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sus producciones literarias, como saber y estimar al mérito de sus hombres de letras.

Esta breve advertencia era indispensable para decir dos palabras sobre el autor del presente libro, que pertenece á la época más avanzada de la poesia lírica, en Colombia, y que maneja tambien con acierto los jéneros filosófico y descriptivo. Pertenece á la escuela sentimental de Ortiz y de Arboleda: lleva su rol con digna reputacion entre la juventud contemporánea; y aun víctima de la guerra civil y asilado en pais estrangero, él vive para la literatura de su patria, pues rinde siempre á las bellezas naturales de esta, asi como á sus hijos, glorias y desgracias, el homenaje de sus cánticos tan armoniosos como epirituales.

José Joaquin Borda nació en el estado colombiano de Boyacá el 13 de febrero de 1835. Perfeccionó su educacion en Europa desde mayo de 1850 hasta principios de 1853. A los veinte y dos años de su edad fué elegido representante al congreso federal por el estado de Cundinamarca, y en el periodo siguiente lo fué por el de Boyacá; de modo que desde 1857 hasta 1860 concurrió á la representacion nacional de la Confederacion Granadina. En este mismo periodo asistió como diputado á la asamblea legislativa de Cundinamarca, nombrado por el departamento de Bogotá; y por dos años, el pais de su nacimiento le confirió igual cargo en la ciudad de Tunja: allí la legislatura le nombró su vice-presidente y primer designado para ejercer el poder ejecutivo á falta del presidente del estado. En 1860 se le confirió el destino de segundo procurador nacional en el estado de Cundinamarca.

Si la corta carrera pública de Borda es una prueba no interrumpida de confianza del pueblo y de los gobernantes, su biografía, bajo la faz puramente literaria, es no menos importante y meritoria. En 1857 fundó El Albun, peri5dico que prestó grandes servicios á la causa de las bellas letras y abrió el teatro á varios jóvenes que más luego se han distinguido como buenos poetas ó célebres escritores de

costumbres. Poco despues se encargó de la redaccion principal de El Catolicismo, á cuya pulicac ion dió un realce que no habia tenido hasta entonces. Durante su permanencia en Tunja dirigió El Eco de Boyacá y á su vuelta á la capital de la Confederacion, fué uno de los redactores del Porvenir y del Heraldo, periódicos políticos y de El Mosaico y La Semana, periódicos literarios.

En estos últimos, mas que en los primeros, es donde se puede juzgar la verdadera vocacion de Borda; el espíitu de partido es un tósigo para su corazon noble, benevolente y espansivo: mientras que la naturaleza, el amor. las emociones íntimas, la heroicidad de los grandes acontecimientos, la sensibilidad ejercitada en la contemplacion de las obras de Dios, en la inocencia y ternura del hogar, son otros tantos matices que sabe combinar admirablemente su fantasia de fuego sobre el panorama de la vida, con la galanura y profundidad que distinguen á todos sus escritos.

Ha publicado tambien una traduccion de las Nuevas confidencias de Lamartine; además, el A guinaldo- miscelaescogida en prosa y verso, una coleccion de poesías nacionanea escogida en prosa y verso, una coleccion de poesías nacionales titulada La Lira Granadina, en aso o del señor José Maria Vergara y Vergara; y le quedan a un inéditos varios trabajos interesantes, entre ellos un drama en prosa que se titula Rosa la ciega.

El señor Borda se halla en la actualidad establecido en Guayaquil, encargado de la direccion del colegio de San Vicente. Desde allí ha sido colaborador de El Iris de Quito La Revista del Pacífico de Valparaiso y de el Progreso católico de Lima.

Respecto del mérito de la presente obra, como compatriotas y amigos personales del autor nos están vedadas las alabanzas y detalles; pero si nuestra opinion vale algo en el senado de la inteligencia, diremos que es de nuestra aprobacion, y que al darla á la prensa creemos hacer un servicio al buen gusto y á las bellas letras.

