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pública: todo lo que se dió á los Belzares parece por asiento á los Belzares.

Sabido por presidente y oidores de la Española la muerte del dicho Ambrosio y discordia que había sucedido entre los que pretendían gobernar, enviaron por juez comisario y gobernador al Obispo Bastidas, el cual, puestas en orden las cosas de Coro, dejando por su teniente al tesorero Alonso Vázquez de Acuña, con algunos que llevó presos, se volvió á la Española: ha de presuponer V. A. que toda la destruición de Venezuela se causó en no haber asentado el dicho Ambrosio de Alfinguer en los Pacabuyes, y haberse mudado allí, porque era uno de los pedazos mejores que en Indías se ha hallado, aunque se dice que tuvo pensamiento de poblar allí y repartir la tierra, que se dejó de hacer por el desastre de Basconia, que murió.

Estando las cosas en este ser, por el mes de hebrero del año 535 llegó en el puerto de Coro por gobernador por los alemanes Jorge Despira, con provisiones de S. M.: llevó consigo dos naos cargadas de muchos mantenimientos y ropa, y otros dos navíos cargados de caballos á costa de los Belzares; y llevó consigo nuevamente cuatrocientos españoles: dióse toda esta dicha hacienda en precios moderados á la dicha gente, y bajóse precio en las sillas y caballos; con que de consentimiento de justicia, regidores y oficiales, se hizo estatuto que si alguno de los que tomaban ropa muriese sin dejar de qué pagar, se pagase lo que el tal debía por la república y común de toda la gente, no embargante que no se halla qué cosa déstas se pagase en voz de república: el dicho Jorge Despira, en virtud de cierta provisión que llevó consigo para que los indios enemigos que no quisiesen venir á la amistad, fechos ciertos requerimientos los hiciesen esclavos, hizo muchos esclavos de los Caquetios, en Paragrachoa y en las sierras de los Ayamanes: estos esclavos se trajeron á Coro y fueron sentenciados por tales, y se pagó el quinto á S. M., y de la suma restante se pagaron los fletes de los navíos que trujeron los dichos cuatrocientos españoles: fecho esto, el dicho Jorge Despira

se partió la tierra adentro con cuatrocientos hombres de pie y de á caballo: dejó por su teniente en la ciudad de Coro al dicho Niculao Fedreman: llegó el dicho Jorge Despira á los Choques, por las partes contenidas en la demarcación desta provincia que arriba va inserta; trabajóse mucho y con pocos provechos; hizo muchos daños en la jornada y camino que llevó, especialmente en el valle de las Damas, Bariquicimeto y Boraure: caminó quinientas leguas; murieron pasados de docientos españoles, y no se hubieron en la jornada, que duró tres años, más de mil pesos.

El dicho Nicolao Fedreman, como está dicho, quedó por teniente en la ciudad de Coro, con comisión que saliese para el Cabo de la Vela con ciento y cincuenta hombres de pie y de caballo, y allí poblase un pueblo para el trato de las perlas, y en su ausencia quedase por teniente Francisco Vanegas, natural de la ciudad de Granada; y ansí se partió, y llegó al pueblo de Maracaibo, el cual lo despobló y llevó consigo la gente; y llegado al Cabo de la Vela, segund se dice, se dió mala maña, ó por malicia dejó la poblazón del dicho Cabo de la Vela: otros quieren decir que el Gobernador de Santa Marta, que estaba allí cerca con grand poder de gente, le envió á decir que dejase aquel sitio, si no que se lo haría dejar; y así, sin más poner en efeto lo de las perlas, se volvió, y de camino encontró sesenta cristianos de los de Santa Marta, en los confines desta provincia, y los desarmó y llevó á Coro, de donde habiendo reposado ciertos días, se partió con docientos hombres de pie y de caballo y llevó la mesma derrota que llevó Jorge Despira; y á tiempo de poderse encontrar, aunque los unos tuvieron noticia de los otros, y los otros de los otros, no se encontraron: el Fedreman huyo de la vía de Jorge Despira, porque no le quitase el mando; el otro dejóle pasar y no le seguir, temiendo que tuviese nuevas provisiones de gobernador, porque ya lo había pretendido ser; y ansí el Fedreman pasó al Nuevo Reino, donde halló poblado al Licenciado Jiménez, teniente de gobernador de Santa Marta, con el cual, como hombre mañoso y sagaz que se dice que era, hizo sus conciertos; y

habida buena suma de moneda y dejada toda su gente, se pasó en España, y dende en Alemaña, donde fué preso á pedimento de los Belzares y al fin murió en cárcel: este Fedreman dejó fama de mal hombre, y que contra verdad habló muchas cosas contra los Belzares.

