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siones recomendando que cenara bien él y su gente, porque tenía propósito de ir al siguiente día con la suya y comerse á todos los españoles, en venganza de los indios que tenían muertos. Solano consiguió, sin embargo, ganarse su amistad, y mediante convenio se sometió al Rey de España, comprometiéndose á no matar á sangre fría los esclavos, y en ningún tiempo comer carne humana, desterrando esta costumbre de su nación.

Crucero, con los Guipunavis, dominaba el territorio desde el raudal de Atures hasta las cabeceras del río Ventuari y otros que entran en el Orinoco por la margen oriental, y de los ríos Atabapu, Guaiviari y Vichada.

Como se ha dicho de otras naciones, la de los Guipunavis no comía carne humana sino por venganza de sus enemigos, y en la guerra, haciendo frecuentemente la bizarría de echar al agua todos los víveres, en demostración de vencer ó morir. En la paz, únicamente en celebración de las fiestas de sus principales victorias se regalaban con algunos de los enemigos que mantenían en esclavitud por no haberlos vendido todavía á los Holandeses ó Portugueses, que con este comercio mantenían la guerra.

No sólo en el Alto Orinoco los Guipunavis comían de este modo carne humana; comíanla los Cavevres; en Río Negro, los Manetivitanos y Tahozanas, y en el Caura los Caribes de sus orillas, como de las del Paravani y Caroni, que desaguan en el Bajo Orinoco.

La relación del viaje asienta que por saber D. José Solano que después del convenio, en una cacería habían muerto y comido los Guipunavis cinco personas, tres varones y dos hembras, hizo reconvenciones al cacique Crucero, el cual sostuvo con toda seriedad no había faltado al concierto, porque los cinco comidos pertenecían á la nación errante de los Guahívos, y á su juicio estos Guahívos no eran gente.

(86) El Orinoco, pág. 158.

Es difícil averiguar el nombre con que los naturales distinguían este río: nuestros cronistas escriben Huyapari, Yuriapari, Yuyapari, Viapari, Uriaparia, Uyapare, Arnacay, Urinoco, Urinococo, Uniraco, etc.

(87) Gonzalo Piña Lidueña, 204.

Gonzalo Pina Ludueña se firmaba. Escribió descripción de la laguna de Maracaibo, hasta ahora inédita. Se incluye entre los documentos de este tomo.

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(89) Carcuris, pág. 230.

Carcuris, caricuris, caracuris, se llamaban unas piezas de hoja de oro con que los indios de algunas naciones cubrían las partes pudendas.

(90) Totuma, pág. 231.

Fruto de un árbol llamado en otras partes güiro, y también calabazo; la parte interior es blanda; la corteza, delgada y consistente, ofrece alguna semejanza con la de calabaza, y curada tiene gran aplicación en usos demésticos. Las totumas de oro de que habla el Licenciado Tolosa serían fabricadas en imitación á las de la fruta.

(91) Amazonas, pág. 235.

D. José Solano, en la relación antes citada de su viaje al Alto Orinoco y Río Negro, refiere que en la nación de los indios Guipunavis, como en las de los Parrenes, Carinacos, Manoas, Manetivitanos y otras que habitan en las riberas de los ríos que desaguan en el Marañón, era costumbre que las mujeres, por parecer bien y ser útiles á sus maridos, no sólo en la casa, mas en espíritu de amor heroico, los acompañaban en la guerra, especialmente las recién casadas, y aun entraban en acción, llevándoles flechas y dardos, y cuando los veían en aprieto, se arrojaban con furia sobre los enemigos. En uno de los encuentros que presenció el referido Solano quedaron heridas dos de las mujeres, y decían con mucha complacencia que si morían, sería con el gusto de haber librado de la muerte á los suyos: otra mostraba con grande alegría ocho puntas de flechas y dardos que había recibido en la rodela cubriendo á su marido. Supone el viajero que estas mujeres, ú otras como ellas, fueran las Amazonas de Orellana que, mezcladas con los hombres, se verían en las batallas, pues en la tradición de aquellos indios no halló otras mujeres que aquellas mozas que concurrían á las batallas, atrás, como entonces.

