quien, aunque no poseía todas las cualidades de un general, era por su popularidad en el país y en el ejército, su valor heróico y sus virtudes cívicas, así como por sus recientes hazañas, el señalado. Al principio rehusó modestamente aceptar el puesto, y sostuvo que no debía removerse á Carrera; pero la Junta estaba decidida, y lo obligó á ello. Intimado Carrera de su destitución, pensó resistir á mano armada, lo que tal vez pudo haber hecho, pues contaba todavía con partidarios; pero sea desaliento, sea un noble sentimiento de patriotismo, al fin obedeció, siendo este el único rasgo de abnegación ostensible de su vida pública. El nombramiento de O'Higgins fué recibido con general aplauso (febrero de 1814).

Empero, esta transición no se efectuó sin que la subordinación militar se resintiese, y el ejército quedó moral y materialmente desorganizado, proviniendo de aquí los partidos carrerista y o'higginista, que tan profundamente lo trabajaron, y al fin le trajeron la derrota. El destituído general fomentaba esta división, mientras sus parciales promovían la deserción de las tropas, en circunstancias que nuevos peligros amenazaban á la revolución. Los jefes del ejército pidieron que fuese alejado de Concepción donde permanecía, y el nuevo general, que lo había tratado con toda consideración, - lo mismo que el Gobierno, que le ofreció nombrarle su representante en Buenos Aires, lo despidió con palabras amistosas. Como anuncio del fatal destino que debía perseguirlo, en su tránsito á la capital cayó, en compañía de su hermano Luis, en manos de las partidas realistas, mandadas por aquel mismo joven argentino Barañao, que antes hemos visto figurar como agente revolucionario, y fué conducido prisionero á Chillán donde su estrella militar se había eclipsado.

El ejército de que se recibió O'Higgins, según un concienzudo historiador chileno, que apoya su aserción en documen

tos (29), no alcanzaba á la cuarta parte del que había mandado el general Carrera antes del sitio de Chillán; componíase de 2,300 ó de 2,500 hombres fraccionados en todo el sud, poseídos de mal espíritu y trabajados por la deserción, contando con escasos medios de movilidad, y no bien armados. Tal era su estado en momentos en que una nueva invasión amenazaba su territorio. El 31 de enero de 1814, había desembarcado en el puerto de Arauco un refuerzo de 800 hombres con seis piezas de artillería, bien armados y equipados, á las órdenes del brigadier Gavino Gainza, nombrado por el virrey del Perú, general en jefe del ejército realista en Chile. Ocho días después atravesó el Bio-Bio, y se incorporó con Sánchez en Chillán, sin que, en toda la vasta extensión del territorio que cruzó, « que era á la sazón el » teatro de la guerra, oyese el¡ quién vive! de los centine» las insurgentes. » Los patriotas estaban reducidos á la inacción y la impotencia. O'Higgins estrechado en Concepción, donde había establecido su cuartel general, meditaba reconquistar la línea del rio Bio-Bio, á fin de ocupar los desfiladeros de las montañas, é interceptar al enemigo los recursos que le venían de Valdivia y Chiloe. Mientras tanto dispuso que la otra división de su ejército, reforzada con los voluntarios chilenos y los auxiliares argentinos venidos recientemente de Buenos Aires, á la sazón acantonada en Quirihue, volviese á ocupar la antigua posición del Membrillar en la margen derecha del Itata, avanzando sobre Chillán para llamar la atención, mientras él emprendía su campaña sobre las plazas fronterizas del Arauco. Estas operaciones estratégicas eran tan erradas como los planes de Carrera, y debían dar más o menos los mismos resultados, cuando de la reconcentración de las fuerzas dependía el éxito.

El general

(29) Barros Arana : « Hist. de la Indep. de Chile », t. II, p. 296.

TOM. I.

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Mackenna, que la mandaba, situóse en el Membrillar, posición bien elegida, que domina los vados del Itata, amaga á Chillán y liga al sur y al norte los dos caminos de Concepción У Talca, pero que en aquellas circunstancias era puramente defensiva. Allí se fortificó con 800 infantes, 100 dragones y 16 piezas de artillería (febrero de 1814). Á los pocos días encontrábase sitiado, como lo había estado la división de Juan José Carrera en 1813, por las partidas volantes que dominaban el centro del país. Este movimiento dejó desguarnecida la línea del Maule y abierto el camino de la capital.

Á fin de ensanchar su zona de actividad y proveerse de víveres, Mackenna practicó varias excursiones. En una de ellas, salió en persona al frente de 400 fusileros y 40 dragones con dos piezas de artillería, avanzando hasta las alturas de Cucha-Cucha sobre el Ñuble, á 15 kilómetros del Membrillar y 26 de Chillán. En circunstancias que se retiraba, arreando un número considerable de ganados, su retaguardia, que había quedado distanciada del grueso de la columna, fué atacada (23 de febrero de 1814) por una fuerza de 500 á 600 realistas, divididos en tres trozos, que pusieron en conflicto á la guerrilla que la cubría, mandada por el teniente coronel Santiago Bueras. El mayor Las Heras, que á la cabeza de 100 auxiliares argentinos sostenía la retirada, la protegió en ambas ocasiones, y en la última, viéndola en grave peligro, cargó sobre el enemigo á la bayoneta y lo desalojó de sus posiciones, haciéndole varios muertos (30). Sostuvo el campo por un cuarto de hora, y se replegó en orden con los honores de la jornada (31). Á su entrada al campamento los auxi

(30) Parte oficial de Las Heras. M. S. del Arch. Gral. de B. A. - Véase parte oficial de Mackenna en la nota siguiente.

(31) Mackenna, en su parte oficial sobre esta jornada, publicado en el « Monitor Araucano » de 5 de marzo de 1814, dice: « El teniente coro»> nel Bueras, con su acostumbrada intrepidez, hizo frente por todos » lados con su guerrilla, hasta que fué auxiliado por las demás tropas,

1o Retrato del General LAS HERAS a la edad de 85 años, tomado de una fotografia directa. 20 Escudo dado por el Gobierno Argentino a los Auxiliares Argentinos en Chile en 1814, copla del que llevaba en su uniforme el General LAS HERAS.