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Imposible es desconocer que se principiaba á salir ya del cáos administrativo. A las tinieblas del desórden sucedian las luces de la estadística, al letargo é inaccion, la vida y el movimiento. Aunque incompletas ó desacertadas, aparecian por doquier las reformas, ya produciendo inmediatamente algun bien y despertando el deseo de mejoras más trascendentales, ya poniendo de manifiesto la enormidad de ciertos abusos y preparando remedios radicales. El corto reinado de Fernando VI allanó, así en América como en Europa, el camino para el benéfico gobierno de su hermano, el más glorioso entre todos los de su raza.

LIBRO III.

REINADO DE CARLOS III.

CAPÍTULO PRIMERO.

DON JOSÉ MANSO DE VELASCO, CONDE DE SUPERUNDA.

1759-1761.

Cárlos III es, despues de Isabel la Católica, el Monarca más acreedor á la gratitud de la América. Ninguno contribuyó tanto como él al progreso de las colonias españolas con sus bien meditadas reformas, y hasta sus imprevisiones y desaciertos fueron encaminados por la divina Providencia á la emancipacion del Nuevo Mundo. Con la experiencia, que habia adquirido en el trono de Nápoles ántes de subir al de San Fernando, con miras paternales para todos sus pueblos, con el deseo más sincero del acierto, y sabiamente aconsejado por Grimaldi, Floridablanca, Aranda, Campománes, Gálvez y otros estadistas eminentes, dejó imperecederas huellas de su administracion bien hechora en la vasta extension de sus dominios. Debióle el Perú mucho en los arreglos eclesiásticos, la marcha más libre del comercio, la agricultura, el conocimiento de su rica flora, el adelanto de la minería, la division territorial, los correos, la administracion de

justicia, la policía, la beneficencia, la instruccion y los demas ramos del servicio público. Una terrible revolucion, hija de resentimientos seculares, agravados por injurias recientes, sólo perturbó pasajeramente el movimiento apacible de la civilizacion, y léjos de dar ocasion á una política reaccionaria, como hubiera sucedido en gobiernos ménos ilustrados, más débiles ó no tan bien intencionados, hizo desaparecer para siempre intolerables abusos. La guerra con Inglaterra, á la que España fué arrastrada por un malhadado pacto de familia con la Francia, y la eficaz proteccion, que en ódio á los ingleses prestaron de concierto á la independencia de los Estados-Unidos, fueron causas de suma influencia en la posterior libertad de la América española.

Los acreedores del Estado pudieron estar reconocidos pronto al nuevo Monarca; porque no tardó en acordar la liquidacion de las deudas causadas en América durante el reinado de Felipe V, para arreglar su pago á la brevedad posible, segun habia resuelto ya respecto á las causadas en Europa. Las comunidades, que tenian censos sobre el Tesoro público, debieron agradecerle sus órdenes precisas para que fuesen pagados al 5 por 100, áun por el tiempo en que habian estado reducidos al 2 por 100.

La Hacienda podia hacer frente á estas y otras más graves atenciones; porque, merced á su mejor organizacton y nuevas entradas, su prosperidad

iba siempre en aumento. Cuando en 1761 dejó el Conde de Superunda las riendas del Gobierno, existian en la caja real de Lima 1.306.969 pesos 2 reales. Teniendo en cuenta otros créditos y el presunto valor de los tabacos almacenados, estimaba el Virey las existencias en más de 5.300.000 pesos; pero estos recursos del Erario eran imaginarios, por estar casi en su totalidad consumidos ó sin valor efectivo.

A fin de que la minería, considerada hasta entónces el primer manantial de la fortuna pública y privada, no decayese junto con el mineral de Huancavelica, se buscaron en la mina de Santa Bárbara nuevas vetas y se extendieron las exploraciones á otras provincias. En la de Huamalies se descubrió la mina de Chonta, que prometia mucho azogue; pero las esperanzas concebidas allí y en Huancavelica no tardaron en disiparse. Aunque de una importancia muy secundaria, iban á ser de produccion harto más duradera las minas de brea, descubiertas en el pueblo de Chumpi, perteneciente á la provincia de Parinacochas, y en Amotape, que está en la de Piura.

En el gobierno interior no ocurrieron sucesos memorables. El Cuzco, que estuvo amenazado de alguna alteracion por la discordia de los vecinos al nombrar los alcaldes, conservó su sosiego, reservándose el Virey las elecciones, alejando de allí á un abogado é intimidando á otro, que promovian

las rencillas. La ereccion de la provincia de Huamachuco, que fué separada de la de Cajamarca, cortó de raíz ciertos desórdenes, originados por la falta ó inhabilidad de la autoridad local superior, acallando las inquietudes y recelos, que áun subsis tian á causa de un tumulto, ocurrido ántes en el pueblo de Otusco.

No fueron tan apacibles las relaciones con otras potencias. El Monarca, en vista de las infracciones cometidas por la Corona de Portugal, declaró que el tratado de límites debia considerarse como nulo; llamó á la córte al guamanguino, Marqués de Valdelirios, que estaba á la cabeza de la comision demarcadora, y mandó restituir á los neófitos del Uruguay los bienes y los pueblos de que habian sido desposeidos á viva fuerza. Debia, sin embargo, continuar la buena armonía entre las fronteras del Perú y del Brasil; pero un jefe brasilero se avanzó en plena paz á las misiones de Mojos, ocupó y fortificó el pueblo de Santa Rosa, que no pudo ser recobrado, ni con las amonestaciones amigables, ni por la accion de las armas.

De mayor trascendencia fueron para la monarquía las hostilidades con la Inglaterra, á que imprudentemente se lanzó, no por intereses nacionales, sino por conveniencias dinásticas. Una de las más ilustres, y de las primeras víctimas de esta mal aconsejada guerra fué el buen Conde de Superunda. La edad avanzada, las grandes virtudes y

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