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ciento treinta y tantas leguas que debia navegar rodeada de innumerables peligros.

Como se debe presumir, los hombres de mar, eran enteramente escasos, y á la natural repugnancia de los americanos del sud, por este noble ejercicio, se unía el poco ó ningun interés que hasta entonces habia despertado este medio de defensa y acción, en el espíritu de la Junta. En una palabra, la marina, se encontraba en un deplorable abandono, y no abundaban por cierto hombres competentes y capaces de encabezar una empresa tan árdua, y en la que, como vá dicho, se cifraban tan altas esperanzas.

Así fué, que el gobierno patrio, utilizó lo único que habia á este respecto, parando sus miradas en la persona de don Juan Bautista Azopard, maltés de orijen, pero que al decir de un escritor de la época, habia abrazado la revolucion con bandera negra.

El valor no era desconocido al agraciado corsarista, como lo probó cuando la Reconquista al lado de aquel famoso Hipólito Mordell, sin embargo de su pasmosa charlataneria en la que hacia alarde del mas alto desprecio por los marinos españoles.

Improvisado así el jefe y la flotilla que debia luchar en las aguas con la prepotencia de sus antagonistas, se ofició reservadamente al teniente gobernador de Santa Fé, don Manuel Ruiz (enero 19 1811) comunicándole la próxima salida para esa, de tres buques de guerra con el objeto de situarse en el paraje nombrado Ana Maria (boca del Colastiné, arriba) para interceptar los auxilios que Montevideo pudiera proporcionar por agua al Paraguai, como así mismo la emigracion que bajase el rio, obligada por los triunfos de Belgrano. (1)

(1) A este jeneral, se le pasaba el oficio siguiente en 20 de febrero inmediato: "Han salido de este puerto con destino al Para. ná y Paraguay, tres buques de fuerza para ausiliar la de tierra, y oponerse á las que los enemigos puedan oponer en el rio, al mando del capitan don Juan Bautista Azopard; y no se pierde momento en armar una balandra y una cañonera, para que aumentando aquella

Tambien se le prevenia á dicho Intendente, mandasemontar en el punto antes citado, una bateria con parte de los cañones de la de San Jerónimo, para protejer á los buques patriotas, caso fueran atacados por los cruceros enemigos.

No contenta la Junta con esto, deseosa de asegurar hasta donde pudiera humanamente preveerse, el éxito de un armamento que le costaba tantos sacrificios, ordenó á las autoridades de los pueblos de San Pedro, San Nicolás de los Arroyos, Rosario y costa de San Lorenzo, ausiliasen á los buques de la flotilla con caballos que debian tener listos para silgarla, á falta de viento favorable, y otros recursos que estos requiriesen al enfrentar dichos pueblos, á donde serian reconocidos por una bandera blanca izada al tope mayor. (1)

Mientras que la Junta obraba de esta manera, el activo Elio, tan aborrecido en Buenos Aires, como lo fué el decenviro Apio Claudio en la antigua Roma, encaramado en los muros de Montevideo, vijilaba con airada atencion los aprestos navales que se hacian en la orilla opuesta, preparando al propio tiempo los elementos necesarios para aceptar el duelo que habia provocado con su Bando de 12 de febrero de ese mismo año.

Los españoles en su mayor parte, mirando de reojo la revolucion, mantenían activa correspondencia con Montevi

fuerza, pueda V. E. contar con este poderoso recurso en el agua, y que obrando de concierto con el ejército de V. E. se logren las miras de paralizar las fuerzas enemigas, y poner á cubierto á la ciudad de Corrientes, cuya conservacion se cree de mucha importancia, por los ausilios que de ella podria sacar el enemigo; habiendo ya con esta fecha comunicado las correspondientes órdenes al comandante de mar, á efecto de que esté precisamente á cuanto V. E. le ordenare". Dios, etc, excelentísimo señor jeneral Belgrano, etc.

(1) Esto se lée en uno de los "oficios" que hemos tenido ori. jinal en nuestras manos sin embargo de que el artículo 20. de las "Instrucciones" dadas á Azopard, decia:-"Para que en los pueblos que se hallan en la costa no duden ser buques de Buenos Aires, "pondrán bandera inglesa al palo trinquete, y la española en el pico de la mayor'; y la balandra, bandera española únicamente". "Vide', Gaceta de Montevideo 3 de abril 1811.

deo, y nada de cuanto se pensaba y ejecutaba por el Gobierno de Diputados, les era allí estraño. Estaba pues á su servicio la misma disidencia en que estos se encontraban, de donde nacía la imposibilidad de guardar secreto, aun en los casos mas precisos é importantes.

No bien se trató de la espedicion que nos ocupa, cuando ya el titulado Virey, estaba tan impuesto de las miras de los patriotas, como si hubiera asistido á las deliberaciones de la Junta.

Pero, convirtamos nuestra atencion hácia la flotilla, que la hemos dejado lista á aparejar al primer viento. Este no se hizo esperar, y á la hora de visperas del 16 de febrero de 1811, se tiró pieza de leva, y la escuadrilla surta en Valizas interiores, pusese majestuosamente á la vela, llevando la marcha la "Invencible" en la que levantó su corneta el comandante en jefe.

