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Los cráteres han dado paso á las aguas y á las lavas hirvientes, especies de escorias, quedando en las entrañas de la tierra á mas ó menos profundidad los metales. fundidos y separados de los cuarzos, micaskitos, feldespatos y sobre todo granitomica (gneiss) que los contenian, lo mismo que en el crisol quedan en el fondo los metales, y las escorias desbordan.

Algunas veces los metales muy fusibles llegan á salir á la superficie de la tierra presentándose como sucede con las galenas ya en forma de vetas, ya en la de mantos y rodados.

Las ricas galenas argentíferas que se han beneficiado y se benefician en las provincias de San Juan, Mendoza y la Rioja, no son, sirviéndonos de una espresion de Mr. Bravard, sinó el prospecto de su riqueza mineralógica.

En España en la provincia de Almería se descubrieron galenas, se beneficiaron, se esploró y se dió con el riquísimo mineral de Cuevas de Vera.

En Chile sucedió lo mismo en Copiapó, de donde deducimos que Mr. Bravard tuvo mucha razon al llamar á las galenas argentíferas de una gran riqueza, prospecto de minerales.

Dominando en los territorios mineros los gneiss y los cuarzos; hallándose por do quiera galenas riquísimas, lavaderos de oro, que sin los ausilios de la mecánica dan siempre resultado á los pocos que quieren esplotarlos; la razon natural dicta que una esploracion sabia y sistemada y una esplotacion hábil y bien dirigida con el ausilio de máquinas, han de elevar la industria minera de la república argentina á la mayor altura, haciendo conocer y apreciar los tesoros que guardan las cordilleras y las sierras de Córdoba. San Luis, Catamarca y Salta.

Febrero de 1864.

(Concluirá)

MANUEL R. TRISTANY.

MONJAS CATALINAS

Apesar de haber dado mucha estension á la crónica que sobre este convento publicamos en el número anterior, han venido despues à nuestro conocimiento, dos reales cédulas y no podemos resistir al deseo de ampliar aquellas noticias, publicando la siguiente:

Real cédula sobre que el convento de monjas se haga donde fué la voluntad del fundador

y

EL REY.-Consejo, Justicia y Regimiento de la M. N. M. L. ciudad de la Trinidad y puerto de Buenos Aires, en carta de veinte de diciembre del año de mil setecientos veinte y nueve, participais que con el motivo del fallecimiento del señor don Dionicio de Torres Briceño remitió á vuestro cabildo don Bruño de Zabala, gobernador de la ciudad y prɔvincia, algunos pareceres formados por diferentes personas en punto de remover á otro sitio la fundacion del monasterio de monjas Agustina y de religiosas Domínicas que en virtud de real órden tenía principiado el dicho don Dionicio de Torres Bricedo, á fin de que en su vista espusieseis vuestro sentir como lo ejecutasteis resolviendo todos los individuos unánimes como constaba del testimonio que remitis, que no debia mudarse la fundacion de donde la dejó empezada su fundador, así porque el caudal que habia quedado era corto para empezar nuevamente otra, perdiendo una iglesia muy suficiente que quedó á la mitad como por ser última y espresa voluntad del difunto, y á espensas solo de su caudal, no siendo tan corto su terreno ni imposible el aumentarlo

