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CHILENA

PRECEDIDA

DE UN

BOSQUEJO HISTÓRICO SOBRE LOS PRIMEROS AÑOS

DE LA PRENSA EN EL PAIS

POR

LUIS MONTT

Reunir las hojas de la prensa de un pais
en una época dada, clasificarlas y presen-
tarlas en resumen, es dar á conocer el pen-
samiento que para guiarle le fué impuesto.

TOMO II
1812-1817

*

SANTIAGO

IMPRENTA BARCELONA

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La idea de inventariar las ediciones de la prensa chilena no es nueva, viene trabajándose en ella desde largos años.

Su primer ensayo fué una lista de los periódicos publicados hasta 1846, lista que el abogado don J. B. Alberdi insertó como ilustracion en una instituta de nuestras leyes sobre la prensa'.

Simple nómina de los títulos de 105 periódicos, sin otra especificacion que la de su fecha en los homónimos, esa lista lleva al fin esta nota: «de todos esos periódicos solo unos veinte pasan de cincuenta números, con la cual parece que se quiso prevenir de un desengaño a quien deseara mayor informacion sobre tan fugaces pu blicaciones.

Este somero apunte tuvo su complemento en un catálogo de los libros i folletos dados a luz hasta 1857, que

1. Lejislacion de la prensa en Chile, o sea manual del escritor, del impresor i del jurado. Por J. B. Alberdi. Valparaiso: Imprenta del Mercurio. 1846.-52, una páj. de 156×95. (No menciona la lei de imprenta dictada este año.)

rejistró La Revista de Ciencias i Letras. Los hermanos Amunátegái, autores de este trabajo, segun despues se ha sabido, esplicaron el criterio que los guió al formarle, diciendo que «no habian incluido aquellas publicaciones que tenian un interes de circunstancias ni que versaban sobre asuntos privados, como informes en derecho, etc.>

Omitiéronse, pues, en ese catálogo los opúsculos forenses, los escritos, muchas veces en hoja suelta, de la polémica política i de la diatriba personal, i las novenas i devocionarios; pero así deficiente él estaba destinado a ser el orijen de una bibliografía estensa i mejor concebida.

Mientras esta obra se preparaba, el jefe de la oficina de estadística, don Santiago Lindsay, reunia el catálogo de los hermanos Amunátegui con el de Alberdi, i adelantándolos hasta 1858 los daba en el segundo Anuario de aquella oficina.

Se tuvo así una lista de 1240 publicaciones correspondientes a los cuarenta i siete años de prensa corridos desde 1812 hasta aquella fecha, entre las cuales «no se comprendian las memorias sobre juicios, muchos libros de devocion que en gran cantidad se publicaban todos los años, i en jeneral muchas impresiones que no podian considerarse como artículos de librería.»

Esta esclusion de lo que no se consideraba artículo de comercio o de librería (sin embargo de que si se publicaban devocionarios era porque hallaban compradores,) se comprende mejor que no la pretension formulada por los señores Amunátegui de atender solo a lo científico i literario en la prensa de un pais jóven i de incipiente cultura.

En ámbos casos, sin embargo, se desconocia el oficio modesto, pero útil, de la bibliografía, de rejistrar todas

las producciones de la prensa, sin nada omitir, ni jéneros ni calidades, como no los omite el naturalista que con igual interes describe el gran cetáceo i el zoófito de rudimentario organismo.

El bibliografo ha de ser el guia que señale fuentes de informacion a quien quiera que las busque, ya para especulaciones científicas, ya para compajinar la crónica o escribir la historia, ya para basar en sus antecedentes empresas industriales. La prensa almacena cuanto siente, cuanto piensa la humanidad, cuanta esperiencia recoje hora a hora, i la bibliografía pone esta esperiencia al alcance de los cultores del campo intelectual, a todos los cuales proporciona la materia de sus trabajos,... ménos al poeta, feliz creatura a quien, como es sabido, bástale para quedar bien informado mirar en su propia alma, o divagar como el ave en el espacio.

Ni ha de olvidar el bibliografo que para merecer confianza de quien le consulte, dos cualidades han de avalorar sus informaciones. Es la primera una exactitud rigorosa en la reproduccion de los testos, unida a la veracidad de las noticias con que los ilustre, dando lo cierto como cierto i lo dudoso como dudoso. Leer de prisa i tomar apuntes de lijera es fatal para la composicion de este jénero de trabajos. Si el diario vive de las noticias oportunas, aunque sean anónimas i desautorizadas, los trabajos históricos i esperimentales las exijen ante todo seguras.

La equidad en los juicios que emita sobre los libros i sus autores es otra de las cualidades que han de recomendarle, equidad propia de su papel de guia i consejero.

I sin que le corresponda llamarse autor en el sentido enfático de la palabra (como algunos lo presumen), pues nada crea ni nada inventa el bibliografo, ha de tener pre

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