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fué en aumento considerablemente, y de ello es buen testimonio nuestra Iglesia. En la série de traslaciones hechas en sus dias, que inserta, solo halló en Lérida la del Obispo Don Bernardo Caballero: pues todos los Obispos que se sentaron despues de él en esta Silla hasta entrar el siguiente siglo ocuparon otras, á escepcion de uno solo cuyo pontificado no llegó á nueve meses. Don Miguel Gerónimo de Molina, sucesor del Obispo Berardo á quien aludimos, vino á Lérida desde Malta, de cuya órden era gran órden era gran cruz, habiendo sido tambien Abad de Alcolea. La bula de traslacion se expidió en 25 de mayo de 1682, é hizo su entrada pública en 3 de octubre. En 1691 tuvo sinodo, como veremos en el lugar correspondiente. El Episcopologio le llama dechado de Prelados, y devoto singular de las ánimas del purgatorio, para cuyo alivio dejó algunas memorias perpétuas, así en la Catedral, como en otras Iglesias de su diócesis. Murió en Fons al cabo de un pontificado de diez y seis años el dia 31 de agosto de 1698, y se le dió sepultura en la Iglesia parroquial al lado de su an

tecesor Don Fray Pedro de Santiago.

FR. JUAN DE SANTA MARIA.

Desde 1699 hasta 1700.

pa

El Episcopologio llama á este Obispo Valerio Alfonso Santa Maria, pero Fray Juan de San Antonio (1), Latasa (2) y el dre Villanueva (3), le llaman Fray Juan de Santa Maria Alonso y Valeria. Los padres San Antonio y Villanueva le hacen de Albarracin; pero Latasa dice que nació en Terriente, pueblo de su obispado. Tomó el hábito de San Pedro de Alcántara en el Reino de Nápoles, y fue teólogo y Prelado de su provincia, mereciendo el aprecio del Papa Inocencio XI. Presentado para la mitra de Solsona en 1694, presidió el capítulo general de su órden celebrado en Vitoria en 29 de mayo, y dos años despues Don Carlos II le hizo su Embajador en la Córte de Viena. Trasladándole á la Silla de Lérida en 1.o de junio de 1699, no tardó muchos me

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ses en llamarle, y al despedirse de S. M. I. le regaló este un rico pectoral de diamantes. En 9 de setiembre de 1700 en tró en Lérida, pero murió en 15 de diciembre siguiente, no del año 1702 como sientan al gunos de los escritores mencionados. En la Gaceta del dia 28 se dió cuenta de su muerte, añadiendo que tenia cincuenta Y ocho años, que habiendo hecho testamento con facultad pontificia, dejaba por herederos á los hospitales de su obispado, y que por su espíritu muy heróico se habia dado á conocer en Europa. Fue Prelado doméstico de Su Santidad y Asistente al sólio pontificio, habiendo disfrutado ademas en encomienda el priorato de Canónigos del Santo Sepulcro de Calatayud; y en la Biblioteca del padre San Antonio, ó mas bien en la de Latasa, se pueden ver las obras que compuso. Se equivocaron los autores que aseguran haber muerto estando de

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signado para la mitra de Zaragoza, pues esta no se hallaba vacante á la sazon, sino ocupada por Don Antonio Ibañez de la Riva Herrera, desde el año 1687, hasta el de 1709 en que murió.

Mes y medio antes de fallecer el Obispo de Lérida lo habia hecho el Rey Don Carlos II, sin dejar sucesion é instituyendo por heredero al Duque de Anjou. El año siguiente pasó. desde Madrid á Barcelona el nuevo Rey llamado Don Felipe V, , para efectuar su enlace con la Princesa de Saboya, y celebrar Córtes en Aragon y Cataluña. En Lérida, cuya Silla vacaba á la sazon, se halló el dia 24 de setiembre, y prestó el juramento de guardar los fueros del Principado, segun la costumbre admitida. Reliérelo todo con suma detencion el Marqués de Rivas en el Diario de este viage, que imprimió en Madrid en 1704.

TOMO XLVII.

16

CAPÍTULO SESTO.

Obispos de los siglos XVIII y siguiente.

FR. FRANCISCO DE SOLIS.
Desde 1701 hasta 1714.

En la fortaleza del Peñon na ció el Obispo Don Fray Francisco de Solis, donde era Alcaide su padre, llamado como él y natural de Jerez de la Fron tera. En el convento de Málaga tomó el hábito de mercenario calzado, y profesó en el de Sevilla el dia 12 de abril de 1674 pasando á cursar á la Universidad de Salamanca, donde se dió á conocer desde luego por su talento despejado y firmeza de carácter. Ambas cualidades acreditó públicamente con un lance chistoso que refiere Gomez Bravo (1), y noso tros no queremos omitir. Sustentaba un acto de conclusiones por su colegio, y le arguyó el maestro Aguirre, á la sazon catedrático de la Universidad, y mas adelante Cardenal de la

(1) Catálogo de los Obispos de Córdoba, tom. 2.

