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cuyo sonido penetrante se perdia en medio de aquella soledad salvaje manejada al parecer por los jigantes. Al fin salimos del bosque.

Las tunas se presentaban á nuestra vista elevando sus estensos brazos espinosos hacia el cielo, como desdeñando inelinarse á la tierra, y estas tunas desprovistas de hojas, adornadas solo de espinas, formaban figuras estrañas y lúgubres, parecian inmensos esqueletos de plantas colosales. Llegamos á un arroyo y lo atravesamos con el agua al pecho del caballo, cuidando de seguir por la misma senda en que iba el postillon, formando así una línea de á uno de fondo en medio de aquellas aguas que se ponian negruscas con el andar de nuestras cabalgaduras.

Nos acercamos despues al Saladillo, pequeño rio, muy correntoso, sobre todo por la lluvia anterior que habia aumentado el raudal de sus aguas. La posta, término ansiado de nuestra jornada, estaba sobre la lomada en la márjen opuesta del Saladillo. El cielo estaba ya despejado, pero el sol ardiente producia una vaporacion en los barriales tan pesada y sofocante. que el calor era aun mas escesivo que antes de la tempestad, que rápidamente huía al soplo del viento hácia el desierto Chaco.

Llegamos á la ribera con nuestras cargas y peones y vimos desprenderse los postillones de la posta. Llegaron al rio, se desnudaron y á nado lo atravesaron conduciendo la balsa. Una soga atravesaba el rio de una á otra orilla, atada á fuertes maderos colocados en ambas márjenes. La balsa era formada de un cuero, dentro del cual estaba metido una especie de cajon de madera: esta balsa tenia una soga á cuyo estremo estaba muy bien asegurada una gran argolla de fierro, por la cual atravesaba la que estaba de una á otra orilla. E! nadador se aseguraba con una mano á esa soga é iba poco á poco haciendo deslizarse la balsa hácia la otra márjen; la corriente era rápida, muy rápida.

Dentro de aquella balsa debíamos colocarnos de á dos, y cuidar mucho del equilibrio, sacramental recomendacion de

los nadadores, pues para regresar con los viajeros dos homnbres conducian la balsa, para prestar ausilio en caso siniestro. Pasamos, pues, no sin serios temores. Allí nos esperaban los caballos de la posta, pues los otros regresaron desde la orilla.

El cielo estaba azul, una que otra nubecilla blanca salpicaba su límpido color, y estas mismas huían impusadas por el viento que iba calmando. De los grandes pantanos y esteros. de los contornos se desprendian miasmas húmedas y sofocantes, que hacian mas desagradable el aire tibio que se respiraba.

Desde aquella posta situada sobre la loma se divisaba un horizonte mas vasto: en el frente y en la hondanada serpenteaba correntoso el Saladillo, como una inmensa sierpe de infinitas escamas de plata: á un costado y en lontananza algunos ranchos y grandes algarrobos, mas allá las sucesivas on-. dulaciones del terreno; por el otro, el camino en medio de las arboledas verdes y limpias per la lluvia. Todo estaba solitario, sin otro ruido que el producido por la naturaleza en sus agrestes armonias. En la pesta, sus habitantes dormian tranquilos la siesta, solo los postillones habian sentido á los viajeros. Apesar de la fertilidad de aquella tierra, cerca de la posta no habia un solo árbol, ni la mas mínima señal de cultivo en la tierra: vivian indolentemente contemplando aqueHlas soledades, en medio de una paz que solo interrumpian los; viajeros.

VICENTE G. QUESADA.

APUNTES SOBRE TUCUMAN

(ESCRITO POSTUMO)

Industria.

La industria actual de Tucuman aunque grande ya, es todavia muy pequeña en lo que está establecida, y mas pequeña aun en las que debieran establecerse.

Hasta hoy es la caña de azúcar, el arroz y demas cereales, el tabaco, las curtiembres, las telas, los pellones, los productos de la talabarteria, los únicos que son esportados y eso en pequeñas cantidades mientras que el algodon, el azul, la cochinilla, el cáñamo, el café, el cacao, los minerales, ni siquiera se les toca ó si existen alguna de ellas, no alcanza ni para el consumo de la provincia. La ganaderia en todos sus ramos es limitada apesar de pagarse á muy buen precio y siempre con demanda, los cueros, y los animales en pie, para el consumo y esportacion á Chile y Bolivia.

