Imágenes de páginas
PDF
EPUB

¡Ah! y qué tremenda responsabilidad cae sobre las cabezas de aquellos sectarios españoles ó extranjeros, que dijeron á los oídos de los alzados: «Las libertades de los pueblos no se piden de rodillas ante los tronos, sino con las armas en las manos.» Esos son los verdaderos autores de este grande cataclismo.

Confesamos, sí, que ha habido abusos en la Administración de la Hacienda y de la Justicia y que no habremos sido en todo ejemplares los Religiosos. Pero ¿en qué nación del mundo y en qué instituciones humanas no hav abusos y defectos? Esos, sin embargo, son remediables; y desdichado el pueblo que no tiene paciencia, y quiere librarse de ellos apelando á la rebelión, y no por las vias legítimas, acudiendo respetuosamente á las gradas del Altar y á las del Trono! Ese pueblo es como un enfermo que se desespera y se suicida.

Los pretextos y, al parecer razones, que podrían algunos alegar, fundados en los bellos sentimientos del patriotismo, amor á la independencia y en la condición común de raza, no son sino una ilusión engañosa, que desaparece y se disuelve al menor examen de la serena razón; porque si bien se mira, esos mismos motivos les obligan, al contrario, en conciencia, por gratitud é interés propio, á

amar y conservar la comunión política con la Madre España.

Así, pues, óigase la voz de la razón. Cesen las armas. No se derrame más sangre humana. Todos somos hermanos. Todos tenemos un mismo Padre que está en los cielos. Todos tenemos una misma Patria, y un mismo Sobe rano, á quien estamos obligados á obedecer, lo mismo que á Dios, á quien representa. El que resiste á la autoridad, resiste à Dios y él mismo se condena. Perdonémonos los unos á los otros; olvidemos para siempre nuestros mutuos agravios; florezca entre nosotros la paz, fuente de bienandanza.

Y sea feliz el pueblo filipino, y viva unido. á España, mientras el sol alumbre, y las estrellas giren al compás de los siglos!

A. M. D. G.

M. I. SR.

Leído y examinado atentamente el Opúsculo LA SOBERANÍA DE ESPAÑA EN FILIPINAS, escrito por el P. Francisco Foradada, Misionero de. la Compañía de Jesús en aquel Archipiélago; en cumplimiento del decreto de V. S., debo manifestar que, no he hallado en dicha obra cosa alguna opuesta à la doctrina de la Iglesia; y que juzgo muy oportuno el expresado libro, sobre todo en las circunstancias críticas por que atraviesan nuestras preciadas posesiones ultramarinas, para despertar y fomentar la verdadera noción del derecho católico en armonía con los legitimos títulos de nuestra dominación, entre los indígenas y peninsulares; mancomunando de este modo admirablemente los intereses de la Religión con los de la Patria.

Por este motivo, salvo mejor juicio de V. S., soy'de parecer que puede V. S. conceder á los <«<Sres. Henrich y C.a en comandita», impreso

res de esta capital, el permiso que solicitan para su legítima publicación.

Dios guarde á V. S. muchos años.-Barcelona, uno de Diciembre de mil ochocientos noventa y siete.

Luis IGNACIO FITER S. J.

M. I. Sr. Vicario General del Obispado de

Barcelona.

VICARIATO GENERAL

DE LA

DIÓCESIS DE BARCELONA

Por lo que á Nos toca, concedemos Nuestro permiso para publicarse el libro titulado LA SOBERANÍA DE ESPAÑA EN FILIPINAS, escrito por el Rdo. P. Francisco Foradada, de la Compañía de Jesús, mediante que de Nuestra orden ha sido examinado y no contiene, según la censura, cosa alguna contraria al dogma católico y á la sana moral. Imprimase esta licencia al principio ó final del libro y entréguense dos ejemplares de éste rubricados por el Censor, en la Secretaría de Cámara y Gobierno de este Obispado.

Barcelona, 3 de Diciembre de 1897.

El Vicario General,

VALENTÍN BASART.

Por mandato de Su Señoria.

DR. JAIME BRUGUERAS. Pbro. Sec.

« AnteriorContinuar »