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colonial, la navegacion de los mares americanos i la industria de los colonos, en todo sentido; pero siendo ajeno de mi propósito que yo hiciera la exéjesis de la lejislacion española sobre este asunto, solo debo penetrar en su espíritu e investigar su influjo social, para cuyo fin me basta sentar con toda la buena fé de un historiador que, en el laberinto de aquellas disposiciones ridículas, absurdas, crueles i esquisitamente ignorantes solo impera i resalta el propósito de trasladar a España todas las riquezas de la América, manteniendo a los desgraciados colonos en una completa ignorancia de sus recursos, separados de todo movimiento industrial i sin mas empleo de sus facultades físicas i morales que el necesario a la consecucion de tau ignominiosos fines. Los derechos i gabelas, que con diversas denominaciones establecian las leyes, eran todos encaminados a este propósito, i trataban por consecuencia la industria, de modo que, por lo jeneral, no podia el americano proveer a su propia subsistencia sino comprando al rei el fruto de su mismo trabajo por medio de los tributos desproporcionados a que se le sujetaba.

i lo que pudo en la revolucion el suceso del Escorpion en 1809. Lo que se llamó el decreto del comercio libre en el reinado de Cárlos III i el auto inmortal del virei Zabala, en consonancia con aquella real órden, fué sin disputa la primera chispa de la revolucion de mayo a orillas del Plata. Pero en Chile no se ha determinado todavia el verdadero alcance de las aspiraciones económicas del pais, que en aquel entonces tenian su único representante en el sabio filántropo don Manuel Salas. La Memoria universitaria del señor Martinez, leida en el último claustro pleno de la Universidad (noviembre de 1864) arrojará acaso bastante luz sobre esta importante cuestion, inesplorada todavia, del sistema colonial i mida asi la estension de su influencia en determinar las causas de la revolucion.-V. M. (Nota de la 3 edicion).

Es incuestionable la funesta influencia que ejercen las leyes coercitivas de este jénero en la sociedad que por desgracia debe soportarlas. "Los intereses materiales son el principio i fundamento de todos los demas, dice un profundo i sabio escritor, que ya he citado; (1) i los hai tan esenciales, tan puros i tan sagrados, que violarlos es retener al hombre en un estado de violencia, de pobreza, de vergüenza i de mediania, que le degrada, le embrutece i le arranca la real diadema con que el Criador ciñó las sienes del señor de la tierra. Tales son las leyes que constituyen los privilejios de fortuna, los derechos de primojenitura o sea la vinculacion de bienes, los monopolios de industria o de cultura en favor de determinadas familias o clases de la sociedad; tales son tambien las que gravan con onerosos tributos los objetos de primera necesidad para el proletario, ora sea sobre el pan que come, ora sobre la sal con que sazona sus alimentos, ora sobre las herramientas o útiles de que hace uso para ganar su sustento. Dar semejantes leyes es cometer un asesinato moral i social, indirec to a la verdad, pero no menos real i positivo. Directa o indirecta, voluntaria o involuntaria, una lejislacion de esta clase, bien que su influencia no sea tan funesta como la que ejercen las leyes inmorales, es lamentable i peligrosa.”

Apliquemos esta teoria a nuestro pueblo i la veremos completamente verificada, porque la esperiencia realiza siempre los pronósticos de la filosofia, cuando

(1) MATTER, De la influencia de las costumbres sobre las leyes, etc, part. 3, cap. VI.

ésta raciocina examinando los hechos pasados con la luz de la razon. Empero ¿quién mejor puede darnos a conocer la influencia de aquellas leyes i preocupaciones que un testigo presencial, un chileno que a su veracidad i sabiduria juntaba la circunstancia inapreciable de conocer bien a fondo el estado de nuestra sociedad, a fines del siglo pasado, época que he señalado como la mas a propósito para mis investigaciones, por hallarse en ella desenvueltos ya en toda su deformidad los resultados característicos del sistema colonial? El testimonio que invoco, en calidad de irrecusable para nosotros, es el del filántropo Salas, quien en una representacion a la corte de España de 1796 describe con vivo colorido el miserable estado de nuestra industria i la consiguiente degradacion de nuestro pueblo.

