seria el atacarme cuando he entrado aquí sin armas i solo con el deseo de librar a Vd. de la insolencia de un criado. Don Diego, reconvenido así en nombre de su honor, se detuvo i bajó el arma que habia vuelto a levantar. Arrojóla sobre la cama i se dejó caer sobre una silla, con señales de una violenta impaciencia. -No le atacaré a Vd.; pero sí usaré de mi derecho, mandándole salir, dijo secamente. -Antes de salir, replicó Luciano con inperturbable sangre fria, debo hacer a Vd. una declaracion. Yo he perdido a su hija i soi causa de su desgracia. Hai faltas que ligan la suerte de dos personas como el compromiso mas sagrado. Me creo, pues, en cierto modo responsable del destino de esta señorita, i me acusaria siempre de cobarde si la abandonase entre personas que, lejos de tener ternura, solo han tenido para ella severidad i dureza. Declaro, pues a Vd. que estoi resuelto a hacer cuánto pueda para arrancarla de su lado. Mientras hablaba Luciano, D. Diego se movia impaciente en su silla, Adelina fijaba en el jóven una mirada en que el amor lucia a despecho de ella misma i D. José Dolores bajaba los ojos como para hacer olvidar a los otros su presencia en aquel lugar. Un silencio de algunos segundos sucedió a la voz de Luciano. -Si Luciano ha huido conmigo, yo he tenido la culpa, dijo Adelina, rompiendo el silencio i dirijiéndose a su padre. Si Vd. se cree comprometido a defenderme, añadió mirando al jóven, yo le suplico que me abandone a mi destino. Desde anoche he debido pensar mucho en mi situacion i así lo he hecho. Una accion brutal me arrastró a dar un paso que me deshonra para siempre i no quiero que nadie mas que yo sufra las consecuencias de mi falta, que estoi dispuesta a espiar. – Ya lo vé Vd., dijo D. Diego a Luciano, Vd. está libre de todo compromiso i debe dejarnos en paz. No hagamos mas ruidoso un asunto en que todos perdemos nuestro honor. Don Diego conmovido por la resignacion de su hija i admirando a pesar suyo la enerjía del jóven, habia pronunciado aquellas palabras con menos dureza que las anteriores. Luciano levantó con orgullo la frente i en sus labios se dibujó un jesto de desprecio. -Las palabras de esta señorita, replicó, la honran altamente; pero no me prueban que mi compromiso haya cesado. Ella se encuentra bajo la presion de una autoridad que siempre ha temido i lo que ha dicho no puede mirarse como la libre espresion de su voluntad. -¿Qué pretende Vd. entonces? preguntó el viejo encolerizándose de nuevo. ¿Quiere Vd. acaso imponerme condiciones? -¿Y por qué no? dijo Luciano. No pretendo que siga el camino de la deshonra i convengo en que ella se arrepienta de una falta cuyo principal orijen es Vd. i ese caballero, dijo sañalando desdeñosamente a D. José Dolores; pero me creo con derecho de imponer ciertas condiciones, ya que he causado la desgracia de Adelina. Para dejarlos a Vdes. en paz, cómo Vd. dice, señor D. Diego, necesito una promesa formal de que ni Vd. ni el marido de ella, no agravarán su desgracia imponiéndola su voluntad, ni haciéndola recriminaciones que, en Vd. solo probarian crueldad i bajeza en D. José Dolores. -Basta de altanería, caballero, esclamó levantándose D. Diego, yo no acepto condiciones de ninguna especie: salga Vd. -No saldré, contestó Luciano, abandonado por su sangre fria i enrojeciendo de ira. - Luciano, por Dios, evite una riña que indudablemente será fatal para todos, dijo Adelina juntando sus manos en señal de súplica. -Vd. lo pide, respondió serenándose el jóven, la obedeceré, Adelina; pero no olvide que estoi dispuesto a perder mi vida para conseguir la tranquilidad de Vd. Dirijiéndose entonces a D. Diego: -Esta señorita, añadió, servirá para atestiguar en cualquiera ocasion que si la abandono en poder