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hilera. Los equipajes gravitan sobre sus corcovas. EI suelo está limpio de baules y cajones. Vése solamente de trecho en trecho, un círculo cimétricamente trazado sobre la arena por el estiercol y los nauseaubundos orines de aquellos. Las puleras ladies huelen sus sales amoniacales, los hombres interceptan sus conductos nasales con finísimos pañuelos de linó de Madras y seda de China.

Felizmente es ya hora de partir. Vuelven á sonar la campana dando dos repiquetes, y óyese casi simultaneamente un ruido de cascabales, suenan cien timbales y otros tantos instrumentos asaz poco armoniosos: es la caravana que se pone en movimiento. La carga está colocada á derecha é izquierda de la bestia en unos esqueletos de árganas, hechos de hierro forrado en cuero. El camellero vá sentado en la jiba. Toca su timbal, fuma su pipa y sigue con el cuerpo los vaivenes acompasados del animal. Algunos van sentados como mujer, la mayoría enorquetada. En un momento desfila majestuosamente por delante de nosotros y sale por la puerta occidental del pueblito.

to.

Pentro de cinco minutos deben oirse los últimos repiquetes. Todo el mundo se apresura, pues, á ocupar su puesEn mi carruaje va una hermosa rusa crespa y rubia, que apenas tiene veinte abriles, esposa de un comerciante aleman, este, y un niño de pechos que les pertenece, en brazos de una nodriza; mi compañero de viajes en la India, J. R.. natural de Boston. hombre de caracter seco, prosa pura, como que ha nacido y vivido cuarenta años entre números, pero atento, desinteresado y jeneroso; y un escocés, ricacho plantador de Madras, que no habla sinó de pimienta y de canela.

Los muchachos sucios y andrajosos, trepados en las ruedas nos meten aun por los ojos sus chucherías y avalorios, añadiendo antiq cuando presentan alguna piedrecilla curiosa, algun caracel ó concha petrificado de los muchos que se hallan en la playa del Mar Rojo, frente al desembarcadero de Suez.

Suenan, al fin, los últimos repiquetes; los muchachos saltan veloces de las ruedas que se mueven, siguen corriendo detrás de los carruajes, que se alejan de ellos con una rapidez asombrosa; alzan en alto sus cuentas, sus envoltorios de mal tabaco, y sus petrificaciones gritando hasta desgañitarse antiq! antiq! mientras comprenden que se hacen mientras no los postra la fatiga, tal es su pobreza y su miseria!

oir, ó

A poco andar alcanzamos la caravana; caminaba haciendo ondulaciones que dejaban un surco ancho y profundo, semejante á la estela del bajel que hiende las aguas formando copos de espuma, y que luego desaparecia por la instabilidad de la arena, movida y removida sin cesar por una brisa fuerte y sostenida.

Su paso es el de la mula; á ese andar tiene que recorrer en veinte horas el trayecto, próximamente de treinta leguas, qu hay de Suez al Cairo.

cido.

Dentro de poco tiempo esta distancia habrá desapare

Lo que en vano intentaron los Faraones, Adriano y Cleopatra la seductora; lo que no pudo realizar el poder de los que manejaban á los pueblos como rebaños, haciéndolos caminar cargados como bestias desde Tebas á Menfis y Alejandría, está á punto de realizarlo la ilustrada y científica civilizacion de nuestros dias. Triunfo espléndido de la intelijencia humana sobre la materia! Un hombre que se llama, LESSEPS, que no gobierna millones de hombres, que no tiene mas ejército que su saber, ni mas palanca que la ciencia, lo ha conseguido.

El pretendido desnivel entre las aguas del MediterraAlejandría y Suez no existe.

El pretendido dsnivel entre las aguas del Mediterraneo y del Mar Rojo, que se computaba en cerca de diez metros era una ilusión; la geología y la historia estaban equivocadas.

El barómetro y otros procedimientos modernos lo han probado.