con el tiempo, cuyos motivos habia tenido por conveniente esa ciudad hacerlo presente para que respecto de ser punto de conciencia, y muy delicado el ir contra la espresa voluntad del testador que dejó consumido mucho caudal en lo edificado, se tome la resolucion de mandar prosiga dicha obra en el paraje que se halla, pues si no hubiera tenido suficiente territorio cuando se abrieron los cimientos, debió dicho gobernador haber hecho suspenderla sin esperar á que ahora con tanto perjuicio como se sigue, se trate de remover un edificio que en él y sus gastos, alhajas y ornamentos dejó consumidos setenta y nueve mil pesos que constan de su testamento y del parecer ó manifiesto que hizo á dicho gobernador su albacea don Joseph Cipriano de Herrera, presidente de la Real Audiencia de Charcas, de cuya verdad os hallais satisfecho, siendo vos quien en las fundaciones principalmente debe concurrir, pues la ciudad carga sobre sus hombros todo el peso de las comunidades, y mas hallándoos con tan repetidas reales órdenes, á fin de que se logre, y para conseguirlo en el anhelo que solicitais, pedis se tome la mas breve resolucion en este punto; visto en mi Consejo de las Indias con lo que dijo mi Fiscal de él, y tenídose presente al mismo tiempo la representacion que con fecha de treinta de noviembre del dicho año de setecientos veinte y nueve, hizo el dicho gobernador don Bruno de Zavala, y atendiendo á las grandes dificultades que de no efectuarse y continuarse esta fundacion en el sitio en donde la empezó su fundador, se seguirán, así porque el caudal que destinó para esta, como porque de mudarse esta fábrica á otro sitio, en este caso se perderia el caudal gastado en la fábrica, no dudándose el que se puede perfeccionar con el que dejó su fundador sin empeñarse en otra, que por falta de medios no llegue á su conclusion, no contemplándose ser muy del caso lo que por algunos informes se ha asentado de que la iglesia empezada á fabricar le falte ámbito para las concurrencias de esa ciudad por comprenderse serán muy señaladas las que se ofrezcan en el año: He resuelto sobre consulta de dicho mi Consejo

de las Indias, así por estos motivos como por el de ser la determinada voluntad del testador, que la fundacion se hiciese y concluyese en el sitio que la empezó; el que no habiendo grave perjuicio contra mi Real Hacienda y causa pública, se continúe el referido monasterio y su iglesia en el sitio que se empezó y en la conformidad que espresais, de lo cual os participo como tambien que por despacho de este dia prevengo de ello al gobernador actual de la ciudad y provincia, para que se ejecute en esta conformidad, y de quedar en esta inteligencia para su cumplimiento me dareis cuenta en las primeras ocasiones que se ofrezcan. De San Ildefonzo, á veintinueve de julio de mil setecientos treinta y seis: YO EL REY - Por mandato del rey nuestro señor don Miguel de Villanueva. Al Cabildo secular de Buenos Aires sobre que el monasterio de monjas é iglesia que dejó empezada el doctor don Dionicio de Torres Briceño se continúe en el sitio donde se empezó y no en el que nuevamente se solicita.

Concuerda con su original que por ahora está en mi poder al que me refiero, y en virtud de lo acordado dí la presente en Buenos Aires á diez de enero de mil setecientos treinta y ocho Domingo Zensano-Escribano público y de cabildo.

Es cópia tomada de los libros del extinguido Cabildo.

V. G. QUESADA

POESIAS DE JOSE JOAQUIN BORDA

AL LECTOR

La parte central de la Colombia ha sido fecunda en génios, pues parece que su cielo versátil y brillante, su naturaleza bella, majestuosa, riquísima, y su clima admirablemente variado, caen sobre la imaginacion de los poetas, guiando en su mano la lira del sentimiento y de la verdad artística con que deben revelar al mundo los misterios del alma.

Tres épocas notables ha contado en su infancia la poesia granadina: la de la independencia con Madrid, Salazar, Grueso, Valdez, Rodriguez, Manrique, Báños, Marroquin y otros : la de la patria, con Várgas, Tejada, Caro, Lléras, los dos Ortiz, Alvarez Lozano, Madiedo, Caicedo, Rójas. Auza, Piedrahita, Aranzázu, Arboleda, Piñerez, y las señoras Silveria Espinosa de Rendon y Josefa Acevedo de Gómez: y la presente con Gutiérrez. González, Nuñez, Samper, los dos Pombo, Posada, los dos Perez, Martin Feuillet, Carrasquilla, Marroquin, Borda, Diaz Granados, Vergara, Peña y las señoras Agripina Samper de Aneizar y Gregoria Haro de Logan. Omitimos una larga lista de nombres que nos faltan por no ser difusos, advirtiendo que si hemos mencionado los anteriores es por que acá en las repúblicas del Pacífico (1) se conocen muy poco las poesías granadinas; al paso que allá, en las rejiones setentrionales del Atlántico, el amor y simpatia que se tiene á dichas repúblicas hacen buscar con avidez

1. Menos conocidas son en los paises del Plata.

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