Me permitiré hacer una reseña sobre estas industrias. La plantacion y cosecha de la caña de azucar, fué introducida en Tucuman por el señor cura don José Colombres, diputado al congreso de Tucuman en 1816 y el último que existe de estos; trayendo la planta de Oran.

El fué el primero que la cosechó, y el que propagó la semilla.

Con trapiches de madera de quebracho colorado movidos por bueyes, molia la caña para secar el caldo, lo cocia y daba punto en malos fondos de fierro fundido, colocados en hor

nos peores, con una inmensa almena, gastaba una desmedida cantidad de leña, depuraba los caldos con potasa y purificaba la azucar en tres y cuatro meses por medio de la superposicion de barro de la tierra greda.

Era entonces una industria naciente, todo era barato en el pais; la leña no se compraba, los bueyes no valían, los brazos eran baratísimos, pero todo esto ha variado. La concurrencia y otros motivos han hecho tomar aprecio y valor á todo lo que se necesita para la cosecha. Apesar de todo esto (y es increible) hoy se cosecha como entonces, en treinta años que hace de la importacion de la caña de azucar nada ó casi nada ha variado.

El año 53 den Wenceslao Posse, fué el primero que ha introducido un trapiche de fierro para moler la caña, y el año 55 el doctor don Salustiano Zavalía ha mudado la defectuosísima forma de los hornos, disminuyendo en dos terceras partes el gasto de leña, gasto muy fuerte que gravita sobre las cosechas, pues vale dos pesos la carretada y hay establecimientos que consumen 1500 carradas.

La plantacion de la caña debiera modificarse separando los sulcos mas de lo que se hace, porque la falta de aire impide su madurez; los fondos de barro 6 cobre laminado serian muy ventajosos, los estanques de fermentacion con sus correspondientes bombas serian mas baratos, cómodos, durables; la introduccion de alambiques continuos, la purificacion de la azucar por medio de caloríferos y la refinacion merecen atenderse, pues la mejor clase de productos y la economía se hacen mas necesarias al sostén de esta valiosa industria.

La destilacion de los aguardientes de caña es valiosísima: esto si ha mejorado mucho pues existen buenos alambiques pero de poca fuerza. No hay ninguno que produzca 3 barriles de aguardiente de 28.0 al dia, y por esto necesitan la doble operacion de resaque de los simples porque no se han introducido aun los alambiques contínuos. Esta es la razon de la doble destilacion á que tienen que sujetar los aguardien

tes perdiendo mucho tiempo, trabajo y brazos, que serian mas útiles en otras labores del mismo establecimiento.

El cultivo de la caña ocupa muchísimos brazos y un trabajo asíduo todo el año en las diferentes faenas de limpiar, aporques, riegos, cosecha, plantaciones, purificacion y destilacion.

La produccion del azucar aunque de mala calidad y cara (4 pesos arroba término medio) surte de ella á toda la provincia y gran parte de las de Santiago, Catamarca y Salta. Hoy hay mas de 35.000 arrobas de produccion.

Los aguardientes de riquísima clase pueden competir con la mejor caña del mundo; generalmente se destila anizada por el gusto de los consumidores. Esto ha hecho en las provineias limítrofes caer el comercio de anizados de San Juan y Mendoza, que si hoy se buscase en ellas una botella no se encontraría. Su produccion actual podrá ascender á 6.000 barriles, escasea siempre á pesar de su alto precio 30 pesos barril.

La industria cañera se propaga como por encanto. Este año solo la sociedad Posse hermanos aumenta en su establecimiento de la Reduccion treinta cuadras de plantío á los que ya tenian. Todos los cosecheros han aumentado y se han planteado nuevos establecimientos.

La competencia hará indudablemente bajar el precio exorbitante de los aguardientes y azúcares, y ella mejorará tambien su elaboracion introduciendo la economia en las máquinas y en la elaboracion.

Arroz.

Es fabulosa la produccion de esta planta en la provincia de Tucuman. Un almud de sementera ha producido 2.400, mal sembrado y peor cosechado.

Todo el sud de la provincia, con especialidad los departamentos de Famaillá y Monteros, Simoca y Leales, lo producen en abundancia.

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