Segun él, era portentoso que entre los habitantes de los feraces campos de Chile, cuyo moderado trabajo alimentaba a otras naciones, hubiese muchos cercados de necesidades, pocos sin ellas i raros en la abundancia; i sobre todo que fuese comun ver en los mismos lugares que acababan de producir pingües cosechas, estendidos, para pedir de limosna el pan, los mismos brazos que las recojierou. En las plazas, calles i caminos públicos se veia ordinariamente a los desgraciados proletarios ofrecer sus servicios i malbaratarlos en cambio de especies inútiles, porque no hallaban quien les suministrara trabajo para adquirir su sustento. La agricultura i las minas no eran suficientes para entretener la numerosa clase jornalera, pues que las tierras no se cultivaban sino en proporcion de los consumos, so pena de tocar en la

decadencia o carestia, i las minas no se laboreaban en todo tiempo, bastando por consiguiente para el beneficio de unas i otras la asistencia de los inquilinos i mitayos o, cuando mas, la de un pequeñísimo número de braceros libres. De aquí la ociosidad forzada i con ella todos los vicios que son su consecuencia i a que el pobre se entregaba con ardor para sobrellevar su desesperante miseria. Iguales desgracias se hacian sentir entre aquellos colonos que a pretesto de su nobleza desdeñaban los trabajos manuales i que por su indijencia no tenian medios de entregarse a otro jénero de industria: de este modo la sociedad se consumia por la inercia i se degradaba por los vicios, siendo poseedora de un territorio sobre el cual derramó la naturaleza sus preciosos dones con prodigalidad.

El comercio no presentaba mejores arbitrios de ocupacion i lucro a los colonos: reducido el jiro de sus especulaciones "al arte de comprar barato i vender caro," la concurrencia de especuladores hacia vacilar este fundamento erróneo i producia estorbos i desastres que arredraban. El monopolio que la metrópoli se habia reservado orijinaba necesariamente demoras e incertidumbres que embarazaban este jénero de industria: a ninguno le era permitido comprar otros efectos que los que de vez en cuando arribaban a nuestras costas en alguna embarcacion de las privilejiadas, i era de todo punto imposible esportar las producciones de nuestro suelo, a no ser que se vendiera a los que tenian el derecho de comprarlas i trasportarlas al Perú, aprovechándose siempre de las necesidades de los productores para tiranizarlos e imponerles

las condiciones onerosas que su interes les sujeria. (1) Los impuestos, por otra parte, i los defectuosos medios de comunicacion se unian a las infinitas trabas que nacian de este órden de cosas i anulaban los bie

(1) El valor de todos los frutos nacionales que se esportaban por los monopolistas era el siguiente:

Al Perú. .

609,400 ps.

A Buenos-Aires i provincias del Este.. 250,000

Total

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859,400 ps. (*)

(*) Aunque el autor no especifica la época a que se refiere este balance, no nos parece del todo exacto, al menos respecto de la esportacion a las provincias trasandinas.

Segun los datos estadísticos publicados en el Mercurio peruano a fines del último siglo, la esportacion trasandina de Chile ascendia a cerca de un millon de pesos, de los que 300,000 eran enviados en metálico para la compra de la yerba-mate, estando a lo que asevera el conde del Maule, don Nicolas de la Cruz, en su traduccion de la historia de Molina.

Segun los mismos estados publicados en el Mercurio peruano, el comercio de Chile en 1793, cuando habia vuelto a restablecerse el monopolio, se descomponia en las siguientes cifras:

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El total del comercio de Chile con el Perú ascendia pues el año de 1793, a 1.057,311 pesos 4 reales.

El principal artículo de esportacion era el trigo, pues de Valparai

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