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que nos narraron mas tarde algunas de las personas que fueron actores en ese acontecimiento. Invitamos á los hombres estudiosos de las demás provincias á hacer otro tanto, á fin de que compilados estos anales, sirvan á dar mayor acopio de luz y de verdad al que ha de escribir la historia general de la República Argentina.

Por lo demás, es cediendo á las instancias de amigos respetables, que nos hemos resuelto al fin á enviar á la publicidad estos Recuerdos históricos, anticipándonos al órden cronológico que observamos en un trabajo más estenso del mismo género sobre la provincia de Cuyo, de que nos ocupamos hace tiempo, luchando con gran número de dificultades, y entre otras, la pérdida de mucha parte de sus archivos, ocasionada por el gran terremoto que sufrió Mendoza el 20 de Marzo de 1861.

Hemos creído mas conveniente para la forma en que por ahora han de ver la luz pública estos trozos hitóricos, dividirlos en los varios periodos á que ellos se refieren, á saber

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Las dos últimas décadas de los dos tercios de siglo que van corridos están tan inmediatas, los acontecimientos que en ellas se han producido son tan recientes, que no hay interés en compilarlos y publicarlos al presente, siguiendo la serie de estas memorias.

(De 1810 á 1814).)

ULTIMOS AÑOS DEL COLONIAJE.-REVOLUCION DE MAYO. CAPITULO PRIMERO.

I.

La provincia de Cuyo que la componian los pueblos de San Luis, San Juan y Mendoza, teniendo á esta por capital,

conquistado á los naturales su suelo por un puñado de españoles que pasó los Andes á mediados del siglo XVI, hizo parte de la presidencia de Chile hasta su anexion en 1776 al nuevo vireinato del Rio de la Plata.

Su situacion geográfica, condiciones climatéricas, sus limites, productos naturales é industriales, aspecto geológi co, etc. se encuentran descriptos con la estadística mas completa de la capital en la Introduccion á los Apuntes cronológicos para servir á la historia de Cuyo, que publicamos en 1852 por la imprenta del Constitucional en la misma ciudad, y que reproduciremos mas tarde en el tomo 1o. de esa obra. El Cuyo, estendiéndose desde los Andes Orientales hasta la provincia de Córdoba por esta parte y de norte á sud desde la de Rioja hasta el mar Magallánico, es decir, entre los 30 y 41 grados latitud austral y 65 y 71 grados longitud de Grenwich, era natural y propiamente tierra argentina, tenia que pertenecer al fin á la gobernacion del Rio de la Plata. Qué division, en efecto mas marcada que entre esta y la de Chile?-Asi debió comprenderlo el rey de España, cuando integró con ese vasto territorio el nuevo vireinato.

En 1784 en que se erigieron las Intendencias de Córdoba y Salta, Mendoza con sus dependencias San Juan y San Luis, que formaban en lo administrativo un Correjimiento, fué agregada á la primera de aquellas y permaneció asi hasta 1813. En el tiempo que desempeñó el puesto de Intendente de Córdoba el marqués de Sobremonte, antes de subir al de virey de las provincias del Rio de la Plata, hizo él mismo una visita á Cuyo, dejando alli muchas y muy importantes mejoras en lo policial, en puentes y caminos, postas y correos.

En pueblos del todo interterraneos, á 300 leguas del puerto de Buenos Aires, en incomunicación con Chile durante siete ú ocho meses del año, sin mas industria que la labranza de tierra, valiéndose de un costoso sistema de irrigacion por multiplicados canales para cosechar pobres y es

casos productos, su progreso no podia ser sinó muy lento y limitado.

El cultivo de la viña y de los árboles frutales mas comunes, que les daban vinos, aguardiente y pasas para el consumo interior y para el de Buenos Aires y provincias del norte en poca cantidad, recargados con enormes costos en el transporte, no constituian, en verdad, un elemento de tal poder que los impulsára hácia su engrandecimiento y riqueza, al desarrollo de su comercio y de otras varias industrias. La minería, con la falta de capitales y brazos, con la escasez de personas intelijentes en el ramo, su esplotacion no producía, ni con mucho, resultados tales, que mereciesen figurar como un producto valioso en el embrionario intercambio que mantenian con aquellos mercados.-Así pirquiniábanse las minas de plata en Mendoza y las de oro en San Juan y San Luis. El laboréo de las de este último metal en Gualilan (provincia de San Juan) suministró, con todo, una inmensa suma en pastas á la casa de moneda de Santiago de Chile.

