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chas, largas y derechas, con salida y correspondencia en igual proporción á todas partes, y como están pendientes y empedradas, ni mantienen polvo ni consienten lodos; sus edificios los más son bajos, por recelo de los temblores, algunos de ladrillo y lo común de tapias, pero bien dispuestos y repartidos en su fábrica; las casas son tan dilatadas en los sitios, que casi todas tienen espaciosos patios, jardines y huertas, que regadas con diferentes acequias que cruzan la ciudad, saliendo encañadas del río Catuche, producen tanta variedad de flores, que admira su abundancia todo el año; hermoséanla cuatro plazas, las tres medianas, y la principal bien grande y en proporción cuadrada.

Fuera de la innumerable multitud de negros y mulatos que la asisten, la habitan mil vecinos españoles, y entre ellos dos títulos de Castilla que la ilustran, y otros muchos caballeros de conocidas prosapias, que la ennoblecen; sus criollos son de agudos y prontos ingenios, corteses, afables y políticos; hablan la lengua castellana con perfección, sin aquellos resabios con que la vician en los más puertos de las Indias, y por lo benevolo del clima son de airosos cuerpos y gallardas disposiciones, sin que se halle alguno contrahecho ni con fealdad disforme, siendo en general de espíritus bizarros y corazones briosos, y tan inclinados á todo lo que es política, que hasta los negros (siendo criollos) se desdeñan de no saber leer y escribir; y en lo que más se extreman es en el agasajo con que tratan á la gente forastera, siendo el agrado con que la reciben atractivo con que la detienen, pues el que llegó á estar dos meses en Caracas no acierta después á salir de ella; las mujeres son hermosas, con recato y afables con señorío, tratándose con tal honestidad y tan gran recogimiento que de milagro, entre la gente ordinaria, se ve alguna de cara blanca de vivir escandaloso, y esa suele ser venida de otras partes, recibiendo por castigo de su defecto el ultraje y desprecio con que la tratan las otras.

Tiene para lustre suyo iglesia catedral desde el año de 637, en que el Sr. Obispo D. Juan López Aburto de la Mata

la trasladó de la ciudad de Coro, donde estaba antes; es dedicada al Apóstol Santiago; su fábrica se forma en cinco naves, cuya techumbre carga sobre pilares de ladrillo, con arcos de lo mismo; y aunque cada nave de por sí es algo angosta, todas juntas disponen una obra muy vistosa, en proporción simétrica; el presbiterio es de bóveda y forma en el crucero con los primores de la arquitectura á lo moderno una media naranja bien airosa.

Fuera de las cinco naves, adornan su edificio cuatro capillas de particulares patronatos, que unidas al lado de la epístola, forman otra nave separada, la una dedicada á la Trinidad Santísima, que labró y dotó el proveedor Pedro Jaspe de Montenegro, natural del reino de Galicia, y regidor que fué en esta ciudad; en otra se venera el portento de los milagros San Nicolás de Bari, colocado en ella á impulsos de la ardiente devoción que le profesó D. Melchora Ana de Tobar, viuda de D. Juan de Ascanio y Guerra, caballero del Orden de Santiago; la de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza, dotó y mandó fabricar el bachiller don José Melero, deán que fué de esta catedral; y la de Nuestra Señora del Pópulo, fundación del Ilmo. Sr. Obispo don Diego de Baños y Sotomayor, que la dotó en nueve mil y trescientos pesos, y renta anual de un capellán que la sirve; descansa en ella las cenizas de tan venerable prelado, donde su estatua, hincada de rodillas al lado del evangelio, mantiene la memoria de su piadoso celo: su fábrica de bóveda, con todas las galas que permite el arte, habiendo muerto su Ilustrísima antes de acabarla, perfeccionó el autor de esta historia, por haberle sucedido en el patronato de ella, como sobrino suyo.

A los lados de la puerta principal, que cae á la plaza, en la que mira al Norte se levantó una elevada torre, que sustenta diez campanas de voces muy sonoras; y en la que mira al Sur se extiende sobre el altozano la capilla del Apóstol San Pedro, fabricada á expensas de su ilustre cofradía, tan desahogada y capaz, que separada, por sí sola pudiera pasar por iglesia en otra parte, según el ámbito que ocupa,

y sirve juntamente de Sagrario á los curas para la administración de la parroquia.

La renta episcopal, que es la cuarta parte de los diezmos, no baja de diez mil pesos, y según el valor de los frutos suele subir á doce y á catorce; la capitular se reparte en cuatro dignidades y cuatro canonjías, con la suprimida para la Inquisición (de las cuales una es de merced y dos de oposición), llevando el deán á razón de doscientos, arcediano, chantre y tesorero de ciento y cincuenta, y los canónigos. de ciento y treinta, sin las capellanías y manuales, que son muy considerables; tiene para la administración de los Sacramentos dos curas rectores, y para el servicio de la iglesia un sacristán mayor, dos menores y ocho monacillos; diez capellanías de coro, las seis que instituye la erección, dos que se añadieron después y dos que dejó dotadas con renta de doscientos veintiseis pesos cada una el alférez Pedro de Paredes, mayordomo que fué muchos años de su fábrica; un sochantre, maestro de capilla, organista, secretario de Cabildo, pertiguero, apuntador y otros ministros; celébranse los Oficios Divinos con gran puntualidad, aseo y ostentación, sirviéndose de muchos y ricos ternos de telas y damascos, y alhajas de plata, que tiene en abundancia para el lustre de sus funciones; y entre otras preseas de estimación sobresalen en el valor dos riquísimas Custodias de pedrerías, que no las tiene mejores ninguna iglesia de las Indias.