Cierto es que en algunas ideas que se rozan con la po

lítica no estamos de acuerdo con el libro; pero vale tanto la versificacion de aquellos trozos, que por sí sola hace olvidar cuanto sus conceptos pudieran herir las creencias ó procederes del partido contrario al de las convicciones del autor.

Si el arte de saber decir complace hasta á los adversarios del que lo emplea; la poesia, que es la mas encantadora de sus formas, cuando es bien desempeñada, con apoyo en la fé de una doctrina que se profesa de véras por erronea que sea, amortigua la acusacion y reviste el anatema con un ropaje menos severo, dándole solamente la voz de una sentida queja; como en las erupciones volcánicas, nuestros Andes granadinos hacen olvidar sus terríficos golpes de lava ante la hermosa majestad de su cúpula y la esplendidez natural de sus contornos.

Lejos, pues, de nosotros la pasion política: por eso nada hemos suprimido ni alterado en esta coleccion, aunque el señor Borda nos autorizó para escluir lo que creyésemos pugnar con el bando á que pertenecemos; mas sino estamos conformes con él en ese campo, la sana crítica y la valentia de sus imájenes en las composiciones á que aludimos, siempre salvarán el título que tiene adquirido como uno de los felices y bien cultivados injénios de su patria.

Para terminar, permítasenos insistir en la idea manifestada al principio: uno de los medios de estrechar la alianza fraternal de las repúblicas hispano-americanas es la intimidad de ellas, si se puede decir asi, en la comunion de la literatura: este conje de ideas y sentimientos, y la especie de amistad consiguiente que se entabla entre los escritores, preparan los lazos con que deben vincularse mas tarde y el derecho jeneral y la defensa mútua en todo el hemisferio. Nosotros, haciendo publicar en el Perú las poesias de Borda, para que sean conocidas desde la línea equinocial hasta las márjenes del Plata, queremos iniciar esa correspondencia y hermandad entre los literatos del nuevo mundo; y si los lectores coinciden con nuestro modo de pensar, hallando solaz

y deleite en este volúmen, de menos estension que valía, le pocas pájinas, pero de ricos quilates, su aquiescencia será un estímulo para empresas análogas que sometan al gusto y criterio del Sur los tesoros poéticos del Norte.

TRINIDAD FERNANDEZ

VARIEDADES

CRONICA DE LOS LIBROS CAPITULARES

(M. S. del doctor Segurola).

Primeros maestros de escuela en esta ciudad-En 1.° de agosto de 1605 Francisco Viniora pidió se le adınitiese como maestro de escuela; ofrecia llevar por enseñar á leer un peso, por escribir y contar dos pesos. Fué admitido.

Campana de Cabildo-En 6 de mayo de 1725 se acordó se solicitase una campana buena para citar ó convocar á los capitulares á sus acuerdos.

Correduría-El 28 de agosto de 1606, Antonio de Leon, remató este ramo en 53 pesos. Es quizá el primer corredor.

Herreros-En 5 de abril de 1606 el Cabildo concedió permiso y despacho para que pudiesen traer del Brasil dos herreros y dos alfareros, con sus familias y negros esclavos. Fueron quizá de los primeros que vinieron de este oficio. Existía en 1608 el herrero Antonio del Pino, ignoramos si fué venido del Brasil, pero se mandó en aquel año que dos sujetos inteligentes le fijasen el arancel de su trabajo y obras.

Herreros-En 5 de abril de 1606 el Cabildo concedió mitido como vecino del pueblo necesitaba el forastero presentarse al Cabildo para solicitar el permiso, que se acordaba con la condicion de que tuviese caballo, casa, armas, y se le mandaba inscribir en el libro ó registro. Por una antigua real cédula gozaban los vecinos del privilegio de no ser presos por deudas.

Vecinos-Desde la fundacion de esta ciudad para ser ad

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