La ribera y edificios inmediatos permanecieron largo rato cuajados de espectadores que llenos de emocion hacian votos, por el mejor resultado de esta empresa.

Poco despues de haber desaparecido del horizonte el atrevido Azopard, supo la Junta, por informe de un patron de lancha que fué reconocido, que una divison naval española, salida de Montevideo y compuesta de los bergantines "Cisne" y "Belen", sumaca "Aranzazu", faluchos "San Martin" y "Fama" la balandra de gavia "Castro" y un lanchon, habia entrado al Paraná, al dia siguiente de la partida del jefe patriota con el decidido propósito de perseguirlo y anonadarlo.

Alarmada la junta con esta noticia, no perdió momento en hacerla volar al Litoral con fecha 20 de febrero, para que prevenidas sus autoridades con tiempo, evitasen un golpe de mano cualquiera.

Entretanto Azopard, luego que se elevó á la altura de Martin Garcia, izó la señal de Comandantes á bordo, segun se le previno, y á presencia de estos abrió el pliego que al tiempo de embarcarse, puso en sus manos el diputado don Francisco

de Gurruchaga. En ese papel que tenia la data del 10 de febrero, estaban contenidas las Instrucciones en diez artículos, á los que debia ajustar puntual y rigurosamente su conducta.

Habiendo informado Azopard á sus sobordinados de la que debian observar, y sobre todo el mas prolijo reconocimiento de las embarcaciones que encontrasen, se continuó la navegacion y el 22 á la una de la tarde pasaron los tres buques de la Junta por el Rincon de San Pedro, con viento. hecho y la señal convenida flameando al tope. (1). El 26 enfrentaba la espedicion, á San Nicolas de los Arroyos. Acto continuo, el comandante del punto se trasladó á bordo de la Invencible, é hizo presente al jefe de la escuadrilla, el oficio recibido de la Junta, anunciando la entrada al Paraná de los siete buques españoles.

Impuesto Azopard de esta emerjencia, resolvió continuar su ruta, no obstante la flojedad del viento y la mucha corriente del rio que lo obligaba á bordear incesantemente, hasta que vencido por la calma completa que reinaba fué á largar anclas dos leguas mas arriba de San Nicolás.

Aun no habian transcurrido muchas horas desde la entrevista de Azopard y el comandante don Miguel Herrero, que lo era de aquel pueblo, cuando llegó un oficio muy urjente del capitan de San Pedro, don Vicente de Mier y Teran comunicando haber subido á las 8 de esa misma mañana, y con buen viento los buques de Montevideo. Serian las 11 y media del dia y en el acto se destacó una canoa pasando el aviso al comandante Azopard.

Impuesto este de semejante nueva y no dudando sería muy luego alcanzado y cazado, en razon de la reconocida superioridad marinera de los buques enemigos, resolvió, prévio consejo, arribar al puerto citado, en donde aprovechando la estrechez del canal que forma la isla enclavada frente al pueblo, ordenó acoderar á vanguardia la "Invencible", con un rezon que le permitiera presentar sus flancos

(1) Oficio de M. y Teran á la Junta, fechado el 27 febrero 1811.

fácilmente. La Americana (casi desartillada por haber desembarcado sus caronadas) fué situada á retaguardia y en el paraje donde dobla el canal--quedando ambos buques con la proa aguas abajo y al costado de la barranca. El 25 de Mayo", fondeado por la popa; con el objeto de que sirviese de codera guardando los costados de los buques menores, paralelos con la costa, fué aproximado á la banda opuesta.

Receloso de un desembarco, y para obviarlo caso de intentar el enemigo, echó á tierra 4 piezas de artilleria, calibre de á 8, con las que se armaron dos baterias próximas á la bajada y quinta de don José Majuach, distante casi diez cuadras de la poblacion, cuya direccion se cometió al comandante de la "Americana" don Anjel Hubac.

En esta posicion, al parecer formidable y estratéjica, esperó Azopard tranquilamente la aparicion del enemigo.

Entre tanto, la division española de ataque compuesta del bergantín Cisne, comandante, el teniente de fragata don Manuel de Clemente; bergantín Belen, comandante el de igual clase don José María Rubion; falucho "San Martin", comandante, alferez de navío don José Aldana, falucho "Fama", comandante el de igual clase, don Joaquin Tosquella; sumaca "Aranzazú", y otros buques menores, todo bajo la direccion del capitan de fragata don Jacinto de Romarate, llegó en la noche del 28 de febrero á la parte E. de la isla del Tonelero, en donde tuvo que amarrar sorprendida For la calma.

Durante el conticinio, roló el viento y poniéndose á soplar favorable, siguió ruta la division Romarate, y al blanquear los primeros matices de la aurora del jueves 28 de febrero de 1811, lcs belijerantes, estaban á la vista y con los colores afirmados. (1)

Una vez reconocidos los buques de la Junta, llamó Ro

(1) Carta autógrafa de Azopard, al capitan de Cazadores de la costa de Pavon, don Gregorio Cardoso, fechada ese mismo día á las 3 de la tarde, aceptando con insistencia la oferta de sus fuerzas, para oponerlas al desembarco que temia esa noche, sobre la batería levantada en tierra.

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