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oeste de nuestro territorio y del estado débil é indefenso en que se encontraban los pueblos de Cuyo -El general don José de San Martín, mandado hacia pocos dias á relevar al general Belgrano que mandaba en jefe el ejército republicano del Perú, y que pedia se le relevase á él mismo por su enfermedad debida á la influencia del clima, fué nombrado en el acto gobernador Intendente de Cuyo, ordenándole marchase prontamente á su destino.

Y, sin embargo, no se vaya á creer por esto que el gobierno de la Capital tomaba una tal medida en el propósito del gran plan que se vió desarrollar mas tarde, á impulso del jénio creador, del espíritu patriótico del gran San Martin; con todo de haber el sub secretario del ministerio de la gue rra entonces, don José Tomás Guido, hoy general, presentado á aquella autoridad una notable Memoria manifestando la necesidad de levantar un ejército del oeste que llevase la libertad á Chile, cuyo escrito ha publicádose como un importante documento histórico. Queria solo mantener en ese punto una pequeña fuerza de observacion y confiar el mando de Cuyo á un jefe esperimentado y valiente como el vencedor de San Lorenzo.

Estábase ya á fines de ese mismo año de 1814, cuando llegaba á Mendoza el nuevo gobernador nombrado, rodeado de todo el prestijio de sus ilustres antecedentes militares y con la fama tan justamente merecida que le diera aquel glorioso hecho de armas. Los corazones mendocinos se estremecieron de vivo entusiasmo á la presencia del jóven general, en cuya noble figura contemplaban el mas distinguido tipo del héroe, del favorito de la victoria y la personificacion de los futuros triunfos de la causa americana en la grande epopeya de una lucha titánica á que se lanzaban denodados los hijos del Plata.

Su recepcion fué festejada con las mas vivas demostraciones de adhesion y amor hácia su persona. Y, desde entonces, jamás Mendoza desmayó, en un solo dia de la casi idolatría que tuvo por el jeneral San Martin. El, á su vez,

pagóla con una estremada predileccion, con la mas distinguida estimacion, con los gratos recuerdos que constantemente consagró á esa cuna de sus imperecederas glorias.

Su elevada estatura, su continente marcial, sus maneras insinuantes, cultas y desembarazadas, su mirada penetrante y de un brillo y movilidad singulares, revelándose en ella el jénio de la guerra, la aptitud sobresaliente del mando; su voz tonante y de un timbre metálico, su palabra rápida y conmovente, sus costumbres severamente republicanas; todo esto reunido á las altas dotes que sus ilustrados biógrafos han descripto, presentábanle como un hombre de Plutarco, llevado en hombros de la popularidad.

No podia el gobierno jeneral haber hecho una mas acertada eleccion del jefe á quien confiaba tan delicado puesto con la intuicion, tal vez, de la inmensa trascendencia que una tal medida iba á tener dentro de poco tiempo.

Con la penetracion de poderoso alcance, con el golpe de ojo dado solo al jénio, que descollaban entre sus demás eminentes cualidades, San Martin, pasando por San Luis, llegando á Mendoza y visitando á San Juan, abarcó con una sola mirada, por decirlo así, la grande importancia, las inmensas ventajas que poseia la provincia de Cuyo para dar un fuerte impulso con su valioso é inmediato concurso, á la jigantesca empresa de nuestra independencia.

El suelo, con los variados accidentes que constituyen su topografía especial, le pareció, bajo el punto de vista estratéjico, uno de los mas favorables medios de llegar al éxito bien lanzándose al ataque, ora manteniéndose en la defensiva.

Los abundantes recursos en mantenimiento, en forrajes, en ganados, en dinero el escojido y numeroso continjente en hombres que podían dar los tres pueblos de Cuyo, del que se formarian escelentes tropas, conociendo, como habia conocido, el incomparable ordenador, todas las cualidades del soldado valiente y moral, en todos sus habitantes, de costumbres sencillas, fortalecidos en el trabajo y decididos por la causa de la libertad.

Todos estos ricos y poderosos elementos, y muchos otros mas, que en el curso de estas Memorias se manifestarán de relieve á la vista del lector, se agolparon á la mente del ilustre jeneral, haciéndole afirmarse mas y mas en el grandioso plan de llevar la libertad á Chile que acababa de perderla en el desastroso combate de Rancagua, á consecuencia de la division entre los jenerales O'Higgins y Carrera. De la ejecucion de ese plan hablaremos en oportunidad.