(92) Mucha hijada, pág. 240.

Por muchos hijos de españoles, niños pequeños.

(93) Oro de Chafalonia, pág. 250.

Oro de baja ley.

(94) En un Buyo, pág. 267. Buhío, Bohío.

(95) Caimitos, pág. 289.

Con el mismo nombre se conoce otra fruta americana del tamaño de la manzana, pero en sabor y color más semejante á la breva.

(96) Arrias, pág. 296.

Lo mismo que recuas.

(97) El P. Las Casas, pág. 345.

La desgraciada empresa, de que se burlaron Gonzalo Fernández de Oviedo y Juan de Castellanos, aunque entendían la piadosa intención con que fué capitulada, se trata con extensión por los biógrafos del Obispo de Chiapa, Quintana, Gutiérrez y Fabié. En el tomo LXXVI de la Colección de documentos de D. Juan Bautista Muñoz hay todavía algunos inéditos, entre ellos las cédulas dictadas con motivo del asiento y relaciones de lo ocurrido á los frailes Dominicos y Franciscanos.

ÍNDICE DE PERSONAS. *

Acaprapocón (Cacique).-II, 128.
Acosta, Antonio.-Il, 5.
Acosta, Duarte de.-II, 5, 56, 85.
Acosta, Pedro de.-I, 311.
Acuareyapa (Cacique).-II, 157.
Adame, Diego de.-II, 40.
Agorreta, Francisco. II, 5.
Agreda, Fr. Pedro de.-I, 242,
269.-11, 47, 176.
Agudo, Diego.-1, 79.
Aguirre, Cristóbal de.-I, 191.
Aguirre, Juan.-I, 244, 311, 312.
Aguirre, Lope de. I, 274, 275,
279, 287, 297, 305, 323, 335, 341,
347, 391.

Ahumada, Agustín de.-II, 370. Alarcón, Diego de.-I, 310, 320. Alava, Francisco de.-II, 307. Albornoz, Antón de.-I, 263. Albujar, Juan Martín de.—II, 105. Alcaraz, Diego de.-I, 277. Alderete, Jerónimo de.-1, 103. Aleman. Juan.-I, 63, 378.—II, 216, 250, 259.

Alfinger, Ambrosio de.-I, 41, 43, 45, 47, 57, 59, 60, 376.-II, 227, 242, 248, 259.

Alfinger, Enrique de.-I, 39. Almao, Bartolomé de.-II, 4, 35. Almarcha, Sebastián de.-I, 192. Alonso, Hernando.-I, 192, 207.II, 244:

Alonso, Juan.-I, 349.

Alonso, Martín.-II, 5, 164, 169.
Alonso, Rodrigo.—II, 4.

Alonso de los Hoyos Pedro. —
I, 213, 214.

Alquiza, Sancho de.-II, 183.
Alvarado, Eugenio.-I, 385.
Alvarez, Juan.—II, 5.

Alvarez, Pedro.—1, 192, 205, 211. Alvarez Franco, Pedro.-II, 5, 178, 179, 243.

Amescua, Sebastián de.-I, 150. Ampiés, Juan de.-I, 35, 39, 41, 375.-II, 209, 248, 368. Anarigua (Cacique).-II, 50. Anaure (Cacique).-Il, 212. Ancona, Agustín de.-I1, 4, 56, 124.

Andino, Andrés de.—I, 159.—II,

242.

Andrade, Juan de.-II, 109.
Andrea, Micer.-I, 72.
Anequemocane (Cacique).-II, 57.
Angulo, Juan de.-II, 5.
Angulo, Pedro de.-1, 291.
Antequera, Francisco de.-II, 5.
Antillano, Cristóbal.-I, 216.
Antillano, Diego de.-II, 5.
Antillano, Juan de.-I, 191, 192.
Apacuana (India).-11, 158.
Araguaire (Cacique).--II, 50, 138,
139.

Aramaipuro (Cacique).—II, 50.
Arana.-I, 312.

* Los números romanos indican el tomo, y los latinos la página.

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