S. R. I. Iba siguiendo la série
de silogismos hasta llegar a uno
en que el jóven sustentante con-
cedió la mayor y la menor, y
negó la consecuencia. Era esto
dar á entender que el silogismo
estaba mal formado, cosa hu
millante para su autor,
que al
gun tanto sentido de ello, sos
tuvo lo contrario; é insistiendo
Solis en lo que habia dicho,
contestó el maestro Aguirre:
Padre actuante, es muy mozo y
trae todavia el Vade en la cinta,
para hallar defecto al silogismo.
Mas aquel replicó prontamente:
Por eso mismo, Rmo. Padre, ten-
go mas prontas las reglas de dia-
léctica. Mediaron los circuns
tantes en la cuestion, y acabó
en fiesta el argumento; pero
todos traslucieron el temple de
alma del jóven mercenario, y
lo que habia de ser en el tiempo
venidero. En aquella ilustre Uni-
versidad recibió el grado de
doctor, y regentó algunas de
sus cátedras. Su religion le hi-
zo Provincial de Andalucia,
el Rey le nombró su predica-

y

dor. De sus sermones conocemos impresos el que predicó en 3 de julio de 1696 en las honras hechas por la Universidad á la Reina Doña Mariana de Austria, cuya Relacion publicó el maestro Fray Juan Interian de Ayala, y el que pronunció en las fiestas celebradas por la ciudad en la canonizacion de San Juan de Sahagun, publicado por Don Josef Alvarez de Ribera. Entrado el siglo siguiente, y noticioso del mérito del maestro Solis el Rey Don Felipe V, que acababa de ocupar el trong el trono de España, le nombró para el obispado de Lérida en 1701. Tomó posesion en 18 de diciembre, y se consagró el dia 21, haciendo su entrada al año siguiente en el mes de febrero. Gomez Bravo añade que visitó todo su obispado, hasta los lugares inaccesibles que no ha bian visto a su pastor hacia mas de sesenta y de cien años, y que gastó tres en la visita, ha biendo confirmado mas de veinte y dos mil personas.

En 1705 prendió la guerra de sucesion en el Principado de Cataluña, que se declaró á favor del Archiduque. «Entonces» dice el Marqués de San Felipe,« hízose una injuriosa

»espedicion contra Lérida, pre»sentáronse á la ciudad trescien>>los infantes del pais; eran sus »armas antiguas y denegridas »espadas, mal prevenidas es»copetas, palos y lanzas: con »poca diferencia armados ve>>nian otros ciento y cincuenta »á caballo en mulos y borricos. >> con albarda. Este fue el for»midable exército que sitió á »Lérida, y con la amenaza de »que les destruirian sus huer>>tas y jardines: prevenido ya de »algunos emisarios, el pueblo >>tumultuoso pide al Magistrado »que abra sus puertas: opóne>>se con fidelidad constante el »Obispo Don Francisco de So»lis, religioso de la Merced, >>hombre bueno, sabio y que >>entendia su obligacion: convo»có el clero y se ofreció á la »defensa; mas ya sordo ó cor»rompido de promesas el pue>>blo, aclama al Rey Carlos, »abre las puertas, y convirtió »>las armas contra los que le pa»recian desleales. Uno de ellos >>Don Antonio Capderilo perse»guido de la muchedumbre, se

escondió en una cueva: huyó »el Obispo á pie con solo su »Breviario y dos criados, y se »retiró á Fraga. El Goberna»dor de la ciudad con veinte y

:

>>cuatro hombres que tenia de »>presidio, se acogió al castillo; >>luego desertaron todos. Que>> dóse con seis enfermos, y es>>tos sin noticia del Goberna»dor abrieron las puertas. Así »se perdió Lérida» concluye el Marques de San Felipe «casi de >>la mesma manera Tortosa, y >>todo lo restante de Cataluña.»

Salido el Obispo de la ciudad, saquearon su palacio y secuestraron las rentas de la mitra, y temeroso de caer en manos de sus enemigos, pasó á la Corte con beneplácito del Rey. Entretanto los de Lérida censuraron su conducta por medio de sátiras y libelos, en que aludiendo á su profesion religiosa en la órden de la Merced, y abusando de las palabras del divino Maestro, decian: Mercenarius fugit quia mercenarius est. Pero el Obispo escribió una docta apología que dedicó al Rey, y se imprimió en Madrid en folio en 1707. Ya en el anterior habia vuelto á residir en algunos lugares de su diócesis; pero no encontrándose seguro se retiró á Jaca despues del infeliz suceso de Barcelona. Nombrado por entonces Virey interino de Aragon, enumera su coetáneo el padre Harda, reli

gioso de su órden, y autor de la Biblioteca mercenaria, que se conserva ms., los importantes servicios que á la sazon prestó con estas breves palabras: Pro toto Aragoniæ regno constituitur Pro-Rex et Generalis cxercitus ductor, cujus industria et virili constantia Jacense præsidium aliaque Celtibera castra, paucis militibus et munitionibus tecta, contra acerrimos inimicorum cuneos illibata servavit.

Tomada Lérida por las armas del Duque de Orleans en noviembre de 1707, mandóse de Real órden desamparar la Catedral por estar situada dentro de las fortalezas del castillo y se derribó el palacio episcopal, para construir un fuerte en aquel sitio. Por este motivo el Obispo trasladó la Catedral á la parroquia de San Lorenzo, dando el decreto en Monzon á 17 de diciembre de aquel año. En Barbuñales á 2 de noviembre del siguiente escribió una alegacion muy erudita, dice Bravo, sobre que los patronados, beneficiales personales, no podian ser comprehendidos en los secuestros ó confiscaciones de los bienes executadas en virtud de sentencia de Juez layco, y por la autoridad del Principe secular, especialmente

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