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Es verdad que estas operaciones no tenian gran importancia para las administraciones, y, las mas de las veces, eran relativas á la forma y al reglamento que se habian de dar al Congreso que iba á ser instalado. En este punto, Rosas hacia cuanto podia para que prevaleciesen sus opiniones, que los diputados de Santiago conseguian siempre modificar, y aun desechar.

Desde la entrada de estos nuevos miembros en la asamblea, las discusiones se habian presentado mas apasionadas; se habia formado una verdadera oposicion contra J. Rosas, oposicion que los partidarios de este llamaban la oposicion de los Godos. Rosas procuró deshacerse de esta oposicion, atacando la legalidad dé las elecciones de Santiago, que no debia dar mas que seis diputados, en lugar de doce, y procurando probar que semejante mayoría en una ciudad violaba las condiciones de la igualdad electoral, y que era una espoliacion política que daria nacimiento á privilejios, que era preciso evitar, en cuanto fuese posible.

O'Higgins sostenia con todo su poder la mocion de su maestro, demostrando que aquella representacion nacional era absolutamente contraria á la letra y al espíritu del decreto de 15 de diciembre de 1810, y que su protesta no era, en el fondo, mas que la espresion de la voluntad de todos sus electores; lo cual probó por el tenor de su mandato.

Otros doce diputados protestaron igualmente contra aquella desigualdad electoral (1).

Algunos dias antes, el partido de Rosas habia querido formar un rejimiento de patriotas, hombres de influjo, (1) Conversacion con B. O'Higgins.

en jeneral, y los mas afectos al sistema revolucionario. El obispo auxiliar Andreu se habia ofrecido de capellan, y los SS. Mendíburu y Recavarren debian de ser los jefes. Este rejimiento, organizado sobre el pié de los de la Concordia de Cádiz y de Lima, habia de ser el Paladion de la república naciente, pero tenia el inconveniente de presentarse como parto del pensamiento de una faccion representada por los dos jefes, el uno de ellos suegro, y el otro íntimo amigo de Rosas. El partido del ayuntamiento se apresuró á arruinar dicho proyecto, al cual sustituyó el de un tribunal de seguridad pública, que, en efecto, fué instalado el 1° de junio, teniendo, por presidente, á Martin Calvo Encelada, y, por asesores, á los dos honrados patriotas Agustin Eyzaguirre y Gabriel Tocornal.

El objeto de este tribunal era vijilar los enemigos de la revolucion, y particularmente los Españoles, que, si veian el poder monárquico trastornado, no lo veian aun enteramente aniquilado. Ciertamente, hubo en aquella circunstancia algunos actos arbitrarios, y aun, tal vez. injustos; pero ¿quien se atreveria á pretender poner, en tiempos de revolucion, en un cuadro regular los diferentes actos de dos partidos?

En aquella época fué, poco mas o menos, cuando llegó á Valparaiso la fragata Bigarrena, proveniente de Montevideo con pliegos para el gobierno chileno, entre los cuales habia un oficio del gobernador español en la corte de Rio Janeiro, el marques de Casa Iruyo, aprobando en todo su tenor el acta de instalacion de la junta y los motivos que le habian dado oríjen. Era este un documento sumamente importante para el partido republicano, que se apresuró á mandarlo publicar en todas las

ciudades, como propio á atraer á sus principios las personas tímidas y timoratas.

Con el mismo oficio, habia otro del marques de Medina, nombrado gobernador de Chile y presidente de la real audiencia por la junta gubernativa de Sevilla, el cual se hallaba, á la sazon, en Montevideo, y pedia pasar á Chile para llenar el puesto á que estaba destinado; pero casi unánimemente la asamblea votó su esclusion, y, pocos dias despues, se le contestó:

«

Que Chile, á ejemplo de otros vireynatos y presidencias de la América, estaba resuelto á gobernarse por sí mismo hasta la completa pacificacion de España, y regreso de su amado rey Fernando VII, y que, por consiguiente, se sirviese quedarse en Montevideo. >>

Al mismo tiempo, se escribió á la junta de BuenosAires, rogándole se opusiese por todos sus medios á su salida (1).

(1) Archivos del gobierno.

CAPITULO XIV.

Apertura del congreso.-Discurso de Rosas. —Organizacion de la mesa de la presidencia.-Tentativa de los radicales para que Rosas fuese nombrado presidente. Protesta de la provincia de Concepcion contra el número de diputados de Santiago. Segunda tentativa en favor de Rosas. - Arrivada del navío ingles Standart, y objeto de su viaje.-Tumulto en Santiago y nuevo chasco de los partidarios de Rosas.- Separacion de trece diputados de la Asamblea.- Ultimo esfuerzo en favor de Rosas, y salida de este para Concepcion.- Reflexiones sobre este acontecimiento.

La apertura del congreso habia sido fijada, finalinente, para el 14 de julio.

Los miembros del poder ejecutivo, queriendo dar á aquella augusta ceremonia la mayor solemnidad, pidieron el concurso majestuoso de la relijion, y á la apertura del congreso precedieron, en todas las iglesias, tres dias de rogativas, que el clero hizo con muchísimo fervor.

Sinembargo, los hombres mas eminentes estaban con zozobra sobre el resultado de aquella instalacion; porque tenian demasiado presente el acontecimiento del primero de abril, para no temer que se repitiese la misma trajedia, y con tanta mas razon, cuanto se sabian los pasos que acababan de dar los amigos de Rosas para poder asistir á las sesiones de la asamblea, como usando de un derecho inerente á la libertad y á la soberanía del pueblo. El fin, sabido de todos, que se proponian en esto, era el dar impulso á su corifeo para que alcanzase la presidencia, y, sin duda alguna, el partido contrario tomó por pretesto la solemnidad de aquella imponente ceremonia para desplegar, en aquel dia, todas las fuer

zas de que podia disponer, à fin de mejor comprimir todo pensamiento de violencia.

El coronel Reina, que, en despecho de Rosas, habia sido nombrado Comandante jeneral de las armas, fué encargado de tomar todas las medidas militares convenientes, y el 14, de madrugada, habia mandado ocupar militarmente los principales puntos de la ciudad por las tropas milicianas y veteranas, en la forma siguiente:

«En la plaza mayor formaban el rejimiento del rey al costado del S. y O.; el batallon de Pardos al este; el batallon de granaderos y la compañía de la Reina tendian al norte, estendiendo su línea hasta la puerta del costado de la catedral. por donde debia entrar y salir el gobierno, y todas las cuadras inmediatas á la plaza estaban guarnecidas de los rejimientos de caballería príncipe y princesa, teniendo órden todas las tropas de no permitir tránsito á persona alguna que llevase poncho, si capa. No se olvidará de asegurar bien el parque de artillería con dobles centinelas y varios cañones cargados á metralla; y, asimismo, la sala de armas, etc.

» Como á las nueve y media, entraron en la plaza todos los que componian el cuerpo del gobierno; la junta, con todos los diputados; el nuevo tribunal de apelaciones; el cabildo con muchos jefes militares y algunos vecinos principales.

» La tropa presentó las armas, y entre el estruendo marcial de una salva de artillería se dirijió el pomposo congreso á la santa Iglesia catedral, en donde, prevenido el cabildo eclesiástico, se dió principio á la misa, que celebró el vicario capitular.

» Acabado el evanjelio, se les dió incienso y á besar el misal á los vocales de la junta.

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