Para la administración de la feligresía tiene tres ayudas de parroquia: la una, dedicada á Nuestra Señora de Altagracia, en que está fundada una piadosa cofradía de los mulatos, que cuidan del adorno y asistencia de la iglesia con particular aseo y devoción, esmerándose con gran fervor en la ostentación con que celebran sus fiestas; otra á San Pablo, primer ermitaño, que es juntamente hospital, donde se cura de todas enfermedades, con renta muy suficiente para la necesaria asistencia de los enfermos, procedida así del noveno y medio que por la erección del obispado percibe de los diezmos, como de diferentes réditos y tributos que tiene impuestos.

Esta iglesia fabricó la ciudad el año de 580, en ocasión que hallándose afligida con una rigorosa peste de viruelas y sarampión, que consumió más de la mitad de los indios de la provincia, escogió por patrono para remedio del daño que padecía al glorioso Protoeremita, y cesando el contagio por beneficio de su intercesión, la república agradecida quiso perpetuar su reconocimiento, dedicando este templo al culto de su bienhechor; y en memoria de este favor recibido de su patrocinio, asiste todos los años el Cabildo á celebrarle su fiesta el día 15 de enero; después, habiéndose arruinado este edificio, lo reedificaron, dándole mayor capacidad y adornándolo de una hermosa torre, el depositario general Domingo de Vera y su hermano D. Diego de Adame, vecinos principales, biznietos del conquistador Sebastián Díaz y de Mariana Rodríguez de Ortega, su mujer: está colocada en esta iglesia una copia milagrosa de Nuestra Señora de Copacavana, de cuya misericordia experimenta esta ciudad singulares maravillas, siendo el refugio de sus aflicciones y el amparo de sus necesidades, principalmente en dilatándose las lluvias, pues lo mismo es ocurrir á buscar el consuelo en su piedad, que desatarse las nubes en diluvios de agua; el modo raro con que esta soberana imagen fué traída del Perú, referiremos en llegando el año de su colocación.

La ayuda de parroquia de Nuestra Señora de la Candelaria, extramuros de la ciudad, es fábrica moderna; edificáronla el año de 708 los isleños naturales de las islas de Canaria, ayudados del fervoroso celo y piadosa aplicación del Licenciado Pedro de Vicuña, venerable sacerdote, donde concurren á manifestar en la copia la devoción que profesan á la que veneran por patrona en la isla de Tenerife.

El Hospital de la Caridad, donde se curan mujeres enfermas, sirviendo también de reclusión á las que por escandalosas necesita del castigo su liviandad, mandó fundar y dotó con renta suficiente D. María Marín de Narváez, señora rica y virtuosa, que habiendo vivido siempre sin tomar

estado, convirtió toda su hacienda en el beneficio común de obra tan pía.

La religión de Santo Domingo, que fué la primera que honró con su asistencia esta ciudad, mantiene un convento con cuarenta religiosos de ordinario, perteneciente á la provincia de Santa Cruz de la Española, la más antigua de las Indias: venérase en su iglesia la milagrosísima imagen de Nuestra Señora del Rosario, dádiva de la Majestad del Sr. D. Felipe II, y atractivo de la devoción de todos los vecinos, que la reconocen por eficaz patrona contra la violencia de los temblores.

La religión de San Francisco sustenta cincuenta religiosos, que como serafines, con su regular observancia, aseo de su templo y secuela continuada de su coro, son la edificación de la república: tienen en su convento por prendas de su mayor tesoro un pedazo de Lignum Crucis, con que lo enriqueció el gobernador D. Martín de Robles Villafañate, y una imagen de Nuestra Señora de la Soledad, que iguala á la de la Victoria que se venera en Madrid, roba los corazones su ternura y mueve á compasión sólo el mirarla.

La de Nuestra Señora de las Mercedes fundó el año de 638 en sitio muy retirado de lo principal de la ciudad; fué su patrón el general Rui Fernández de Fuenmayor, gobernador de la provincia, de cuyo honroso título goza hoy su nieto D. Rui Fernández de Fuenmayor y Tobar; pero como lo extraviado del lugar traía consigo muchas incomodidades para los religiosos, se vieron obligados el año de 681 á desamparar su fundación primera, mudándose á parte más cercana, donde la cortedad de las rentas que gozan ha sido causa de que estén sin las conveniencias que la república desea por la devoción que les profesa; pero sin embargo mantienen diez y seis religiosos, con un hermoso templo, el mejor de la ciudad, así por lo garboso de su planta como por los buenos fundamentos de su fábrica.

Para la educación de la juventud tiene un colegio seminario, debajo la protección de Santa Rosa de Lima, que empezó á fundar en la plaza mayor el año de 664 el Ilmo. se

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