Bajo estas condiciones de existencia, los pueblos de Cuyo vejetaban, sin aspirar á ensanchar el reducido rádio á que desventajosamente los habia sujetado la desacordada é imprevisora eleccion de localidad, de parte de los conquistadores al fundarlos. Limitadísimos eran; y debian ser por muchos años, los horizontes de su vida civilizada, de su incremento y prosperidad. Sin vislumbrar un mejor porvenir, sin la menor esperanza de mejorar, ni menos de aumentar sus medios industriales, de ver estender un dia su comercio fuera y sus propios consumos con el aumento de poblacion, se abandonaban al ócio y dejaban correr la vida sin curarse del dia de mañana. No había estimulo, por lo demás, ni género alguno de proteccion directa ni indirecta, de parte del gobierno despótico de España para sus colonias, prohibiéndoles el comercio con el esterior, haciéndolo ella esclusivamente por medio de compañias privilegiadas que esplotaban el trabajo y las pobres industrias que en pequeño número dejaban á los americanos. Bajo presion tan dañina y

verdaderamente mortifera, las nuevas poblaciones de que venimos hablando, en las condiciones geográficas y económicas en que se les habia colocado, en ningun sentido podian adelantar.

Así corrieron doscientos años para los pueblos de Cuyo, en que no pasaron de ser unas pobres aldeas. Recien en el último tercio del siglo pasado, principiaron á dar señales de movimiento, de animacion en su comercio, de aumento en sus productos y á abrirse paso á la instruccion, siquiera rudimentaria, y á la cultura social posible entonces.

La mayor parte de los portugueses que el señor Zeballos destinó á Cuyo, (523, según el Dean Funes) de aquellos que hizo prisioneros rindiendo la isla de Santa Catalina en 1777, se ligaron á familias del pais, y dedicándose con ahinco á la agricultura y á algunas de las artes manuales que aun eran desconocidas ó sin ejercicio, abrieron nuevas fuentes á la riqueza del pais, pusieron en accion los pocos elementos de capacidad industrial que traían en sí mismos. Algunos con el grado de oficiales y con regular educacion, dieron la norma de las maneras cultas, del órden económico y del buen trato en la familia y en sus relaciones sociales.

Ya al finalizar el mismo siglo, muchas de las familias mas acomodadas, mandaban sus hijos á la universidad de Córdoba, y á la de Santiago de Chile, de los que algunos pocos veremos mas tarde rendir servicios á su patria en la majistratura, en el foro, en la carrera sacerdotal y en la de las armas. Para los que no podían costear esta clase de instruccion, teníanse dos ó tres escuelas de primeras letras, una aula de latin y otra de filosofia escolástica en alguno de los conventos de regulares que habíanse fundado-especialmente en Mendoza y San Juan.-Tambien los Padres Jesuitas desde su establecimiento en esos pueblos hasta su espulsion, dedicáronse con celo á la enseñanza de esos primeros ramos de la educacion común, esparciendo así la semilla de una civilizacion que, jerminando poco á poco, habia de llevar á la América á cumplir sus altos destinos.

En lo administrativo, el réjimen suave, sencillo y mo

desto de las municipalidades, gobierno del pueblo sobre el pueblo mismo, hacia perpétua la paz, pero esa paz infecunda que acostumbra á los ciudadanos ó mas bien súbditos, á dejarse dominar en cambio de una tranquilidad efímera, egoista, en que no entra por nada el bienestar procomunal, el progreso social y la planteacion de instituciones, de leyes sábias y liberales que afianzen los derechos y garantías de los gobernados. Se vivia patriarcalmente, al modo de las sociedades primitivas, sin aspirar otra posicion para sí, ni para sus hijos y nietos, que aquella estrecha y menguada que les legaron sus antepasados. Aparte de las frecuentes é inveteradas rencillas entre las familias, que en ciudades pequeñas donde todos se encuentran en inmediato contacto, rencillas que se heredaban de una jeneracion á otra, todo marchaba con esa uniformidad que se observa en el movimiento de los astros, describiendo sus órbitas.-Levantarse temprano-asistir á los trabajos de la heredad, comer á la mitad del dia-dormir una siesta de tres horas y volver á la ocupacion hasta ponerse el sol-rezar, jugar un par de horas. ó mas á los naipes-cenar y acostarse para volver á levantarse temprano al siguiente dia, repetir lo mismo del anterior, y así sucesivamente por toda la vida-atesorar dinero. con la paciencia y la avaricia de un judío, privándose de los goces que brinda la industria del hombre para su incremento y prosperidad en sus multiples variantes-he ahí, reasumiendo, la existencia que les cupo en suerte á esos pueblos del interior durante dos siglos.

Los gefes de las familias acomodadas, cuando mas, ambicionaban y se disputaban entre sí con calor y usando de larguezas para conseguirlo, un puesto en la municipalidad. ya de alcalde de primero ó de segundo voto, de alferez real ó de rejidor. Las varas de estos funcionarios, comprábanse á buen precio, segun el rango que ocupaban en la escala de tales empleos.

Los de correjidor, teniente de correjider, gobernador de provincia, oficiales, ministros de la Real Hacienda, se

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