i opiniones emitidas por muchos peruanos ilustrados que juzgan a su pais tal vez con alguna severidad,

las escenas atroces del crímen i del vandalaje. Valverde le hizo degollar en nombre del soberano de los cielos que le enviaba sus órdenes por medio de un libro incomprensible para él; i Pizarro en nombre de un monarca que dictaba sus leyes por la boca mortífera de los cañones.

Eso era bastante para turbar sus pasos vacilantes en la via de la rejeneracion; pero debia todavia apurar las heces de ese veneno corruptor que se destilaba en sus venas, i que iba a tener en la série de los tiempos un fatal influjo sobre su existencia política. Su entrada en la nueva familia fué un parricidio, el asesinato del jefe de la conquista por sus pérfidos i desleales amigos. Su primer ensayo fué la guerra civil, el combate del hermano contra el hermano, el despojo, el robo, el esterminio entre los hombres de la misma raza. La ciudad de los reyes, risueña i voluptuosa, se fundó a las orillas del Rimac i sus muros, húmedos todavia, fueron salpicados con la sangre de su fundador. Este nuevo Remo arrojó su espada en medio de los conjurados como el emblema de la discordia i de la anarquía, que habia de atormentar por largos años las tierras del Inca. ¿Esa maldicion, esa venganza póstuma del conquistador, se habrá cumplido? Nosotros vamos a bosquejar rápidamente el movimiento político de este pueblo, desde la fundacion de la república hasta nuestros dias, i tratarémos de ser fieles a los hechos i a la opinion comunmente recibida.

El Perú fué el primer pueblo de la conquista i el último de la independencia, como si el leon de España no hubiese querido desprenderse de su víctima predilecta. De allí salieron para los demas puntos de la América meridional las huestes conquistadoras; i allí fueron a terminar la obra interesante de la independencia las lejiones valerosas que, partiendo de las estremidades del continente, confundieron sus armas i pabellones en el estrecho campo de Ayacucho. Pródigo i opulento obsequió con réjia profusion a sus huéspedes i estos codiciaron i envidiaron las ricas posesiones del pueblo redimido. Allí perdió el héroe de las Pampas su modestia republicana i quiso plantear el lujo de la monarquía. De allí fugó i levó anclas repentinamente el marino ingles con todos los caudales. que le dieron en depósito. Allí Bolivar, el jenio de la guerra, el soberbio émulo de Washington, concibió el proyecto del imperio andino i quiso cambiar la gloria del soldado ciudadano con la mezquina corona de la usurpacion. Allí Santacruz soñó largo tiempo en la resurreccion del trono de los Incas bajo los plieges falaces del estandarte confederal. Allí se ha apagado siempre el jenio, amorti

guado la virtud i dejenerado el valor republicano. Al penetrar en las murallas de Lima, el vencedor toma i consume la voluptuosa copa de esta segunda Capua, i he ahí el misterio de la dejeneracion.

Lima es el Perú, porque allí está la cabeza, el corazon i el pensamiento del pueblo. Todo movimiento político i social parte de este gran centro de accion i de poder: allí se aglomeran todos los elementos de riqueza, todas las fibras de la industria i del comercio: allí se acumulan todos los progresos de las artes i de las ciencias, todas las ventajas de la civilizacion i todos los refinamientos del lujo: allí se reunen todas las intelijencias que sobresalen en cualquiera rejion de la sociedad: allí habla la prensa, resuena la voz de la tribuna i canta el refran popular todas las quejas i lamentos de la república. El Cuzco, esta hija desvalida de los Incas, gruñe, pero se somete: Arequipa, esa valerosa hija del Misti, protesta, se arma i se bate, pero queda vencida. La supremacía del poder ha estado i estará siempre en manos de la graciosa i atractiva sirena del Pacífico, esa nueva isla de Calipso, donde se adormecen i trasforman todos los políticos i todos los soldados, los hombres de toga como los hombres de espada.