El Mar Rojo no inundará jamás el desierto comprendido entre la bahía de Pelusium y Suez. Al contrario, su reflujo es mas fuerte que su flujo, no solo por las corrientes naturales sino por los vientos reinantes, y sus evaporaciones son mayores que las del Mediterraneo, como que corre encajonado entre dos rejiones altísimas, cuyas montauas son perpetuamente calentadas por el sol ardiente de Cáncer.

Asi, pues, cuarenta mil trabajadores, se ocupan en construir un ferro-carril de ciento ochenta millas y un canal de noventa.

Solo los Leviathanes de la India irán á doblar el cabo de Buena Esperanza, ó el de Hornos.

Hasta los lienzos Norte americanos irán á venderse en Bombo y Madras, Calcuta y Canton cruzando el canal de Suez.

La navegacion que hoy dura cinco y seis meses de ida, será en lo futuro apenas de tres.

El canal suprime dos mil leguas del espacio. Estrecha los vínculos entre el Occidente y el Poniente; entre la civilizacion del Viejo y Nuevo Mundo, y la barbarie de seiscientos millones de almas que pueblan la India, la China, el Japon y todas las islas del Archipiélago, entreteniendo un comercio cuyas cifras son fabulosas. Imaginaos que por solo el puerto de Shang-Hai se esportaron en 1851, segun los datos estadístico de Mr. Arnaud, 35.000 toneladas de té, aproximativamente un valor de mil cuatro cientos millones de pesos de nuestra moneda.

Territorios como el Yemen y Mascatá, riquísimos é inmensamente poblados, que abundan en minas de oro y plata, en producciones naturales de considerable valor y en ganados de toda especie; naciones casi desconocidas, como la sacerdotal Abisinia, donde úsase todavia la sangrienta infibulacion de la mujer, donde un buey vale apenas cuarenta de nuestros pesos y un carnero diez, van á ser puestos en

contacto frecuente con la civilizacion, que les llevará sus manufacturas y les comprará sus pieles, sus metales, su añil, su cera y su marfil.

Y todo esto, que va á obrar una revolucion comercial en el mundo y en las condiciones sociales, de casi una mitad de la humanidad, no es sino el resultado de la ciencia de un hombre y del espíritu de asociacion, de la primera que ha dicho, he ahí la verdad, - del segundo que al oir su revelacion ha esclamado, tomad los cuatrocientos millones que necesitáis!

¡Que tiempos tan portentosos alcanzamos!

Concluirá.

LUCIO V. MANSILLA.

BIBLIOGRAFIA Y VARIEDADES

ESTADISTICA BIBLIOGRAFICA DE BUENOS AIRES

CORRESPONDIENTE AL AÑO 1863

"On ignore toutes les dificultés que présentent l'histoire littéraire et la bibliographie á ceux qui les cultiven; ces travaux sont minu tieux, pénibles, sans profits, sans éclat, sans gloire.

L. A. CONSTANTIN, Bibliothéconomie

A medida que se aumenta el número de producciones del espíritu, se hace mas necesario para los que le cultivan, el conocimiento del mayor número posible de esas mismas predueciones, unas veces para inspirarse en ellas y otras para no repetir lo que ya está dicho. Esta necesidad ha dado origen á los libros que se titulan Bibliotecas, á los Catálogos mas ó menos descriptivos y críticos, en los cuales, segun cierta ordenacion metódica, puede hallarse el título de las obras de fama el juicio que de ellas tienen formado los jueces competentes. y noticias sobre sus autores, asi como todo género de indicaciones respecto á las ediciones mas apreciadas por los aficionados á los bellos productos de la tipografia.

Estes catálogos suelen formuarse tambien para satisfaccion de la honra nacional, porque los pueblos tienen en mucho el poder mostrar abundancia de escritores y de trabajos literarios. Tal es el origen, por ejemplo de la Biblio

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