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sequio del feliz éxito de esta providencia tan necesaria en las actuales circunstancias.-Dios guarde á V. S. muchos añosBernardo 0,Higgins.

(XII)

El Diputado de las Provincias Unidas al Exmo. Supremo Director del Estado de Chile.

Exmo. señor:-Seguro del beneplácito de mi gobierno sobre cuanto servicio pueda tributar á este pais, acepto como el mayor honor la confianza que V. E. se digna dispensarme en su respetable nota de esta fecha. Desde luego marcharé al puerto de Valpariso y pondré en movimiento, de acuerdo con el comité que V. E. ha nombrado, cuantos medios considere eficaces á la reorganizacion del equipage del navío de guerra nacional "Lautaro", y al buen éxito de las nuevas empresas á que se le destina.-Dios guarde á V. E. muchos años-Santiago, mayo 4 de 1818.

(XIII)

El Diputado de las Provincias Unidas al Exmo Supremo Director del Estado don Juan Martin de Pueirredon.

Santiago, mayo 20 de 1818.

Exmo. señor.-Desde que fuí reconocido por el Supremo Gobierno de Chile como diputado del de V. E. en esta república, no he cesado de insistir en la necesidad de procurar á todo evento, armamento naval, para concluir la guerra en este pais, y abrir con él el paso á empresas ulteriores sobre el virreinato de Lima. Mis comunicaciones oficiales de 14 de octubre último y las sucesivas habrán manifestado á V. E. el empeño que he empleado por conseguirlo, pero siendo insuficiente hasta ahora ya por escasez de medios en el reino, ya porque

este gobierno confiaba en la llegada de las fragatas que se aguardan de Estados Unidos de América, crei necesario, despues de la invasion de Osorio, apurar mis esfuerzos hasta tomar en persona el cargo de contratar, tripular, armar y enviar al mar fuerzas capaces de levantar el bloqueo del puerto de Valparaiso, y habiendo apresurado el proyecto, mucho mas, despues de la infeliz jornada de Cancha-Rayada, emprendí en Valparaiso, dos dias antes de la batalla de Maipú y con plena autorizacion de este gobierno, la habilitacion del navio "Lautaro" de 52 piezas, cuyo primer ensayo ha llenado de gloria las armas de Chile, dejando libre el puerto, como se espresa en la Gaceta n.o 1 que tengo el honor de acompañar á S. E.

y

Posteriormente he sido invitado por el Supremo Director, al tenor de la nota n.o 2 para disponer una segunda espedicion, así en el primero como en el actual caso, he considerado un respeto debido á la dignidad de la mediacion aceptar la confianza con que se me ha honrado, no obstante serme necesario alejarme del punto de mi residencia oficial.

Yo he contado para mi deferencia con el grande interés que ha manifestado V. E. por la libertad de este Estado y con las razones políticas que inducen á sacrificarlo todo á la realizacion del único arbitrio capaz de poner término á la guerra, y me honro en comunicarlo á V. E. por si fuere de su suprema aprobacion.-Dios guarde á V. E. muchos años. Santiago, mayo 20 de 1818-Tamás Guido.

(XIV)

Nota del gobierno de Buenos Aires remitiendo á don Tomás Guido el despacho de coronel graduado

De órden suprema tengo el gusto de pasar á manos de S el despacho de coronel graduado que en esta fecha se ha dignado el gobierno mandar espedir á su favor, enconsideracion al mérito y particulares servicios, con que V. S. se ha

hecho justamente acreedor á dicho premio.-Dios guarde á V. S. muchos años-Buenos Aires, mayo 14 de 1818-Matías de Irigoyen.

CAMPAÑAS MARITIMAS

DURANTE LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA

Continuacion (1)

1811-1812

Por esta misma época, regresó del Janeiro el contra-almirante inglés M. de Courcy, comandante en gefe de la estacion naval de S. M. B. en estos mares.

Preocupado siempre con la idea de reanudar la correspondencia que inició en noviembre de1810 con el gobernador don Gaspar Vigodet, relativa al bloqueo de Buenos Aires, se dirigió nuevamente á Elio, con fecha 5 de setiembre (1811) desde el navio "Foudroyant" surto en las aguas de Montevideo, manifestándole "que siendo notorio como S. A. R. el Príncipe Rejente de Inglaterra, habia autorizado á su ministro en Cádiz, para intervenir en el sentido de lograr un amigable avenimiento entre la Península y sus Colonias disidentes-miraria mientras durase dicha mediacion, como un insulto inferido á los súbditos británicos, la continuacion del bloqueo marítimo de Buenos Aires, molestando el comercio hecho por aquellos de un modo ordinario, y de artículos no comprendidos en el contrabando de guerra.

1. Véase la pájina 337.

"Necesito recordar á V. E., concluia el bizarro almirante, que el comercio es la fuente de donde la Gran Bretaña ha sacado los medios de ayudar á la España contra las hostilidades de la Francia? No seria dificil que el armamento empleado ahora en el bloqueo de Buenos Aires, se hubiese equipado en su mayor parte con las rentas derivadas de aquella fuente; ¿y podrá tal armamento obrar contra los medios mismos á que debe su fuerza?"

Elio contestó eludiendo las razones del marino británico, con la palabra sacramental, de que carecia de autorizacion competente para abordar un negocio que podia traer, nada menos que el quebrantamiento de las leyes de Indias, etc.

Courcy, insistió en el propósito de demostrar al virrei de Montevideo, que los habitantes de Buenos Aires, no podian aumentar su poder en la guerra, con la adquisicion inocente de efectos ingleses, como paños, cotonías, etc.-por lo que instaba se impartiesen las órdenes convenientes á los oficiales comandantes de bajeles de S. M. C. delante de dicha ciudad, á fin de evitar ulteriores colisiones.

Pero todo fué infructuoso, sobreponiéndose el porfiado y caprichoso virey, aun á sus propios intereses-quien repetía, que tan graves y trascendentales negocios eran del privativo resorte de los Gabinetes, desde donde debian recibir préviamente sus instrucciones respectivas, etc.

Dotado Courcy de un carácter franco y liberal, dejó entrever sus simpatías por los principios proclamados en Mayo al menos, así lo significó al coronel don Juan Florencio Terrada, cuando diez meses antes, fué conducido este gefe á su bordo, por la goleta de S. M. B. "Misletoe" del mando del caballeresco teniente Roberto Rampsay, comisionado por la Junta para saludarlo en su nombre, y brindarle el alojamiento de su Presidente, preparado de antemano para recibir y hospedar tan alto personaje, en caso desease bajar á tierra.

Padeciendo Mr. de Courcy, de una molesta enfermedad en aquella época, no le fué posible desembarcar, dejando frustrados los buenos deseos de la Junta y del pueblo, á cuyo co

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