Al tiempo que el dicho Jorge Despira volvió de la dicha entrada, halló por juez de residencia al dotor Navarro, proveído por el Audiencia Real de la Española: estando tomando la dicha residencia se le amotinaron treinta soldados y fueron la vía de Cubagoa, y en seguimiento dellos fué en persona con cierta gente de pie y de caballo; y al cabo de haber andado ciento y treinta leguas los cogió, prendió y desarmó, y después de los tener presos, estando descuidado, se levantaron contra él y le desarmaron á él y á los que con él venían, y le tomaron los caballos y armas, y le quitaron al pie de novecientos pesos de buen oro que le habían dado los indios por las partes por donde pasó: siguieron los amotinados su camino, con algunos de los que con el dicho do. tor habían salido, y se volvió á Coro con mucho peligro, conforme á sus merecimientos: el dicho dotor, conformándose con un capítulo de la capitulación de los dichos Belzares, que dice que los cristianos puedan rescatar con los indios los esclavos que ellos entre sí tienen por tales, so esta causa se dió la primera ocasión á la rotura de tanta gente de indios como después se hicieron esclavos, porque dando esto á entender á los indios so color desta capitulación, se hacían guerra los unos á los otros, y con favor y inducimiento de los cristianos se tomaban unos á otros, siendo amigos, y á manadas los vendían á los cristianos por muy poquita cosa, y se herraron y quitaron y llevaron en navíos fuera de la gobernación, sin que en ello hobiese impedimento por ninguna justicia: este trato duró hasta el año de 45: cuando volvió el dicho dotor Navarro de seguir los amotinados era ya llegada provisión de S. M., por la cual mandaba que el dicho dotor Navarro dejase el cargo al dicho Jorge Despira, y se fuese de allí sin que se le pagase el salario contenido en su provisión: en todo llevó su merecer,

porque hizo mucho daño sin fruto: partido de Coro, antes que llegase á la ciudad de Santo Domingo, murió muy pobre: el dicho Jorge Despira envió los mill pesos de oro que trujo de su larga entrada á Santo Domingo, y se emplearon en ropa, la cual se repartió entre los que fueron á la dicha jornada.

Después desto, el dicho Jorge Despira, determinando tornar otra vez á entrar la tierra adentro, envió un teniente suyo llamado Montalvo, hijo del Licenciado Lugo, natural de Salamanca, con ciento y cincuenta hombres, el cual fué hasta Bariquisimeto: el dicho Jorge Despira hizo dar en este medio cata de perlas en el Cabo de San Román, que es en la provincia de Paraguana, y aunque alguna muestra hobo, no pareció cosa de provecho: estando en esto murió, á los 11 de junio del año de 540; y porque en el testamento que hizo mandó que el dicho Montalvo entrase y poblase la tierra adentro, salió de Barquisimeto y fué al Reino: este Jorge Despira fué gentil hombre, muy buen cristiano; tratóse como señor, fué limosnero y caritativo á los soldados: muerto el dicho Jorge Despira, la ciudad de Coro, con su justicia y regimiento, estuvo en mucha paz y sosiego, hasta que llegó por gobernador, proveído por el Audiencia Real de la Española, D. Rodrigo de Bastidas, Obispo que al presente es de San Juan: fué su teniente un Diego de Buiza, pariente del Licenciado Guevara, oidor de la dicha Audiencia.

El dicho D. Rodrigo de Bastidas nombró por capitán general á Felipe de Huten, para que fuese en descubrimiento de nueva tierra con cien hombres de pie y de caballo, de cuyo viaje y desastrado suceso arriba está dicho y se ha hecho larga relación á V. A.: dende á cinco meses que el dicho Felipe de Huten partió, el dicho Obispo Bastidas se partió para la Española, dejando repartidos la poca parte de indios que había en la comarca de Coro, y por su teniente al dicho Diego de Buiza; y porque los indios Xiraras mataron tres cristianos que fueron á rescatar con ellos, á cuya causa el dicho teniente Diego de Buiza persiguió á

los dichos Xiraras é justició algunos dellos, y á cuantos pudo haber, que fué asaz cantidad, hizo esclavos; y hecho esto se fué, llevando consigo algunos indios esclavos y libres, y dende á tiempo murió en Honduras, á lo que se dice.

Antes que partiese el dicho Diego de Buiza, por virtud de una provisión real de la Audiencia de la Española, nombró por alcalde mayor á Enrique Rembolt, alemán, bien quisto de los españoles, largo gastador de la hacienda de los Belzares: en tiempo deste, los españoles, no teniendo de qué se sustentar, porque ya el crédito de los Belzares había cesado, hicieron muchos esclavos: había á la sazón muy pocos españoles en Coro, porque Fedreman sacó al Nuevo Reino mucha gente, y después dél Montalvo, y la gente hábil que había, llevó Felipe de Huten, y platicado entre los que estaban en Coro con el dicho Enrique, parecióles que convenía enviar por gente á Cubagoa, donde había copiosa gente de guerra que de sólo hacer esclavos se mantenía; y ansí, so color á que los convidasen á que viniesen á poblar la culata de la laguna, enviaron con alguna gente: un capitán partió en esta demanda por el mes de marzo de 543, y atravesando las sierras caminó hasta Maracapana, que hay por la parte que fué docientas leguas, y de ahí, persuadidos por el dicho capitán, salieron con él cien hombres escogidos, con muchos y muy buenos caballos; hizo guerra á cierta parte de indios de aquella tierra que la tenían con los cristianos, y con los que dellos tomaron se aprestaron para la venida, y compraron lo que habían menester: fué muy necesaria la venida desta gente, porque con su llegada se ha sustentado la población de Coro y toda esta provincia de la tierra de Cubagoa; y del daño que las armadas de Sedeño y Ortal, y todos los que han llegado allí arriba, se ha dicho; dícese que en todas las Indias no había más linda, ni mejor, ni más gruesa tierra para se poblar: está agora poblada de tigres y despoblada de cristianos, y muy faltosa de indios: antes que esta gente llegase á Coro hobo nueva por indios que el dicho capitán y los demás eran muertos; y dícese que de pesar desta

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