de Vd. es por sus ruegos i no cediendo a vanas amenazas. Dicho esto dirijió una mirada de adios a la niña i salió con paso altanero de la pieza. Dos horas despues, Luciano se ponia en marcha para Valparaiso i al amanecer del siguiente dia D. Diego, su hija i su yerno entraban en el coche para continuar su marcha ácia Santiago..... En la tarde de su llegada a Valparaiso escribió Luciano a su amigo una larga carta refiriéndole las escenas que hemos descrito en el capítulo anterior. Su carta terminaba con los párrafos siguientes: «Ya lo ves Pedro, el drama de mi vida debe terminarse aquí. Amor, esperanzas, dicha, todo ha desaparecido de mi existencia i no me queda otro porvenir que el de un arrepentimiento tardío. Por pagar mis deudas pecuniarias he contraido otras mucho mayores con Dios i con mi pobre Luisa. Felizmente poseo un capital con que cubrirlas. Este capital es mi vida i he resuelto entregarla al Criador. Conozco que la penitencia seria mas cristiana, pero me falta la virtud de resignarme a ella. Ya te he dicho que para mí la virtud es cuestion de temperamento i el mio no se acomoda con las exijencias de una espiacion resignada. El suicidio me abre sus brazos como un amigo triste, pero seguro: a él confiaré; pues, mis últimos dolores. » Mañana iré a bañarme en el mar i me ahogaré. La cosa parecerá mui natural i tú solo rogarás a Dios que me perdone este crímen, por que tú solo eres mi confidente. »Despues de rogar a Dios por mi alma, ruega tambien a Luisa que me perdone. No tengo valor para escribirla. ¡ Ha sufrido tanto por mi!» Al día siguiente Luisa llegaba a Valparaiso. Traia el perdon en su pecho i la esperanza de una nueva vida de felicidad. ¡La voz pública la contó que un jóven bellísimo, llamado Luciano, habia muerto ahogado en la mañana de ese dia! FIN. INDICE. AMUNATEGUI, MIGUEL LUIS --Crítica literaria. D. Andres Bello....... -- 5, 140. 211 BRISEÑO, RAMON. Efemérides o fastos chilenos. 49, 101, 185, 372, 394, 455, 527, TORRES, J. A. - Crónica de la quincena... ID. - LASTARRIA, J. VICTORINO. - D. Diego Portales, juicio histórico........... 65, 155, 286 ID. Amunategui, Gregorio Victor. — D. Nestor Galindo, poesías. - ID. - D. Adolfo Berro, poesías.... ID. El jeneral Miranda i Hamilton.. ... 465 78 433 116 201 224 J. L. L. Opiniones de la prensa inglesa sobre la América, traduccion...... 273, 387 ID. ID. Discurso pronunciado a su incorporacion a la Facultad de Hu- - 310 785 . 418 ESCOBAR, ARCESIO. Los partidos políticos en las Repúblicas Hispano-Americanas. 364 MORALES, T. C. Indicaciones sobre la reduccion de indíjenas i colonizacion d● - la Araucanía..... BARROS GREZ, DANIEL.- Del desarreglo de nuestros regadíos.. ID - ... 407 408 461- Estudio literario i político sobre D. Salvador Sanfuentes. ID. Los proscriptos i las letras.... 757 489 - SAMPER, JOSE M. — Errores respecto de Hispano-América... N. N. - Invencion importante..... - UNA SEÑORITA. - Los algoritmos. Estractado del "Annuaire du Cosmos". N. N. - Máquina útil...... ID. - Los cronistas de Indias, estudio bibliográfico.. - N. N.- Aforismos hijiénicos...... ... 601 Manual de historia i cronolojia de Chile, por D. Baldome- N. N.-Ojeada sobre las Repúblicas Sud-Americanas. Contestacion al Sr. Moncayo. 721 - 732 Poesías. A Federico que vuelve a América.. OLAVARRIA, EUJENIO.- La Mensajera. A mi querido amigo Guillermo Matta..... 112 Pájinas del libro del proscripto...... BARRA, EDUARDO DE LA. FAJARDO, H. C.- La ramera... Egloga oriental. Hassan o el árabe en el desierto, traducida del ver- Z.Quejas de un veterano de la independencia MENDOZA DE VIVES, MARIA.- El amor de los amores, leyenda sacada de una bala- 388 447, 770 578 640 da alemana... BLEST GANA, GUILLERMO.-Oh! juventud!. 648 704 |