Allí se encuentra el asiento de todas las doctrinas buenas i malas: allí se organiza el masonismo, como templo de la libertad, contra el militarismo, ese antro de servidumbre: allí trabaja la lojia de la razon contra la lojia de la usurpacion: allí existen las dos escuelas que se disputan el imperio del mundo: la escuela reaccionaria i la escuela progresista. ¡I cosa sorprendente! son dos sotanas los jefes de estas escuelas contrarias. La sotana sibarita predica i sostiene el principio de autoridad i la obediencia pasiva: la sotana pobre i hu. milde, como el saco del anacoreta, propaga i defiende la soberania nacional i los derechos del pueblo. La escuela doctrinaria, que sub. yuga el espíritu i pervierte el corazon, produce esa nube de langostas aspirantes que invade los salones del ministerio, porque cree que el gobierno del mundo le pertenece i corre osada i bulliciosa en pos de los honores, el juego i los placeres: la escuela republicana mantiene la dignidad de su fé, trabaja por la libertad del pueblo i conspira para obtenerla, porque la conspiracion es el único arbitrio que le dejan espedito los manejos arbitrarios i despóticos de la usur. pacion.

La sotana ha influido siempre en la política del Perú, como si la tiranía militar hubiese querido escudar sus atentados con esa alianza sacrílega. El Sr. Pedemonte, orador fácil, fecundo i ameno, fué el favorito del libertador. El Sr. Luna Pizarro, de una elocuencia im

petuosa i apasionada, fué el corifeo del movimiento anti-bolivarista, i algunos años mas tarde el hacha del usurpador Gamarra. Charun i Pellicer se encargaron de guiar i conducir esa alma perdida, que recibió un castigo ejemplar en el famoso compo de Ingavi. El señor Villaran consoló i sostuvo con su mansedumbre apostólica los dias ajitados i turbulentos del protectorado. El sibarita Herrera fué el consejero mas influente del gobierno de la consolidacion i tentó últimamente, pero en vano, hacerse director del indómito Castilla. El refran dice: que este caudillo no necesita para gobernar el Perú de otro apoyo que sus botas. Asi la sotana, contra los preceptos del divino Maestro, que dijo claramente: regnum meum non est de hoc mundo, se ha injerido siempre en la vida política de esa república, ya sea como autora, como rejente u oposicionista, i ha dado al militarismo es color siniestro i sombrío, que es la marca infalible del gobierno teocrático, gobierno de mezquindad, ceguedad e intolerancia, gobierno de muerte i de consuncion.

Hemos dicho que Lima es la cabeza i el corazon del Perú: ahora añadiremos que Lima es tambien la garganta i el vientre de la república. Allí se consume la mayor parte de las rentas públicas: allí se cruzan i atraviesan todas las baterías que se arman contra la hacienda nacional: las consolidaciones, jubilaciones, montepíos, cesantías, pensiones, indemnizaciones, reparaciones, ajustamientos, i otras gracias personales o hereditarias: allí surje i afluye todo jénero de contratas para importacion de chinos, vestuarios, armas, ferro-carriles, vapores, alumbrados, diques, jardines, alamedas, palacios, estatuas, etc., etc., que todas tienen por objeto ganancias mas o menos ilícitas sobre el tesoro público: allí se juega la justicia, la tranquilidad pública, la paz, el órden i la seguridad individual. Allí, en fin, está el ojo de la república. El candidato de Lima es el candidato nacional: los pueblos del sur i norte no elijen ni adoptan un candidato, sino despues que Lima ha exhibido i recomendado el suyo. Los militócratas, que componen la alta jerarquía militar, reciben como verdaderos sátrapas el mando de los departamentos i aguardan paciente o impacientemente la ocasion propicia de escalar el poder supremo.

El Sur se gloría de sus hombres de estado: Lima se gloría tambien de los suyos; pero unos i otros buscan en la capital alimento a su ambicion i pábulo a sus talentos. A los Luna Pizarro, Latorre, Lazo i Paz Soldan, Lima opone con orgullo los Vidaurres, Pandos, Pardos i Maríateguis. A los Gamarras, Lafuentes, Castillas i San Roman, Lima responde con los Salaberris, Vivancos, Torricos i Mendiburos. Vidaurre es el reflejo de Lima: imajinacion brillante, rica, noveles.

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