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Entretanto, el nuevo gobernador de la Provincia de Cuyo, se contraia con la decision y laborioso empeño, propio de su jénio creador, á las mejoras y arreglos administrativos que demandaba el buen gobierno de aquellos pueblos. El embellecimiento de su capital. los buenos reglamentos policiales que la dió, contribuyeron en mucho, desde entonces, al progreso moral y material con que marchaba Mendoza.

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San Martín dió un impulso activo y eficaz al pensamiento, ya empezado á realizar, del presbítero don José Lorenzo Guiraldes, de que antes hemos hablado el establecimiento en Mendoza de un Colejio Nacional Muy luego veremos, todo lo que el progresista jeneral hizo para alcanzar á ver bajo su gobierno la planteacion de ese establecimiento competentemente dotado de todas las clases en ciencias y artes con los mejores catedráticos y presidir su solemne apertura.

El aumentó y embelleció el paseo mas hermoso que hasta entonces se conocia en Sud-América, y la Municipalidad habia principiado á formar á cinco cuadras al oeste de la plaza principal, plantando dos cuadras de sud á norte de los álamos introducidos por el señor Cobo, en dos hileras paralelas, dejando un ámbito espacioso para los paseantes. El general hízolo alcanzar á siete cuadras al largo adornándolo con plantas de flores. haciendo construir en uno de sus estremos un templete de forma griega, y tambien asientos á los costados de esta prolongada y vistosa alameda.

Muchas otras mejoras dejó en Mendoza el general San Martin, que, á pesar de la ruina de su ciudad capital por el terremoto del 61, perpetuarán su memoria en las futuras

jeneraciones. De algunas iremos dando cuenta, á medida que avancemos en esta narracion.

Llegábase al fin de este año (1814) cuando los desastres sufridos por los patriotas de Chile, obligaron á sus principales jefes y á muchos padres de familias de los mas decididos por la causa de la libertad, á abandonar su suelo natal, refugiándose en Mendoza. La emigracion fué numerosa, escoltándola los restos del ejército que habia peleado con gloria contra los españoles en defensa de la libertad de la patria. Mendoza y su gobernador San Martin, recibieron á sus hermanos de Chile, con la mas franca hospitalidad. Se les trató y alojó como á verdaderos compatriotas, como á compañeros de

causa.

Desde luego, y á las primeras vistas, el jeneral San Martin simpatizó con el jeneral chileno O'Higgins, estrechando con él, desde entonces, una sincera amistad, uniéndose en el propósito de llevar á término la reconquista de Chile.

Creyendo el primero que la entrañable disidencia de los jefes Carrera con el segundo, podria ser perjudicial al éxito de esa gloriosa empresa y habiendo en efecto aquellos tres hermanos sido sorprendidos en la ejecucion de un plan revolucionario en Mendoza, el gobernador mandó que inmediatamente saliesen para Buenos Aires.

No quedando de esta primera década del casi medio siglo que abrazan nuestras Memorias, otros hechos notables de que ocuparnos, pasaremos á la segunda.

DAMIAN HUDSON

Buenos Aires, enero de 1864

EPISODIO HISTORICO

DE LAS MISIONES DEL SANTIAGO EN EL ECUADOR

SUMARIO

Sevilla del oro, Mendoza, Palma y el Rosario en las montañas del Pastaza-Logroño y Zamora en las montañas del Santiago Sublevacion de los jivaros-Degüello de los españo. les-Rapto de las monjas y de las mujeres jóvenes-Ruina y destruccion de la colonia-Política incomprensible del gobierno peninsular.

A fines del siglo XVI comenzaba á florecer la provincia de Macas, después de las sangrientas vicisitudes que habia sufrido durante los primeros años de su fundacion y de su conquista. La raza primojénita de esas montañas, medrosa y novelera, habia solicitado la alianza de los españoles y se habia sometido dócilmente á su imperio para defenderse de las presentes escursiones de los jívaros, que habitaban á orillas del Santiago. Dentro de muy breve tiempo aparecieron ricas y populosas ciudades, tales como Mendoza, Sevilla del Oro, Palma, el Rosario y otras pequeñas poblaciones de menor importancia y nombrandía.. Los primeros conquistadores, con esa tenacidad y arrojo que les era peculiar, estendieron sus conquistas sobre el Santiago y fundaron las hermosas ciudades de Logroño y Zamora, que llegaron á ser en poco tiempo el centro de un activo y vasto comercio. Los jívaros, despues de una resistencia larga y obstinada, se replegaron al oriente llevando tristes y dolorosos recuerdos de su derrota, y los propósitos de una terrible y memorable venganza. Algunos se sometieron aparentemente y presta

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